Leer poesía es ensayar una pequeña magia. Intentar definirla es tropezar con las mismas dificultades que se nos plantean como cuando tenemos que definir un color, un sonido, el significado de la ira o el amor. ¿Cómo describir entonces la magia que entraña este libro? ¿Explicarlo, presentarlo? No hay otra forma de hacerlo que dejándose llevar por esa misma magia, por la maravilla.
Antología de poesía argentina actual, un libro que desde el propio título se nos revela ambicioso, abarcador, y cuando lo leemos descubrimos que sí, lo es. Casi cien años de poesía argentina encontramos en sus páginas. Nicolás Antonioli, el antologador, nos presenta 12 poetas que desde la polisemia de sus estilos dibujan un cosmos poético singular que permite leer, disfrutar y hasta analizar la poesía de Argentina de gran parte del siglo XX y las dos primeras décadas del XXI. Pero, si de poesía se trata, no se precisa más que el sentimiento como único pasaje para esta aventura literaria.
Temas que discurren sobre el amor, la muerte, la soledad, en un tono intimista que resalta la belleza de las imágenes. Igualmente la antología poetiza sobre temas sociales y políticos, sin perder esa belleza pero resaltando la fuerza expresiva década línea. Como en estos versos de Cristina Molina: La boca de Angelina Jolie en la pantalla/ y sus ojos plásticos cuando se los cambia/ le mataron a Él en un país comunista// se lo mataron/ y todos sufrimos/ cuando las mariposas vuelan entre las telarañas de la selva/ ella y él /y un beso/ que sufrimos…
A pesar de la multiplicidad de estilos y temas se respira equilibrio y armonía. Las voces poéticas logran una unidad estilística en léxicos cercanos y códigos estéticos parecidos. Sobre todo en la generación de poetas nacidos en los años 80 y que son los que priman; en ellos se siente ese lenguaje depurado y directo, desenfadado en la construcción y estructura de los versos, prescindiendo de signos de puntuación.
El escritor argentino Cesar Melis expresó: Existe en el mundo de hoy, pero principalmente en un país abaratado y atérmico en lo cultural como Argentina, cierto desprecio de los editores en general por publicar y divulgar poesía. Por suerte aquí seguimos apostando por difundir lo verdaderamente valioso. Y gracias a la Editorial Sanlope en Las Tunas y a su compilador Nicolás Antonioli (uno de los poetas que aparecen) podemos disfrutar de este libro, que fue editado por el escritor Antonio Gutiérrez Rodríguez y cuta corrección fue de la mano de Maritza Batista.
Toda selección entraña el peligro de decantar, olvidar, apostar por unos. Esta antología no escapa de ese peligro, pero sale airosa gracias a la calidad de sus textos. Me place profundamente ver en esta muestra representativa de 12 poetas, de ellos nueve sean mujeres. No podría quizás ser de otra manera, Argentina es la tierra de Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, y la grandeza e influencia de su legado se siente en esas voces femeninas. Este es otro de los méritos del libro, de la selección.
La poesía es brasa y fuente, asidero y revoluciones, respuestas y muchas interrogantes. Su idioma, como el del sentimiento, es universal, por eso más que descubrir a poetas argentinos nos autodescubrimos en una imagen, un verso, una metáfora. Ahí está la esencia, la maravilla. Basta eso para ensayar la magia de leer este libro.
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