David MartÃnez Balsa confÃa en los lectores: en su libertad de elegir, en su intransigencia, en su mirada crÃtica. Solo los lectores son capaces de salvar los libros y, por tanto, también a sus hacedores. Para David, un lector es más que un aliado; forma parte también de la estructura propia del texto y, sin ellos, las palabras no son más que hilo unido a otro hilo semejante. Conversar con David es también un pasaje al mundo de la fabulación…
En la escritura, en la creación, ¿qué consideras sea esencial o indispensable?
Persistir, no desfallecer ante los retos que imponga el acto creativo. No negaré el rol esencial que juega la inspiración en todo creador, pero si algo aprendemos es que la musa no siempre nos acompaña al abordar nuestras obras. Súmale a ello las desilusiones, los tropiezos y las dudas, todos obstáculos siempre al acecho. Por eso, encuentro indispensable la voluntad del creador para construir su obra; enfrentarse a la página en blanco, el lienzo, la partitura, aunque cada partÃcula de su ser intente llevarlo en la dirección opuesta. Arrancar, sin detenerse a esperar la inspiración. Esa fuerza, el Ãmpetu de seguir batallando, lo lleva grabado todo creador en su ADN, sin dudas.
¿Puede ser mesurable la calidad de un libro de poesÃa o de cuentos, o esto depende de las sensaciones, emociones, experiencias, referencias y del mundo estético personal de cada uno de los lectores?
Me encanta esta pregunta, pues a mi juicio, tiene un poco de trampa. Yo, en lo personal, siempre aspiro a llegarle a los lectores, provocar una sonrisa, una lágrima o al menos la satisfacción de haber disfrutado el libro al que eligieron dedicarle su tiempo. No existe mayor alegrÃa que se te acerque alguien que haya leÃdo tu novela o libro de cuentos y te diga cuán placentera le resultó la experiencia. Claro, siempre existirá una dualidad de opiniones, habrá apoyo y detractores, y eso lo encuentro igual de bien; pues, como creador, te pones a disposición del juicio del público al entregarles tu trabajo. Si la mayorÃa de las opiniones te favorecen, pues celébralo; de lo contrario, levántate, aprende y sigue.
Por supuesto, existen estándares literarios, crÃticos especializados, jurados de concursos, quienes abordan el tema desde una perspectiva más imparcial. No obstante, por muy frÃos que intentemos ser a la hora de evaluar una obra para emitir un dictamen, a veces el lado humano prevalece; la parte que siente y se conmueve ante un cuento que, tal vez, otros hallaron falto de elementos que sus contrincantes sà poseen. Estos detalles hacen difÃcil llegar a un consenso a la hora de premiar o reconocer un texto (hablo en caso de un concurso literario). Todo libro necesita una estructura sólida, fuerza en las técnicas narrativas, un lenguaje limpio (pues no vamos a pedirle a quien nos entregue un poco de su tiempo que se lea un libro en el que no hayamos dejado hasta la sangre con tal de construirlo lo mejor posible) pero, en mi opinión, no puede faltarle ese ingrediente que lleva al lector a brincar, casi sin darse cuenta, de la acción de leer a la de sentir. Eso es magia y quien pueda provocarla, no sé si su obra tendrá calidad en el más estricto sentido de la palabra, pero para mà merece aplausos.
¿Es posible definir qué es la creación? ¿PodrÃas aventurar tu definición personal?
DifÃcil, pero déjame intentarlo y ser lo más breve posible: te dirÃa que es una adicción saludable. Placer y al mismo tiempo tormento. Es una necesidad que llevas dentro, que no para de perseguirte; incluso cuando estás creando, sientes ese apremio, una especie de frenesà que disminuye, pero no cesa del todo.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo? ¿Cómo piensas la estructura o arquitectura de un libro?
Por lo general, escribo de noche o en las mañanas, aunque prefiero las noches: hay más tranquilidad. En ocasiones escucho música, otras no (depende de lo que me pida el cuerpo); eso sÃ, no puede faltar la compañÃa del café y el cigarro. A veces arranco una historia sin saber en qué acabará la cosa. Todo empieza por una escena, un personaje, o algo tan simple como una frase. Llegan de golpe y enseguida me siento frente a la computadora y trato de llevarlo todo a la página, sin saber bien el rumbo que se va dibujando mientras avanzo. Hay otros momentos en los que la historia cae completa y anoto enseguida los detalles, no vaya a ser que la musa me traicione si la descuido mucho. Siempre escribo tres versiones de un libro: la primera es un desastre, un rompecabezas armado a todo tren. En la segunda, abordada desde una perspectiva más frÃa, estructuro el libro lo mejor posible; trabajo los personajes y las escenas al detalle, elimino los excesos innecesarios, intento darle coherencia y realismo al texto. En esta versión invierto más tiempo, pues es la que entrego a mis lectores de confianza. Ya con las crÃticas que recibo, pulo una tercera versión hasta dejarla lo más digna posible de ser leÃda.
¿Cuánto valoras el contacto crÃtico con los creadores de tu propia generación?
Si algo aprendemos todos los que pasamos el Onelio es lo esencial que puede llegar a ser la comunicación con los creadores, ya sea de tu propia generación como de cualquier otra. El beneficio del contacto crÃtico es mutuo y para nada debe desestimarse; se obtienen lecciones vitales y que pueden ayudarte muchÃsimo en tu proceso creativo, asà como incentivarte a crear.
Recientemente acabas de obtener el Premio Boti por un libro escrito para niños y jóvenes…
Amarrados al puerto, el libro que mereció el Premio Regino E. Boti, es un cuaderno de cuentos escrito en el 2020, durante los momentos más difÃciles que se vivieron ese año por el coronavirus. Los cuentos que lo componen tratan precisamente este tema, vistos desde el lente de sus personajes, todos niños que viven las vicisitudes propiciadas por la pandemia, sin escapar también a las implÃcitas en el tránsito de la niñez a la adolescencia. En el libro se abordan temas como la soledad, el abuso fÃsico y emocional, la inseguridad y el temor a no ser aceptado por tus caracterÃsticas, todo fundido con las dificultades impuestas por la pandemia y lo que ello conlleva para un niño. Te confieso que nunca esperé que obtuviera premio y el galardón ha sido una muy grata sorpresa. Ahora mi anhelo es que el libro termine su viaje y llegue a los lectores lo más pronto posible, para que ellos den la última palabra.
Como escritor, siempre he preferido el realismo, aunque en ocasiones abordo el fantástico y la ciencia ficción (géneros que disfruto y respeto muchÃsimo). Creo que, como escritores, nunca debemos dejar de experimentar, de atrevernos, de probar nuevos horizontes y géneros y demostrarnos a nosotros mismos que sà se puede. Salir del área de confort, arriesgarse. El estilo propio se cultiva mediante la lectura y sobre todo, la escritura constante. Yo, en lo personal, aunque tengo mis preferencias de estilo, sigo en la búsqueda. Este libro fue mi segundo intento de alejarme del género que usualmente practico. El primer intento llegó con Los Caciques, una novela juvenil que obtuvo mención en el Edad de Oro 2020 y que la Editorial Gente Nueva me hará el honor de publicar, contando con la edición de la excelente Gretel Ãvila. Y ahora este librillo. Ambos han sido muy importantes, pues han marcado un cambio en mi forma de abordar la literatura y me han hecho comprender lo complicado que es el género infanto-juvenil y con cuánta delicadeza debe recorrerse ese terreno, pues escribir para niños y jóvenes se las trae… SÃ, mi escritura está en constante cambio y ojalá sea para mejor.
¿Crees que el oficio del escritor es el más solitario del mundo? ¿Por qué?
El oficio en sÃ, en su núcleo, es y debe ser solitario. Necesitas estar solo para dar vida y orden al cúmulo de ideas que tienes en la cabeza, pidiendo a gritos que las lleves a la página en blanco delante de ti. Esa tarea requiere concentración, disciplina y soledad. Ahora, ya culminado el proceso creativo, el escritor, como todo ser humano, debe escapar de esa burbuja y socializar: en esto incluyo el diálogo crÃtico con otros creadores, compartir su obra con lectores de confianza que le ofrezcan su opinión. El oficio es solitario, quien lo practica no necesariamente tiene que ser una persona solitaria.
En los años que llevas de carrera literaria has recibido no pocos premios, ¿cuánto importan estos en la vida de un autor? ¿Son acaso un tránsito más, uno necesario, si se quiere publicar con algo de facilidad?
No negaré la importancia de los premios literarios, pues además de atraer el foco sobre tu obra y elevar los ánimos, te permiten la realización del sueño de todo escritor: la publicación de su trabajo. Ahora, no debemos convertirlo en el Santo Grial, pues se corre el riesgo de una innecesaria decepción cuando no ganamos y ello vuelve más difÃcil el levantarse tras la caÃda. Te lo digo por experiencia, pues me he quedado al fly en muchos concursos (y todavÃa me faltan unos cuantos ponches más). De los premios debemos llevarnos dos cosas muy importantes. Primero: si ganas, celébralo, disfruta cada segundo del privilegio que le han entregado a tu trabajo. Y segundo: si no ganas, no te atrevas a menospreciar ni a tu obra ni a ti como escritor. Rendirse no se vale, le debes a tus libros seguir insistiendo en publicarlos y, sobre todo, seguir escribiéndolos.
Para dialogar con el lector de su tiempo, ¿la obra debe parecerse a ese tiempo, a esa realidad, o debe poetizarla, transformarla en algo más? ¿Cuál es tu apuesta?
Prefiero una mezcla de las dos opciones que ofreces. No hay motivo para que una novela o cuento, con sus transformaciones, embellecimientos y detalles que puedan resultar hasta fantasiosos, no guarde relación con su tiempo; eso sÃ, el escritor debe entregarle al lector las herramientas para hallar la conexión entre ambos.Â
¿Crees en el fatalismo geográfico? ¿Existe aún ese fatalismo para los jóvenes autores cubanos, pese al avance paulatino que han tenido las redes sociales en nuestro mundo?
En parte, sÃ. Las redes sociales y su impacto en el mundo han ayudado a muchos autores jóvenes cubanos a dar a conocer su obra no solo a nivel nacional, sino internacional (el tuyo es uno de esos casos) y creo que es maravilloso cuántos autores cubanos están publicando en revistas extranjeras o son reconocidos por editoriales de España, Latinoamérica, incluso de Estados Unidos. No obstante, ese horizonte recién empieza a expandirse y todavÃa tiene espacio para más. Lo que es digno de celebración es que estén abriéndose poco a poco las puertas para que la literatura cubana sea más reconocida a nivel mundial. Hay que seguir insistiendo.
En tu experiencia, ¿cuáles son los valores de la narrativa actual? ¿Es posible aventurar la opinión de qué sobrevivirá o no al paso del tiempo?
Hay mucho potencial en la narrativa de nuestros tiempos; sobran talento y ganas de trabajar. Creo que la pandemia ha puesto a prueba muchas determinaciones, y entre ellas cuento el afán de la literatura por crecerse ante los obstáculos. El ánimo de los jóvenes autores (y los no tan jóvenes también) es contagioso. Entre el 2020 y el 2021, las redes sociales han cobrado un auge indiscutible y basta darse una vuelta por internet para conocer el interés, el apetito y la promoción que disfruta la literatura hoy en dÃa, la disposición a defenderla a capa y espada. Escritores, editores, casas editoriales, los organizadores de certámenes, jornadas y peñas literarias, nadie ha dejado de trabajar, a pesar de las duras circunstancias; al contrario, se han superado. Asà que me atrevo a decirte que, mientras sigamos escribiendo, leyendo y disfrutando de lo que hacemos, la narrativa sobrevivirá a lo que sea.
A tu criterio, ¿cuáles son las principales herramientas, materiales o espirituales, de las que debe estar dotado un buen escritor?
Las principales herramientas de todo escritor (y me limito a repetir lo que tantos han afirmado) son la lectura y la escritura incansables. Una cosa complementa a la otra. La lectura, otra adicción saludable, te entrega todo un arsenal de herramientas con las que afrontar el oficio. Por otro lado, escribir, asà sea un párrafo al dÃa o si te parece un desastre lo que acabaste de teclear, permite conservar la agilidad en la mano. La perseverancia es también esencial y, por supuesto, la capacidad de escuchar y saber trasladar a tu obra las crÃticas sinceras que recibes de quienes te leen.
¿Cómo serÃa tu lector ideal? ¿Qué le pides a ese lector a la hora de enfrentarse a uno de tus textos? ¿Cómo te gustarÃa ser leÃdo?
Que sea despiadado conmigo, que no me perdone en lo absoluto. Al final, su intransigencia salvará mi libro. Son increÃbles los errores que cometemos los escritores en medio del vuelo creativo y no existe nada más maravilloso que el hecho de que te señalen la barbaridad que eludió todas las revisiones al texto. Gajes del oficio de los que nos salva ese lector o lectores ideales. A ellos les pido lo que me gustarÃa oÃr de todos mis lectores: la verdad. Si no lo disfrutaron, aprenderé. Si les gustó, me doy por satisfecho. De todos modos, siempre agradeceré que le hayan dedicado su tiempo a mi trabajo.
Más allá de la página en blanco, ¿quién es David MartÃnez Balsa?
Quienes conocen a este desconocido saben que es tÃmido, de pocas palabras, aunque cuando le da por hablar, su novia lo manda a tomar agua para que refresque la boca. Tomo café con sed de dragón y echo humo también como uno. Los dÃas trato de repartirlos entre la familia, mi novia, el trabajo y, claro está, la lectura y la escritura, aunque admito que desgraciadamente no siempre de forma equitativa o justa. En pocas palabras, David es un joven que trata de escribir un poquito mejor cada dÃa y busca impulsar sus libros hacia el fin del viaje: el lector, que ojalá disfrute tanto de leerme como yo de escribir ese librillo que logró llegar a sus manos.
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