Otra vez la muerte de José Soler Puig pasa casi en silencio. Pocos medios de prensa, para no decir ninguno, mencionaron este dÃa su muerte. Ahora, veinte años después, tal vez el error sea otro. Hay fuentes digitales (Ecured, Wikipedia) que dicen que Soler murió el 2 de agosto, incluso uno de ellos afirma que murió en La Habana, pero José Soler Puig murió un 30 de agosto de 1996, en Santiago de Cuba.
En el periódico nacional Granma del 31 de agosto de 1996, Luis SuardÃaz (periodista) publica la nota «Falleció José Soler Puig», y en la primera lÃnea afirma:
«José Soler Puig falleció ayer, a causa de un enfisema pulmonar, en Santiago de Cuba.»
Otras fuentes bien cercanas que quiero citar son las que se encuentran en el libro Los caminos y la palabra de José Soler Puig, Editorial Oriente- Ediciones Santiago, 2002; de Alejandro Cabal Soler (nieto de Soler Puig) y Edel Torres. En las páginas finales del libro se cuenta que el 22 de agosto de 1996, el escritor, muy afectado por una bronquitis aguda, ingresa en la sala no. 4 del Cardiocentro de la ciudad heroÃna. Ocho dÃas después, el treinta de agosto, a las nueve de la mañana, Soler morÃa tranquilamente.
La muerte en Soler Puig
La muerte es una de las motivaciones presentes en la vida y la obra de Soler Puig. Por solo poner un ejemplo, la novela Bertillón 166 la escribió para denunciar los crÃmenes que ocurrÃan en la dictadura batistiana. Según le explicara a José Antonio Portuondo, Bertillón 166 significaba homicidio por arma de fuego.
También se conoce por revelaciones del propio novelista que estuvo en el Escambray buscando información sobre el asesinato de Conrado BenÃtez, y de esa investigación escribió la novela, «El maestro», que finalmente destruyó.
Varias fueron las muertes tempranas en su familia: su hijo Rafael Soler, también cuentista, y Nené, otro de sus familiares más allegados.
En diversas entrevistas que concediera Soler, también se reitera el tema. Sobre todo casi al final de sus dÃas. Soler no le teme a la muerte. En una ocasión declara que la muerte no es un castigo. Responde que la muerte es el fin del castigo que es la vida, según dice un personaje negativo de uno de sus libros.
También responde Soler: He vivido mi vida plenamente, sin arrepentirme de nada. Puedo morir tranquilo. Y en otras declaraciones añade que no le interesan los epitafios, para después de muerto no le interesa nada, ni siquiera ser recordado.
Enmendar el error de la fecha de muerte de Soler Puig
En 2016 se celebra el centenario del natalicio de José Soler Puig. Son muchos los medios de prensa que replican una y otra vez los datos de su vida y obra. Se corta y se pega.
Pero lo cierto es que este 30 de agosto Soler Puig cumplió, en silencio, los primeros veinte años de su muerte. Ojalá se enmienden todos esos errores, para que no se replique más equÃvocamente la fecha de deceso del autor de Bertillón 166, El pan dormido, y Un mundo de cosas.
Y que sea recordado, y que siga viviendo plenamente, sin miedo a la muerte.
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