A la luz de cuarenta años y cuando la Jornada de trova en Guantánamo desempolva su condición política atrayendo el arte más emergente y vanguardista de los jóvenes cubanos hasta instituciones, colectivos obreros, consejos populares y comunidades más apartadas, el reconocido cantautor Tony Ávila, participante en este encuentro del primero al cuatro de agosto en la ciudad del Guaso, declara para este portal digital su condición de cantor político.
Con el desenfado y sinceridad que le asoman, unidos a los conocimientos que identifican su Licenciatura en Filosofía y Marxismo el autor de Timbiriche, Mi casa.cu y otros temas de profunda imputación a equívocos y necesidades de la sociedad cubana hoy explicó que es para él una «canción política»:
«Entiendo que la vida es política, la vida en esencia es política: toda actitud, manera de existir, de conducirse en la vida, de estar, de coexistir, de estar de acuerdo o en desacuerdo, sin querer o queriendo, asumes siempre una posición política, a mi entender la postura apolítica no existe, no hay forma de estar al margen de una u otra posición porque es como los términos medios, no creo que haya espacio para que los términos medios participen de la política ya que a mi juicio no existe o tu eres blanco o eres negro, los matices pueden estar y creo que en todo hay matices pero en cuanto al pensamiento y a la postura política que asume uno como individuo, ser humano, ser social…, creo que pasa por ahí, básicamente por ahí, hacia donde mira uno y como mira uno la sociedad en que vivimos.
»La trova es esencialmente una canción de compromiso, el trovador es un ente cultural comprometido, es un mensajero, un emisario, una suerte de comunicador, de decidor, una suerte de vocero, un ente que expresa y se expresa a la vez, es como una esponja que recoge el pensamiento social y lo convierte en pensamiento común o lo lee como pensamiento colectivo, lo traduce en lo que hace como canción y lo lanza… y la gente puede hacer muchas lecturas de lo que uno expresa en una canción, ninguna canción es absolutamente completa como para decir todo lo que se tiene que decir pero para eso está la síntesis y la capacidad de decir lo que a veces mucha gente quiere decir y no halla cómo decirlo y encuentra entonces en una canción eso que quiso decir y no dijo o sencillamente lo que quiere escuchar y no escucha; entonces, viene un trovador y te canta una canción que además comprendes, si la comprendes mejor todavía. Los trovadores hemos sido históricamente muy incomprendidos pero inevitablemente la banda sonora de la Revolución siempre ha sido la trova, en los acontecimientos, los cambios, los tropiezos, los aciertos, siempre ha sido la trova.»
El término político de las jornadas de cada agosto en Guantánamo es profundamente debatido hoy en muchos análisis culturales que se cuestionan acerca de que si es ese realmente el apellido de un encuentro para promocionar a quienes se inician en la canción de autor en Cuba, ¿qué cree Tony Ávila al respecto?
Llamarle canción política puede ser también relativo, no creo que sea tampoco un término —que más que todo es un apellido— que tiene determinado tipo de canción, en este caso en Guantánamo, donde nace la canción política, yo creo que Cuba y la trova siguen mereciendo que exista un evento que se llame Canción Política; como la vea la gente, como la gente la construya, como los trovadores la edifiquemos, como la cantemos, con qué estética la defendamos, pero un evento como este hace falta para una canción que no puede dejar de estar alerta, que no puede dejarse adormecer por tendencias, por modas, modismos, que no puede conformarse, que es una canción totalmente inconforme, que cuestiona, que debe convidar a la reflexión, es una canción que nace del pensamiento y debe hacer pensar y no puede descansar.
Los estudiosos te posicionan en la guaracha. ¿Tony Ávila es un guarachero o un trovador?
Soy ambas cosas, lo que pasa es que la guaracha es un género, la trova no lo es, la trova es un movimiento que es mucho más amplio que la guaracha; por tanto, si un trovador quiere decir desde la guaracha, desde el guaguancó, el reggae, desde el pop, el bolero o el son, cabe, porque el trovador es una mezcla de todas esas cosas y esa postura «cariacontecida» —como dice un amigo mío— del trovador sentado en una silla con el ceño fruncido, la cara como rígida y una expresión aparentemente trascendental, de un tipo que está diciendo cosas descomunales…, esa postura, que en un momento valió la pena, creo que hoy ya se ha removido, esa estética de cómo se presenta un trovador ante el público, cómo se ve o cómo la gente lo mira, hoy por hoy hay trovadores que en fin se ponen de pie, cantan de rodillas, cantan con guitarra eléctrica, hay bandas, hay toda una movida que te hace ver que la trova no es solamente eso que fue su embrión, no es solamente eso, nace de ahí la trova: el trovador sigue siendo un hombre con guitarra en mano, que camina, que mira y que hace canciones; pero a la manera en que los trovadores hoy ejercen la trova va con su tiempo. Entonces, yo soy una mezcla de todo eso y lo más difundido de lo que hago, y no digo lamentablemente porque no lamento eso, lo que sí creo es que ese encasillarme es lo que más está pesando o desfavoreciendo la otra parte de mi obra que es la canción que siempre hago.
El cantautor cubano Tony Ávila protagonizó en Guantánamo junto a Eduardo Sosa y Augusto Blanca el concierto en el Obelisco a los mártires guantanameros, vísperas de la conmemoración de los sucesos del 4 de agosto de 1957, cuando cinco jóvenes de esta urbe perdieron la vida en la explosión accidental de una fábrica clandestina de bombas en contra de la tiranía republicana.
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