Estudiar, leer, informarse. /
Hay que saber lo que ha pasado y pasa /
dentro del campo de la música.
Maestro Electo Silva
(Toda la música)
I
En Cuba, desde hace varios años, se han venido publicando libros sobre diversos aspectos relacionados con nuestra cultura musical, hecho acrecentado, posterior a la creación de la Imprenta Nacional de Cuba (1959) y el Instituto Cubano del Libro (1967), respectivamente, donde se instauraron las bases –y articularon procesos– para realizar publicaciones más sistemáticas y masivas. Son textos que tratan sobre música, músicos, agrupaciones, entre otros temas, salidos de las necesidades e intereses de musicólogos, musicógrafos, periodistas e intelectuales enfocados en propiciar, lo que el investigador Joaquín Borges–Triana da a conocer como: “la preservación de una imagen de nuestra memoria sonora en la página impresa.”[1] Si bien Borges–Triana expone este razonamiento, en torno a tópicos puntuales de las publicaciones seriadas sobre música cubana, en su esencia radican puntos de contacto con el presente trabajo.
Acerca de la pertinencia de estos libros, el musicólogo, músico y crítico musical Jorge Fiallo Salazarte, refería en el artículo “La música en el ciclo de su producción, circulación y utilización social”[2] (Temas No. 16/88, p.19), la necesidad de incluir en la fase de Circulación de la música, a todas aquellas actividades y mecanismos establecidos […] que tienden a lograr la percepción o coadyuvan […] a la valoración de la música por parte de un público generalmente amplio y diverso. Y entre las principales características de estas actividades colocaba dos específicas:
- Las ediciones de libros, folletos y materiales diversos sobre música.
- Y La publicación de artículos o trabajos diversos referidos a la música en publicaciones generales o especializadas.
Visto lo anterior, se justifica entonces la existencia de editoriales que asumen esta diversidad y campo temático –actividades– como línea fundamental de todo su quehacer, entre ellas, por citarse solo algunos ejemplos, Ediciones Cidmuc, del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana; Ediciones Museo de la Música, perteneciente al Museo Nacional de la Música; Atril Ediciones Musicales, socia de la Agencia Cubana de Derecho de Autor Musical (ACDAM) y la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE); Andante Editora Musical de Cuba, del Ministerio de Cultura (Mincult), y las publicaciones aparecidas bajo el sello Casa de las Américas, de la institución homónima, que edita y promueve libros, entre otros productos editoriales,[3] que contribuyen a una comprensión más integral de la música de Cuba y Latinoamérica.
No menos importantes, son las publicaciones de la colección Cinquillo de la Editorial José Martí, que da a conocer datos de la vida y obra de nuestros principales creadores musicales, y la promoción a géneros y cultores de sonoridades como la Nueva y Novísima Trova, el rock and roll, pop, pop rock y la canción cubana contemporánea, aparecidas bajo los sellos Ediciones La Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y la Casa Editora Abril.
Sin embargo, en los catálogos generales de otras 61 editoriales, que conforman el Plan Editorial Nacional, circunscritas al Instituto Cubano del Libro (ICL), el Mincult, a centros de estudios académicos y culturales, fundaciones, y a asociaciones como la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y la Asociación Hermanos Saíz (AHS), se registran títulos que responden a la línea temática en cuestión. Dentro de este conglomerado, saltan a la vista las entregas de la Editorial Oriente de Santiago de Cuba, que desde la década de los años 70´del pasado Siglo XX, se han colocado en el gusto y la preferencia del público lector nacional y de otras regiones. Una actualización acerca de este particular, en lo adelante la Muestra Total del periodo examinado, 1971–2021, da cuentas de cuarenta y seis títulos publicados, mas dos terminados para publicación en 2022.
No pueden obviarse los artículos, reseñas, comentarios y crónicas sobre música y músicos cubanos, divulgados en la Revista Literaria y Cultural SiC, publicación trimestral que esta editorial tuvo en circulación desde 1998 hasta el 2015. Y hasta donde fue posible rastrear sus números consecutivos, se constatan veinticinco colaboraciones, que pueden ser leídas en las secciones Juegos de espejos, Un mundo de cosas, Ejercicio Libre y Cálamo ocurrente. Cabe señalar, que algunas derivaron en proyectos de libros, que contribuyeron a enriquecer el catálogo institucional.[4] Por sus aportes e inestimable información para la comunidad de lectores, estos trabajos requieren de un abordaje concreto, que por límites de espacio, quedan sujetos a tratar en otra aproximación.
Respecto a los catálogos editoriales, y su importancia, existe un consenso en la bibliografía especializada de que estos son obras de referencias fundamentales, para el conocimiento de los fondos y/o surtido bibliográficos, de las entidades dedicadas a la edición, producción y comercialización de libros, revistas y folletos, lo que se procura con Publicaciones sobre música y músicos en el Catálogo General de la Editorial Oriente, 1971-2021. Revalorizar su importancia de manera general y específica, por contenidos y temáticas, Objetivo Principal a tener en cuenta, requiere de análisis y valoraciones de la estructura interna de los mismos, en todos sus aspectos […] para la recuperación de la información [5] y ponerla, de manera más efectiva, en vínculo con el sistema de promoción – divulgación, garantizando así que este conocimiento circule con calidad. De un modo u otro, Publicaciones sobre música y músicos…, enfatiza en que los catálogos son referentes identificadores de las editoriales y su signo más inmediato de identidad profesional.
II
La visión integral que sobre los procesos culturales, políticos y educativos, tuvieron los gestores de la Editorial Oriente,[6] sobre la base de la existencia de un fuerte movimiento autoral en esta región del país, que se conjugó con un potente desarrollo económico, cultural y científico – técnico, propiciaron que, bajo el eslogan Una editorial para todos, las personas tuvieran un abanico de opciones acorde a sus interés como lectores. De modo que muy pronto, y en total coherencia con los derroteros del momento, las temáticas asociadas al universo de la música comenzaron a tener una proyección relevante.
Siendo Santiago de Cuba “proa de la música cubana,” como asegura el periodista Reinaldo Cedeño Pineda,[7] con saberes y prácticas socioculturales de su población bien arraigadas y estructuradas en ese sentido, estaban dadas las condiciones para la adquisición y apropiación de estas publicaciones. Comenzaba a visualizarse otra experiencia cultural, más cercana al contexto del territorio, produciéndose interrelaciones y dinámicas que permitieron incorporar o enriquecer experiencias (individuales y colectivas), valores y habilidades, en las personas. Y es que estos libros, comenzaron a reflejar el orgullo –acervo– de un país por su patrimonio musical, pasando a formar parte de las expresiones culturales que nos identifican y caracterizan.
Quizás el valor más distintivo de estas publicaciones, es que están pensadas para a un público no experto, por el empleo de un lenguaje claro, preciso, sin tecnicismo, pero a su vez no dejan de ser referentes para investigadores, profesionales, docentes y alumnos del ámbito de la musicología, dado que en estas propuestas pueden encontrar, además de información y conocimiento, respuestas a múltiples interrogantes de la profesión; esto lo sostuvo, como pauta, desde la apreciación musical, el maestro Electo Silva Gaínza, en su obra, Toda la música (2009), surgido de encuentros con universitarios, llevado a un programa de radio y en su primera edición (1973), encargado por el Ministerio de Educación (MINED) para estudiantes de secundaria básica.
A juzgar por la premisa “para todo el pueblo”, defendida por Silva Gaínza y otros autores, no sería festinado afirmar que estos libros pueden entenderse como publicaciones musicográficas: textos sobre música –y músicos–, sin pretender un enfoque científico y musicológico propiamente. Y para una (pre) clasificación, en observancias de sus contenidos, estos se han agrupado en:
- Biografías y testimonios: (19 títulos)
- Adolfo Guzmán. Apuntes y testimonios. Leonardo Depestre Catony ,1988
- Homenaje a la música popular cubana. Leonardo Depestre Catony, 1989
- Porque tiene su filin. Félix Contreras,1989
- Joseíto Fernández y su guantanamera. Leonardo Depestre Catony , 1994
- Sindo Garay. Memorias de un trovador. Carmela de León, 2002
- Isolina Carrillo. Dos gardenias para ti. Carmela de León, 2003
- Deja que Bola te cuente. Ramón Fajardo Estrada, 2011
- Yo seré la tentación: María de los Ángeles Santana. Ramón Fajardo Estrada, 2011
- Dulce María Serret. Severiano Alfonso Lolo Troisi, 2012
- Clara y Mario. El dúo romántico de Cuba. José Antonio Morales Oropesa, 2013
- Ernesto Lecuona. Cartas. Tomo I. Ramón Fajardo Estrada , 2014
- Ernesto Lecuona. Cartas. Tomo II .Ramón Fajardo Estrada, 2014
- No quiero piedras en mi camino. Conversaciones con Enrique Bonne. José Aquiles Virelles y Pedro López Cerviño, 2015
- El guayabero. Rey del doble sentido. Zenovio Hernández Pavón, 2016
- Rita Montaner. Testimonio de una época. Tomo I. Ramón Fajardo Estrada, 2018
- Rita Montaner. Testimonio de una época. Tomo II. Ramón Fajardo Estrada, 2018
- Barbarito Diez. Como el arrullo de las palmas. Zenovio Hernández Pavón, 2018
- Chano Pozo. La vida (1915-1948). Rosa Marquetti Torres, 2018
- Lourdes Torres: como cualquiera. Lázaro Ojeda, 2019
- Monografías (13 títulos)
- Los grupos folclóricos de Santiago de Cuba. José Millet y Rafael Brea, 1989
- La guaracha cubana. Rosendo Ruiz, 1992
- Música por el Caribe. Helio Orovio, 1994 (1era. Edición)
- La conga, la rumba: Columbia, yambú y guaguancó. Helio Orovio, 1994
- El bolero cubano. Helio Orovio, 1994
- El son, la guaracha y la salsa. Helio Orovio, 1994
- El danzón, el mambo y el chachachá. Helio Orovio, 1994
- El punto cubano. María Teresa Linares, 1999
- Los misterios de la ópera. Roberto Méndez Martínez, 2002 (1era. Edición)
- Música por el Caribe. Helio Orovio, 2007 (2da. Edición)
- Los misterios de la ópera. Roberto Méndez Martínez, 2012 (2da. Edición)
- Los narradores cubanos también cantan bolero. Daisy Cue Fernández, 2012
- La era post-bugalú. Joney Manuel Zamora Álvarez, 2019
- Libro- música: cuaderno pautado (1 título)
- Cuaderno pautado. Editorial Oriente, 2016
- Divulgación cultural: cancionero (1 títulos)
Editorial Oriente, 1981
- Estudios (6 títulos)
- Catalogo de música de los archivos de la Catedral de Santiago de Cuba y el Museo Bacardí. Pablo Hernández Balaguer, 1979
- La orquesta y sus formas. Marina Duchesne y María del Carmen Rodríguez, 1987
- Matamoros y el entorno o lo integrador en universal del modo son. Orozco, Danilo, 1994
- En defensa del texto. Liliana Casanellas Cué, 2004
- Toda la música. Electo Silva Gaínza, 2009
- Diccionario de mujeres notables en la música cubana. Alicia Valdés Cantero, 2011
- Entrevistas, reportajes y crónicas (6 títulos)
- A pura guitarra y tambor. Olga Fernández, 1985. (1era. Edición)
- A pura guitarra y tambor. Olga Fernández, 1993 (2da. Edición)
- Antonio López Sánchez, 2008
- Sonar en cubano. Músicos en la Gaceta de Cuba. Arturo Arango y Norberto Codina, 2013
- Cuba en voz y canto de mujer. Entrevistas. Martínez, Mayra, 2018
- Cuba en voz y canto de mujer. La música en voces femeninas, 2018
- Terminados para publicación, en el año en curso 2022.
- Santiago a través de la música. En Coedición con la Fundación Caguayo. Varios, 2020
Estudio.
- Ñico Saquito. De Guaracha en guaracha. Zenovio Hernández Pavón y Alejandro Fernández Ávila, 2020. Testimonio
Como puede observarse más del 70 % de los cuarenta y seis títulos relacionados, responden a los grupos genéricos de las biografías–testimonios y monografías (Divulgación Popular), de grandes artistas y manifestaciones, sobre todo del Siglo XX; centuria del florecimiento y consolidación del arte y cultura musical cubanos, así como de su reapertura hacia el mundo y viceversa, según la opinión de conocedores del tema.
Las biografías valen, en sí mismas, como un testimonio de una vida que cruza las barreras del tiempo y permiten comprender, a través de historias personales, el modo de pensar, ver y entender –los códigos de– una época determinada. Estas especificidades coadyuvan a que las biografías y testimonios, gocen de gran aceptación por parte del público lector, sobre todo los comprendidos en las edades entre los 50 y 65 años (y más).[8] Se infiere, que ello obedece a la significación que le otorgan estos lectores a las obras en cuestión, donde pesan factores tales como la formación y competencias lectoras, y la posibilidad de entrecruzar las experiencias lectoras propiamente con las experiencias de escucha musical.
El auge de las biografías y testimonios, en la Editorial Oriente, se da, en lo fundamental, a inicios de la década de los años 2000, y en los últimos diecisiete años han visto la luz 19 títulos, lo que representa el 41,3 % de la muestra. Las monografías, con el 28,3 % de la muestra, estuvieron más representadas entre los años 80´y 90´del Siglo XX, mientras que las entrevistas, reportajes y crónicas, el 13% de la muestra, se observan, sobre todo, posteriores al primer lustro de los 2000. Los estudios: libros de un espectro cercano a lo académico, con una cifra porcentual similar a las entrevistas, tienen una distribución más espaciada en el tiempo.
Cabe subrayar, que en el caso de las entrevistas, debido a disimiles confluencias y complementaciones,[9] se relacionan estrechamente con las biografías y testimonios, y proponen, en esencia, un acercamiento a una parte importante de la historia musical de Cuba, al dar a conocer las opiniones de los entrevistados. Sin dudas algunas, también tienen ganado un espacio nada desdeñable dentro de este concierto de lecturas, porque en su esencia son herramientas, de alto valor, para (re)construir esa historia cultural: “[…] un vasto, intrigante, dinámico, fascinante, sugestivo, excitante y a menudo avasallador fresco.”[10]
La Escritora y periodista cubana Susana Méndez Muñoz, señaló que cuando las entrevistas están bien forjadas, resultan siempre atrayentes para el lector a partir de la comodidad que supone su lectura, incluso cuando son extensas.[11] Los seis libros de entrevistas presentes en el catálogo, libros de memoria y análisis, reúnen tales características y fueron preparados por avezados periodistas culturales cuya vocación de “melómanos empedernimos,” como muchos han confesado sentirse, en los espacios de presentación de sus textos, les ha permitido levantar, un verdadero ensayo sociomusical.
III
Ciertamente, vivimos en/con la música, ella representa un consumo cultural permanente. La mayoría de las actividades cotidianas están acompañadas por música, “nuestra vida está asociada a la música pudiendo vincular nuestros momentos privados con estilos musicales.”[12] Las personas nos vamos construyendo nuestra propia banda sonora. La música lleva letra, o sea, el componente literario, por lo tanto el registro sonoro cuando es acompañado por el texto, mucho mejor será la aprehensión.
Hoy día, gracias al uso de las tecnologías de la comunicación y la información (TiC´s), resulta fácil acceder a las letras de las canciones, ello pudiera estar incidiendo, aunque no existen, a saber, indagaciones al respecto, en la escaza presencia de cancioneros en la red de comercialización, ya sea de un autor, grupo o de éxitos musicales del momento. No obstante, es una práctica recurrente que se haga una selección de letras de canciones para acompañar un libro dedicado a un artista. Sépase que para 1981, la Editorial Oriente incursionó en la publicación de un cancionero de 103 páginas, con una selección heterogénea, nacional e internacional, de lo que se escuchaba y veía, esencialmente, en la radio y la televisión, las formas de esparcimiento de mayor protagonismo en los hogares y en las rutinas de los cubanos, incluso hoy día.
Del repertorio nacional: Alejandro García, Virulo Amaury Pérez, Beatriz Márquez, Maggie Carles, Mirtha Medina, Osvaldo Rodríguez, Pablo Milanés, Sara González, Silvio Rodríguez, , Vicente Feliú, Moncho, Omara Portuondo, Los Irakere, Grupo Sierra Maestra, Manguaré, Moncada, Los Modernistas, Son 14, Septeto Nacional Ignacio Piñeiro. Y del repertorio internacional: los ABBA, Donna Summer, The Bee Gees, Eagles, Michael Jackson, Wilie Colón, Nelson Ned, Billy Joel, Danny Rivera, Démis Roussos, Barbra Streinsand, Los Pasteles Verdes; un repertorio vivo, en gran medida, gracias a programas musicales como los del Canal Clave (Onda retro, Retromúsica,…) y Educativo (Nocturno, De la radio tu música,…).
En otro sentido, las letras de las canciones, es un lugar donde se entrecruzan e interrelacionan los códigos musicales y literarios, y constituyen un importante material de estudio para los investigadores de la música, cada vez más interesados en develar el intríngulis del fenómeno, desde el análisis de contenido, lo lingüístico, comunicacional, psicosocial, (socio) discursivo, entre otros enfoques y criterios. Ellas “Se presentan como un objeto de estudio complejo que reclama una perspectiva interdisciplinaria de análisis y, tal vez, incluso el desarrollo de metodologías propias.” [13] Dos libros del catálogo: En defensa del texto (Colección Mariposa) y Los narradores cubanos también cantan bolero (Colección Dialogo), tienen como núcleo las muchas posibilidades de análisis que ofrecen las letras de las canciones y resultan sumamente sugerentes para los que decidan interesarse por el tema o adentrase en él.
En defensa… (114 paginas), Liliana Casanella Cué (Santiago de Cuba, 1965-La Habana, 2020), quien fuera filóloga e investigadora del Cidmuc, reunió siete trabajos, cinco de ellos que vieron a la luz, primeramente, en las revistas Clave, SiC, Sala Cubana y Música Cubana, donde aboga por la interrelación de los textual y lo musical, y pone el valor estético como juicio último de sus criterios. El critico de arte Frank Padrón, quien tuvo a su cargo las palabras del prólogo, dijo: es libro esclarecedor, una necesaria brújula para introducirse en complejos y problemáticos aspectos de la música cubana. El critico expone que el trabajo inicial del mismo, es la ´´argumentación de lo que el corpus del libro´´, pues en él se explican las características que revelan el análisis textual aplicado a la música. En lo adelante discurren en este volumen los textos dedicados a la mujer y la creación especifica de excepcionales creadoras como Marta Valdés y María Teresa Vera, ocupándose también de la décima cantada en punto cubano[14] y los textos en la música popular bailable.
Por su parte, Daisy Cue Fernández en Los narradores cubanos…, invita a encontrase con el soporte literario de esta expresión musical bajo la denominación de narrativa del bolero, se dice en la reseña Atiéndeme, quiero decirte algo (Clave No.2/2013), de la investigadora Yorisel Andino Castillo, quien opina que los hombres y mujeres del Caribe y Latinoamérica, probablemente, seamos […] pueblos–bolero, compartiendo la idea de Cué Fernández que nuestros géneros musicales contribuyen a delinear nuestras identidades culturales y viceversa. Este ensayo utiliza la categoría de bolero literario, como referente teórico, en tanto su conceptualización permite un mejor acercamiento a las relaciones entre bolero y narrativa desde un prisma más abierto […]. (Cué Fernández, Daysi. Ob.Cit, p.39)
En los libros de la clasificación de estudios, a razón de sus contenidos más especializados, el hito fundacional lo marca, en 1979, la publicación del Catalogo de música de los archivos de la Catedral de Santiago de Cuba y el Museo Bacardí,[15] de la autoría del musicólogo y compositor Pablo Hernández Balaguer, quien fuera director del Archivo Provincial de Música de Santiago de Cuba, nombre que honra el Museo de la Música de esta ciudad. Los catálogos de museos tienen una función informativa, orientadora, analítica, una fuente de historia para la institución en sí misma, por lo que este libro se fundamentó en la filosofía de Balaguer de sondear en todo aquello que pudiera tener una relación con la música, premisa que constituye el motivo esencial de quienes realizaron –realizan–investigaciones en este campo.
Destacable también, fue la publicación del Diccionario de mujeres notables en la música cubana (Colección Mariposa, 2011),[16] dedicada a la literatura hecha por mujeres. Su autora, Alicia Valdés Cantero, partió de la reflexión de “que con los estudios de género, la problemática de la mujer ha sido motivo de reflexión desde diferentes ópticas […], pero la mayoría de los estudios corresponden a la producción literaria y a la artes plásticas, fundamentalmente, y el papel de la mujer en la música no ha corrido igual suerte […].”[17] A través de este texto “las mujeres hablan y dicen cuántas son, dónde están y que han hecho y legado en cada una de las diversas formas en que se implican en el hecho musical.”[18]
Las reflexiones de Valdés Cantero en Diccionario de mujeres notables…, ha sido el sentir de otros autores del catálogo de la Editorial Oriente, pues ocho de los cuarenta y seis títulos están dedicados, íntegramente, a féminas del arte musical, en los géneros de biografías–testimonios y entrevistas, pues son los que “permiten apreciar y valorar en su justa medida, […] y precisar cuánto se desconocía sobre la música cubana y cuánto de sus resultados se deben a las mujeres […],” diría el musicógrafo Lino A. Neira Betancourt, quien escribió las palabras de presentación para el diccionario, y que es aplicable a otros libros, por la realidad que expresa.
Y si de mujeres creadoras se trata, es menester reflejar que de los treinta y siete autores que han escrito sobre música y músicos cubanos, solo diez son mujeres, lo cual denota una representatividad bien discreta, cuando es sabido el potencial académico, investigativo y prestigio que las mismas tienen nuestro país, en cualquier terreno de desarrollo intelectual.
IV
Gracias a las premisas y enseñanzas, de los precursores en la divulgación popular de temas relacionados con la música en el catálogo de la Editorial Oriente, y a los resultados de los sondeos, pesquisajes e indagaciones, como se había dicho, es que perviven en estos libros el legado imperecedero de personalidades de la talla, entre otros, de Miguel Matamoros, Ñico Saquito, Sindo Garay, Faustino Oramas, Isolina Carrillo, Ernesto Lecuona, Barbarito Diez, Chano Pozo, Bola de Nieve, Lourdes Torres, María de los Ángeles Santana, Enrique Bonne Castillo. Y tributarles merecido homenaje, como hizo Leonardo Depestre Cantony, en Homenaje a la música cubana, a otros excepcionales artistas: Abelardo Barroso, Arsenio Rodríguez, Félix Chapotín, Miguelito Cuní, Paulina Álvarez, Pacho Alonso, Roberto Faz.
Del mismo modo, en tono de distinción, Félix Contreras coloca el Filin en la palestra pública, a través del título Porque tienen filin, situando su historia, creadores, intérpretes (César Portillo, José Antonio Méndez, Angelito Díaz, Frank Emilio, Elena Burke, Omara Portuondo, Moraima Secada,…) y las letras de las canciones más representativas, de esta manera de decir una canción con sentimiento, que emergió en el cancionero cubano por los años 40´del Siglo XX, “como otro de los múltiples ejemplos de saludable proceso de aculturación que desde siempre han enriquecido nuestro patrimonio artístico. ” [19]
No sería ocioso resaltar, que el patrimonio artístico–musical cubano tiene diversas entradas foráneas que proveyeron muchos recursos para armar este gran mosaico. Una de esas entradas, de alto vuelo lírico y estético, fue la ópera, género europeo que pudo ser apreciado por vez primera en la isla, en La Habana del Siglo XVIII. El poeta, ensayista y narrador Roberto Méndez Martínez, en Los misterios de la ópera, no dejó pasar por alto las huellas dejadas por ella en la cultura cubana e ilustra el panorama haciendo un recorrido por este bello arte partiendo de una Breve historia de la ópera en el mundo, para luego, en doce páginas, relatar, sucintamente la larga tradición de presentaciones operística de la Cuba hizo gala, reconociendo, críticamente, que el género no ha llegado a cobrar la fuerza y la popularidad del ballet.
En las representaciones musicales, al estilo de la ópera, la zarzuela, el canto lírico, existe el indiscutible acompañamiento de la orquesta en su variedad de formas: sinfónica, de cámara, de cuerda. Marina Duchesne y María del Carmen Rodríguez compilan sus especificidades en La orquesta y sus formas, pero no se quedan en estas solas formaciones orquestales sino que hacen un interesante recorrido por las agrupaciones de música popular: el combo, el conjunto musical, sextetos y septetos de son, la charanga típica cubana y la francesa, la orquesta típica cubana, piquetes, los grupos de guaguancó, el órgano oriental.
Véase, que la música popular (generadora de espacios de socialización, consumo y prácticas culturales), y sus exponentes, es un factor común en la mayoría de las publicaciones traídas a colación. Un valioso libro para conocer, en profundidad, las disímiles sonoridades de este gran fenómeno, es la propuesta de Música por el Caribe, del musicólogo Helio Orovio. En su introducción dice que es el primer libro “que presenta, orgánicamente, la música producida por los pueblos de la cuenca del Caribe a lo largo de siglos.” En sus 180 páginas, se recogen veintiséis expresiones de la música popular de esta región geográfica–cultural, tales como la bomba, la plena, el merengue, el calypso, el reggae, la cumbia, el vallenato, deteniéndose en sonoridades raigales de la nación cubana como la habanera, el danzón, el son, el bolero, la conga, la rumba, el mambo, el chachachá, que en diversos momentos, […], [ocuparon] los primeros sitios en los medios de comunicación y en el mercado.[20] Música por el Caribe, aborda además sonoridades más contemporáneas como la salsa, el rap y la timba.
Una parte de este libro, tuvo como antecedentes, los folletos titulados La conga, la rumba: Columbia, yambú y guagunacó; El son, la guaracha y la salsa[21] y El bolero cubano, publicados en 1994. Es en esos difíciles años de la década de los noventa, sobre todo su primer quinquenio, cuando la producción editorial nacional tocó fondo, donde se elaboró otro folleto, también en 1994, dedicado a la mundialmente conocida Guajira guantanamera, de Joséito Fernández: Joseíto Fernández y su guantanamera. En estos folletos se denota la preocupación que existió en aquellos años, por no dejar morir el proyecto editorial y su línea de divulgación popular, que tantas oportunidades y satisfacciones había generado veinte años atrás.
Este periodo no fue de pérdidas totales, como suele pensarse, porque fueron loables, además de los títulos antes mencionados, la publicación, en 1992, de La guaracha cubana, de Rosendo Ruiz Quevedo, hijo de uno de los trovadores forjadores de la música cubana: Rosendo Ruiz Suárez. Y en 1994, igualmente, Matamoros y el entorno. O lo integrador universal del modo son, que no por su brevedad ha dejado ha dejado de ser, a la actualidad, uno de los materiales más recurridos por todo aquel que aborde o se interese la vida y obra del excepcional músico santiaguero Miguel Matamoros. Se cumplían en 1994, el centenario del natalicio del creador de Son de la loma y El que siembra su maíz, temas emblemáticos del repertorio sonero cubano, por lo que el destacado músico y musicólogo Danilo Orozco presentó Matamoros y el entorno…, con motivo del Festival Internacional del Son de Santiago de Cuba, del propio año, a partir de una reelaboración de un texto precedente que fuera presentado, como parte del apoyo teórico, al Encuentro Son/Flamenco en Sevilla, España.
No menos importante, en lo que concierne a la difusión de nuestros géneros, digamos patrimoniales, es el libro de reportajes, entrevistas y crónicas A pura guitarra y tambor, de la destacada periodista y acuciosa investigadora del folklore cubano, Olga Fernández. Este folleto, donde se habla del bolero, el danzón, la décima, el Changüí, de la Tumba Francesa, del Cocoyé, de Pucho El Pollero y Emiliano Blez, es una selección de las colaboraciones de la autora para la revista Cuba Internacional, y en él se puso de relieve, tempranamente, la importancia de compilar (salvaguardar) en libros, las publicaciones sobre música y músicos de las revistas culturales (y periódicos), [22] pues aunque para todas estas, “existe un público lector generando un consumo específico hacia este bien, ” [23] los comportamientos, por ejemplo, de la compra, principal canal de acceso, han estado, históricamente, en franca desventaja con la adquisición de libros, a pesar de las disimiles estrategias para su promoción –comercialización.
A propósito de compendios de materiales de las publicaciones seriadas, no puede soslayarse la repercusión del título Sonar en cubano. Músicos en la Gaceta de Cuba, que reunió un conjunto de entrevistas a músicos cubanos a lo largo de once años (2000–2011), personalidades, como se dice en las palabras al lector, ´´que tratan de indagar en los procesos que hacen de la obra de un autor, en sus contradicciones creativas y con el contexto, en sus relaciones con otros ámbitos de la cultura cubana y que evitan, en lo posible, lo circunstancial, lo noticioso. ´´ Conversan en este volumen, entre otros, Juan Formell, César (Pupy) Pedroso, José Luis Cortés, El Tosco, Joaquín Betacourt, Frank Fernández, Ernán López–Nussa, Manuel Duchesne Cuzán, Marta Valdés, Santiago Feliú, Gerardo Alfonso, Polito Ibáñez, Yussa, Equis Alfonso, Kelvis Ochoa.
V
A modo de conclusión, la Editorial Oriente, tras cinco décadas de fructífera presencia en el escenario cultural y literario de la nación, con la apuesta certera, por proyectos de libros dedicados a la música y sus exponentes, ha contribuido, entre otros aspectos resaltados, a las dinámicas de circulación y consumo cultural de la música, poniendo asimismo en perspectiva, la importancia de armonizar los intereses de todos los que confluyen y defienden la dimensión (simbólica) fundamental de este patrimonio colectivo.
El 18 de diciembre de 2021, mediante Resolución No. 46 de 2021, la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), en el contexto de las celebraciones por la inclusión de Santiago de Cuba en la red de ciudades creativas en el ámbito de la música, otorgó el “Premio Siboney Excelencia Musical”, en la categoría institucional, a esta casa editora, entre otros méritos, por la impronta de sus más de cuarenta publicaciones, que han dado a conocer en el mundo, el virtuosismo de los músicos cubanos, y calidad de sus obras.
Tal reconocimiento convoca a los agentes que gestionan esta institución, a acercar y motivar a las nuevas generaciones a interesarse por estos temas; a refrescar –recuperar– las memorias y añoranzas de los ya no tan jóvenes y continuar llamando la atención de los estudiosos en pos de ampliar los conocimientos sobre el tema, que tendrá al catálogo como medio (vivo) y plataforma de consolidación.
Bibliografía Consultada
Precatálogo de publicaciones 1982 (1981): Ministerio de Cultura – Editorial Oriente.
Catálogo de publicaciones 1985 (1986): Editorial Oriente.
Catalogo General 1971-1986 (1986): Editorial Oriente.
Esbozo del desarrollo de la industria editorial cubana 1959–1986 (1986): Cámara Cubana del Libro. Departamento de información.
Títulos publicados en 1989 y 1990 (1991): Consejo Editorial Nacional. Instituto Cubano del Libro.
Catalogo de publicaciones 1991-1997 (1997): Editorial Oriente.
Inventario General de Títulos (2011): Vicepresidencia Comercial. Instituto Cubano del Libro.
Catálogos de publicaciones 2011 al 2019. Formato digital.
Catálogos Biblioteca Nacional José Martí. Disponible en http://www.bnjm.cu/catalogos.
Sistema de Gestión y Control del Plan Editorial. Listado General para la demanda. 2011-2021. Instituto Cubano del Libro.
Notas y referencias bibliográficas
[1] Joaquín Borges-Triana. “Las últimas de la cola”. En Periódico Juventud Rebelde, miércoles 11 mayo 2011.
[2] En 1988, cuando se publicó este artículo apenas se hablaba –o se conocía poco-, en las investigaciones culturales en Cuba, el término y fenómeno denominado ´´consumo cultural, ´´ en cambio se manejaban conceptos como utilización y/o usos de los productos culturales.
[3] Revista CASA, Boletín de Música, La Ventana, Anales del Caribe.
[4] Tal es el caso de “Tradición en hacer música” del trovador José Aquiles Virelles y el escritor Pedro López Cerviño (SiC # 58/2014, p.31), que es un fragmento de la entrevista al Maestro Enrique Bonne Castillo (Premio Nacional de Música 2016), publicada luego, íntegramente, bajo el título Conversaciones con Enrique Bonne Castillo (2015). Por su parte en la SiC # 4/1999, p.36 y la SiC # 9/2001, p.33 y aparecen los artículos “Para romper el silencio” y “Mujer, flor y canción en Cuba” de la musicóloga Liliana Casanella Cué, respectivamente, los cuales integraron el libro En defensa del texto).
[5] Colectivo de autores. Catálogos editoriales: características, funciones y tipología. análisis de contenidos. Departamento de Biblioteconomía y Documentación Facultad de Ciencias de la Información Universidad Complutense. Disponible en https://eprints.ucm.es/id/eprint/7043/1/IBERSID_2006_Catalogos_editoriales.pdf
[6] Fueron estos, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque y el doctor Armando Hart Dávalos, quienes para 1971 tenían responsabilidades políticas y gubernamentales en la entonces provincia de Oriente.
[7] Reinaldo Cedeño Pineda. ´´Santiago: proa de la música cubana.´´ En Revista SiC no. 26/2014, p.28
[8] Es posible arribar a esta conclusión, desde determinadas interpretaciones de los resultados históricos de los estudios sobre hábitos de lectura, consumos y prácticas culturales, asociadas al libro y la literatura, realizados en Cuba, así como otros estudios, en los últimos doce años.
[9] Por ejemplo, permiten recolectar informar para las biografías.
[10] Más información en “Música”. Disponible en https://www.fiestadeltamborpopular.com/musica/54-cultura/musica-cubana/167-musica-cubana
[11] Susana Méndez Muñoz. Sobre “Apuntes para un baile inconcluso: Entrevistas a músicos cubanos y otros diretes”. Blog Cubarte 17 de Octubre de 2018. Disponible en http://cubarte.cult.cu/blog-cubarte/sobre-apuntes-para-un-baile-inconcluso-entrevistas-musicos-cubanos-y-otros-diretes/
[12] Pablo Lerner. “Vivir en la música: consumo cultural permanente.” Disponible en https://ubaculturadigital.wordpress.com/2008/06/27/vivir-en-la-musica-consumo-cultural-permanente/
[12] Los cancioneros más recientes vistos en la red de librerías fueron del grupo Buena Fe y del cantautor Silvio Rodríguez.
[13] Irene Noemí López. “Consideraciones en torno a la canción como objeto de estudio.” Universidad Nacional de Salta- INSOC.
[14] En 1999 se publica por la Editorial Oriente El punto cubano, de María Teresa Linares, cita obligada a la hora de hablar de este género. La musicóloga, Premio Nacional de Música (2006), aborda en este texto el posible origen del Punto cubano, la relación de este con la decima y la tonada, el acompañamiento instrumental, los intérpretes, las variantes y otros valiosos elementos alrededor de la música campesina más autóctona.
[15] Este libro tuvo una primera edición en 1961, por la Biblioteca Nacional José Martí.
[16] Este libro tuvo una edición anterior, en 2005, por Ediciones Unión.
[17] Alicia Valdés (2011):Diccionario de mujeres notables en la música cubana, p.5
[18] Ibidem, p.6
[19] Porque tienen filin, p.3
[20]Victoria Eli Rodríguez. “La música bailable de Cuba: del son a la timba ¿ruptura o continuidad?” Disponible en https://www.sibetrans.com/trans/article/166/la-musica-bailable-de-cuba-del-son-a-la-timba-ruptura-o-continuidad
[21] En este folleto Helio Orovio expresa ´´que la salsa cubana estaba […] en el condimentando el menú musical en todas las naciones de nuestro mediterráneo […] y en esa isla antillana que es el barrio latino de New York […].´´ Migración, delincuencia, drogas, desempleo, exclusión social y convivencia de diferentes nacionalidades en este espacio neoyorquino, conforman el telón de fondo donde se gesta la salsa alrededor de 1968, elementos que Joney M. Zamora Álvarez propone entender en el libro La era post-bugalú (Editorial Oriente, 2019). E ahí una especie de continuidad de los estudios
[22] Cabe acentuar, que las publicaciones seriadas sean, quizás, unos de los principales reservorios de materiales a los cuales acuden los investigadores.
[23] Laguardia Martínez, J; D. Ortega González y E. Morejón Sosa (2008, enero- abril). “Consumo de libros y literatura en Cuba Búsquedas, nociones y nuevas interrogantes” en Perfiles de la Cultura Cubana, no.1. disponible en http://www.perfiles.cult.cu/articulos/consumo_libros.pdf
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