En Palabras a los Intelectuales, Fidel Castro expresa:
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«PermÃtanme decirles, en primer lugar, que la Revolución defiende la libertad; que la Revolución ha traÃdo al paÃs una suma muy grande de libertades; que la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades; que si la preocupación de algunos es que la Revolución va a asfixiar su espÃritu creador, que esa preocupación es innecesaria, que esa preocupación no tiene razón de ser».
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Siendo este un principio esencial que se corona en el actual respeto de la libertad de creación de los artistas en Cuba. Y bajo el espÃritu de esa idea de respeto a la libertad de creación y por tanto a la diversidad, ha venido creciendo la UNEAC, no como una organización que se enajena o se aparta de su papel social, sino que se compromete con el pueblo, con la defensa de la Cultura, desde los más singulares y pequeños espacios, pasando por el barrio, su gente y llegando a las más importantes instituciones y eventos, tanto nacionales como internacionales.
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La UNEAC, que desde las aulas, galerÃas, espacios de creación, talleres, peñas y todos los posibles escenarios, ha devenido en defensora del enriquecimiento espiritual del cubano; a través de las buenas prácticas, desde un alto sentido compromiso con la Patria, desde la defensa de la identidad cultural, de nuestras tradiciones y creencias. Con una postura ética que enriquese la propia polÃtica cultural, apegada a lo original, a lo soberano, e incluso al necesario cuestionamiento que propone la reflexión virtuosa y señalamiento inteligente de nuestros errores y desaciertos.
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Sin embargo por estos dÃas no faltan los que desde posturas francamente proimperialistas, alejadas de nuestra identidad variopinta, asentada en una cultura de la resistencia histórica, la atacan y la cuestionan, buscando la discordia y el adulteramiento de la idea superior del arte que salva y hace crecer.
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Esos olvidan las visitas de los artistas a centros oncológicos, a hospitales y centros sociales. Olvidan las cruzadas culturales que llevan la poesÃa a los más apartados lugares de nuestra geografÃa. Olvidan los intercambios en escuelas de artes y educación general. No miran el abrazo con nuestras universidades, con los barrios donde se fermenta y enriquece lo cubano y como la casa del artista se convierte en un remolino de asombros necesarios.
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Olvidan las brigadas que llevan la alegrÃa y la felicidad, regalando el arte en todas sus formas a los pueblos y comunidades golpeadas por los huracanes y eventos naturales que suelen ocurrir y lastimar desde nuestra insularidad.Â
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Esos, los que hoy atacan a la UNEAC, van apegados a la idea de un pensamiento subordinado a los centros de poder, a la banalidad, la colonización cultural, la muerte de las identidades y de inhibir la capacidad de pensar de los pueblos.
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Para esos, la respuesta es más cultura de la resistencia, más arte comprometido con la espiritualidad nacional, mayor defensa de nuestra identidad, mayor apego al pueblo, más capacidad de emanciparnos y crecer, sin olvidar lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos llegar a ser, Cubanos Enteros, comprometidos con la virtud, la belleza y el amor.
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Y apegados al pensamiento martiano, creemos como él, que el espÃritu del hombre se libera y va en busca de alturas donde no tiene espacio la mediocridad, la mezquindad, y la maldad. Sea este el espÃritu que defendamos desde la UNEAC en Matanzas, el de la justicia, la nobleza y la cultura.
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