(una conversación con el artista visual Miguel Yaimel Cosme Pérez )
Las artes visuales en Santiago de Cuba se aproximan a un punto de inflexión importante. El vacío generacional que existe desde hace una década, provocado por la descomercialización, el traslado a especialidades menos artísticas, la emigración y la perdida de certámenes que poseían el atractivo de un premio metálico, han dejado en crisis el desarrollo de esta manifestación en la provincia. Aun con la Academia de Artes Plásticas José Joaquín Tejada formando a decenas de jóvenes, el escenario creativo parece inmóvil en algunas áreas. No es casual si se tiene en cuenta la mutación de creadores de otras especialidades hacia el mundo de las artes visuales, la irrupción de instructores de arte y artistas autodidactas, o el auge de la fotografía como expresión artística.
Pudieran enumerarse muchos factores que dan al traste con el bajón creativo en la ciudad, sin demeritar el trabajo de algunos, cuya presencia nacional e internacional, es notable. Tampoco el contexto de los últimos meses es ideal para la construcción de exposiciones tradicionales. La pandemia nos ha frenado la vida, tal y como la conocíamos/tal y como la practicábamos.
A pesar de lo complejo del panorama artístico-social del Santiago heroico, muchos artistas entienden que documentar el momento es una necesidad. Entienden que utilizar las normas de la pandemia y el mundo virtual es también experimentar con la expresión, algo que el arte necesita en todos los tiempos. La crisis siempre ha sido un patrón para generar nuevos códigos, reformas e instrumentos. Las crisis siempre han sido la prueba necesaria a la que la creatividad de un artista debe someterse.
Por estos días conversé con mi amigo Miguel Yaimel Cosme Pérez (Santiago de Cuba,1994), quien es Instructor de Arte de formación y ahora una de las voces más prometedoras de su generación. Cosme, como todos lo conocemos, es miembro de la AHS en la ciudad y su hiperactividad lo ha llevado a estar en cuanto se proyecte para la creación, la superación y el desarrollo de las artes visuales.
Nuestra conversación fue amena, hablamos de muchas cosas, pero sobre todo del hacer. ¿Cómo no quedar varado en tu tiempo? ¿Cómo nombrar las cosas desde un lenguaje tan personal? ¿Cómo se pone la imaginación en función de la alegría? Cosme es un incasable, ese día en el taller nos faltó el café, pero improvisamos con té de menta, aunque allí todo olía a óleo. Con una taza que echaba humo entre mis manos, conversamos.
Cosme, hay quienes creen que el arte es definición. Si asumiéramos eso como una sentencia, ¿cómo te definirías?
Soy un artista al cual le gusta explorar todo lo relacionado con las artes visuales. Grabado, pintura, esculturas con diversos materiales, y actualmente trato de superarme y crecer dentro de las otras ramas pertenecientes a esta. Me defino como aquel ser que ama, respira y vive apasionado con la idea de que el arte es capaz de salvar un alma.
Coincido contigo en eso, el arte es capaz de salvarnos, sanarnos, y hacer nuestra existencia más respirable. Un arte con esa capacidad, necesita de inspiración, de empuje, de fuerza simbólica para que el lenguaje no vague por el éter. En tu caso, ¿cuáles son tus principales motivaciones, temas, conflictos?
De las situaciones. No importan las magnitudes ni a qué me conlleven dentro de la engorrosa realidad. Una de las cosas que me motiva es la nostalgia por la calma. El recuerdo de aquellos momentos donde el temor al contagio no era un riesgo. La vida es la riqueza más grande que tenemos, preservarla y hacer acciones destinadas a un bien común es uno de los anhelos que van impregnados en cada acción que realizo, dentro y fuera del mundo del arte.
Días difíciles para los seres humanos. Hoy se habla mucho de preservar la vida, pero también es importante cuidar los registros de esta, los que por naturaleza integran la memoria colectiva. Eso para un creador está en lo cotidiano y en la interpretación que se hace del devenir de las historias colectivas. ¿Cómo se relaciona tu obra con el contexto?
Las obras han sido realizadas para escapar un poco de la realidad, para expresar en ellas conflictos y sentimientos que vienen a mí. Los artistas son retratistas de su época, así muestran su voz y pensamiento.
¿Por qué no dejar de crear en medio de estas circunstancias?
Si dejo de crear, pierdo la cordura, bajo las circunstancias que sean. Pero te puedo decir que mantenerme activo durante esta pandemia (artísticamente hablando) me ha ayudado a suavizar la triste pérdida del abuelo a causa de la Covid 19. El arte me permite disuadir la angustia que siento cuando veo a mis seres queridos y hasta desconocidos pasando tanta necesidad y tanto dolor. El arte me da la confianza para creer en que mañana todo va a pasar y que todos vamos a preservar la vida para poder ser testigo de esto.
El arte siempre es respuesta ante la pérdida, pero también es ganancia en términos de influencias, amigos, y esa familia que no es de sangre y que se agiganta con el pasar del tiempo. Son los caminos los que nos permiten expresarnos con toda la sinceridad de nuestra obra. Uno de esos caminos son nuestros maestros. En tu caso, ¿cuáles son tus referentes artísticos?
Cuando no tenía nada más allá que los deseos que aún hoy preservo y las ganas por dar mi aporte al mundo del arte, fui recibido con los brazos abiertos en el taller Aguilera como discípulo de Carlos René Aguilera Tamayo y como un miembro más de ese prestigioso espacio. Observar de cerca las obras pertenecientes a dicho maestro, las de su padre José Julián Vicente Aguilera y las del maestro Botalín, me cautivaron aún más. Estaba en un marco donde se respiraba arte y eso me motivó más y me permitió realizar obras que hasta hoy solo eran una utopía. Las lecturas de libros relacionados con el arte, los deseos de poder dedicarme a hacer lo que me gusta y tener a este excelente maestro, padre y amigo son mis referentes. Me considero un constante alumno con sed de aprendizaje y de superación, en todos los sentidos.
El 3 de septiembre, realizaste una exposición por distintos canales digitales. Una acción que es coherente con todo lo que hemos estado hablando hoy. Llevó por nombre “Vida”, y sé, por lo que me has dicho desde que empezaste a prepararla, que se trató de un canto a favor de la existencia humana. Me gustaría que me comentaras otros aspectos significativos de la muestra.
Se trata “solo de seguir trabajando”, una frase que he escuchado mucho, de grandes artistas. La cual he tomado como ejemplo, no sé cómo quedarán las próximas obras en las cuales ya he ido trabajando, pero daré lo mejor de mí, como siempre. Lo que sí sé es que seguirán reflejando en colores mi alma, en busca del mejoramiento humano.
La muestra expositiva “Vida” cuenta con 17 obras, que van desde pintura hasta fotografía. Es una realización en homenaje a los fallecidos y afectados a causa de la pandemia de la Covid19. Pero es un canto a la vida como motivo de lucha y esperanza, una luz puesta para encontrar la alegría y encender el ojo de la armonía colectiva.
Fue de manera virtual, una vía que sigo explotando para comunicándome con mi público. Para la ocasión me apoyé del Taller Cultural Luis Díaz Oduardo, el Consejo Provincial de las Artes Plásticas, la AHS, el Taller Cultural Aguilera y un sinfín de perfiles y páginas personales. A todos ellos les estoy agradecido, por brindarme su espacio y abrirme sus puertas. El arte siempre buscará la manera de unirnos y hacernos más fuertes.
Una última pregunta, la cual se hace necesaria, al menos entre nosotros. Lo digo así porque se trata de un espacio que nos ha unido nuevamente luego de que nos graduáramos hace ya 10 años. ¿Por qué es tan importante el vínculo con la Asociación Hermanos Saíz?
Muchos colegas, en especial Onelio González (Nelo), siempre me hablaban de la idea de que me acercara a la Asociación. Desde que empecé a seguir su consejo y, ahora que actualmente soy miembro de dicha organización, he recibido siempre un inmenso apoyo. La organización ha creído en mí, y está presente en el momento en el que como artista tenga alguna necesidad para superarme y para hacer que mi obra transcienda.
Nos pusimos a hablar y a escribir, y se nos enfrió el té (risas).
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