En los últimos meses del ya pasado 2023 las artes visuales tuneras estuvieron en el centro de las noticias culturales: exposiciones, salones, reapertura de galerÃas, proyectos colectivos que empiezan a materializarse y hasta crÃticas en las redes sociales. Muchas miradas apuntaron hacia allÃ, miradas que por tiempo se tornaban esquivas. Un repaso por esas muestras, gran parte de ellas todavÃa abiertas al público, permiten visualizar un camino, que no exento de tropiezos, parece al fin encontrarse.
El mes de octubre traÃa la esperada reapertura de la galerÃa Fayad JamÃs del Fondo Cubano de Bienes Culturales, luego de dos años de cerrada al público; para ello se reservó una expo que suscitó varios análisis y opiniones de artistas y especialistas. Aquà Estamos fue el nombre elegido, como para reafirmar que los artistas tuneros están haciendo arte en medio de un panorama galerÃstico que se vislumbraba desalentador. Unos dÃas antes el Salón UNEAC, quizás sin saberlo, nos daba una pequeña muestra de lo que serÃa.
Más de una veintena de artistas de diferentes generaciones se reunieron en la citada galerÃa. Conceptos vanguardistas afianzados en el paisaje artÃstico tunero, desde Jesús Vega Faura, Yamila Coma, Alexis Roselló o Rogelio Ricard,o acompañados de una generación pujante que revierte códigos y hace de la posmodernidad su bandera. Luis Antonio González, Liset Gutiérrez o Jarol RodrÃguez demuestran el talento y empuje de los más jóvenes que apuestan por la experimentación sin abandonar las técnicas tradicionales. Diversidad de estilos y lenguajes en grabados, esculturas y fotografÃas coexisten en la Fayad JamÃs. Sinergia que se siente a ratos forzada y en la que se respira cierto ahogo por la cantidad de obras en un espacio que les quedó pequeño. Solo gracias a la curadurÃa y disposición oportuna de tantas piezas se logró atraer y dialogar con los visitantes, que felizmente no han sido pocos. Y ese es otro de los méritos de la exposición, la capacidad de convocatoria y promoción que tuvo al incentivar a los crÃticos a emitir análisis en torno a la muestra.
Noviembre nos sorprendÃa con la grata noticia de que se retomarÃa el Salón de Pequeño Formato José Antonio DÃaz Peláez, en el Centro de Desarrollo para las Artes Visuales. Tras varios años de ausencia llegó nuevamente para revitalizar esta manifestación en una provincia en la que, más allá de un epÃteto, el arte escultórico echó raÃces.Â
Mucho se extraña la escultura en la mayorÃa de las exposiciones y amén de conceptos reiterativos e inacabados, el Salón demostró que al convocar y motivar a los artistas, unido al aprovechamiento de recursos no convencionales, se pueden lograr trabajos dignos y provocadores. Paralelo se realizaron otras iniciativas como conversatorios y espacios teóricos que, sin tener el alcance de antaño, dio indicios de un interés por reanudar las inolvidables Bienales de Escultura.
Por su parte la expo colectiva Año Cero sorprendió con su lenguaje provocativo, arrollador. Las instalaciones artÃsticas, propias del arte contemporáneo conceptual, proponen la intervención de espacios mediante la utilización de diversos materiales, medios fÃsicos visuales o sonoros. Sin dudas el espectador tunero estaba ávido de disfrutar este tipo de propuestas.
En la galerÃa del Consejo de las Artes Plásticas encontramos siete artistas, siete voces, a veces gritos que invitan al diálogo más que a la contemplación. Llega como parte del proyecto Zona Creativa, que bajo la guÃa del artista Leonardo Fuentes CaballÃn pretende incentivar la creación al apostar por espacios y recursos alternativos.
Por último se nos presenta Selfie como ese espejo donde nos autodescubrimos y revelamos nuestra esencia. Veintisiete autorretratos de varios creadores que desde sus particulares estilos dibujaron más que al artista al ser humano que son. Pinturas, fotografÃas y dibujos componen la exhibición tan atrevida como sugerente y que dio espacio a varias voces que llevaban tiempo fuera de las galerÃas, en la que se recogen nombres como Yamila Coma, Alexander Lecusay, Damayanty Mena, Gustavo Polanco.
Aunque cada obra posee el encanto de atrapar el gesto del artista desde su propia mirada e introspección, vale resaltar el trabajo de dos mujeres cuyos lenguajes van ganando fuerza en el circuito galerÃstico. Daimà Silva con la belleza y pureza de sus trazos nos revela la mujer-artista desde una visión hedónica en la que se sabe libre y talentosa, gustosa de su condición. Y Liset Gutiérrez, quien prefiere desdibujar el rostro, presentarlo como un todo en el que cada mujer puede pintarse y encontrarse a sà misma. Su obra se alza como denuncia por tantas veces que a las mujeres les ha tocado esconderse, callar. TodavÃa está a tiempo de visitar esta exposición en la sede de la Fundación Nicolás Guillén y disfrutar de una muestra original y convincente.
Me gustarÃa pensar que más que cerrar, los últimos meses del año abrieron ciclos creativos, de dinamización, en los que finalmente los artistas y públicos se encontraron, se generaron debates profundos y analÃticos sobre los procesos creativos, donde las instituciones cumplieron su objeto social y convocaron a sus artistas, convirtiéndose las galerÃas en ese espacio vital que necesita hace mucho el arte tunero.
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