Pepe Martí en las rodillas de Nersys Felipe

Ya no viven en la calle de Paula donde nació el primogénito, sino en Industria #32. Es una casa humilde por la que pagan poco, porque poco gana el padre. Corren tiempos difíciles para la familia Martí Pérez, pero nada rompe la armonía de esta pareja de emigrantes españoles que lucha por sacar adelante a su joven pero ya numerosa estirpe formada por Pepe, la Chata, Anita y Carmen, a las que luego se unirá María del Pilar.

Sin reparar en sacrificios Mariano, que renunció a su puesto de subteniente en el Ejército español, tal vez por no ser partícipe de atropellos e injusticias, ahora es celador del barrio de Santa Clara y hace guardia de noche, por eso duerme en las mañanas, para que no tengan que mudarse más. Cuando el descansa hay que andar de puntillas porque mamá le cuida el sueño como un ángel guardián que lava, prepara el almuerzo o limpia la casa dando besos y regaños a quien se los gane.

41355-fotografia-gEste acogedor ambiente describe Nersys Felipe, Premio Nacional de Literatura, en su noveleta: Pepe y la Chata publicada por la editorial Gente Nueva en el año 2013. Como buena amiga de la casa, la autora de Román Elé nos lleva consigo en esas deliciosas visitas que resultan los veintiún breves capítulos donde todos parecieran contarnos del viaje a Valencia, de las gracias de las chiquitas y de cuánto ha aprendido Pepe que en enero próximo cumplirá siete años ¡Todo un hombrecito! Con preciosismo minimalista recrea La Habana de 1859 sin vistas panorámicas de la Villa de San Cristóbal sino desde el corazón de una familia que avanza sin sospechar cuánta luz dará a la Patria, ni la cuota de dolor que han de pagar por ello. Ejercicio más que necesario el adentrarnos en la infancia de nuestros héroes y mártires, que casi siempre es obviada por historiadores y biógrafos. Vacío que ha venido a llenar en los últimos años una lograda ficción histórica, exponente de lo mejor de nuestro cine y literatura; sin engolamientos ni caricaturas que distorsionen. Poniendo a nuestros próceres en plano terrenal para hacerlos cotidianos y tangibles al imaginario popular y sobre todo al infantil.

Uno de los mayores logros de Pepe y la Chata radica precisamente en mostrarnos a un niño como otro, cariñoso, despierto y sensible que corre tras un gato, juega con sus hermanas, discute e incluso es castigado por escribir palabras feas, sin trascendentalismos o el compromiso de legar frases y hazañas a la posteridad. Ya marcará para siempre el destino de una nación, pero por ahora su más difícil tarea es decirle al recio padre cuánto lo quiere, tal vez darle un beso, pero hoy no se atreve, quizás mañana.

En sólo sesenta páginas se narran, en escenas breves y abiertas como la vida, sucesos cardinales en la formación de la personalidad y la obra de nuestro Apóstol: su innato reflejo en defensa de los pobres, el afloramiento del sentir antiesclavista; la niña picada por la abeja, el deslumbramiento ante el canario ojinegro y el primer amor.

A través de los quehaceres domésticos, la melancolía y las travesuras de los niños logra una atmósfera convincente, ambientada desde lo sensorial, desde el vocerío de los pregoneros chinos y negros, desde el incienso perfumado y las torrejas o desde juegos y rondas infantiles tan similares a las de nuestros días como los niños de ayer.

Al igual que en el filme de Fernando Pérez: El ojo del canario, en este cuaderno se reivindica la figura de esos padres que tras haber sido el crisol de tan inmensa figura, la historia relegara al olvido. Nersys les da vida y, como puntales que son, protagonizan, cómo debió ser, los mayores desvelos y sufrimientos. Severo y silencioso el valenciano; hacendosa y nostálgica la canaria, van calando hondo en nuestros corazones hasta hacerse un lugar allá, convirtiendo en un retrato de familia, la imagen solitaria de su primogénito. Éstas páginas, más que un paseo por la historia, una visita cordial o la búsqueda de nuevas aristas para abordar una figura de la que tanto se ha escrito, Pepe y la Chata deviene hermoso canto a la unidad familiar, ese lazo invisible tan necesario en nuestros días ¡Dichosa Nersys, que suma a sus lauros el de haber acunado en sus rodillas a Pepe Martí!

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  • Héctor Luís está muy feliz por la publicación de su reseña y pide que de ser posible se aseguren que la homenajeada Nersys Felipe lo vea. Gracias

  • Lo más Leído

    Lo lamentamos. No hay nada que mostrar aún.

    Suscripción

    Para recibir nuestro boletín ingrese su dirección de correo electrónico