Entrevista a Náthaly Hernández Chávez
Por experiencia propia, puedo decir que El Taller de Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción “Espacio Abierto” o EA, como lo conocen muchos, es una gran familia que abarca toda Cuba. Esa fue la principal razón que me llevó conocer a la joven escritora matancera Náthaly Hernández Chávez, a quien conocí por uno de sus seudónimos: Náthaly Vega. Podría comenzar a enumerar sus premios y títulos, pero creo que nada de eso es más importante que el público conozca su obra, tanto la literaria como la personal.
Náthaly, se dice que lo que el escritor lee, sus conocimientos y sus vivencias influyen en su obra. Tú eres Licenciada en Periodismo de profesión, te desempeñas como profesora en la Universidad de Matanzas y al mismo tiempo como promotora en Ediciones Aldabón. ¿Han influenciado tu profesión y el trabajo de promoción en tu obra?
A mi profesión de periodista le debo el que me acostumbrara a escribir regular, disciplinadamente y para otros. Comenzar la carrera de periodismo y unirme a mi primer taller literario provocó que tuviese acceso a literatura especializada y pudiera ampliar mis horizontes intelectuales. Me aportó, además, una seguridad para escribir que no logré antes; cuando ser escritora no era más que un sueño de la infancia, en apariencia imposible. De mi quehacer literario devuelvo al periodismo por las vías de la enseñanza: de las asignaturas que imparto en la Universidad de Matanzas, mi favorita es Técnica y estilística narrativa. Incontables técnicas de la ficción me han ayudado a la ahora de enseñar osugerir distintas maneras de pensar y escribir el periodismo.
La promoción me ha servido para sensibilizarme más con los procesos de producción y venta de un libro. La mayoría de los autores se mantienen ajenos de tales procesos y le pierden la pista a su libro una vez publicado. Yo he tenido suerte de poder interactuar con las personas que los editan, encuadernan, presentan y los venden. Tal experiencia me hace agradecerles y apreciarlos. Son pequeños héroes anónimos que hacen posible que el libro llegue a manos del público. Ser promotora me ha ayudado a acercarme más a otros autores de mi generación, compartir con ellos la experiencia de publicación de sus primeros libros, sentirme feliz de sus éxitos como si fuesen míos. Es un trabajo para quienes aman la literatura.
Eres miembro de los talleres de literatura Cintio Vitier, Grafómanos y Espacio Abierto. Cuéntanos un poco de qué representan o han representado estos talleres en tu crecimiento como persona y escritora.
Los talleres han sido vitales para convertirme en escritora. Sin ellos no hubiese llegado tan lejos. A diferencia de muchos que escriben durante años hasta dar con un tutor literario o un taller que los ayude a pulirse, yo no había escrito más que poemas aislados antes de entrar a mi primer taller. Nunca había plasmado las ideas que tenía, apenas si podía empezar a darles forma. En el Cintio Vitier me volví poeta de verdad. Los Grafómanos fueron la continuación de un proceso donde, junto con otros jóvenes veteranos del taller, pasamos a hacernos responsables de nuestra escritura en un doble papel de aprendices y de consejeros para los novísimos que se unieron. Ser miembro del Taller Espacio Abierto es también una de las mejores cosas que me ha pasado como autora, me permitió encaminarme en la CF y F., lograr seguridad para escribir cuentos largos y crecer mucho. Les estoy muy agradecida a los tres talleres y a sus coordinadores, por lo mucho que me han ayudado y ayudan a crecer.
En una visita que hice a Matanzas (cuando nos conocimos en persona) pude ir a la sede de Grafómanos en Aldabón y me encantó lo que hicieron con el local. Háblanos de los proyectos que tienen planificado ustedes los escritores para ese espacio. Tengo entendido que fueron ustedes los impulsores de ese espacio.
El principal impulsor de este espacio fue y es su actual coordinador, Daniel Cruz Bermúdez; él se hizo cargo de la editorial hace años cuando estaba cerca de ser desintegrada. Se iba a refundar una nueva cuando las condiciones fueran más propicias. Daniel asumió ese barco casi naufragado y trabajó de forma incansable, gestionando medios con la AHS de Matanzas y reconstruyendo el local que esta proporcionó, contratando buenos editores y diseñadores, fundando el Premio Aldabón, haciendo énfasis en la promoción y la venta. Hoy este espacio es una editorial con librería, taller gráfico y sala de conferencias, sede oficial de Los Grafómanos y lugar de referencia para todos los jóvenes y no tan jóvenes de Matanzas. En un futuro esperamos tener también un café literario. El espacio es reducido, pero se aprovecha al máximo. A los miembros del Taller nos ha servido mucho la sede de Aldabón. Cerró la época en que éramos gitanos y deambulábamos en busca de un lugar para tallerear nuestros textos con tranquilidad. La editorial se convirtió además en nuestro principal apoyo, dispuesta a publicar el primer libro de los miembros del taller si este libro tiene la calidad suficiente. Ese es el mayor voto de confianza a Los Grafómanos: la mayoría de mi generación cercana ha publicado o publicará en algún momento su primer libro en Aldabón, confiada en la calidad del producto final y en que se harán todos los esfuerzos por promocionarlo.
Has ganado varios concursos en poesía, ensayo y cuento tanto de realismo como de ciencia ficción. O sea, escribes todos esos géneros… que sepamos. ¿Has incursionado en otros géneros literarios, como el teatro, la novela o la literatura infantil, por ejemplo?
No, no he incursionado en ellos. Me interesaría en un futuro acercarme a la literatura infantil, pero quiero hacerlo como lo hice con la CF y F, buscar algún taller especializado o alguien que me guíe en ese aspecto. El infantil tiene sus formas, códigos, temas y características individuales que me parece necesario conocer o al menos familiarizarme antes de intentarlo.
¿Qué géneros literarios prefieres leer y cuáles o cuál escribir? ¿Cuál género o tema nunca escribirías?
En cuanto a géneros literarios soy bastante abierta. Leo casi todo excepto literatura rosa-erótica y terror, que son los que jamás escribiría. Tampoco me veo escribiendo realismo sucio, aunque sí lo leo ocasionalmente. Disfruto escribir tanto el cuento como la poesía. No sé si algún día lograré escribir una novela. Mi lejanía y falta de formación con el teatro hace muy improbable que alguna vez lo escriba; en cuanto a la crítica y el ensayo los respeto demasiado para ejercerlos más que de forma especial, solo cuando estoy muy segura del tema: son géneros que llevan un conocimiento y una formación profundos.
Constantemente leo poesía. Es como la música, si paso par de días sin leer un poema o escuchar música me siento extraña. En el pasado fui de leer muchas novelas, pero actualmente y debido a la falta de tiempo me inclino más por leer cuentos, tanto de realismo como de CF y Fantasía. Sin embargo, cuando puedo leo alguna novela histórica, de CF, fantasía o de realismo de un autor clásico. De vez en cuando leo literatura infantil –sobre todo la relacionada a mi trabajo de promoción– y me gustan las obras del teatro clásico griego, las de Shakespeare y G.B. Shaw. Leer muchos géneros es la causa directa de que me aventure en varios a la vez, porque uno escribe según lee. Me gusta cuando termino un libro o saga buscar otro de estilo o género distinto; mantiene activo al cerebro y es una de las razones por las que nunca me aburro: leer varios géneros es como estar frente a una variada mesa buffet que sabes nunca se agotará.
Te he visto y escuchado en varios espacios virtuales de la AHS y Ediciones Aldabón, como Colección La Brevedad, cápsulas en las jornadas del Premio Celestino de cuentos de Ediciones La Luz, y en Ivoox. Háblame de esas experiencias. ¿Qué te parecen estas alternativas realizadas por la pandemia? Luego de que superemos la pandemia y volvamos a los encuentros presenciales, ¿crees que desaparecerán estos espacios?
Estos espacios son muy beneficiosos a la hora de vencer las barreras espaciales. Durante años autores de Cuba (en especial los alejados de la capital, que es el lugar donde se hacen en mayor número) se han visto limitados a participar en eventos que se desarrollan en todos los lugares del país por una cuestión de logística. Ahora estas alternativas permiten una mayor participación sin apenas costo para quienes convocan los eventos. Aunque nada supera a la presencia física, la virtualidad permite mayor promoción y representación de los autores. Mi experiencia ha sido provechosa en estos: he interactuado con personas interesantes de todo el país, me ha servido para aprender, he dado a conocer mi obra y conocido la obra de muchos otros jóvenes –y no tan jóvenes- de gran talento. Soy partidaria de conservar tanto lo presencial como lo virtual; no cambiar unos por otros, sino imbricarlos, que se enriquezcan mutuamente.
¿Qué otras iniciativas conoces que se hayan realizado y en cuáles participas o participaste? ¿Cuál te parece más interesante y por qué?
Tengo varias en mente. Una que se me ocurre ahora es la de las Romerías virtuales. Para mí, que jamás he podido asistir a las Romerías en persona, fue la oportunidad de participar de algún modo. Lo mismo ocurre con la peña Contar con la luz, en su versión de chat de Telegram, donde he podido leer textos de jóvenes de toda la Isla e incluso pude conocer a Ana G. Ramos, la ganadora del David de Poesía de este año. Ya que ninguna pudo estar en la premiación debido a la pandemia, al menos pudimos coincidir, hablarnos e intercambiar nuestros libros en formato digital.
¿Cómo ha sido tu experiencia con la AHS de Matanzas y con Ediciones Aldabón? ¿Cuáles crees que sean sus puntos fuertes y débiles para con los escritores?
Ha sido una experiencia buena en general. Cuando varios de mis compañeros del “Cintio Vitier” nos unimos a la AHS, había solo un par de miembros de la sección de Literatura. Nuestro grupo vino a revitalizar esta sección. No se logró de la noche a la mañana, pero poco a poco nos hemos acoplado. Con Aldabón la experiencia ha sido muy buena. El rescate de la editorial por parte de quienes la asumieron, también demoró su tiempo; pero en pocos años se han visto los logros, y no es un trabajo terminado porque siempre está en constante mejora.
En este último año y medio la AHS en Matanzas no se ha dejado amilanar por las restricciones de la pandemia y sigue promocionando la obra de sus asociados a través de espacios virtuales y cápsulas de video promocionales que incluyeron tanto a narradores como a poetas. En ocasiones falta un poco de organización a la hora de concretar proyectos con la sección, donde ambas partes pongan de su parte; o de integrar nuestra sección en proyectos conjuntos con las otras, pero hay también muchos deseos de hacer y de hacerlo cada vez mejor, que es lo importante.
Eres promotora de la Editorial Aldabón. Sin embargo, para nadie es un secreto que, en Cuba, y sobre todo en las editoriales, la promoción es casi nula y cuando menos, muy ineficiente. ¿Qué crees de esta afirmación y por qué crees que se afirme esto? ¿Cuál sería el fallo? ¿Cuál sería la (o una) solución?
La promoción lleva rato siendo una deficiencia. En ocasiones cuesta hacer llegar los libros más allá del círculo de lectores habituales que asisten a las presentaciones y las tertulias literarias. Para ser promotor cultural, lo primario no es solo conocer las cuestiones técnicas de la profesión, también está en conocer y que te importe aquello que promueves. Mucha gente lo ejerce como un trabajo más, pero para que funcione tienes que estar comprometido con ello. No significa que para ser promotor halla que ser escritor/editor, pero sí tener nociones básicas y un interés genuino por la literatura. Cuando menciono a promotores, incluyo a los vendedores de libros estatales y particulares, quienes en ocasiones muestran un total desentendimiento de la literatura y apenas pueden orientar al lector-comprador. Pero no toda la responsabilidad recae en los promotores, sino también en las instituciones que muchas veces dejan la promoción en el fondo de sus prioridades y le destinan recursos insuficientes.
En el caso de la literatura hay un producto que ofrecer a la hora de promocionar a un autor y este es el libro. Incluso con los aquellos que, aunque no tengan publicaciones propias, pueden verse incluidos en selecciones y antologías. Una de las fallas actuales y algo en lo que se debe trabajar, es la cuestión económica. La editorial, la institución y el promotor tienen que querer vender el libro. Si es infantil, presentarlo en escuelas o actividades infantiles; si es narrativa o poesía para adultos, presentarlo en tertulias culturales o llevarlo a eventos en empresas y lugares donde pueda haber un público adulto; si es teatro, venderlo a la salida de una sala de teatro o cerca de una representación callejera.
Hay que buscar alternativas y ser creativos. Una solución es crear y conseguir respaldo económico e institucional para campañas de lectura y promoción literaria bien organizadas y con metas concretas que puedan lograrse según el o los medios que se utilicen. En el caso de Aldabón, nos hemos apoyado en reseñas y noticias a través de Facebook y otras redes, pero sobre todo en la radio provincial de Matanzas, haciendo reseñas semanales de un libro de nuestra editorial o del resto de las editoriales matanceras, libros que están a la venta en la librería adjunta a la sede de Aldabón. La radio es un espacio maravilloso, te permite llegar a un público muy amplio, nos alegra cada vez que alguien llega a la librería a preguntar por un libro que oyó mencionar por la radio, significa que la promoción dio resultado.
En los últimos años, varios jóvenes escritores matanceros han ganado importantes premios nacionales e internacionales, han publicado libros y/o participado en diversos proyectos y espacios literarios de Ciencia Ficción y Fantasía. Ejemplo de esto son, por solo mencionar dos, Raúl Piad Ríos y Marien Cabrera, a quienes conocemos muy bien. Tú también formas parte de esta lista. ¿Qué ha cambiado o sucedido en Matanzas que, de prácticamente desaparecer del mapa literario en Cuba hace cinco años, ahora muestra una gran cantera de escritores? ¿Por qué, sobre todo, escritores de Ciencia Ficción y Fantasía?
Es cierto que antes de que mi generación comenzara a despuntar en Matanzas hubo un vacío generacional, con autores muy aislados, remanentes de los que emigraron o cambiaron de profesión. En condiciones normales una generación da paso a la otra, pero el ciclo estaba interrumpido. Lo que ayudó a recomenzarlo fueron los talleres literarios. Entre ellos el más fuerte fue el Cintio Vitier, conducido por Yanira Marimón. Antes de este taller, varios de mis compañeros estaban avanzados, habían asistido a otros talleres más irregulares en cuanto a tiempo de duración y seriedad. Para otros como yo, esta fue nuestra primera escuela. Ya fuera para los del primer caso como para los del segundo, el Cintio Vitier ayudó a unirnos y consolidarnos como un grupo, al punto de que una vez nos sentimos “graduados” del taller decidimos crear uno propio solo para jóvenes que fueran en serio (al Cintio Vitier asistían personas de todas las edades y algunos asumían la escritura como pasatiempo). Resultado de esto son Los Grafómanos, que está abierto para los de nuestra edad y también para los de la generación siguiente, en el recomienzo de nuevos ciclos.
Creo que ahora hay más escritores de CF/F que nunca en toda Cuba, y Matanzas no está ajena a este fenómeno. El libro digital y la informatización de la sociedad han contribuido a que se lea más ambos géneros, a que se tenga acceso a centenares de libros clásicos, pero sobre todo de contemporáneos. La CF y F todavía son recientes en Cuba, comparadas con los otros géneros, y es natural que atraigan a los más jóvenes por sus contenidos y posibilidades creativas. Ambos son muy llamativos para el grupo de novísimos narradores matanceros que rondan los veinte años, quienes aparte de la literatura también se les acercan mediante el anime, los videojuegos y el cine.
¿Qué crees de la Ciencia Ficción y Fantasía que se ha hecho y hace en Cuba? ¿Cómo ves el futuro de la CF y F para la post pandemia?
Desde que Oscar Hurtado introdujera el género en Cuba se ha contado con figuras puntuales, pocos autores en comparación con los de otros géneros. Estos pioneros fueron muy incomprendidos y son los que labraron un camino a través de las editoriales y el gusto popular. En las últimas décadas el número de autores va en ascenso. Actualmente coinciden veteranos de la CF y la F, autores maduros, y jóvenes promesas, por lo que creo que es uno de sus momentos más interesantes y mejores en Cuba. El futuro de la CF y F post-pandemia me parece muy esperanzador, el género tiene menos de un siglo escribiéndose en el país y sin embargo cada vez este cuenta con mayor difusión y aceptación sin llegar aún a ser un género de consumo masivo, como ocurre en otros países. La CF enseña que el futuro puede ser ¿pronosticable?, la fantasía muestra que puede ser imprevisible. Solo nos queda esperar para verlo con nuestros propios ojos. Me parece que, aunque la CF y F sufran sus normales altibajos en algunos períodos, la dirección va en un constante hacia arriba y adelante, en dirección a las estrellas.
En tu experiencia como miembro virtual (hasta el momento) de Espacio Abierto, te hemos visto como promotora de la literatura y muy participativa en las actividades del taller. ¿Qué piensas de este taller? ¿Cuáles crees que son sus puntos fuertes y débiles? o ¿qué deberían mantener y qué mejorar?
Me parece que Espacio Abierto es un proyecto muy especial, del tipo que generan cambios reales y perdurables. Algunos de sus miembros se han mantenido desde el principio, otros siguieron rumbos propios, otros nos incorporamos después, algunos incluso pasaron al nivel de meros miembros a volverse coordinadores (Tú, Abel, eres un buen ejemplo). En sus épocas difíciles se mantuvo solo gracias a la dedicación de unos pocos y si ahora está en momento tan bueno es gracias a aquellos que lo sostuvieron durante los malos. Todas estas experiencias acumuladas lo convierten en más que una escuela, en una familia.
Sus puntos fuertes están en lo abiertos que son, como el nombre lo indica. Cualquiera que demuestre un serio interés en la literatura de CF y F. puede unirse. También en el nivel de profesionalidad y diversificación; la primera a la hora de corregir y comentar los textos que se leen en el taller, la segunda en los ejercicios individuales y conjuntos, los retos constantes y en cómo se desarrolla la vida del Taller en general. Los puntos débiles en su mayoría escapan de la mano de sus coordinadores: tener más apoyo y respaldo económico, condiciones para que el evento teórico cuente con una sede específica, recursos, etc. Constantemente los coordinadores deben disponer de sus propios medios para sostener el evento, algo abusivo para ellos si consideramos cuánto trabajo hacen de por sí. Con más recursos se les podría aligerar la carga e incluso se podrían generar más encuentros, conferencias y toda clase de actividades en que pudiéramos incluirnos de forma presencial autores de toda Cuba. Pero bueno, con los medios actuales se ha hecho lo mejor posible, y es muchísimo.
¿Cuáles son tus influencias en la literatura? Autores, libros, etc.
Mis influencias en la literatura han sido en los inicios causa del azar. Siempre fui de leer todo lo que me cayera en la mano, fuera adecuado a mi edad o no. Los libros que primero recuerdo son una mezcolanza entre Julio Verne, Salgari, Oscar Wilde, Edgar Alan Poe y Gabriel García Márquez; con libros infanto-juveniles como Corazón, El principito, La edad de oro y La noche. Desde siempre he sido entusiasta de la mitología y las leyendas de todo el mundo. Me encanta la historia y la fantasía, todavía hoy me entretengo en traducir metáforas o buscar puntos de contacto entre los mitos. Leía por etapas, en una época me daba por los novelistas europeos de entre el siglo XVII y el XIX; en otra época por los norte y latinoamericanos del siglo XX; en otra por la poesía hispanoamericana; en otra por la poesía asiática o por la árabe, y así sucesivamente. Mucho de esto dependía de un acceso escaso y arbitrario. Muchas veces releía los mismos libros por no tener nuevos, pero desde que tuve medios para leer en digital literalmente se me abrió el mundo y he recuperado el tiempo perdido en cuanto a lecturas.
Me han impactado, más que influenciado (creo) narradores del realismo como Alejandro Dumas, Hesse, Dostoievski, Wilde, Hemingway, Faulkner, Carson McCuller, Fitzgerald, García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Quiroga, O Henry y Robert Graves. Narradores de ciencia ficción y fantasía como Verne, R.L. Stevenson, Asimov, Poe, Heinlein, Phillip K. Dick, Orson Scott Card, Úrsula K. Le Guin, Tolkien, Terry Pratchet y G.R.R Martin. Poetas como Rilke, Baudelaire, Kavafis, Tagore, Omar Khayyam, Pessoa, T. S. Eliot, Keats, Whitman, Ezra Pound, Yeats, Miguel Hernández, Cintio Vitier, Delfín Prats, Dulce María Loynaz y José Martí.
Aunque no tengo autor favorito les tengo un cariño muy especial a Shakespeare, a Borges y Bradbury. Considero a Ray Bradbury mi Maestro literario, ese con el que un escritor se siente identificado, que le marca el estilo de por vida, el mismo que me desesperé por encontrar durante años hasta que llegó a mí de forma casual. No he leído nada suyo que no me encante. Lo que más me une a estos autores es la total admiración por su obra; y, en el caso de Borges y Bradbury, la bibliofilia y el amor al acto de la escritura.
De las voces cubanas actuales que conoces, conocidas o no por el público o crítica, ¿Cuáles de ellas recomiendas?
Me gustan los cuentos de Emerio Medina; los poemas de Luis Manuel Pérez Boitel, Jesús David Curvelo, Sergio García Zamora, Giselle Lucía Navarro y Milho Montenegro; narradores del género fantástico y CF como Carlos Duarte, Álex Padrón, Elaine Vilar Madruga, Malena Salazar Maciá y Raúl Piad. Esto solo por citar. Nuestro país es muy rico en escritores de todos los géneros. En las páginas de la revista digital Korad[ii] he leído textos maravillosos de jóvenes ganadores/ menciones del Oscar Hurtado que aún no tienen libros publicados o tienen solo uno o dos. Si no conociera esta revista digital me los hubiera perdido, ello solo es un ejemplo de la buena literatura que se queda dentro de un círculo pequeño de lectores.
¿Qué libro, o libros, quisieras haber escrito?
La lista es larguísima, incluye casi toda la obra de Borges y Ray Bradbury, el teatro de Shakespeare, los poemarios de Pessoa, Kavafis, Rilke y Ezra Pound, la trilogía de El señor de los anillos de J.R.R Tolkien o La Saga de Ender de Orson Scott Card. De libros específicos pondré solo algunos ejemplos: El tambor de hojalata de Günter Grass, El lobo estepario de Herman Hesse, Hojas de Hierba de Walt Whitman, Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, El corazón es un cazador solitario y Reflejos en un ojo dorado, ambos de Carson McCuller, La tierra baldía de T. S. Eliot, Historias de cronopios y famas de Cortázar, El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald, Un mundo feliz de Aldous Huxley o La mano izquierda en la oscuridad, de Úrsula K. Le Guin.
Si te dieran el poder de eliminar un libro, o varios, de la historia ¿cuál sería y por qué?
Para serte sincera, aunque hay libros e incluso géneros que me desagradan, nunca haría uso de ese poder ni me gustaría que nadie lo tuviera. Siendo una fiel seguidora de Bradbury, el creador de Fahrenheit 451, me parece que todos y cada uno de los libros merecen existir. Fueron muestra del pensamiento y el trabajo de alguien, probablemente le gustaron a alguien, aunque solo fuera a quien lo escribió. Lo que hacemos es un reflejo de nuestra vida: la Humanidad mostrándose desde lo sublime hasta lo ridículo. Borrar algo de ese registro sería negarnos a nosotros mismos como un todo.
¿En qué proyectos andas en estos momentos?
Tengo varios a medio hacer, pero no me gusta hablar de ellos hasta que no estén terminados. Por ahora escribo, leo y estudio constantemente; y espero a que salgan mis dos primeros libros: el de poesía, titulado La hora violeta, que debe publicarse por Ediciones Aldabón el próximo año, y el de cuentos que ganó el David, Las azules colinas de Europa. No puedo esperar a tenerlos en mis manos, poder palpar sus portadas, pasar las páginas, abrirlos y cerrarlos, solo para volverlos a abrir. Son ansias de primeriza, supongo.
¿Crees que los premios validen o legitimen a un escritor? Si tu respuesta fuera negativa, entonces, ¿qué legitima o valida al escritor?
Mi respuesta sería sí y no. Es indudable que los premios otorgan validez social, y son un importante medio de promoción. Hasta que no gané el David muchas personas no me conocían; otras sí me conocían, pero no como narradora. No se puede negar la visualidad que otorgan los premios: abren oportunidades y aseguran que la gente se interese por tu obra. Al mismo tiempo, los premios no son todo en cuanto a validez, el lector común y la crítica también tienen mucha voz en esto porque ¿de qué te sirve ganar un concurso si a nadie le gusta cómo escribes? Pocas cosas me hacen tan feliz que el que alguien me comente que le ha gustado un texto mío. Significa que mi trabajo tuvo una utilidad para alguien, que le proporcionó entretenimiento, placer estético, o lo hizo reflexionar. Esa una alegría casi infantil, cálida, luminosa, y es una alegría tanto o más grande como la de ganar un premio.
Si tuvieras que dar cinco o más consejos, o un decálogo, a jóvenes escritores como tú sobre el hermoso oficio de escribir, ¿cuál sería este?
Ocho consejos. No son originales, pero son los que más me han ayudado:
-
1- Lee y sigue leyendo. Lee constantemente, pero no lo hagas una obligación. Mantenlo como un placer que además te es productivo. Si lo que lees ahora mismo no te motiva, busca el libro o el género que sí lo haga. Es mejor librarte de los prejuicios y estar abierto a aventurarse con toda clase de géneros literarios. Puede que te lleves algunas sorpresas. Cualquier experiencia aporta conocimiento si sabes aprovecharla.
-
2- Mantente activo en acción y en mente. Solo caminar o cualquier otro ejercicio físico sencillo te harán bien tras largas horas sentado(a) en el acto de escribir. Descansar a intervalos gasta tiempo, pero ahorra cansancio. Si mantienes la mente activa tampoco te faltarán ideas. Aprender a diario pequeñas dosis sobre otras manifestaciones del arte, sobre historia, ciencia y cualquier tema de interés, harán que siempre tengas algo sobre lo que pensar, y sí, sobre lo que escribir.
-
3- Crea tus propios hábitos de escritura. Casi todos los escritores recomiendan los suyos propios, prueba los que puedas hasta que encuentres aquellos que funcionan para ti: trata, equivócate, cambia, innova. Los resultados varían en cada persona.
-
4- Sé paciente y constante. La literatura lleva mucho esfuerzo y durante un tiempo indefinido no se verán los resultados o estos serán magros. Quién se dedique a esta profesión debe tenerlo presente. Pasan años entre el momento en que comienzas a escribir seriamente y el que puedes verte publicado. Es una carrera de resistencia, no de velocidad.
-
5- Haz vida literaria. Ir a eventos teóricos, lecturas de poesía, talleres de escritura, peñas y tertulias artístico-literarias, etc., puede enriquecer tu obra y visión de la literatura más cercana en tiempo y espacio. Conocer a escritores consagrados y a jóvenes aspirantes, a editores y promotores, te permite acercarte al mundo editorial y conocer su funcionamiento. Aprenderás de ellos y esa experiencia te será útil para adquirir madurez como autor(a) y a la hora de publicar tus textos.
-
6- Ponte metas a la hora de escribir, como una cierta cantidad de palabras o páginas al mes. Ray Bradbury decía que, si escribías un cuento a la semana, al terminar el año tendrías 52, y que era muy difícil escribir 52 cuentos malos seguidos. La práctica te ayudará a pulirte. Eso sí, de lo que escribas no todo será publicable. De 100 poemas, a lo mejor 30 o 50 lo son, con los cuentos o los capítulos de las novelas ocurre igual. Pero es mejor exceso que defecto, en estos casos.
-
7-Ten siempre a mano una libreta o un blog de notas, puedes usar incluso un celular o una computadora portátil. Anota cualquier idea, por insignificante que parezca. Lo más probables es que si no las anotes, las olvides después. Describe tu ambiente, conecta ideas que en apariencia no tengan relación. Acostúmbrate también a anotar tus pensamientos e impresiones, o frases dichas por otros, palabras que te llamen la atención o que desconozcas. Todo puede ser el germen de una buena historia.
-
8- Lee tus textos con ojo crítico. Reescribe. Autoedita tus textos. Por muy buenas que parezcan las ideas, no se van a escribir solas. Ponte metas, ponte a trabajar. Todo el conocimiento teórico-literario del mundo no te servirá de nada si no lo pones en práctica. Aprendes más creando tu propio estilo que memorizando los de otros. ¿Quieres ser escritor? Escribe.
Nota:
[i] En la foto (de Izquierda a derecha) Marien Cabrera, Raúl Piad Ríos, Náthaly Hernández Chávez, María Elena Heernández y Abel Guelmes Roblejo, Matanzas, Cuba.
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.