El 11 de mayo conmemoramos el aniversario 150 de la muerte de Ignacio Agramonte. También ese día, el pintor Joel Jover refutó la exactitud del hecho por la presencia indiscutible del héroe a través de su muestra en la Casa Natal de El Mayor. Hoy conversamos con un escritor camagüeyano que mantiene con vida a la figura histórica como personaje protagónico de su obra.
No siempre un solo término retrata a la persona y al oficio, pero con Víctor Hugo Pérez Gallo (Nuevitas, 1979) sí nos abraza la dicha de quien encuentra la perla natural en un océano de ostras sin heredad. Fantástico. Él es fantástico. Lo supimos desde el verano del 2015 en el café literario La Comarca cuando leyó un fragmento de Los endemoniados de Yaguaramas, donde proclama Camagüey la capital del país e Ignacio Agramonte no ha muerto. Participaba en la Cruzada Literaria de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en esta ciudad con despegue urbano de la España medieval.
“Ignacio Agramonte era de estirpe navarra y aragonesa. Su apellido se entronca con las principales casas navarras, ese es un estudio heráldico que aún la historiografía cubana debe hacer. Para mí Ignacio Agramonte forma parte de mi imaginario: es un semidiós, a la altura de Aquiles, un adelantado a su tiempo. En Los endemoniados… es un personaje secundario pero hace años que tengo un borrador de novela con él mismo con protagonista. La novela de Agramonte aún está por escribirse. Su figura ya es mítica”, cuenta como pistas de la conferencia sobre novela histórica, dictada hace unos días en el Pabellón Cuba, sede nacional de la AHS en La Habana.
Con aquel texto, Víctor Hugo, o Solo Víctor Hache, como se identifica en el ámbito literario, ganó el Concurso de cuento Hidra de ciencia ficción, convocado por la revista Juventud Técnica en 2013; luego publicado por la Casa Editora Abril. Autores como él, Yoss y Elaine Vilar Madruga consolidan el perfil nacional de la literatura de ciencia ficción en Cuba.
─Inventas mundos, ¿qué no tiene este como para plantearte otros?
─Yo creo que el escritor es una especie de semidiós, un ser que crea mundos nuevos y vidas nuevas y me invento los mundos para justificar este mundo de barro donde vivimos todos; creo que la escritura es una tabla de salvamento, a la que siempre podemos echar mano cuando la triste cotidianidad nos rodea.
La crítica literaria encuentra en Víctor Hugo una reinvención del realismo mágico y se atreve más al identificar en su escritura el alumbramiento del neo-surrealismo caribeño. Para Los endemoniados… consultó archivos de Camagüey, Bayamo, La Habana y Madrid. Su talla intelectual fue un aval para colaborar con el libro Cuando la luz del mundo crece. Sesquicentenario de la Asamblea de Guáimaro (1869-2019) (Ediciones El Lugareño, 2019) Aportó al segmento “Voces confluyentes” un punto de vista diferente al relacionar los misterios del origen de nuestra nación con ritos de Eleusis, ciudad de la antigua Grecia.
─En un mundo en que parece no importar el pasado, ¿qué sentido encuentras a investigar y enseñar de las historias de la escritura?
─En mis clases de escritura creativa siempre les digo a mis estudiantes que la literatura escrita es superior a los audiovisuales, pero que debe estar bien escrita. Precisamente el otro proyecto donde estoy trabajando se titula “Historia medieval de Aragón para ababoles”. “Ababol” es una palabra en aragonés que significa literalmente “tontos”, inocentes, pero la trampa está en el mismo título: somos tontos, somos inocentes quienes no leemos, quienes no conocemos la historia, aunque esta ignorancia hoy en día está más extendida de lo que creemos.
Un desconocido destacaría al carismático grandulón como uno de los más ocurrentes de la generación, en efecto, tiene la habilidad de Cronos para trazar un camino serpentino con épocas y personajes a su antojo; en cambio, por las trampas de mirar con estereotipos, no sospecharía que se ha forjado como un sobresaliente catedrático: Doctor en Ciencias Sociológicas por la Universidad de Oriente, Profesor Invitado de la Universidad de Santiago de Compostela y de Zaragoza y Chercheur agrégé Université de la Sorbonne. Mereció el Premio de la Academia de Ciencias en Cuba por Holguín en el 2015. Aunque se ha especializado en Sociología del Conflicto, un área para explicar los mecanismos internos del conflicto, las protestas y los movimientos sociales, reconoce como su verdadera profesión ser escritor.
“En la actualidad imparto clases de escritura creativa en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que, como sabrás, es la universidad pública más grande de España tanto en número de estudiantes como en oferta académica, así como el mayor campus de Europa, y se dedica, desde hace 50 años, a universalizar una Enseñanza Superior de calidad a través de un modelo de enseñanza online y semipresencial, siendo líder en su sector”, añade.
El autor de La Escritura Demencial (Editorial Egarbook, 2017) suele preguntar a los estudiantes el origen de sus nombres y apellidos. En Zaragoza se ha familiarizado con otros idiomas como el catalán, el gallego, el mismo aragonés. Asegura que tienen literatura propia y en muchos casos tan rica como la escrita en castellano.
“Ahora estoy enfrascado en dos proyectos: un ensayo histórico sobre las personalidades de Zaragoza que estuvieron en Camagüey en el siglo XIX como Ramón y Cajal; y una trilogía de novela histórica, grimdark, basada en el contexto del Aragón del siglo XII. Hombres y mujeres inventores del Aragón moderno. De eso va la trilogía cuya primera parte, Confabulados con Dios (Edhasa, 2023) me encantaría que algún día la Editorial Ácana me la publicara también, porque creo que mi lector natural es el cubano”.
Esa voluntad de la aventura y de la construcción de ambientes imaginables tiene como base el sedimento y la experiencia de viaje. Basta un asomo a las redes sociales para topar la sorprendente galería. Pasó un año en Camboya. Estuvo en Vietnam. Montó elefante en Laos, donde laboró como promotor de lectura. Aparece junto a hitos de París como el Arco de Triunfo y la Torre Eiffel. La foto con la Acrópolis de Atenas de fondo remarca el encuentro con un punto de referencia en su enfoque. En efecto, todo buen fantástico sabe colocar el espejo en el futuro y también en el pasado para comprender, interpretar y reconstruir el presente cultural.
─Incluso dibujando un futuro otro, llevas el arraigo a la obra, de maneras muy creativas. Pienso en El mar por el fondo, tu libro a Nuevitas…
─La comarca de Santa María del Puerto del Príncipe está siempre en mi imaginario vivencial y literario; especialmente la región del norte de la comarca, específicamente el villorrio de San Miguel del Bagá y su estero, donde funcionaba una casa de la moneda y por donde pasaba la Trocha del Este en el siglo XIX, el intento inútil de detener a los guerrilleros mambises; está la villa de San Fernando de Nuevitas, ciudad asediada por tres islotes que semejan ballenatos mitológicamente petrificados en la entrada de la bahía. Una villa mojada siempre por el mar Caribe. Esa región está perennemente en mi imaginario.
“Te diré un secreto: quiero envejecer en la costa de Nuevitas, quiero tener una casa de madera mirando el mar, con mi biblioteca allí y levantarme todos los días de mi vida oliendo el salitre y desayunando masa de cangrejo hervida con un poco de picante y acompañado de un trago de café; aunque he vivido en Roma, Barcelona y Caracas, Camagüey siempre está en mi cabeza, y donde quiera que voy hallo similitudes con mi patria chica, esa es la verdad. Por ejemplo: Zaragoza, la ciudad actual, se asemeja mucho a Camagüey, su calle central a su calle Cisneros; como ya sabes allí vivió José Martí, nuestro apóstol, en la calle Manifestación, la casa donde vivió la visito a menudo y siempre para mí es una fiesta porque pienso: por aquí caminó el hombre más grande que ha dado la política y la literatura en Cuba, aquí estudió Derecho y aquí se enamoró en estas estrechas callejuelas medievales apenas iluminadas por el sol, húmedas por su cercanía al gran río Ebro que desemboca en el mar Mediterráneo. Perderse por esas arterias del casco histórico de Zaragoza es como estar en el laberinto de calles de mi Camagüey; de hecho tengo una novela inédita donde trascurre entre Zaragoza y Camagüey y comienza con la toma de la ciudad de Santa María del Puerto del Príncipe por el pirata Morgan.
Este es un capítulo de los más épicos que han ocurrido en el Camagüey legendario, y es lamentable que las nuevas generaciones no lo conozcan. La investigación histórica que hice al respecto da para una novela entera”.
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