De la manera que gusta estar, arropado por el mar, así anduvo el Concurso Literario Portus Patris 2016, recientemente celebrado y que tuvo como ganadores a Ketty Blanco Zaldívar (Guáimaro, Camagüey) con «El vuelo del globo rojo» en poesía y a Geonel Rama Alemán (Manatí, Las Tunas), creador del cuento «Lucy perdida en alguna parte».
Organizada por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en La Tunas y con sede en el municipio de Puerto Padre, la cita entregó sus primeras menciones a Yainier Salazar («Los números», Granma) en narrativa, y Evelyn Queipo Balbuena, (Camagüey) gracias a sus versos «Maldita geografía».
La obra de Geonel trascendió por el juego destacado con la intertextualidad, como componente dramático influyente en la eficacia del texto, y por la construcción atractiva de un discurso fresco y provocador. Mientras, a Ketty le elogiaron el hábil manejo de los recursos líricos, la acertada marca lingüística y el deseo de colocar referencias culturales en un espacio irrefrenablemente poco cultural.
Además recibieron menciones los narradores Gretel Quintero Angulo («Dinora y Diana», La Habana), Evelyn Queipo Balbuena («Confluencias», Camagüey) y los poetas Elizabeth Reinosa Aleaga («De sensitiva y de cactus», Holguín), Ernesto Andrés de la Fe Fonseca («Vibraciones», Santiago de Cuba) y Raúl Leyva Pupo («Agujeros de gusanos», Las Tunas).
La lid se despidió orgullosa de la calidad de las propuestas concursantes, el poder de convocatoria que trajo hasta la Villa Azul escritores de ocho provincias, y la riqueza del programa, entre cuyos puntos de relevancia estuvieron el panel sobre literatura y contemporaneidad, el concierto del trovador cienfueguero Ariel Barreiro y el peculiar taller de discusión de las obras del certamen con la presencia de autores y jurado.
Dedicado a los 30 años de la AHS, los 90 de Fidel y los 55 de la Uneac, el Portus Patris sin dudas va en clara remontada, busca lograr una altura que tuvo antes, cuando se convirtió en verdadero referente, poco después de nacer en la década del 90 del pasado siglo.
LA VERDADERA HISTORIA
A Puerto Padre no hay quien le quite su belleza, su encanto. Precisamente eso fue lo que motivó a Yonnier Torres (Villa Clara) a participar el año pasado en el concurso tunero.
Quería conocer a la Ciudad de los Molinos. Y de tanto desearlo, la oportunidad vino cuando resultó finalista. La urbe le quiso obsequiar algo más, y el joven no se despidió sin llevarse el premio en poesía.
Merecer ese lauro le otorgaba derecho a una guirnalda adicional, regresar el calendario siguiente. Y volvió este 2016, lo que ahora de jurado en cuento, y la justa pudo contar con sus opiniones.
«Mi nexo con la ciudad y el concurso ya tiene varios capítulos. Deseaba mucho venir aquí, me habían hablado de la villa, su gente, y bueno, se me dio. La calidad de las obras este año de manera general ha sido buena, encontramos historias muy bien contadas y escritas, se nota oficio y dominio a la hora de realizar ambas cosas.
»Eso sí, no considero que la muestra sea representativa de todo lo que se hace hoy en Cuba, porque son muy diversas las maneras de las que se escribe actualmente en la Isla».
Yonnier ha andado en los últimos tiempos en buena cosecha de laureles, su nombre comienza a crecer. Uno que ya tiene el suyo asistió también a la lid como jurado de poesía. Se trata del poeta y narrador Carlos Esquivel, quien décadas atrás fue uno de los que subió a lo alto del certamen, y según confiesa sintió entonces una alegría enorme, pues se midió con contendientes de buen palmarés. Ahora le tocó ser juez.
«Los trabajos mostraron una amplia diversidad de variantes y tendencias que sin dudas representan la avanzada de la poesía cubana contemporánea, un juego con las propias referencias culturales, el desdoblamiento del ente lírico, de la acción lírica; la búsqueda de reformar ese espíritu clásico del verso, y la necesidad irrefrenable de hacer de la poesía un acto comunicativo más activo en tiempos donde la comunicación cultural es tan compleja y restringida».
¿Y los triunfadores del 2016?
A Ketty Blanco Zaldivar el premio del Portus Patris la sorprendió en un recomenzar, luego de cierto tiempo alejada de las musas. A su regreso ha venido con fuerza, de hecho en la actualidad disfruta de los beneficios de haber ganado la Beca de novela Fronesis de la AHS.
«Los poemas que presenté son los más recientes, surgieron a partir de al menos 50 libros de poesía que leí, unos tras otro, de autores norteamericanos y franceses. Sentí la necesidad escribir versos».
Su vida literaria inició en su pueblo, de la mano del aún hoy mentor suyo, el destacado poeta Diusmel Machado. Luego fue al Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, después venció en varias justas y a eso le siguió un silencio que la llevó a explorar otras facetas personales. Pero las letras hablaron más fuerte y ahora mismo está escribiendo unos cuatros proyectos a la vez.
A sus 31 años tiene muchas cosas claras y otras se las sigue preguntando.
«Mi primera poesía era sintética, hermética y reflexiva; hacia el yo y el otro. La de estos momentos sigue siendo reflexiva, sigo indagando sobre quién soy, qué soy, pero ya no son cinco o seis versos como antes, me siento más abundante, comunico mejor, tengo deseos de decir».
La categoría de cuento ovacionó a Geonel Rama Alemán. Vive en el municipio de Manatí, Las Tunas, y también pertenece a los bendecidos por el Onelio.
Justo en el 2016 anduvo por ese hogar de crecimiento, y en los días del curso, una visita al Centro Cultural Submarino Amarilllo le inspiró para su relato vencedor.
Solo tiene 24 años, la idea de iniciarse en la literatura apareció en la universidad, es ingeniero informático y trabaja en la Oficina de Estadística de su localidad.
La poesía también le revoletea, pero la narrativa gana casi siempre la partida. «Considero que estoy empezando, eso sí, desde que inicié siempre me ha gustado tener algo que decir y mostrar. El Portus Patris fue un buen espacio para compartir esas intenciones».
Entre historias como estas transcurrió el Concurso, que ya se prepara para vivir nuevas experiencias en la edición venidera, cuando muchos vuelvan a decir: «Al Portus Patris me voy», cual versión moderna de la sentida canción (A Puerto Padre) de Emiliano Salvador y que inmortalizara Pablo Milanés.
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