«Erase una vez un niño, estaba enfermo de pie o de pierna, solo su tía lo sabía. Todas las noches veía y luego soñaba con el caballito blanco del carrusel que miraba desde su casa, una noche en sueños o en verdad, no sé, el caballito blanco vino a buscarlo y lo llevó a conocer los campos, el río, la montaña y luego el mar, lo que si sé es que al final del recorrido…» Con este fragmento del cuento Caballito blanco, de Onelio Jorge Cardoso, comienza la obra que el grupo de teatro Titirivida llevó a los escenarios.
Con ella, el grupo insignia de Pinar del Río, ha ganado premios y condecoraciones que avalan su trabajo con los niños y jóvenes por más de veinte años.
Recientemente el joven actor Nelson Álvarez Guerra, integrante del equipo, ganó el premio Adolfo Llauradó en actuación masculina, por la puesta en escena de esta obra, con la versión de Carlos Piñero y Luciano Beirán, también director artístico.
Desde hace dos décadas, todos los años, la Asociación Hermanos Saíz reconoce a los jóvenes creadores cubanos con becas y premios que son un termómetro para medir cómo se mueve el arte joven en Cuba.
Para conocer a Nelson y sus resultados, nada mejor, que darle la palabra:
«Un día pasé por la sede de la AHS y me enteré, así nomás, que había ganado. Imagínense, fue en cuestiones de minutos, no esperaba que se me otorgara el premio de manera consecutiva, ya que en la edición anterior tuve esa satisfacción.
»No sólo me alegro por mí, por ser un paso más en mi carrera, sino que considero que un premio mío lo es también de mi grupo, que por tantos años hemos brindado a los niños magníficos espectáculos… y eso es un mérito».
¿Qué es para ti el premio?
Es un honor, y más para un muchacho de provincia, que cuando llega a la capital se encuentra con actores y reconocidos intelectuales a los que siempre ha admirado, y uno se dice: “estoy aquí, en medio de toda esta gente, me parece irreal, pero estoy aquí”.
¿Cómo fue la noche de la premiación?
Era todo muy lindo, bohemio, artístico, había personas de todas las esferas de las artes: me sentía como en casa. El grupo Toques del Río amenizaba la gala, suponía estar en mi hogar, nuestro director Dennys y todo el equipo de la AHS me apoyó.
¿Qué es Caballito Blanco para Titirivida?
La puesta en escena se hizo por primera vez en el año 1986, y en su estreno se le dio el nombre de Caballito Blanco al teatro Guiñol de Pinar del Río… luego, con el paso del tiempo, otros grupos la insertaron en sus repertorios.
Cuando me ofrecieron el personaje de Alejandro, el niño de la obra, la primera impresión que tuve fue de miedo, porque en otras ocasiones actores que habían sido mis maestros ya lo habían interpretado, y eso era un reto para mí.
El interés en mi carrera no está enmarcado en los premios, sino en el público. Me interesa hacerlo con todo el amor posible, porque los niños de hoy no conocen la obra, pero sus padres sí la vieron, y la recuerdan con mucho cariño.
Esto me sucedió en el teatro, y por eso mi principal intención en los momentos en que estamos, era mostrar una gran interpretación del papel. ¡Creo que lo logré!, porque los primeros que me felicitaron por mi trabajo fueron los maestros.
¿Qué planes tienes en el grupo para este año?
Este premio fue muy importante para mí, ya hemos hablado mucho sobre esto, pero también tengo el honor, el orgullo, la satisfacción, y ya no me quedan muchos sinónimos, de tener la oportunidad de montar una obra de teatro.
Me estreno como director. El proyecto que presenté con una versión del cuento Meñique se aprobó, y tendré la ocasión de llevar a escena cuentos de La Edad de Oro, un libro imprescindible para los niños cubanos.
Las buenas noticias no paran ahí, tengo la satisfacción de participar este mes en el Festival Latinoamericano del Monólogo, en Cienfuegos, con la obra A dónde van los ríos, que me valió el premio la vez anterior.
Según me informaron el proceso de selección fue muy riguroso, se presentaron 56 obras nacionales e internacionales en concurso, de ellas solo escogieron 25, es la primera vez que participo en un festival internacional de esa magnitud y lógicamente estoy emocionado, porque me acompaña Titirivida.
Fotos: De la autora
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