La participación en la edición XIX del Festival Máscara de Caoba de Santiago de Cuba, trajo muy buenos resultados al más joven elenco del grupo Teatro Guiñol de Guantánamo.
Una Luna entre dos casas, obra dirigida por el novel actor y director Yosmel López Ortiz, resultó reconocida entre las quince participantes en el concurso, con mención de puesta en escena y premio de diseño, según dictaminara el jurado presidido por Gerardo Fulleda, René Fernández, Michaelis Cué, Carlos Repilado, y Yudexis de la Torre.
La pieza de tÃteres para niños, con texto de Susan Lebeau y música del maestro Juan Piñera, recrea el tema de las relaciones sociales entre infantes mientras explora técnicamente formas más contemporáneas de creación en el teatro actual, como lo es el empleo de la luz negra, que a consideración de su director «si bien ya no es una técnica tan novedosa, es la primera vez que se emplea a fondo por el grupo con la intención de aprovechar todas las posibilidades que brinda».
Estrenada en enero de este año, Una Luna entre dos casas representa una especie de ruptura con el resto del repertorio del Guiñol guantanamero, caracterizado por alto nivel de  espontaneidad, por buscar apoyo en la música en vivo y actores en escena, por cultivar la parodia y una suerte de teatro de relaciones. Según explica López Ortiz se trata ahora de «centrarse más en la calidad de la animación, en el cuidado de la técnica y en un diseño pensado, sobre todo, para brindar un espectáculo estéticamente bello en su concepción sin dejar de tener en cuenta el trasfondo del texto y el mensaje».
Fruto del cuestionamiento de viejas maneras de hacer y de la exploración de nuevas rutas a través del acercamiento a la tecnologÃa como instrumento para enriquecer la visualidad de la puesta en escena, el diseño de la obra —a cargo también del joven titiritero, quien de este modo se inicia en el mundo del diseño— obtuvo lauro en el festival; y de acuerdo con su creador «constituye una apropiación de figuras presentes en la serie Constelación del pintor español Joan Miró, que se adecuaron al interés de tener un referente clásico como fuente de inspiración».
El Máscara de Caoba, dedicado este año al teatro de pequeño formato, es el primer evento en que participa la obra siendo todavÃa un work-in-progress con sólo cuatro funciones tras la premier en la ciudad del Guaso. Concuerda Yosmel con que «tiene mucho que crecer aún, a pesar de los elementos perfectibles, obtener una mención en puesta en escena otorgada por un jurado integral, prestigioso y conocedor, pero sobre todo, que se mantiene en activo en las tablas, es un signo de que el trabajo marcha por buen camino y en la dirección correcta».
Como el Teatro Guiñol de Guantánamo, agrupaciones de todo el Oriente del paÃs acudieron a la convocatoria del festival santiaguero, que en su última jornada celebró el DÃa Internacional del Teatro. A todas luces fue una buena experiencia para los protagonistas de Una Luna… y su director, quien asume positivamente el hecho de que se potencie un evento como este, que retomó en esta edición su carácter competitivo, y devino plataforma donde se pudo acceder a sólidos criterios de especialistas, que siempre aportan al crecimiento profesional de los creadores.
A pesar de los aspectos loables del encuentro teatral, el también vicepresidente de la Asociación Hermanos SaÃz en la provincia más oriental, estima que «una cita con las pretensiones del Máscara… necesita de una curadurÃa con todas las de la ley. Es necesario cuestionarse si el amplio despliegue de recursos está en función de potenciar realmente lo mejor, o de estimular una masividad que no suele aportar mucho al desarrollo de la creación teatral cubana, en este caso del oriente del paÃs».
Foto de portada: Tomada de www.cubarte.cult.cu
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