El código más atrevido de Hays

Provocar al público, retarlo casi, resultó el propósito de la exposición Código Hays 2, exhibida en la galería Boulevard de Cienfuegos durante alrededor de 20 días. A cargo de Alain Martínez y Camilo Villalvilla, el hecho artístico pudiera definirse como una exploración fuerte, intimista y polémica a los cosidos de la censura.

Conformada por 181 lienzos de pequeño formato (15 x 10 cm), concebidos en sentido vertical, la muestra se inspira en un instrumento de control interno que intentó regular el cine hollywoodense de 1930 a 1968, por iniciativa del político y moralista Will Hays.

No obstante, constituye este un segundo acercamiento al tema, pues en 2003 ambos artistas se propusieron ironizar, a través de una gran instalación, sobre la intolerancia presente en la raíz de todo tabú, de manera que al espectador le fuera difícil identificar al autor de cada fragmento.

Según Camilo, al término de aquella museografía “nos percatamos no solo de que la intención no quedaba clara, sino que también brindaba otras posibilidades expresivas: la condición de anonimato y ocultamiento refuerza la idea de sospecha e inhibición, resultado de la restricción y el miedo a quebrar los límites establecidos, lo cual nos interesó. Once años después decidimos volver sobre la misma idea”.

 INSISTENCIA

Migración, conflictos familiares, prejuicios, cuestionamientos a la prensa nacional, relación Cuba-Estados Unidos…, configuran el hilo conductor de El Código Hays 2, mediante una efusión de arte pop que seduce sin remedio al individuo, comparta o no el contenido de las piezas.

«La censura—dice Alain— es un  fenómeno que no le gusta a nadie, pero habita en cualquier sociedad. Nosotros pretendimos abarcar tanto la existente en Cuba como la foránea».

«No solo buscamos hablar de ella en términos políticos, ilustramos situaciones que son desagradables a la vista o poco comunes. Por ejemplo, una cucaracha aplastada, una gallina muerta, además de las referencias sexuales y religiosas. Claro, vivimos en un país muy simbólico y la política media casi todo», agrega Camilo.

Para los dos creadores, representa un escalón superior en el trabajo de la instalación, técnica que desarrollan juntos en Cuba y el extranjero. Igualmente entrañaba un compromiso, tras ganar con este proyecto la Beca de Creación Artística Mateo Torriente 2014, de la UNEAC en Cienfuegos

 INTERTEXTOS

Dentro de las singularidades de El Código Hays 2, el diálogo con íconos perfectamente reconocibles por el público concreta su originalidad, rematada con el retiro progresivo de las obras, a fin de visibilizar el mensaje “oculto” debajo de las miniaturas: «La ley, natural o humana, no será ridiculizada.  La simpatía del auditorio no irá hacia aquellos que la violentan».

El empleo de personajes animados de la serie The Simpsons y del filme Los Minions, aparece entre los atractivos, dado su simpática interacción con la circunstancia cubana recreada. Al decir de Alain Martínez, «en los años de nuestra infancia se veían muchos muñequitos soviéticos. Los de factura estadounidense se transmitían poco, verlos significaba a veces un problema ideológico. Por eso, recurrí a dicha iconografía como recurso de contraste».

codigo-haz2

«En mi caso —argumenta Camilo Villalvilla— se perciben apropiaciones evidentes, con pequeñas variaciones respecto a la obra original.  Utilicé eslóganes publicitarios con el objetivo de alterar el sentido de la pieza. Suelo privilegiar lo que comunica por encima de la apariencia formal. Juego mucho con esos parámetros».

Pese al juicio crítico que la muestra encierra, su mensaje se descubre en la asunción de la censura como una actitud humana, humanísima. 

«Existe hasta en las cosas más simples de la vida. Me censuraría si hiciera algo que no me gustara, lo expusiera o le diera un valor», dice Alain.

«El asunto radica en censurar para qué. Yo censuro todos los días a mi hija», afirma Camilo.

Fotos: Alain

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