Tres semanas estuvo el primer ministro Fidel Castro, en junio de 1961, reunido con escritores y artistas para aclarar las dudas sobre la polÃtica cultural que trazarÃa la joven Revolución cubana. Sus conclusiones se conocieron como Palabras a los Intelectuales, un discurso muy citado por defensores y enemigos del nuevo régimen durante el medio siglo transcurrido desde entonces, sobre todo por el aserto «dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada».
Un debate sobre aquellas famosas palabras se extendió durante casi tres horas en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, sede nacional de la AHS. En el espacio Dialogar, dialogar este miércoles el historiador Elier RamÃrez convocó al poeta e investigador Juan Nicolás Padrón; a Indira Fajardo, presidenta nacional de la Brigada de Instructores de Arte José MartÃ; Raynier Pellón, especialista del Centro de Investigaciones de PolÃtica Internacional; y al ensayista Helmo Hernández, presidente de la Fundación Ludwig de Cuba, quienes ofrecieron sus percepciones sobre la significación de ese discurso para la cultura nacional.
El panel coincidió en la relevancia de estudiar el contexto de la Cuba de 1961, amenazada por la guerra directa con los Estados Unidos y atacada constantemente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la contrarrevolución interna. La prohibición de exhibir en los cines —circuito controlado por el novel Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico (Icaic)— el documental PM, desató las discusiones en torno a la libertad de expresarse y de crear que tendrÃan los intelectuales en la naciente Revolución.
«HabÃa un gobierno en estado de emergencia y en la cultura también se dirimÃan posiciones, todo eso está detrás de la prohibición de PM (apoyado por Lunes de Revolución) por parte del Icaic —otro núcleo fuerte de influencias—, además de las concepciones prevalecientes en el Partido Socialista Popular, el Movimiento 26 de Julio y otras organizaciones», recordó Juan Nicolás Padrón.
Según la presidenta de la Brigada de Instructores de Arte «cada cual asumió, y asume, el discurso como lo entiende y traza su idea de polÃtica cultural, por ello creo necesario sostener un diálogo de ese tipo, horizontal, con las autoridades gubernamentales en las condiciones actuales».
Entre los elementos planteados en 1961, consideró Raynier Pellón, está la necesidad de lograr la unidad del pueblo cubano frente a los peligros que plantea el nuevo escenario polÃtico entre Cuba y los punteros del capitalismo (no solo Estados Unidos). «La unidad propuesta por Fidel en 1961 significaba también aceptar a artistas que no eran revolucionarios, pero tampoco significaban una oposición marcadamente reaccionaria», afirmó.
Helmo Hernández señaló la ausencia de una historia cultural seria, que permita establecer un vÃnculo de las nuevas generaciones con los acontecimientos exactos ocurridos hace decenas de años. «No es el documento fundamental de la polÃtica cultural revolucionaria porque los reunidos allà eran solo una parte del enorme proceso que estaba ocurriendo en el paÃs», sostuvo el ensayista, quien reconoce que el diálogo con Fidel constituye un ejemplo de procedimiento metodológico para establecer consenso en torno al fenómeno artÃstico-literario en un proceso revolucionario.
Foto 2: El ensayista Esteban Morales llamó a buscar mecanismos efectivos para divulgar estos debates y acercar a los intelectuales a la prensa diaria, pues «estamos en una encrucijada para la nación».
Foto 3: Para Harold Cárdenas, del blog La Joven Cuba, «es difÃcil entender los errores posteriores si existÃan las Palabras a los Intelectuales».
Foto 4: Dialogar, dialogar pretende dar a los jóvenes un espacio de debate sobre los problemas de la sociedad cubana.
Fotos: Alba León
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