Los jueves en la tarde tiene el Salón de Mayo, del Pabellón Cuba, un aura especial. Cada vez que Magda Resik asciende por las escaleras de N y la vemos entrar cerca de las cuatro de la tarde, es señal de que tendremos otra vez un Encuentro con…, una cita con alguien de la cultura nacional, capaz de inspirar, de conmover, de revelarnos secretos hasta que Cronos lo permita.
La pasada semana estuvo Corina Mestre, actriz y pedagoga, maestra de muchos de los actores que hoy nos conmueven en la televisión, la radio, o el cine. La conversación fluyó desde el principio, como suele ocurrir cada semana de este verano, pero la primera revelación dejó a todos aparcados en la reflexión en torno a la serie de carreras universitarias y disciplinas, por las que la actriz había transitado antes de llegar al teatro.
Con solo 14 años comenzó en el MININT, luego estudió Matemáticas y después Sociología. Compartió cómo cada una de estas experiencias le había aportado un elemento importante para luego en su carrera como actriz poder tener el rigor que reclama a sus alumnos, la lógica necesaria para construir la caracterización de los personajes, además de los estudios imprescindibles, una vez que se ubica la trama, para la relación sociedad-individuo.
En el ISA comenzó en 1976, justo con las primeras graduaciones, allí tuvo muchos maestros y pudiéramos decir que tuvo a mano otra de las estrategias que considera importantes para un actor: dialogar con el resto de los artistas, cualesquiera que sean sus pautas, así como ver mucho cine y leer.
Sus primeras incursiones en el teatro fueron con el instructor Humberto Rodríguez. De aquí se desprende una de las anécdotas más interesantes narradas a la audiencia aquella tarde. Sería su primera salida a escena, en el Mella, la sede de Teatro Estudio, el grupo que ella admiraba. Muy poco tiempo había tenido para montar el personaje de la obra. Cuando la puesta culminó, en el camerino, Raquel Revuelta va a su encuentro y le dice: «Tú vas a ser actriz». Allí podríamos decir, ocurrió el bautizo de la estrella que es hoy.
Corina Mestre es conocida en el mundo de los actores y estudiantes por su rectitud y exigencia. En la tarde del jueves, tras Magda preguntarle, ¿Qué no haría con la actuación? Ella respondió: La superficialidad. Se refirió a la televisión como uno de los medios de enseñanza principales, por lo tanto, sus productos no deben estar en la parrilla festinadamente, y mucho menos si depende de nosotros. El actor debe hacer cosas que aporten valores, un artista comprometido. Un actor debe estremecerse con todo lo que ocurre a su alrededor, mencionó.
La radio es otro de los medios que tiene de la actriz una parte importante. Comenzó en él en 1984 trabajando con los poetas latinoamericanos. De tal modo todavía colabora con ella y considera que la Radio es otro potente medio para otorgar enseñanza, para dar esperanza de una vida diferente. Dijo, para los actores es fundamental pasar por ella, además del teatro.
Corina Mestre es una mujer incansable que se va a los lugares más inhóspitos a hacer teatro. De ahí que las enseñanzas que ella propone hayan tenido en sí una experiencia primera. Porque, “las personas son una, antes y después de vivir la experiencia del arte. Hay un teatro abandonado muy grande por los profesionales en esos sitios, y hay que llevárselo”.
La cita concluyó con la declamación de la Canción del bongó, de Nicolás Guillén. Corina complacía a una anciana que la había visto en la Casa del Alba Cultural y recordaba aquella poesía que le había pedido. Al terminar quedamos atónitos, complacidos y convencidos de muchas de las verdades cantadas por esta mujer, sobre la que bien cae el símil de Madre Coraje.
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