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Festival Longina en Santa Clara: veinte años contagiados de trovuntivitis.

Entre los habituales conciertos y descargas, el Longina se convertirá, a partir del próximo día seis de enero, y hasta el diez, en un lozano veinteañero, pues arribará a su vigésima edición, este 2016.

El festival, organizado por la Asociación Hermanos Saíz en Villa Clara, nació en los años más duros del período especial, en 1997, cuando por cuestiones económicas habían desaparecido disímiles espacios culturales en Santa Clara, como en todo el país.

Amparado por los deseos de cantar de sus protagonistas y la buena voluntad de varios colaboradores, vino al mundo este encuentro nacional, que emergió de las guitarras de una legión de trovadores, especialmente de aquellos que por esos años ya enrolaban en el maravilloso y adictivo padecimiento de la trovuntivitis, peña de trova que aún hoy coloniza las noches de jueves en el Mejunje santaclareño, y anfitriona del Longina cada año.

Como lo demuestran sus dos décadas de existencia, «la historia de este festivalde trova es rica y larga», y así lo refirió uno de sus fundadores, el trovador Raúl Marchena, hoy miembro del Comité organizador del certamen e iniciador además de la peña de la trovuntivitis. Con él conversamos.

El Longina tiene casi 19 años y veinte ediciones, y tu estuviste desde la primera vez, ¿cuánto ha crecido este Festival desde sus inicios hasta hoy?

Bueno, ha crecido en organización, también en complejidad, y además por el tipo y la cantidad de conciertos que se hacen ahora. El Longina empezó en los noventa, y en ese entonces había emigración de músicos cubanos en general, particularmente de muchos cantautores con obra consolidada. A raíz de ese fenómeno, el núcleo de la trova en Cuba lo compusimos jóvenes que nos iniciábamos en el género, y fuimos los que participamos en los primeros Longina.

Al inicio eran casi siempre descargas de trova, y conciertos compartidos; ya hoy son conciertos de uno o más trovadores, pero más pensados y elaborados, casi siempre creados para el evento. Cuando surgió el festival, había en Cuba pequeños espacios para la trova casi espontáneos, dígase descargas en algunas provincias, pequeños encuentros de tres o cuatro músicos, en fin. El Longina se convirtió, desde sus comienzos, casi en el más importante certamen de la trova en Cuba, sobre todo en aquellos años, porque ya hoy existen más eventos del género en el país. Comenzó a ser un tipo especial de festival, al que la gente le tomó cariño muy muy rápido, y eso hizo que creciera pronto.

Digamos entonces que el encuentro nacional de trovadores fue un impulso para ese tipo de música en la región central, en el país…

Sí, cuando surge se habían cerrado muchísimos espacios por carencias económicas, o sea, eventos grandes, que reunieran a muchos trovadores, había muy pocos, y el Longina se convirtió, sin dudas, en un impulso para todos nosotros, porque yo también soy músico; para crear en base al público y al festival. Quizás hoy el evento no tiene la exclusividad de antaño en materia de encuentros de trova, porque hay otros en Cuba como el Festival de la Canción Política, el Trovándote, de Ciego de Ávila, y el evento de trova dentro de las Romerías de Mayo, en Holguín, por ejemplo; pero si le preguntas incluso a los organizadores de esos otros espacios, te nombran el Longina como el núcleo fuerte, y también está el trabajo del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, en La Habana, en pos de la Trova, que no debe obviarse nunca.

Marchena, como trovador santaclareño, ¿cómo evalúas la salud del movimiento de la trova en la ciudad, especialmente la cultivada por jóvenes, miembros de la AHS o no?

Espectacular, la salud de la trova en Santa Clara es simplemente espectacular de verdad, y no sabemos nosotros, no paramos de asombrarnos, de cuántos cantautores nuevos aparecen. No es la única provincia en la que hay cantautores, pero sí es la única donde hay muchos, muchísimos, y todo el tiempo muestran un trabajo respetable.

La Trovuntivitis, nuestra peña, ha incidido también de manera directa en el devenir del Longina y del género musical aquí en Santa Clara; ya va a cumplir 20 años igualmente, y cada día se renueva: quedamos los fundadores, pero recibimos caras jóvenes, y se han ido sumando por ejemplo Yordan Romero, Yaíma Orozco, Irina González, Karel Fleites, Yatsel Rodríguez, vicepresidente de la AHS aquí, Miguel Ángel de la Rosa y muchos otros. Por eso sostengo que en la vida de la Trovuntivitis no ha parado de sumarse gente.

Hoy tenemos otro núcleo precioso de la trova en Santa Clara, que es la peña de La Cañasanta, surgida en la Universidad Central Marta Abreu de las Villas, y a ella se sumó, por ejemplo, una joven trovadora que es Yeni Turiño, quien con solo 16 años está haciendo una obra profunda, primero interpretó a otros autores; hoy ya tiene canciones propias. Así están las cosas para beneplácito nuestro.

Me decías que la peña de la Trovuntivitis nació paralelamente al Longina, por la misma fecha… ¿habrá dentro del encuentro de este 2016 algún espacio, especie de remembranza del surgimiento de esa peña, tan importante en la historia de la trova santaclareña y del propio Festival?

No tendremos el protagonismo, o sea, no será la Trovuntivitis el eje del festival, pues la ideaes que lo sean los músicos de otros sitios del país, pero sí nos mantendremos como anfitriones del encuentro, junto a los colegas de La Cañasanta. Siempre cae un jueves dentro del programa del Longina, y ese jueves, como todos los demás jueves del año, actuaremos, de manera especial claro, porque es dentro del evento. Este año los músicos de la trovuntivitis reeditaremos un concierto especial, que ya hicimos en noviembre de este 2015 en Casa de las Américas, denominado El retorno de la trovuntivitis, y fue para promocionar el Longina, por cierto. Lo haremos dentro de la peña, cada uno de nosotros cantará un poco menos que en Casa de las Américas, en aras del tiempo. También acompañaremos a la peña de La Cañasanta, que tiene habitual espacio en la sede villaclareña de la AHS, titulado La hora de los mameyes. Ahí los chicos de La Cañasanta harán otro concierto, dentro del programa del Festival. También vamos a compartir como teloneros en las actuaciones de nuestros amigos, los invitados de otras provincias.

¿Qué otras peculiaridades va tener la edición número veinte del encuentro nacional de trova Longina, en Santa Clara?

Bueno, un evento paralelo de producción, insertado dentro del programa, que tiene su fin claro, y es lograr que las disqueras cubanas vengan y vean los proyectos concretos de los trovadores, sus discos, audiovisuales, y otras creaciones que estas entidades puedan desarrollar. Además, habrá talleres de producción, un taller con Neira, uno de los productores de Trovándote, evento de Ciego de Ávila, allí haremos un conversatorio sobre la producción de los encuentros de trova en el país. Por último, se realizará un curso sobre el tema de la producción, donde se tratará la autogestión de los trovadores en la concreción de sus discos.  

En pocos días, las calles de Santa Clara recibirán a los campechanos y talentosos músicos, que llegan guitarra al hombro cada año, para inundar la ciudad durante cinco días de magnífica trova.

Por ellos ya esperan el Mejunje, el Museo de Artes Decorativas y otros disímiles espacios, elocuentes testigos del éxito de una larga lista de artistas que han desfilado, desde 1997 y hasta hoy, por los escenarios del encuentro nacional de trovadores Longina, uno de los festivales del género más antiguos en Cuba.

 

 

 

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