Anthony Bravo se puede considerar un afortunado. Con solo 15 años su rostro comienza a aparecer en las pantallas cubanas gracias al video clip promocional de la canción “La chivichana”, dirigido por Joseph Ross.
El jovencito, quien interpreta el tema en las calles habaneras, hace algunos años apostó por la defensa del rap como estilo musical. Esa fue una de las razones de Israel Rojas para apoyar la carrera de un adolescente que resalta «en medio de la sombra que reina sobre el movimiento del hip hop cubano».
La conversación con Anthony reveló otros aspectos de la personalidad de un muchacho apasionado y soñador.
¿Por qué te inclinaste por el rap?
Lo primero que hice fue escribir un poema cuando tenía siete años. A los ocho decidí que iba a ser rapero, inspirado en mi profesor de pentatlón moderno, que era rapero. Un año después comencé a grabar mi primer demo.
Desde pequeño me gustaba la música, quizá porque los primeros juguetes que tuve eran instrumentos musicales. Entonces veía los videos de Michael Jackson y quería ser como él.
Ese mismo profesor de pentatlón me habló del festival de rap Puños Arriba. Yo le dije que quería participar como competidor, no como espectador. Tenía la influencia de Calle 13, Los Aldeanos, Maikel Extremo, La alianza…
El rap era la vía más cercana que tenía de acercarme a este mundo, porque no había estudiado música. Veía que tenía posibilidades de escribir y de decirlo a la manera de este género.
¿Cuáles son los temas que te interesa abordar en tus canciones?
Pienso que cuando uno vive en sociedad no puede estar de acuerdo con todo. Me gusta la frase de Buena Fe: «Vivir como los árboles no es vivir». Uno debe integrarse a la sociedad y ser parte de los procesos.
Cuando tenía nueve años hablaba de las situaciones cotidianas de un niño de esa edad. A medida que he ido creciendo voy escribiendo de mis experiencias personales o las de mis amigos más cercanos.
Por supuesto que he tenido temas de protesta, porque esa es la función fundamental del género, pero también me gusta escribir mucho sobre el amor, reflexionar sobre la vida y hacer música inteligente y para disfrutar.
En tu opinión, ¿por qué el reguetón ha desplazado un poco al hip hop del panorama musical?
El reguetón fue creado por los raperos, por Tego Calderón en Puerto Rico. Es la versión más comercial del rap. Creo que lo ha desplazado porque es más fácil de hacer quizás. Lo bueno de los reguetoneros es que dicen lo que piensan.
Nadie puede negar que ese es un ritmo contagioso, que a la juventud le gusta y se ha expandido como una plaga. Cuando se censura, veta, o prohíbe algo, se vuelve como más tentador.
¿Y tú te has visto tentado a cantar reguetón?
Sí, a los diez u once años, en uno de esos momentos de desesperación, cuando vi éxito fácil de los otros. Por suerte, a veces la vida conspira y uno se aparta de varias vías y piensa: «Este es mi camino».
No critico a nadie. Hay reguetón bueno y reguetón malo, música buena y otra regular o peor. Mi función es hacer rap, pop, balada. Algún día quizá haga un reggaetón, pero siguiendo mi línea.
En el futuro, ¿te gustaría realizar estudios musicales?
Mi sueño es estudiar música. Comencé a trabajar en estudios de amigos de formación autodidacta y me ayudaron mucho. Pero cuando estás cerca de artistas profesionales, ves todas sus herramientas.
Me vine a dar cuenta de que quería estudiar un instrumento musical o canto demasiado tarde. Ahora me estoy preparando vocalmente con la profesora Emilia Morales y también quisiera aprender a tocar la guitarra o el piano.
A veces, cuando estamos grabando en el estudio y se me ocurre una melodía o la armonía de un tema, me siento y hago algo en la guitarra o el piano, pero son cosas elementales. Ojala la vida me diera la oportunidad de estudiar.
¿Qué sentiste cuando, durante la presentación del videojuego La chivichana, Israel Rojas se refirió a ti como una de las voces que hay que tener en cuenta para el futuro del movimiento del hip hop en Cuba?
Israel es uno de mis ídolos. Si una persona grande como él hace ese comentario sobre ti, sientes que los años de sacrificio no han sido en vano. Eso te da fuerzas para seguir y te pone la parada muy alta. Si Israel dice eso de mí, no lo puedo decepcionar, tengo que superar sus expectativas.
Hace alrededor de dos años trabajé con Israel en el disco Motivos martianos, con una versión del poema “Los dos príncipes”. Él, junto con el grupo D’Corazón decidieron producirme un disco. Todavía estamos en conversaciones con la EGREM u otra empresa que quiera asumirlo. Se hace un poco difícil porque soy menor de edad pero estamos analizando qué se puede hacer.
¿Cómo llega a ti la propuesta de participar en el video clip de “La chivichana”?
Un día, cuando llego al estudio, veo el carro de Israel afuera y quise entrar a saludarlo. Él me dijo que casualmente había pensado en mí para un video clip realizado por la EGREM. Me iba a llamar para que le pusiera música a unos videojuegos del Icaic y de la UCI sobre la chivichana.
Desde pequeño vivo en un barrio donde se monta mucha chivichana. Mi abuelo y mi papá son chivichaneros y yo tenía mucha experiencia al respecto. Me gustó mucho la idea. Mientras Vicente Alejandro Trigo, director del grupo D’Corazón, iba escribiendo la música, yo trabajé en la composición del tema, Israel hizo los coros y al otro día lo grabamos. Una semana después filmamos el video clip con Joseph Ross. Todo fue súper rápido, a mí me encantó el trabajo.
Cuéntame acerca de la experiencia de este video clip realizado por Joseph Ross, un nombre avalado por los premios Lucas.
Ya había trabajado con Andrés Santos y otros realizadores, pero esta es mi primera producción grande. Este video clip es como un sueño. No lo podía creer: trabajar con mis ídolos Israel Rojas y Joseph Ross.
Veía a Joseph tan profesional que tenía un poco de miedo. Él es un muchacho de 26 años, pero sabe hacer su trabajo muy bien, se lo toma muy en serio. Fueron entre 17 y 18 horas de rodaje, pero nos divertimos cantidad en la filmación del video todo el equipo de la EGREM y del Icaic.
El día de la presentación del video a la prensa se habló de que han aumentado las chivichanas en la capital, ¿piensas que el video clip, que ya se estrenó en Lucas, ha contribuido a que se vean más?
Pienso que sí. Las chivichanas se habían olvidado un poco y ahora he pasado por algunos barrios y me han dicho: «Mira al muchacho de la chivichana, ven móntate en mi chivichana». El otro día me tiré en una yo también para recordar los viejos tiempos.
Ahora mismo se está radiando mucho el tema musical, el video sale casi todos los días en la televisión y ha tenido buena aceptación. Pensé que iba a ser solo para el público más pequeño, pero le gusta a las personas de mi edad, los que están en la secundaria, el preuniversitario, también a las personas mayores, porque valoran la parte musical y la parte artística del video.
¿En qué estás trabajando ahora mismo?
Sigo en el Canal Educativo con el proyecto Generación guía, que sale al aire los viernes a las siete de la noche. Además, estamos preparando una nueva temporada del espacio Luces para la vida, sobre la lucha contra las drogas.
Desde el punto de vista musical estoy terminando los últimos detalles del disco y nos encontramos en conversaciones con la EGREM y otras empresas que nos quieren apoyar. El 10 de octubre, a las seis de la tarde, realizaremos un concierto en el cine Riviera, junto a la compañía Moda Baila y otros invitados, donde presentaremos casi todos los temas del disco. El concierto se titula Blue por el pelo azul en el video de “La chivichana” y el uniforma azul del preuniversitario.
Tengo mucho que agradecer a Israel Rojas, a Vicente Alejandro Trigo y a todos los amigos que me han apoyado en los últimos años.
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