La colección de cuentos a tratar (en ocasiones también llamada cuenti-novela) responde a la autorÃa de dos jóvenes escritores, pertenecientes ambos a la Asociación Hermanos SaÃz. Sus nombres: Carlos César Muñoz GarcÃa del Pino y David Alfonso Hermelo. Este libro, publicado por la editorial Gente Nueva en el año 2013, es el intento más equitativo en nuestras letras de crear una fusión entre la fantasÃa clásica y la ciencia ficción.
A modo de adelanto, contaré que en un universo de criaturas y caracterÃsticas mágicas, un brujo abre un portal en el preciso instante en el que, en otro universo, futurista y tecnócrata, un cientÃfico prueba a establecer un agujero de gusano. El primero será conocido como Universo A y el segundo, Universo 1. El resultado de esta interacción son los Altipuerto, lugares donde el efecto de coalición de estos mundos permite la entrada y salida de personal, mercancÃas, información y mil cosas más.
En tamaño despliegue imaginativo, sobra decir que el humor y las situaciones más extravagantes, tendrán un papel primordial en los relatos. Mas no todo es puro choteo criollo. Carlos y David nos hacen deliciosos guiños entre las páginas de su obra; uno es el hecho de que en el universo tecnológico exista una monarquÃa absolutista, mientras que el mundo mágico se rige por el sistema democrático de elección presidencial. La prosa del binomio se corresponde con el objetivo final de ganar adeptos, y/o fanáticos, dentro del gran público. Ayuda asà mismo a la fluidez de la trama que prescinde de innecesarios oropeles, de mudas o insolaciones poéticas; por el contrario, es limpia, directa, llana, a veces incluso minimalista, pero siempre de una estructura correcta que refleja la calidad literaria de esos autores.
Sin embargo, no son estos aspectos los únicos ni los más importantes, a mi entender, en la creación de Historias del Altipuerto; sino la intencionalidad de reflejar en sus páginas la realidad cotidiana de una situación polÃtico-social bien conocida por el cubano de a pie. Este proyecto a cuatro manos ha llevado el género fantástico a una nueva frontera, lo ha introducido en el martiano concepto del humor con cascabeles y látigo, y de ello ha emergido un libro que genera un cercano horizonte de debates sobre el futuro, la utilidad social y las implicaciones de la literatura de ciencia ficción y la fantasÃa en Cuba. Analicemos, pues, algunos de sus cuentos más significativos en cuanto a semejanza e irónica asociación.
Apenas once cuartillas después del tÃtulo los lectores pueden encontrar el relato «El verde pasto del bicornio», cuyo personaje principal es una copia fiel de algunos vendedores del llamado sector particular. La magna forma de expresión y alabanza a sus mercancÃas, la caricaturesca manera de regatear, y en especial, los productos que vende a los incautos turistas, nos recuerdan un fragmento de una de las parodias del grupo humorÃstico Punto y Coma; la misma dicta, en referencia al turismo internacional: «cuando fuimos a la feria, compramos artesanÃas y la gente comentaba: “como compran porquerÃaâ€Â».
Y es que, como nos reflejan Carlos y David, existen no pocos vendedores con la capacidad de hacernos creer en el valor incalculable de una cabra con dos cuernos o el de los perros unicéfalos. ¿CrÃtica solapada al sistema de consumo capitalista y su insuflada propaganda mercantil? ¿O, tal vez, solo una manera de burlarse de aquellos que pensándonos indios terminan siendo timados por la picardÃa y las cuentas de cristal del caribeño?
AAIJM. Las anteriores siglas, para los que no las conozcan, significan: Aduana del Aeropuerto Internacional José MartÃ, por décadas uno de los sectores laborales más criticados y debatidos en la cotidianidad capitalina e incluso del paÃs entero. Quien suscribe laboró en sus filas durante algunos años y comprende de primera mano ambos extremos del conflicto. Conflicto muy poco sutilmente tratado en el cuento «La epopeya del elemental», donde un pequeño empresario del Universo A intenta desentrañar la madeja de prohibiciones de la aduana en los Altipuertos. Decretos en ocasiones absurdos y contradictorios, elevados impuestos, sobornos e intento de evasión a las inspecciones, son solo algunas de las peripecias en las que se verá envuelto el protagonista de esta historia. Su deseo final (freÃr vivos a los estúpidos y obtusos aduaneros) sé que ha pasado por la mente de michos de los viajeros nacionales (e internacionales) que deben ser sometidos a las regulaciones de la AAIJM.
A pesar de ello, me siento inclinado a tomar como el non plus ultra de la genialidad del binomio, el relato titulado «Perlas a los puercos y cerdos a las ostras». Desde la perspectiva de una colaboración entre ambos universos, el relato nos muestra los informes de un cientÃfico y un hechicero cuyos superiores les han asignado la tarea de aparejar magia y ciencia en el reverso de sus respectivos mundos. En consecuencia, tenemos a un grupo de magos haciendo té encima de un reactor nuclear, y a un equipo de prestigiosos doctores pidiendo hechizos anti-suegras. Seamos sinceros, ¿quién no ha jugado dominó encima de una moderna e inmaculada impresora «Rizo»? ¿O no se ha hecho con una pieza inservible de un trasto ahà del trabajo y lo ha utilizado en la maqueta del niño para la escuela? A veces, esa piececita era el enchufe de arranque de la maquinaria principal de la empresa. No obstante, Carlos y David no se detienen ahÃ.
El cuento bajo la lupa culmina con el archiconocido diálogo entre los superiores del proyecto de colaboración, quienes haciendo sublime ignorancia a las quejas del cientÃfico y el hechicero, solo saben felicitarse por el buen desarrollo del programa de intercambio y ocultar con palabras sofisticadas los fracasos de sus instituciones.
Enmarcados dentro del subgénero de la ciencia ficción-fantástica, Historias del Altipuerto no se queda en el mero tÃtulo novedoso e irreverente que desafÃa antiguos dogmas y sistemas de censura ya superados por nuestra sociedad. Los Altipuertos, cual fantasiosas aduanas de la imaginación, nos ayudan a pensar en esos errores tanta veces cometidos por directivos y población en general, en esas costumbres arcaicas del Cromañón que cada cubano lleva dentro, y por si fuera poco, es un medio de utilizar la literatura del fantástico en aras de un llamado a la concientización social de nuestro pueblo, de nuestra sociedad contemporánea, y del cubano como ser humano frente a la apertura nacional a un sistema mundial aún hoy desconocido, e incomprensible para muchos de nosotros, los de a pie.
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