Con un crecimiento en su membresía y la entrega de los carnés concluyen las jornadas por el 13 de agosto en la Casa del Joven del Joven Creador avileña. No todo está dicho. Hay mucho todavía por hacer.
Se les dio la bienvenida en un patio rebozante en juventud a los jóvenes de la vanguardia: René Rivas Hernández y Bárbaro Toranzo Barrabíen, en Teatro; Carlos A. Beckford Alarcón, en Danza; y Yeinier Delgado Abreu, en Música. Este último, uno de los responsables de hacernos pasar bien en esta noche de repentismo e improvisación.
Fue la noche de un 13 de agosto especial que no solo sirvió para respetar la tradición repentista con la peña Décima cuerda, de Rainer Nodal y sus compinches, sino, también, para no olvidar que hace 65 años dos jovenes revolucionarios fueron asesinados bajo la dictadura de Batista, por el soldado Margarito Díaz, apoyado por el cabo Pablo A. Zayas.
Nadie imaginaría que ese asesinato sería el detonante para que en 1986 se creara la Asociación Hermanos Saíz. Hogar la joven intelectualidad cubana. Asidero de obras de bien con el sello del amor por Cuba.
En esta peña se hace de todo lo que tiene que ver con el repentismo y la tonada de la tierra. Pero también se aman los colores de la bandera y cada uno de los sabores de una luna en cuarto creciente.
En este sitio se agradece la tradición cultural y familiar. Porque desde el apego familiar Rainer Nodal hinchó sus venas con la décima improvisada y el olor a tierra mojada. Igual que Yeinier Delgado. Y muchos otros. Eso es tradición cultural. De la buena. Porque hay otras tradiciones que son dañinas y no espacio.
La Asociación Hermanos Saíz en Ciego de Ávila también es una familia con apegos culturales y que trasciende criterios personales, gustos estéticos, e idelismos. Como debe ser.
El arte es libre y soberano. Como nuestra bandera.
La jornada del 12 no estuvo menos tradicionalista que esta última.
Sin querer desencajar con el dolor de un país que llora las víctimas del incendio en Matanzas y el recuerdo angustioso de esos dos jóvenes asesinados en el pasado más lejano, así como la ausencia de nuestro Fidel en su 96 cumpleaños, se puso a vibrar la cuerda de los corazones alegres.
Y todo vibró, entonces, con la magia y la sabiduría de la vanguardia artística.
A primera hora tuvimos a la periodista de Invasor y jefa de la sección de Audiovisuales, Arletty White Morales, a cargo de la presentación de un documental ¿Por qué luchamos?, de Danny González Lucema, ante un público no todo lo numeroso que queríamos, pero sí joven y dedicado, como fueron los alumnos del taller de creación teatral que se imparte por estos días veraniegos en la Casa del Joven Creador por parte del guiñol Polichinela y otros artistas.
Hablar de ese hermoso documental de 32 minutos que nos acerca a la vida y obra de los hermanos Luis y Sergio Saíz mereciera más espacio. Y no tan noticioso.
Pero fue una tarde hermosa y cargada de cierto dolor que gravitaba en el ambiente, a pesar del tiempo y de las ausencias. Me contaba Arlenys Pardo Pérez, la programadora de la Casa, una vez terminada la presentación: “Aunque ya se haya puesto otras veces, aquí produce siempre la misma sensación y ese sentimiento de admiración a los hermanos Saíz. Es curioso que los muchachos que sí lo veían por primera vez mostraron esa misma sensación y lo atesoraron con deseo”.
Ahí estaba la magia del sentido de la historicidad que denotaban Marx y Engels en su sistema filosófico genial.
Ahí está el sentido del momento histórico del que también nos hablaba Fidel.
Es la misma humanidad. Golpe a golpe. Arte con arte.
Uno de nuestros miembros de honor, Damián Betanzos Hernández, tuvo a bien presentar el libro Cuerpos que yacen dormidos, compilación de la obra de los hermanos Saíz, por Luis A. Figueroa Pagés, autor también del libro Juventudes.
Con el lenguaje fluído, característico en Damián, la invitación a la lectura fue lanzada vehementemente consiguiendo que algunos de los presentes poseyeran el libro ávidos por su lectura.
Versos que asumían una dimensión otra desde la organicidad y el sentimiento, desde la pasión y el candor. Algunos en el público echaron a llorar. A otros se nos hizo un nudo en la garganta.
Y al término de la jornada los actores del taller de creación teatral hicieron una lectura expresiva de algunos de los poemas de este libro.
Crecía la admiración por la vida y obra de estos jóvenes.
Hermosa labor.
Siempre se tuvo claro que no se podría hacer todo lo que se ambicionaba, y que cada acto estaría cargado del sentir de la membresía. Y así fue. Los jóvenes artistas de la AHS en Ciego de Ávila miraron este 13 de agosto con luz de gigante y la esperanza tatuada en la mejilla.
En este día de aniversarios hubo en nuestra Casa, arte del bueno, del joven.
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