El reencuentro tiene siempre una alta dosis de incertidumbre. Después de algún tiempo sin ver a un amigo, en el momento antes de la reunión, me invaden pequeños demonios de la duda. ¿Lo reconoceré?¿Seguirá siendo el mismo o habrá cambiado mucho? Este jueves eso me sucedió otra vez, antes del estreno del cortometraje Elpidio Valdés ordena misión especial.
La nueva entrega es la cereza en el pastel de la celebración de los 45 años del surgimiento del personaje animado más popular de Cuba. De manera simultánea, la prensa y decenas de personas disfrutaron de la presentación en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba y en una gran pantalla instalada en el escenario central del recinto.
Como ya hizo con María Silvia, Pepito y Palmiche, Elpidio cede su espacio protagónico en el capítulo, esta vez al Niño, un mambí —negro tarajallú y bonachón de su tropa— a quien ordena “una misión especial”.
Del equipo de realización estuvieron presentes, entre otros miembros, el director asistente Ernesto Piña; el editor Armando Alba; Adanuel Lima, director de animación; Mairelis Aldama, directora de fotografía. El ministro de Cultura Julián González también asistió al estreno, así como otras personas directamente vinculadas a la serie, como el productor Paco Prats y el actor Rigoberto Ferrera.
Aunque no pudieron estar en la sala, en los créditos aparecen nombres infaltables. Fue así que estuvieron presentes Frank González, en la voz del coronel mambí y, por supuesto, Juan Padrón, en la dirección.
«Trabajar con Juan (Padrón) es una fiesta, es un entretenimiento, una escuela, una enseñanza grandísima», comentó el editor Armando Alba al concluir la proyección. También señaló la dificultad de asumir «el reto de mantener la estética del personaje que hemos conocido en 2D, al trabajar con una técnica moderna, con más colorido y trazos diferentes».
El nuevo capítulo utiliza técnicas de animación más actuales, pero en principio respeta el estilo, el espíritu, y sobre todo la identidad de los personajes. El equipo afirmó que, aunque facilitaría mucho su trabajo, el uso del 3D no les pareció pertinente, pues tanto Juan Padrón como el público están acostumbrados a la frescura y sencillez del 2D, cualidad que ha caracterizado la serie y las películas del coronel mambí.
Para Adanuel Lima, director de animación, «fue una suerte haber trabajado en este capítulo del resurgir de Elpidio. Siempre vi a Juan Padrón como una gran figura y me preocupaba no estar a la altura, pero trabajar con él es muy cómodo. Hemos aprendido mucho con la realización de este corto y esperamos poder continuar realizando otras aventuras del personaje», dijo.
Próximamente el cortometraje se proyectará en los cines del circuito de estreno del ICAIC.
El reencuentro con mi amigo me alegró mucho, pero me hizo extrañarlo un poco más. Lo vi, era él a sus 45 años, luciendo como un joven de veintitantos, aunque su voz —la de Frank González— se me hizo algo diferente. Estaba en su casa: la manigua; con su gente: la tropa.
Añor aún el gancho, las ganas de ver los episodios una y otra vez hasta recitar de memoria las singulares: ¡Qué país!, ¡Ño, María Silva vieja!, ¡No os dejéis provocar, tratad de dormir! (frases todas convertidas en oración, en rezo, en máxima para los cubanos de punta a punta de esta Isla, y dignas de salir en la más formal o coloquial de las conversaciones), que ninguno de los más recientes capítulos ha insinuado siquiera.
Enorme es la gratitud de los cubanos de todas las edades hacia Juan Padrón y su equipo por permitirnos el reencuentro con el héroe, compadre, amigo. Y tan agradecido es ese público como insaciable e inconforme, que no quiere esperar tanto tiempo para otra vez escuchar a Elpidio responder al coronel andaluz, cuando promete a Resóplez hacer picadillo a ese “mardito” mambí…
(¡Eso habría que verlo, compay!)
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