Los jóvenes en la creación musical. Yusmani Gaínza

Nacido en los comienzos de la década de los 80 del pasado siglo en la provincia de Guantánamo, mi invitado de esta noche, es quizás uno de los más jóvenes directores de bandas de conciertos de nuestro país.

Egresado como alumno integral y mejor director de la Escuela de Bandas de Conciertos, en la especialidad de clarinete, se desempeña como director de la banda de Caimanera desde el año 2007; contribuye también en la formación de nuevos músicos cubanos y además se desempeña como jefe de la sección de música de la filial guantanamera de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). La bienvenida a Paréntesis a Yusmani Gaínza Sánchez.

¿Cuándo te acercas por vez primera la música?

Escuchando a mi madre cantar… siempre tuve la inclinación de que lo que quería hacer era música, quería cantar, pero dentro de mi familia no hay nadie con esa vocación. Además soy del campo, no tenía la visión de nadie que tocara algún instrumento, no tenía las referencias. Pero sabía que quería ser músico y siempre que me preguntaban decía que quería ser músico aunque no supiera qué era.

¿Y cuándo asumes seriamente la música… como profesión?

Terminando el pre, me entero por la televisión de que se estaban haciendo captaciones para la Escuela de Bandas de Conciertos y me aventuré solo, hice la prueba y por suerte aprobé en la especialidad de trompeta; luego, me cambié para clarinete, pues con el llamado del servicio militar vi todos los caminos truncados, ya cuando lo finalicé me incorporé a la Escuela que recién había abierto.

Eso fue en el año 2005… ¿cuánto recuerdas de ese proceso de aprendizaje y cuánto te aportó para el profesional que hoy eres?

Llegando a la Escuela de Bandas, ya había muchas personas que sabían tocar y yo no sabía absolutamente nada de música, nunca había visto un pentagrama, un instrumento… y yo quería saber porque todos tocaban y yo tranquilo con el instrumento, todavía los profesores no habían llegado y yo tenía un temor terrible de que no me saliera el sonido, como sucedió en efecto; los primeros días no me salía sonido del instrumento y pensaba que no iba a ser capaz de dominarlo, pero bastó un poco de empeño…

Y de talento…, generalmente la formación de un músico demora muchísimos años y después se integra a una agrupación; sin embargo, en tu caso te vas formando en el instrumento  y a la vez vas trabajando en la banda… ¿cuánto de esfuerzo personal demandó de ti esa dualidad?

Era salir de la escuela  y ponerse a estudiar, mi madre me decía que no podía, que me podría dar algo, pues terminaba de comer y tenía que estudiar; yo le explicaba que tenía que hacerlo porque al día siguiente tenía que tocar en la escuela y además tocar en la banda; dependía de mí graduarme con buenos resultados, quería hacerlo. Ella siempre me dio el apoyo que necesité, mi padrastro y la familia en general. Afortunadamente, me gradúe siendo el alumno integral, gracias además a los profesores que tuve y al empeño que puse.

Yusmani, ¿por qué escoges el clarinete para expresarte musicalmente, por qué ese instrumento y no otros?

Primero yo escogí la trompeta y cuando comencé a estudiar me di cuenta de que como me gustaba cantar, me iba a traer algún problema con los labios, las marcas…, fui a ver al maestro Conrado Monier—director de orquesta y profesor— y le dije que quería cambiar de especialidad, para flauta y me contestó que optara por el clarinete, me puso algunos videos y música, entonces me convencí que era el instrumento que estaba buscando por su musicalidad, dinamismo. Es un instrumento muy complejo, técnica y musicalmente, hay que tocarlo todos los días…

Tener una práctica constante…

Todos los instrumentos lo necesitan, pero el clarinete tiene un registro muy abarcador, necesita tiempo de estudio porque es como los violines; la banda de conciertos está conformada por instrumentos de viento nada más, entonces el clarinete hace el papel de los violines en la orquesta sinfónica. Para que las personas identifiquen la melodía que se toca hace falta, muy pocas veces otros instrumentos, pero en la mayoría de los casos, en la banda de conciertos, los arreglos son para él, es el que lleva las voces.

¿Y te fue difícil llegar a dominar ese instrumento?

Muy difícil, y creo que todavía me falta mucho por aprender

Tuviste la suerte que durante muchos años, tu tutor fuera el maestro Raidel Pacheco, cuéntame sobre esa experiencia, ¿cuánto te nutrió como profesional en esos años de formación?

Como persona y como profesional creo que lo aprendí todo de él, le debo casi mi carrera completa, porque me enseñó a amar la música de concierto, pues no tuve una persona que me dijera quién era Chopin, Beethoven, Mozart; en mi casa no había nada de esa música y él fue instruyéndome sobre esa base y tengo mucha nostalgia de ese tiempo, como maestro aún me llama, me pregunta si estoy estudiando, cómo va la banda de conciertos. Mira, te comento una anécdota: hubo un tiempo que me decía que quería irse a trabajara conmigo a la banda y yo le decía que no podía dirigirlo, pues sentía y siento que es mi maestro, el que me creó, le fui dando de largas hasta que vino a trabajar a La Habana y me dije: «me salvé».

No obstante, me imagino que hubiera sido un honor para ti…

Creo que sí, pero estaba muy nervioso, a la verdad…

En el año 2007 te desempeñas como el clarinete principal de la Banda de Conciertos de Niceto Pérez; sin embargo, pasas a la banda de Caimanera, cuéntame cómo se produce, llevabas las dos cosas… cuéntame de esa experiencia…

Me sentía muy bien con la banda de Niceto Pérez, pero como estoy más cerca del municipio Caimanera que el de Niceto Pérez  y la banda de caimanera se había quedado sin director hubo una estrategia. La directora de la Banda Provincial, Ayani Payán, vio condiciones en mí, me puso a prueba y cuando me vine a dar cuenta ya estaba dirigiendo…

Ahí quería llegar, hablabas de Ayani Payán y de tus compañeros, llegaste a la Banda de Conciertos de Caimanera e imagino que ellos vieron en ti más allá de un director, las cualidades y el talento, ¿cómo fue entonces dirigir la banda?

Ellos fueron los primeros que querían que yo dirigiera, me decían que era el indicado, pero a mí me gustaba tocar mi instrumento—que nunca lo he dejado de hacer—, incluso, tocaba con ellos de vez en vez, y Ayani me dijo: «eres la persona que tiene que dirigir porque no tengo quien pueda asumir esa responsabilidad; pero además con el conocimiento para hacerlo… ». Porque para dirigir una banda, hay que conocer la metodología y había que estudiar más y no tenía tiempo, entonces me ajusté: por las mañanas el clarinete y por las tardes iba para la escuela de arte a estudiar dirección de orquesta con Ayani.

¿Qué satisfacción te ha traído entonces, como músico y como persona, haber dirigido, casi por diez años la Banda de Conciertos de Caimanera?

Tengo la satisfacción de ver lo que uno ha creado, lo que uno ha hecho y como los compañeros y el público, además, agradecen la música que uno les lleva; porque como director hay que estudiar el público para saber qué le vas a mostrar, qué le gusta y cómo puedes entrar en sus hogares. En Caimanera la gente no había visto una banda de conciertos, porque no existía allí…

¿Cómo te acoge el público?

Pues muy bien, no puedo dejar de tocar nunca y eso me gusta, además, les he tocado lo que ellos quieren: Glenn Miller, bandas sonoras de películas…, creo que eso fue lo que nos diferenció, nos fuimos separando de las otras bandas en cuanto a repertorio.

No solo te has presentado en espacios públicos, sino que también has grabado bandas sonoras de documentales, de cortos de ficción en colaboración con el telecentro de Guantánamo… ¿cómo te ha ido con esa experiencia?

Nunca pensé realizar esas bandas sonoras, cuando se presentó una televisora francesa que iba a realizar un documental en Caimanera; Caimanera no es solo la Base Naval, creo que era algo así el título, y me propusieron hacer la banda sonora de ese documental, trataba de cómo viven las personas cerca de ese asentamiento militar, qué piensan de la Base Naval y nuestra Banda estuvo ahí. Fue una experiencia muy buena porque no tenía la formación sobre cómo hacer este tipo de trabajo.

Además de director de la banda de conciertos y ejecutante del clarinete vienes desarrollando una labor como docente; incluso, sé que alguno de tus estudiantes laboran contigo en la banda, háblame de ese trabajo… ¿se ha convertido en una necesidad o fue una situación coyuntural?

Es una necesidad de cada instrumentista no quedarse con el conocimiento que ha recibido, siempre hay alguien que se acerca y te dice que quisiera aprender un instrumento, por ello cree la Academia Antonia Luisa Cabal, donde mis músicos son los maestros de esa academia y que me ha permitido nutrir a la Banda con nuevos músicos.

De conjunto con los promotores culturales de tu localidad y también con las casas de cultura llevas un proyecto comunitario… ¿sobre qué versa?

Lo que ocurre es que yo canto también e imparto talleres de guitarra; por ello, desde la casa de cultura me propusieron realizar este proyecto y llevarlo por todas las comunidades de riesgo de nuestro municipio; incluso, se nos han incorporado otros aficionados de la música, que han aprendido a tocar otros instrumentos y hacemos con ellos como una especie de descarga, donde hacemos trova, música alternativa, así alentamos a otros jóvenes  y a los no tan jóvenes también porque hay peñas de son, de danzón…

Hablando del maestro Conrado Monier, aun cuando te mantienes al frente de la banda —que te lleva mucho tiempo—, impartes clases, estás en el proyecto comunitario… indiscutiblemente, eres un apasionado de la música, estudias con el maestro Conrado: armonía, música popular y orquestación, cuéntame de esta experiencia…

Es muy divertido estudiar con el maestro Conrado, aparte de que es una responsabilidad muy grande, él hace que las clases sean tan divertidas que uno no se aburre, quisieras seguir. Nos ha ido muy bien, porque nosotros, los directores de orquesta, necesitamos esas clases para hacer nuestros propios arreglos.

Desde el año 2013, coincidiendo con la celebración del Segundo Congreso de la AHS, te desempeñas como jefe de la sección de música de la filial guantanamera, ¿qué te ha aportado el trabajo en esa organización?

Lo mejor que a mí me ha pasado es ser miembro de la Asociación, me ha permitido integrarme socialmente en todas las artes; divulgar mi trabajo como artista. Pero es duro el trabajo en la Asociación, pues tenemos eventos de peso: la Jornada de la Canción Política; Leche Kortada, en Baracoa; la Jornada de Música de Concierto Opus; Campamento Subterráneo… que son espacios y eventos que demandan trabajo en colectivo, porque esa es la Asociación: trabajar todos y hacer que fluyan los eventos.

¿Dónde se te pueden ver habitualmente dirigiendo la Banda, en qué proyectos estás trabajando?

Ahora estoy preparando un concierto para hacerlo en el cine teatro de Caimanera, donde voy a pasar por varias épocas: clásicos, contemporáneos y bandas sonoras de películas, será para septiembre; y bueno las retretas habituales que son viernes y sábados en el parque del municipio.

Conductora: Maurín Delgado

 

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