En nuestro paÃs son muchos y variados los ejemplos de teatros y escenarios desde el siglo XVIII. En sus estudios sobre el teatro cubano, Rine Leal[1] menciona muchos de ellos. El actual Centro Histórico, antes núcleo central de la urbe capitalina, es uno de los primeros lugares en alzarse con edificios para las representaciones teatrales, espacio que atenderemos —junto al de centro Habana— con especial interés, pues continúa aún en el presente una viva tradición de hacer teatro.
Como una de las primeras referencias tenemos que en una casa del callejón de Jústiz —situada entre las calles de Oficios y Baratillo—, hoy desaparecida, se representaban allá por 1773 comedias a tono con la lÃnea del teatro español de los Siglos de Oro, Lope de Vega y Calderón de la Barca.
En ese mismo año, el emperador Marqués de la Torre en su interés de que la ciudad contase con un buen teatro, convocarÃa el 2 de julio de 1773 la contribución de los principales comerciantes de La Habana para la construcción de un teatro, que serÃa inaugurado —en lo que antes fuera un solar, situado en Oficios y Luz, el Coliseo—, el 20 de enero de 1775. Este se convertirÃa ya en 1803 en El Principal luego de una reparación, y desafortunadamente desaparecerÃa tras el ciclón de 1846.
En 1800, el empresario Eustaquio (o Eustoquio) de la Fuente aprovecha una otrora arena destinada a la equitación para construir un escenario circular. Asà surge el teatro El Circo, situado en el campo de Marte cerca de los actuales jardines del Capitolio. El local estaba muy mal construido ya que sus paredes y graderÃas eran de madera podridas y un toldo evitaba inútilmente las lluvias veraniegas que hacÃan imposible acudir al público.
AparecerÃan en estas fechas otros escenarios pobres, carentes de comodidades y situados en la periferia de la ciudad y con un público esencialmente mestizo, lo que lleva a la preocupación de dotar a La Habana de un teatro elegante.
El pintor francés Juan Bautista Vermay construye el Diorama en la actual Manzana de Industria —San José, San Rafael y Amistad—, en 1829, un teatro destinado a 700 espectadores, que al igual que el Principal desaparece debido al ciclón de 1846.
Por esos años, Pancho Marty [2] construye el Teatro Tacón —frente a la puerta de Monserrate en el Paseo Isabel II, actuales Prado y San Rafael—. TenÃa cinco pisos de palcos, lunetas, butacas, tertulia y cazuela. Una capacidad total que pasaba de 2000 personas sentadas y unas 750 de pie, y estructura a la italiana, de tÃpica herradura. Tal vez por su forma y proporciones fue desde sus inicios espacio privilegiado para la ópera y el drama culto. Se inaugura el domingo 28 de febrero de 1838 con un baile de máscaras, y el 15 de abril abre su temporada con óperas, zarzuelas y un teatro dramático con grandes compañÃas españolas.
Restaurado y reformado con frecuencia, el Tacón alcanza la neocolonia. Con el tiempo llegarÃa a pertenecer a la Sociedad Anónima el Liceo de La Habana siendo por breve tiempo el Teatro de la Estrella, hasta quedar convertido en Teatro Nacional propiedad del Centro Gallego de La Habana en 1905, tras el rechazo de su compra por parte de gobierno; el 22 de abril de 1915 se reinaugura como Gran Teatro Nacional; en los años 50 se transforma en cine y sufre nuevos arreglos que reducen notablemente su acústica. En 1959 es bautizado con el nombre de Estrada Palma, hasta que en 1961 tras su nacionalización recibe el nombre de GarcÃa Lorca.
En La Habana, al igual que en otras ciudades de la Isla, crece la lista de teatros, especialmente entre 1838 y 1868. En 1847 abre sus puertas un Circo —en Zulueta y Morro—, que seis años después llegarÃa a nombrarse Villanueva y estarÃa vinculado a los sucesos conocidos bajo ese nombre. Fue clausurado precisamente tras los acontecimientos acaecidos en enero de 1869, siendo demolido en 1887.
En 1860 se inaugura el Variedades, ubicado en los altos del café El Louvre, del hotel Inglaterra. Concebido como un teatro de cámara, con 600 asientos, dio entrada a mujeres, las cuales se podÃan sentar solas en luneta.
El circo Albisu —situado al final de la calle Obispo, a un costado del Centro Asturiano, frente a la actual manzana de Mella, antes de Gómez— pasa en 1866 a convertirse en teatro. En 1870 recibe el nombre de Lersundi y se reconstruye hasta alcanzar 2000 localidades. Este espacio, apoyado por sus caracterÃsticas, alternarÃa espectáculos dramáticos y circenses. Luego, en el periodo neocolonial, el centro Asturiano lo compra y adopta el nombre de Campoamor —no el cine Teatro—, hasta que es demolido. Durante 1860 se inaugura el Ariosa —en Consulado 142 altos, entre San José y San Rafael—, clausurado tras el comienzo de la guerra y reabierto en 1874 con el nombre de Cervantes, luego serÃa llamado Lara en 1897.
Los años de guerra traerÃan un impasse, en el cual se reducen las inversiones en materia de construcción de teatros, hasta los fines de esta. No obstante, en 1877, José Payret edifica el teatro que hoy funge como cine llevando su nombre. En su época de esplendor logra rivalizar con el Tacón. Tuvo una capacidad para acoger a 2500 espectadores y tres pisos para palcos. No obstante, estuvo marcado desde sus comienzos por una mala fortuna y en él acontecieron desde derrumbes hasta asesinatos.
En 1887 se abre el Torrecillas —Neptuno 6, en los altos de una casa particular— que prosigue con la lÃnea de las salitas pequeñas. Ya para 1881 abre el circo teatro Jané —Dragones esquina a Zulueta— y en 1884, la Risa —Estévez 4 esquina a Monte—. También en 1884 se inaugura el Irijoa —actual Mart× con cien puertas, grandes jardines y vestÃbulo exterior acorde con el clima. El Alhambra —Consulado esquina a Virtudes— inicia el 13 de septiembre de 1890.
Durante el perÃodo neocolonial se crean pocos escenarios nuevos. Los Politeama se ubican en la azotea de la Manzana de Gómez entre 1909 y 1910. El Cuba cambia continuamente su nombre y se llamará Molino Rojo, Cubano, y Regina, hasta convertirse en el Radiocine. El Principal de la Comedia se crea en 1921 —Ãnimas entre paseo de Martà y Zulueta— y dura hasta 1957, fecha en que queda reducido a parqueo.
Ante la ausencia de teatros los grupos en estos años alquilan locales pequeños para mantener una cartelera fija. En La Habana Vieja y Centro Habana surgen, el Capitolio, el Actualidades, o el Campoamor. Prometeo, La Comedia, y Prado 260.
Hoy, en esta área de la ciudad, a esos antiguos espacios que han logrado sobrevivir al paso del tiempo, se añaden otros acondicionados para acoger el quehacer de diversas compañÃas y mantener viva la tradición teatral.
Notas.
[1] Leal, Rine: Breve historia del teatro cubano. Editorial. Letras cubanas La Habana, 1980.
[2] Este hombre tiene una muy especial historia. HabÃa llegado a Cuba sin dinero por lo que se hizo cazador de piratas. Ingresó en la administración pública poniéndose al servicio de Tacón. Formó parte de la camarilla de palacio realizó las contratas de las grandes obras públicas robando siempre. Traficó negros e indios de Yucatán. Muere a los 80 años.
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