Nacer muerto es una condición posible y displicente desde el punto de vista físico, pero cuando se trata de resolver interrogantes del alma y desde ella, nacer muerto se convierte en una verdad, una forma de existencia.
Nacido Muerto es el título del libro del joven poeta y narrador avileño Heriberto Machado Galiana, con el que mereció en el 2015 el Premio Calendario de Poesía de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Con ochenta y nueve páginas el lector podrá ser testigo del testimonio de un hombre en su lucha por el desamparo que para muchos significa vivir. La Casa Editora Abril -en conjunto con la AHS- apuestan por esta poesía que en palabras de Roberto Manzano (poeta y jurado de esta edición del concurso): no aspira a ser novedosa: no le queda más remedio que ser intensa.
El libro está bien estructurado, se divide en cuatro partes: «Nacido muerto», «Palabra por decir», «Soledad (es)» y «Fin del mundo». La primera parte posee el mismo título del poemario en general y es el preludio o la carta de presentación de toda la historia que se idealiza. Resulta la premisa, la introducción al sentimiento que se describe. Comienza con el exergo de José Hierro, Días de ayer, ¡Dios os perdone lo que habéis hecho de nosotros!, y un primer poema con el título «Inicio de todo lo que termina» y es la manera de definir sus inicios, de acercarse a lo que forjó el preámbulo de su existencia.
Crecí solo, sin más dolor que todo el dolor de lo perdido, /días de carencias, /de retruécanos y falsedades. / Crecí sin más cielo/ que el que muere en el límite del horizonte./ Sin más Dios que las blasfemias de mi madre.
Once poemas moldean la falta de esperanza, la preocupación por el camino a seguir dentro de las carencias del espíritu: «Quiero escribir mi muerte», «Sobrevida», «Inmortalidad», «Nacido Muerto», «El justo momento», «Marina Tsvietáieva», «Acantilado», «¿Cuál es la suerte de amar?», «Después de ver Katyn de Andrzej Wajda» y «Las horas muertas». Entre estos se destaca la composición poética «Nacido Muerto», que se presenta a partir de la inscripción del Héroe Nacional José Martí: Grato es morir: horrible vivir muerto; en palabras de Machado Galiana, es la esencia del libro. El poema comienza con esta estrofa de gran carga significativa:
Oh vengan madres de la muerte, esperen/ y beban de mis manos el buen vino/ de la desdicha acritud del destino;/ cuán rápido se olvidan los que mueren.[…] / Mejor no renacer si mi cansado/ cuerpo desde antes yace amordazado…
«Palabra por decir», segunda parte de la obra es una suerte de compendios de memorias sobre las ideas que no se dijeron, aquellas que están por decir y las que en algún momento fueron dichas pero no bastaron para impedir determinados acontecimientos de la realidad:
No hay palabra que detenga /el salto del suicidia,/ el silencio del nostálgico. /No hay palabra para la desdicha de decir, /Para el afán de los poetas, /que es su propia muerte.
En esta área de 16 poemas, destaca el soneto «Vasili Grossman» (escritor ucraniano-judío), una composición que resalta dentro de toda la combinación de verso libre: Yo vi de la moneda, sus dos caras, /el sublime dolor, la infausta dicha; /espanto y tentación en la desdicha /de festejar por las victorias caras.
«Infinito» es la muestra de todos los soplos perpetuos de la vida. Es un canto a la inmortalidad, a lo que se mantiene estable a través del tiempo y que no podemos explicar. Se divide en ocho poemas con estucturas diferentes; el número seis es el ejemplo de la magia y la fuerza en el uso de un solo vocablo para mostrar sentimientos: oscuridad. El ocho es la definición contraria del infinito: Eres el vientre de la noche ávara. /Eres la luz que se apagó de pronto, /el pozo que nunca ha dado agua, /el niño que no creció /porque la muerte se interpuso… «Pensamiento & Tarde» posee una belleza en las imágenes, dignas de releer. Simboliza el canto a la niñez y a los rastros de la misma que perduran durante toda la vida:Este niño aún está vivo en mí, /y se afana en atrapar cosas /que a su vez atrapan cosas, /porque en un sonajero cabe todo el dolor, /en los labios de una muchacha cabe todo el deseo.
«Cortinas de humo» es parte del conjunto de poemas lánguidos de Nacido Muerto. Trata de dar la idea de una vida segada, muerta: Las mujeres que fuman /son como pequeños cuadros borrosos /como esas estancias /donde la muerte se tumba. De manera general, esta segunda sección es una suerte de estrofas filosóficas sobre la incertidumbre de decir y saber que a pesar de todo lo que se diga siempre quedará algo que tendra más valor que todo lo dicho.
La tercera parte, «Soledad(es)», trasmite la idea de la vida como monotonía. Un exergo de Antonio Machado abre la muestra de todos los desamparos posibles en la esencia cotidiana: Un día es como otro día; hoy es lo mismo que ayer. Todas las loas se nombran Soledades. El primero acentúa el sentimiento, Quédate en mí, soy pobre y soy poeta. /Soy sabio como la piedra obstruida en sí misma. /Soy como las distancias que nada separan. /Soy inmortal como los locos, /falso como los cuerdos/ y triste como todas las cosas.
«Fin del mundo», como su nombre lo indica, es la conclusión de toda la historia que se teje. Resume el tema de los finales, la espera, y retorna a la idea de la muerte, la descomposicion del cuerpo, el autolaceramiento. Lo organizan poemas como «Reclamo», «Monólogo del autor», «Cuerpo a la deriva», «Yo que busco en la noche», «Mutaciones de la espera», «Muerte», «Llevar algo conmigo», «Hablando de otras noches mal soñadas», «Trasiegos», «Huir», «retroceder», «Serenidad de los peces» y «Fin del mundo».
Matizan en el libro composiciones dedicadas a escritores y filmes soviéticos como Marina Tsvietáieva, Vasili Grossman (antes mencionado), Alexandr Blok, «Después de ver Katyn de Andrzej Wajda»; refuerzan la lógica del texto a pesar de que resultan regiones distintas a la secuencia de poemas. Son exaltaciones o llamados aparentes a estas figuras, desde una perspectiva sentimental, pero con un gran peso político por el sufrimiento.
Nacido Muerto es un viaje de la vida a la muerte o viceversa. Describe todas las sendas tangibles e intangibles del ser humano; los demonios, las carencias, las soledades propias de la compañía o las verdaderas soledades, las pasiones, el mundo y sus descensos, angustias; en fin es un poemario triste, pero con pequeños ápices de esperanza, sin dudas, digno de leer.
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Un libro maravilloso. Espero que la reseña sirva para que lean Nacido Muerto…
una mirada honda a la poetica de heriberto machado, Yessica Arteaga ha logrado la empatia, ponerse en la piel del autor y establece esta conexion con sus versos. Esta es una resena que cautiva e incita a la lectura.
gracias Yessica por este trabajo, se agradece esta perspectiva tuya,
Milho