Premio de poesía El árbol que silba y canta para Yeilén Delgado

“La ingratitud de predicar” es el cuaderno ganador del XXI Premio de poesía “El árbol que silba y canta”, convocado por la célula de la AHS de Báguanos en Holguín, como parte del evento de trova y poesía “Del verso y de la miel”, que cada año se celebra en este municipio.

Yeilén Delgado Calvo, periodista y escritora matancera residente en La Habana, es la autora galardonada, que bajo el seudónimo de Leba, presentó a este premio “una propuesta desde la que alienta una voz poética personal, razonada y humana a la vez, tentando y proponiendo desde un lenguaje comedido y sin artificios”, según destaca el jurado, que integraron Luis Yuseff, Adalberto Santos y Elizabeth Soto.

La joven escritora es egresada del Centro de Formación literaria Onelio Jorge Cardoso y ha ganado entre otros concursos el nacional de poesía Delia Carreras, de narrativa Portus Patris 2021 y ha publicado sus versos en varias antologías dentro y fuera de Cuba.

Para los lectores del Portal del Arte Joven Cubano, Yeilén esclarece los derroteros del cuaderno ganador de esta edición de “El árbol que silba y canta”:

Son poemas que hablan esencialmente de la maternidad y el paso del tiempo.

Cuando me convertí en madre gané en conciencia de lo rápido que pasa el tiempo, y de cómo lo mucho que dejo de mí en esa “tarea” es algo que o se me devolverá.

¿La madre poeta es muy distinta de la poeta que eras antes?

Es distinta porque soy una mujer distinta. Creció mi autopercepción. Tengo menos tiempo para escribir y más ganas de hacerlo. Más que decir. Por eso los poemas son más escasos y concentrados. Y escribo sobre la maternidad desde la ambivalencia.

Cuando tus hijos sepan leer ¿se encontrarán en esos versos?

Me gusta creer que me encontrarán a mí, que sabrán que mientas los criaba era una persona con miedos, con desafíos, con tantas ganas de salir corriendo como de protegerlos del mundo.

¿Tu narrativa también es atravesada por estas preocupaciones?

Todo lo que he escrito después de ser madre es atravesado por esa experiencia, no puedo desprenderme de ese traje, que es muy diferente a lo que la sociedad supone o vende, es tan dulce como áspero.

Si el acto de la escritura es siempre un parto, y el encuentro con el lector, esa presentación en sociedad del hijo propio, hay mucho de “mater-paternidad” en el gesto de la creación literaria, pero si esta se haya transida de los dolores de la maternidad otra, la real, la de esta circunstancia caribeña, insular, de siglo nuevo y de futuro azaroso, tiene connotaciones mucho más complejas, inenarrables.

Para una madre es fácil conectarse con los versos de Yeilén, ya lo dirán los lectores cuando en 2022 se presente su cuaderno en la colección Analekta, para demostrar que hay ingratitud en predicar, pero que la gratitud asume muchas formas, como la de la poesía, en el hecho de “maternar”.

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