Emprender viaje al Oriente cubano fue el principio de una travesía que para los integrantes de la Asociación Hermanos Saíz comenzó este 10 de agosto en un encuentro con la historia que se extiende hasta el próximo día 14.
Como cada año, la AHS sube montañas para llegar al Pico Turquino, ese punto a más de nueve mil metros de altura por encima de lo conocido que atesora a nuestro Martí, un homenaje de la vanguardia artística cubana a Fidel, a Sergio y a Luis y, sin dudas, al Apóstol.
En Bayamo se detuvo este pequeño grupo para recordar a Fidel. Allí, el recibimiento es afectuoso con el primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas en el territorio, Reinaldo Fernández Rivero. Desde el intercambio, el corazón de Bayamo, en el parque Céspedes, nos dio la bienvenida a esta tropa de guerrilleros del arte que no se descuidan tampoco ante la covid-19.
En este lugar, coloreado de patriotismo y dueño de libertad y a una Casa del Joven Creador que sabe ponerle corazón a Cuba desde el arte, transcurrió la primera jornada de honra de la Asociación en un trayecto que incluyó, también, la visita al sitio histórico La Demajagua, donde se escuchó el grito de libertad del Padre de la Patria.
Mientras, estos “mochileros” ya se preparan para desde bien temprano comenzar el ascenso hasta el sitio que resguarda el busto del Apóstol, que subió a estas serranías Celia Sánchez Manduley junto a su padre. Al llegar a la cima, estos jóvenes se abrazarán desde el alma, porque subir montañas hermana hombres y más cuando los une el amor sincero a la Patria.
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