La entrada estaba tan abarrotada como la de cualquier centro nocturno de prestigio en La Habana. En la puerta, una enfermera advertía, en puro argot cubano entremezclado con versos y discursos políticos, de un viaje insólito por la historia y la realidad nacional.
Desde la visión de unos jóvenes que describen su Patria –concepto definido con varias acepciones durante la puesta en escena– Cuban Coffee by Portazo Cooperative (CCPC) del grupo matancero El Portazo fundado en 2011 se presentó entre las mejores propuestas del recién concluido Festival de Teatro de La Habana. La obra resultaba un examen sobre la Cuba actual.
Con la utilización del cabaret como centro de la puesta, este espacio se convertía en sitio de diversión, pero también de reflexión en torno a la Patria, «que tiene tradición y licencia para andar sin cabeza» según afirmaba uno de los personajes.
La reescritura de textos de Martí, Bukowski, Byrne, Brecht tuvo lugar por momentos. El uso de la música de Los Van Van, Frank Sinatra, Miguel Faílde se enlazaban y todo el conjunto de elementos describía años, cambios, decisiones, derrotas, victorias…
De pronto los actores y actrices servían bebidas, vendían por 15 CUP un paquete de café de la bodega o uno de los carteles promocionales de El Portazo, por 10. La obra también discursaba sobre lo multifacético de la mujer cubana, las heterogeneidades sexuales, el tratamiento familiar de los héroes, la década de los 90 en la Isla y la juventud nacida en este contexto, tan diferente a la de los años sesenta. Por momentos, la música se volvía protagonista, como suele ocurrir en cualquier discoteca, y el público bailaba e interactuaba aún más con los actores.
Entre los personajes, un joven narró el conflicto de no poder comprarse un teléfono Iphone; se marchaba porque aquí no logró sus aspiraciones. Al mismo tiempo, explicaba el dolor de entregar su suelo al extranjero colonizador que una vez oprimió, y seguirá queriendo sojuzgar su tierra. Luego de esa situación, la escena se transformaba en una fila de banderas ondeantes mientras se escuchaba la canción “Cuba va”.
Así durante dos horas, los espectadores apreciaron lo más reciente de El Portazo, bajo la dirección del joven dramaturgo Pedro Franco. Luego de este éxito teatral, algunos de los actores –miembros de la Asociación Hermanos Saíz de Matanzas– comentaron a esta publicación sus impresiones sobre el actual trabajo con la organización de jóvenes artistas del país.
«Comenzamos ensayando en las locaciones de la AHS y gracias a ella pudimos producir nuestras primeras obras», explicó Hanny Hernández, actriz del conjunto.
Para Carlos Carret Torres «la organización desempeña un rol fundamental», pues inicialmente ellos no pertenecían de manera profesional al Consejo de Artes Escénicas y la AHS los ayudó. «Esta obra se presentó por primera vez gracias al apoyo de la Asociación, que se ha convertido en la casa de El Portazo», agregó.
Cuban Coffee by Portazo Cooperative (CCPC) invitó a disfrutar de la cubanía, de lo que fue y podrá ser en esta Isla. Devino una oportunidad para valorar cómo los jóvenes leen y cuentan la historia de maneras diferentes, y entender que Patria es –según el texto original – «no sentirse sola» y Cuba «como una piedra… con diferentes gamas de colores».
Foto de portada: Tomada de Oncuba
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Me encanto esta obra… La he visto unas tres veces y cada una de ellas me pareció diferente. es genial como mezclan la música, la poesía, el teatro; la energía y el vínculo que crean con el público. Pedro tiene un concepto definitivamente genial.
Ahora, me gustaría que me digan: Donde se está presentando esta nueva entrega? La traen por Camaguey?