Hace aproximadamente unas semanas tuve oportunidad de asistir a un evento con mucho potencial. Me refiero a Puente Sur. Se trata de una jornada nacional de performance e intervenciones públicas que se realiza en la provincia de Mayabeque con una frecuencia anual. Esta fue su edición número dieciséis y tuvo lugar entre los dÃas 3 y 6 del mes de marzo.
El acontecimiento reunió un grupo importante de artistas y presentó además una serie de actividades colaterales tales como charlas teóricas (a cargo de Magaly Espinosa y Loliet Marrero), conversatorios con artistas (Fidel GarcÃa, Ranfis Suárez), clases abiertas (Henri Erick), muestras expositivas, conciertos, y lectura de poemas. Como solo asistà un solo dÃa me limitaré a comentar, de las presentaciones principales, algunas de las que pude visualizar personalmente.
El artista Yoanny Aldaya, conocido por su labor en el campo de la fotografÃa que toma el cuerpo humano (visto semi-grotescamente) como referente, presentó para la ocasión un par de obras en las cuales el cuerpo fungió de igual forma como eje central. Se trató de dos performances. El primero consistió en azotarse con un pañuelo mojado que tenÃa la forma de la bandera estadounidense al tiempo que engullÃa una gran hamburguesa, alusión a la McDonald. En el segundo, titulado Penitencia (lÃmites de conexión), Aldaya se dirigÃa de rodillas desde un punto (respecto al área Wi-Fi) donde la conexión se perdÃa hasta otro en el centro del área, donde la conexión era más fuerte; una vez ahà el artista colocaba su teléfono entre su frente y una pared y permanecÃa en esa posición durante cierto tiempo.
Con la primera presentación Yoanny propone una reflexión en torno a las contradicciones que significan para el sujeto cubano (tanto a nivel de individuo como a nivel social) un cambio tan drástico como es el la normalización de las relaciones Cuba/Estados Unidos. El segundo performance por su parte, a pesar de no haber durado mucho tiempo, funcionó como una potente crÃtica hacia la situación, todavÃa tan penosa, en que se encuentran las comunicaciones tecnológicas desde nuestro paÃs para con el mundo; situación que para muchos llega a convertirse en un castigo, en una penitencia. Â
También para llamar la atención sobre el fenómeno Wi-Fi en el contexto nacional, Luis Manuel Otero trajo a Puente Sur una muy adorable pieza. Me refiero a una pequeña casa construida en cartón y algo de madera, con una estética povera y tosca (muy a lo Luis Manuel). La obra, intervención pública, fue colocada sobre uno de los bancos del parque donde las personas van a conectarse. De esta manera se le daba la posibilidad, a quien asà lo deseara, de entrar a la casita, sentarse en el banco y tener  total privacidad en el momento de su conexión. ¿Una casa para internet? O ¿Internet en la casa?
Otra de las obras que pude presenciar (la cual justamente, también iba de mano con esta cuestión de las tecnologÃas y las comunicaciones), fue PermÃteme ver tu voz, de Yonlay Cabrera. Se trataba de un procedimiento de software mediante el que la voz humana era transformada en patrones visuales. Y resultó muy sugestiva: al ser mostrada en el cine -en la misma pantalla donde se proyectan los filmes- y acontecer como instalación interactiva (necesariamente alguien habÃa de ponerse al micrófono para que el patrón visual se revelara), era una visión casi hipnotizante, pues con cada modulación de la voz la imagen se transformaba en diferentes (¿infinitas?) formas abstractas, de esas que nos hacen elucubrar una y otra vez.
El grafitero YulierP fue otros de los artistas invitados. Hasta San José llevó a sus personajes, esos que se dejan ver en tantos rincones de La Habana. Seres melancólicos, de rostros taciturnos y gestos etéreos. Estos que el creador ha puesto en Mayabeque se llaman Nativos, y generan un grato contraste con el entorno que los rodea.
Para terminar, comentaré una de las intervenciones ¿públicas? que más deliciosas me resultó: El Recolector de Datos RidÃculos, de Ranfis Suárez. Utilizando también el cine como lugar de exhibición, el artista proyectó una selección de los videos correspondientes al webshow que lleva en Youtube desde hace algún tiempo. Cada video, en esencia, consiste en una alocución al pueblo realizada por El Recolector, hombre perturbado y delirante, máximo jefe y dictador de una isla habitada solo por él. En cada alocución el sujeto desvarÃa y todo lo que habla son datos curiosos, e irrelevantes, acerca de la historia y la cultura universales. Tan aguda como simpática, esta es una creación que sobresale en todos los aspectos, más allá de que su factura en ocasiones no sea perfecta.
Asà pues, Puente Sur es una plataforma con mucho futuro. Ella sola pudiera ser capaz de hacer frente a la hegemonÃa habanera y llegar a convertirse en un acontecimiento mayor. Ojalá siga creciendo avance con paso firme.
Fotos: Tomadas del catálogo de Puente Sur
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