Darilys y Roberto: garantes del buen periodismo

Para los cienfuegueros Darilys Reyes y Roberto Alfonso, el periodismo no surgió por vocación.

Para ella si estaba bien claro que los números se alejaban de su perspectiva. Dedicarse a alguna carrera que empleara algoritmos y teoremas estaban fuera de su pronóstico y esa resultaba la única certeza. A estas alturas, con un prestigio bien ganado, no únicamente avalado por los reconocimientos, declara «siempre se tiene una noción, al menos general, de lo que es el periodismo, y eso me sucedía entonces. Por supuesto, con mayor énfasis en la parte televisiva, porque es lo más visible. Una vez dentro de la carrera exploras otros matices y cuando la combinas con la realidad y las rutinas en los medios, una vez graduada, entonces llegas a una comprensión más abarcadora».

En el caso de Roberto, impulsivamente sintió cuando cursaba sus estudios secundarios que aquello era lo suyo. Probablemente lo dijo sin tener en cuenta los vericuetos por los que nos guía el destino. Incluso cuando abandonó el preuniversitario e ingresó en la Escuela de Economía, de donde egresó como graduado en la especialidad de Contabilidad, pero con el mismo impulso latente: «Al conocer de la posibilidad de hacer las pruebas de actitud para Periodismo por la vía de los exámenes de concurso, no dudé en presentarme. Lo hice y creo que a la semana siguiente ya sabía que tenía en la mano la carrera».

Ambos jóvenes laboran en el semanario 5 de Septiembre de la Perla del Sur.

«El 5… fue el medio de prensa a donde siempre aspiré a ir, porque desde la época de estudiante sentí que era un medio diferente, con amplia vocación social, que buscaba acercar su agenda al pueblo. Por tanto, una vez allí, me sumé a ese interés editorial del medio. No siempre fue fácil, ni siempre fui comprendido, pero hacer periodismo no debe ser fácil en ningún contexto», puntualiza Roberto.

En tanto Darilys explica que «hacer periodismo desde el 5 exige, como desde todo semanario, una visión más reposada y profunda de cada tema, pues una salida cada viernes nos deja lejos de la inmediatez o la frescura de la noticia que disfrutan otros medios. Supone investigación, opinión, con el reto añadido de que los lectores lo tendrán en sus manos y podrán repasar una y otra vez su contenido, tus aciertos o desaciertos, y confrontarlos con sus criterios y experiencias. No siempre coincidirán, y no hay verdades absolutas, eso es algo que se debe tener claro también. Trabajar en el 5 implica, además, saberse parte de la memoria histórica de una provincia, porque son siempre los periódicos una de las fuentes primarias para cualquier investigación. No solo por lo que se dice, sino también por lo que no aparece en nuestras páginas y también ofrece una información valiosa».

Recientemente, han sido galardonados con el premio de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena por un trabajo a dúo, lo cual puede resultar complicado cuando se vuelcan ideas sobre una cuartilla, como sucede en el periodismo.

Hace poco Darilys también resultó agasajada con el premio nacional de periodismo deportivo en la categoría de prensa digital, por eso fue una gran sorpresa el Martínez Villena: «En realidad me dedico a los temas deportivos en el 5, desde hace seis años soy la responsable de esa página especializada y mi incursión en temas culturales es más escasa. En cierta medida es contradictorio, porque existe una diferenciación bastante generalizada y asumida de lo que es deporte y cultura, esta última asumida solo como artes y literatura; sin embargo, no hay nada más culturalmente identitario para nuestro país que el béisbol, ni un mejor escenario para el estudio de sus más disímiles manifestaciones que un estadio, por ponerte un ejemplo. El problema es que se asume el deporte solo desde el discurso anecdótico y estadístico, no desde lo sociocultural, como parte insoslayable e imprescindible de la cultura y por eso persisten las delimitaciones… pero en fin, son barreras que supongo se rompan con el tiempo».

Respecto al trabajo que les valió el premio, «Sin cinema paradiso en Cienfuegos», Roberto precisa que cuando llegó la etapa de verano se percataron de que «el cine más importante de la ciudad, el Luisa, lo habían cerrado por reparación.  Ese hecho dejó a la ciudad sin cine, porque la otra instalación, El Prado, se encontraba (y todavía) inmersa en un remodelación capital con el objetivo de convertirla en un moderno complejo cultural. O sea, el tema estaba, el problema era por dónde conducir el trabajo, si por el hecho literal del cierre de los inmuebles dado su deterioro constructivo, o por la pérdida del cine como fenómeno cultural».

«A su salida, el reportaje causó las más diversas impresiones, como era de esperar. Era una coyuntura compleja con el verano y la falta de opciones de una sana recreación en la ciudad que adquiría una panorámica más compleja con el cierre de los cines. A la semana siguiente abrió el Luisa: en medio de las reparaciones, con el escenario en un estado crítico, sin climatización; pero con alarde de cartelera y opciones que no existían una semana antes… y eso nos dio la medida de que sí, que al menos cumplimos una primera parte de nuestro cometido, que era alertar sobre la gravedad del asunto. Sucede que las soluciones no dependían solo de decirlo, y todavía a quienes les toca hacer, tienen el pendiente de una solución definitiva al asunto», remarca Darilys. 

Roberto y Darilys vuelven a la rutina de producción de su semanario. Es probable que vuelvan sobre temas igualmente polémicos, bajo su firma hay garantía de la conservación del buen periodismo: el mismo que García Márquez catalogara como  el mejor oficio del mundo.

Foto de portada: Darylis y Roberto a la derecha de la foto