¿Quien escapó al embrujo del verso hecho canción? ¿Cuál guantanamero reunido en las inmediaciones de la Casa del Joven Creador, de esta ciudad oriental, no tarareó un par de canciones de las que se interpretaron durante el concierto Te doy una canción, la primera noche? ¿Quién no se sobrecogió al observar las imágenes de Sara, Pablo, Noel Nicola, o el propio Silvio?
No podía ser de otra manera, el concierto inicial de la cuadragésima edición de la Jornada de la Canción Política, en Guantánamo, regaló al pueblo y a los invitados una cantata, que más que homenajear a los fundadores del Movimiento de la Nueva Trova, era una deuda; una alianza guitarra-canción. No hubo tiempo para las dudas, algunos más, otros menos, la novel generación de juglares y cantautores cubanos siempre vuelve a la fuente. El pacto de hacer perdurar el legado de los antecesores, ya está sellado.
Y así lo demostraron representantes del patio como los muchachos de Barra Abierta y Audys Vargas, en temas antológicos como Identidad y Comienzo y final de una verde mañana. Asimismo, el carismático Tony Ávila, y el propio Augusto Blanca –cuatro décadas después de que fuera convidado a participar en la cita de agosto que nacía allá por 1976.
Otros, hicieron suyas La era está pariendo un corazón, Amor mío, Si no fuera por ti, Es más te perdono, Pequeña serenata diurna… y tantos, y tantos otros temas.
Para ofrecernos una canción aquí se reunieron consagrados y jóvenes. La singularidad de la convocatoria llegó esta vez «a lo femenino». Las presentaciones de dos grandes como Marta Campos y Heidi Igualada, junto a la cálida y armoniosa Annie Garcés, estremecieron la sede de la Asociación Hermanos Saíz en recitales que igualmente acogieron —ya no por primera vez— la fuerza interpretativa de la tunera Iraida Williams, y a nuestra tremendísima Annalie López.
Acordes, íntimos sentimientos, serenas melodías, temas que dejan un sabor picaresco o de crítica social; bienvenida sea la música a este evento que con la tenacidad y empuje que lo caracterizan, ha logrado situar a esta parte de la Isla, como uno de los mayores focos valedores del movimiento trovadoresco y la canción contemporánea, y que en los últimos tiempos se ha favorecido en el Alto Oriente, por un novel colectivo agrupado en la Casa del Joven Creador, bajo el nombre de «Guasotroveros».
Y qué decir de la histórica peregrinación vísperas del 4 de agosto. Cientos de habitantes de la urbe e invitados a la Jornada de la Canción Política, peregrinaron hasta llegar al histórico lugar que guarda la memoria de Fabio Rosell, Gustavo Fraga, Enrique Rodríguez, Jesús Martín y Abelardo Cuza.
Allí recibieron la admiración del pueblo y la propia Asociación, Víctor Casaus y María Santucho, cabezas del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, institución imprescindible para contar la historia de la trova cubana.
Al pie del obelisco a los héroes, Tony Ávila sedujo al público asistente a la velada con sugerentes letras que hablaban de hacer de hacer el amor y no la guerra, en tiempos como los que se viven.
La fortaleza de la obra trovadoresca se ratifica nuevamente en este capítulo del evento de la Canción Política, el más antiguo de los de arte joven en Cuba, organizado por la filial guantanamera de la Asociación Hermanos Saiz.
La trova más larga despide este jueves en la ciudad más oriental una cita que reunió a media centena de juglares, artistas, poetas e intelectuales de todo el archipiélago nacional, para celebrar cuarenta años de arte comprometido.
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