La piel humana de los orishas

Puede ser la danza una partitura sobre la que erigirse una vez que se conozca la historia. Pero también puede ser un espacio en el que disfrutar las pericias de un buen ejecutante, o desde el que entender las narraciones de una añeja tradición. La entrevista a Yunier García Hernández, ganador del Premio Ramiro Guerra, se presenta para escuchar en la primera persona sus confesiones, las del bailarín que ha encarnado las deidades afrocubanas y por su acierto merece el reconocimiento.      

Los bailarines son artistas que se encuentran en constante evolución, debido a su práctica física y las condiciones que necesitan para su trabajo escénico. En el caso de la Danza Folklórica, ¿podrías esclarecernos cómo trabajan el apego a la técnica de este lenguaje particular?

Técnicamente trabajamos a diario a través de un entrenamiento riguroso que se compone de tres fases. Primero: la enseñanza de la danza contemporánea, de la moderna y su técnica, luego una clases de folklor donde se aprende, o se enseñan —en dependencia de la persona— los movimientos, la limpieza, la fuerza que deben tener; y finalmente, a través de un amplio ensayo, la teatralización de la danza folklórica como tal, ya sea en una historia o de los movimientos por separado. 

¿Existe alguna base o rutina sobre la que se posicionan las coreografías que luego serán interpretadas, como un alfabeto, o movimientos que se mantienen fijos y significan un statement en la partitura coreográfica, según tu experiencia como bailarín?

Generalmente, hay una base, como un ABC, aunque no siempre es así, también hay una serie de movimientos que evocan a diferentes orishas u otra manifestación folklórica que no sea necesariamente yoruba. Pero para la coreografía, específicamente, por lo general, se trabaja en historias y otras veces, ¿por qué no?, la expresión de los movimientos.  

En el trabajo de las coreografías que has bailado, ¿aluden siempre a historias, mitos afrocubanos, o hay también creaciones donde se luce el bailarín por el solo placer del movimiento, especie de estudios de la forma en la Danza Folklórica? ¿Cuál prefieres?

Existen ambas. Prefiero bailar la danza que se expresa a través de una historia, porque tengo las posibilidades de mostrarle al público una anécdota de esos mitos y leyendas que existieron y de, también, modelar el movimiento hasta adquirir cierto grado de maestría.

¿Cómo llegas al folklor? ¿Por qué no otro lenguaje de la danza?

Primero porque siempre me atrajo desde muy pequeño ver a las personalidades de aquel tiempo bailar en el Folklórico Nacional de Cuba, en las diferentes compañías que hoy se mantienen vigentes; además de que soy practicante. Pero sobre todo, me llamó la atención mantener esas tradiciones que nos legaron nuestros antepasados para que de cierta forma nosotros los jóvenes siguiéramos ese camino que trazaron los ancestros de la religión afrocubana.

¿Consideras el hecho de ser practicante de la religión yoruba definitorio para tu elección ante otro tipo de lenguaje como el contemporáneo, o el clásico, por ejemplo?

Si lo considero crucial, ha influido desde que soy pequeño; la práctica, eso me apega, me acerca más aún. Debido a mi cercanía con la religión eso fue lo que me catapultó hacia la danza folklórica.

¿Puede ser una persona que no sea practicante de la religión tan bueno como alguien dentro de la cultura afrocubana?

Perfectamente; porque gracias a los medios que tenemos de enseñanza en nuestro país, como las escuelas de arte o las casas de cultura, puede ser tan buen bailarín o mejor que un practicante.

¿Tienes algunos bailarines que te sirven como inspiración para seguir su trayectoria? ¿Quiénes son? ¿Dónde y por qué tuvieron su auge? ¿Por qué los admiras?

Es un ejemplo a seguir mi director Johannes García, de Danzas Tradicionales J.J.; Alfredo O´Farril, primer bailarín del conjunto Folklórico Nacional y Carlos Acosta, independientemente de que no sea bailarín de folklor, pero por lo que representa y por la constancia, perseverancia ya sea aquí o en el extranjero.   

¿Cómo valoras el presente de la danza folklórica en Cuba? ¿Consideras el papel de los jóvenes como decisivo? ¿Por qué?

El papel de la danza folklórica en Cuba lo veo deteriorado, aparte de que estemos trabajando los movimientos con cierto rigor; estamos apartándonos de la base, de la esencia de la danza folklórica. Por ejemplo, si nuestros antepasados nos legaron un paso específico de un orisha, ahora lo que estamos haciendo, por lo que estamos abogando, es por ofrecer la variación de ese movimiento, cosa que yo creo no es lo atinado, porque lo que se debiera hacer es: enseñar la base y luego ofrecer las variaciones, para los que nos van a seguir puedan aprehender lo básico y luego modificarlo.

Considero que el papel de los jóvenes es decisivo porque, a partir de que pongamos en práctica los conocimientos legados por nuestros antepasados, podremos mantener vigente la danza folklórica. De igual manera, los incito a repensar, releer nuestro folklor; buscar en las personas que fueron protagonistas de la danza, sus historias, y sobre esas experiencias mantenernos más firme, preservar el futuro de la danza en Cuba.