A lo largo de los años, el cubano ha demostrado su apetito por la buena música. No solo el deseo irrefrenable de consumirla y de bailar a su ritmo, sino también la capacidad de labrar temas y melodías dignas de ser elevadas al pedestal de los ritmos legendarios e imperecederos, aún vigentes en las listas de reproducción de múltiples generaciones. Ejemplos de ello sobran en nuestro catálogo musical.
El rock and roll o simplemente rock (con el amplio espectro de géneros y subgéneros que engloba), califica en esto, sin lugar a dudas. Al cubano, normalmente, se le asocia con ritmos más latinos, díganse la salsa, el son, los boleros, incluso el jazz. A muchos se les sigue antojando raro ver a un compatriota componiendo o interpretando una canción de rock. No obstante, si se vencen esos prejuicios, descubriremos no solo que en Cuba se practica este tipo de música, sino que se hace bien.
Quizás el carácter secundario que ocupa el rock en nuestro universo melómano se deba al carácter “peligroso” que injustamente padeció cuando hizo sus primeras aproximaciones a la isla. Bandas como Los Beatles, Led Zeppelin o Los Rolling Stones eran bien difíciles de escucharse en los domicilios cubanos. Aun así, poco a poco, esta música fue ganando adeptos, jóvenes y no tan jóvenes que sí la escucharon, la disfrutaron y, vulnerables a su influencia, enseguida se animaron a crearla. Y ya cuando el rock dejó de ser una lacra, había plantado sus raíces en Cuba y propiciaba el surgimiento de innumerables y talentosas agrupaciones.
Los resultados de la incursión del cubano en la música rock son extraordinarios. Basta acercarse a este mundo para notar que a pesar de conservar su aire underground (que ha venido a convertirse en una parte más de su ADN) el rock en Cuba no ha decrecido; todo lo contrario: está en alza. Posee defensores que aumentan a diario. La atención que recibe tampoco pasa desapercibida. Ya sea en la radio o en la televisión, lo descubrimos en programas como Cuerda Viva, 23 y M. Diversas instituciones y organizaciones, díganse la AHS, la UNEAC, los estudios EGREM, la Agencia Cubana del Rock, acogen y promueven esta música. Falta todavía mucho por avanzar; sin embargo, ese empuje y apoyo son más que necesarios y muy bienvenidos.
Los estudios musicales independientes se incluyen entre los que abren sus puertas a representantes de la música rock. Uno de ellos, bautizado La Torre, se localiza en la Habana. Fundado en el 2020, posee una discreta sencillez que no resta talento a las producciones musicales gestadas en sus cabinas. El productor musical líder, Luis Antonio Rodríguez De Armas, que responde al nombre artístico de Jay Versa, dio la bienvenida recientemente en La Torre a una joven banda de rock. Grabaron una canción que luego tuve la oportunidad y el placer de escuchar. El tema, una mezcla de balada rock con fuertes toques de heavy metal, acompañado todo por la voz limpia de su vocalista. Enseguida, la calidad de la producción despertó esa curiosidad que se cuela en todo espectador al hallarse frente a un buen material. Fue inevitable pedir una entrevista a los integrantes de la banda Say My Name.
Say My Name: Conociendo a la banda
Say My Name (traducción: Di mi nombre) es una banda cubana, radicada en La Habana. Favorecen los géneros del metal y covers. Actualmente la componen seis miembros: Saulius Suárez (bajo y dirección), Javier Estévez (guitarra líder), Miguel Trujillo (segunda guitarra y coros), Lisbany Rojo (voz), Jordi Guanche (voz gutural) y Alberto Cartaya (teclados). Algunos son graduados de la Universidad o estudiando; otros trabajan. Todos conjugan su vida laborable con la carrera musical.
La banda, similar a otras de su generación o anteriores, opta por componer e interpretar sus canciones en inglés, una decisión arriesgada y no siempre fructífera, pues involucra un excelente dominio del idioma y naturalidad a la hora de entregar voz a las letras. Sin embargo, la destreza de sus vocalistas confiere a las canciones un alto nivel de realismo que asienta la ilusión de hallarnos ante una banda anglosajona y no cubana. Los acompaña un conjunto de músicos cuyo talento asoma en cada entrega y complementan el sonido característico del grupo. Forman parte de la Agencia Cubana del Rock y tienen mucho interés de integrarse a la AHS. Además, han presentado varias de sus canciones en la radio (Radio Ciudad Habana) y la televisión (Cuerda Viva) y por supuesto, tampoco son ajenos a las presentaciones en vivo, en la Sala Maxim Rock.
Sobre los inicios de la banda, sus miembros comentan:
La banda comenzó en 2013 y ha cambiado mucho hasta la fecha, tanto en alineación como en géneros a tocar en sí. Fue bautizada Say My Name porque no había un consenso en cuanto al nombre y en vísperas del lanzamiento del primer disco, al cantante gutural se le ocurrió la idea y se quedó.
Muchos consideran que el rock en Cuba, a pesar de una mejoría en el nivel de atención que recibe, sigue todavía lamentando un menosprecio que le impide desprenderse del plano underground. ¿Esto es cierto y qué puede hacerse al respecto?
Creo que lo peor sigue siendo la falta de espacios y de promoción. Hay muy pocos lugares donde puedes tocar y tienes prácticamente cero formas de dar a conocer tu trabajo, fuera de pasar la música mano a mano. Este problema no es nuevo, más bien es un lastre que se lleva desde los inicios, aunque no dejo de admitir que se han creado espacios y existe promoción, pero todavía se halla en ciernes, con la necesidad de alcanzar más expansión, duplicar los esfuerzos y tratar con mucha profesionalidad todo lo relacionado con ello.
¿Tiene la banda un compositor principal o predomina el flujo de ideas, la simbiosis entre sus integrantes a la hora de crear?
Por lo general es Javier Estévez (guitarra líder) quien compone los temas, aunque siempre se debaten con el resto de la banda y trabajamos en conjunto para perfeccionar el trabajo en lo posible. Pero él ha sido el compositor de la mayoría de los temas de los discos, además de ser el que más consume el tipo de música que hace la banda.
¿Sobre qué pilares se erigió la banda en cuánto a influencias musicales? ¿Favorecen una variante específica del rock?
Las influencias son muchísimas y van desde los grandes clásicos a bandas más actuales, entre ellas Architects, As I Lay Dying, Bless The Fall y Asking Alexandria, por citar algunos ejemplos de una muy larga lista que sigue en incremento. Hay mucho material del cual retroalimentarse y encontrar inspiración y fuerzas para trabajar, tanto nacional como internacionalmente.
En los inicios de la banda se apreciaba una inclinación hacia el post hardcore y el metalcore, ambos géneros bastante fuertes y comerciales. Ya después añadimos elementos de progresivo y modern metal, pero no nos gusta quedarnos quietos, estamos en constante experimentación, probando nuevas vías de hacer música.
¿Qué los motivó a unirse a la Agencia Cubana del Rock y de qué manera los ha apoyado en el desempeño de sus carreras musicales?
Unirse a la Agencia Cubana del Rock fue un objetivo desde los inicios. Siempre quieres tener una entidad que te represente y te ayude a progresar en la música. En el caso de la agencia nos permite dar conciertos en la Sala Maxim Rock y eso hoy en día es algo que valoramos muchísimo. Además, quisiéramos recalcar que recibimos apoyo constante de la Agencia incluso antes de ser parte del catálogo. O sea, siempre han estado ahí, listos para tender la mano.
El Maxim Rock ha experimentado un auge que se vaticina aumentará con la mejoría de la situación pandémica en el país. En ese marco, ¿ha dado conciertos la banda y qué sensación experimentan al saberse ante un amplio público?
La banda ha dado solo un concierto desde que se abrió el Maxim y fue probando la nueva alineación de covers, algo en lo que estamos incursionando actualmente. Lo pusimos a disposición del público y nos alegró muchísimo la buena acogida que disfrutó. Esperamos poder presentarnos ahí en próximas ocasiones.
Recientemente han trabajado en un estudio musical que comienza a despuntar, pero ya ha recibido la atención de varios artistas de renombre. ¿Cómo fue la experiencia de la banda en el estudio La Torre? ¿Se avecinan proyectos con su productor?
Del estudio La Torre no tenemos nada negativo que decir. Fue una experiencia muy agradable. El productor es una persona muy atenta, de mente abierta. Ello facilitó que, desde los inicios hasta el final de la grabación del proyecto, el intercambio fuera constante entre él y la banda. Eso trajo muy buenos resultados y nos dará un nuevo inicio, con una nueva sonoridad. Ya tenemos varios proyectos a grabar en La Torre, así que se avecinan sorpresas. Por lo pronto, se planifica la grabación de un EP, en el cual queremos dar un cambio al estilo de la banda en el formato metal, probar nuevas ideas e incursionar en otros géneros.
Say My Name aborda en sus canciones temáticas de variada índole, desde problemas sociales hasta asuntos de carácter más personal. Son una banda que persigue la madurez artística. Disfrutan de lo que hacen, experimentan, no se conforman, exploran nuevos horizontes, se atreven. Cada integrante toma muy en serio su trabajo y se aprecia en la calidad de la música que nos entregan. En estos tiempos de pandemia, algunos creadores afirman que las presiones del encierro han frenado su motivación para trabajar. Otros, en cambio, opinan todo lo contrario. Say My Name se incluye en el primer grupo. Su actividad creativa está en alza y han sacado provecho de la pandemia para componer mucho material y se hallan en proceso de grabarlo. Ellos, junto a tantas otras bandas consagradas o en pleno proceso de surgimiento, evidencian que, si queremos oír buen rock and roll, no tiene nada de malo acudir a referentes del extranjero, pero también aquí cerca en el patio, se hace rock y se hace bien.
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