Una mujer no necesita esforzarse para ser médico, para superar la muerte, para ser un hombre. Una mujer no necesita esforzarse, pero si ser más fuerte que cualquier otra mujer que prefiera tejer y estar sentada sonriendo. Una mujer, entonces, necesita ser fuerte para interpretar a esa otra mujer fuerte que fue médico y que fue hombre.
Enrique es un él, aunque en su acta de nacimiento –y en su cuerpo– se diga lo contrario. Enrique tuvo que enfrentarse a los males de su generación, que son los males de mi generación. El espectáculo unipersonal Favez, propuesto por Argos Teatro bajo la dirección de Alberto Corona, trae a Enrique tal cual fue, y sin morbo, lo deconstruye en escena contándole al público (o a un oyente imaginario) toda su vida.
Enrique, interpretado por Liliana Lam, espera todo el tiempo. Espera a que Juana regrese con la noticia de que nadie levantará cargos contra él por haber nacido mujer y vestirse como hombre; llueve. La noticia que llega es que Juana lo ha acusado. Espera sentencia en una cárcel, se superpone el juicio. Recibe 10 años de condena. Aparece en una prisión en la que no debería estar. Como si no fuera suficiente estar presa en su cuerpo. Veintidós años después Enrique es de nuevo Enriqueta. Es monja. Ahora Enrique-ta espera regresar a Cuba. Regresar a Juana. Se cierra el ciclo. Juana ha muerto y Favez se queda en el bucle de la espera interminable. De la pérdida interminable. Él perdió a sus padres, a su hija, a su tío, a su amada. Queda el dolor, que es lo que deja la escena. Proyecciones y parlamentos en off complementan el desenvolvimiento del monólogo. Faltó una catarsis arrasadora. Sobró sensorialidad y conexión propiciada por el rompimiento de la cuarta pared.
Alberto llama a Lili. Lili sale aún emocionada. Me cuenta que retoma la historia de Enriqueta porque no es posible que, doscientos años después, se luche por lo mismo, que ya es hora de que todas las personas tengan los mismos derechos. Alberto y Liliana son pareja, escribieron el texto a cuatro manos encandilados por la magia de Favez. La investigación se basó en el libro Por andar vestida de hombre, de Julio César Pagés, que cuenta con documentación la historia. “Ella es uno de los primeros casos transgénero reconocidos. Es como un símbolo. Es nuestra misión como artistas obrar en pos de una sociedad más justa”. Lili es una mujer fuerte que interpreta a una igual, en una especie de rescate de su memoria, de la espera porque algún día Enrique pueda ser Enrique y no muera en el intento.
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