No hay mejor antÃdoto para un contexto convulso que la palabra; la que traza, anima, señala, sacude y convoca. Ha sido asà a lo largo de la historia de la humanidad. Por tanto, volver a la que nos antecede es obligación certera para no errar e intentar despojar del camino todo obstáculo.
Sucede asà al profundizar en los diálogos sostenidos entre los dÃas 16, 23 y 30 de junio de 1961. La Biblioteca Nacional José Martà fue el escenario. De un lado, hombres y mujeres de nuestra cultura: Alfredo Guevara, Roberto Fernández Retamar, Graziella Pogolotti, Lisandro Otero, José Lezama Lima, Virgilio Piñera, Miguel Barnet, Pablo Armando Fernández; del otro, Fidel Castro, entonces primer ministro del Gobierno revolucionario y secretario del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba. Horas intensas de planificación, fundición, pujanza y creación del sostén de todo un paÃs en franco renacimiento.
Por ello, a 60 años de esas jornadas, se ha hablado mucho y se hará, porque en Palabras a los intelectuales se transciende el arte. En esas lÃneas se dibuja el desarrollo de una nación con una voluntad transformadora.
“Y ustedes tienen la oportunidad de ser más que espectadores: de ser actores de esa revoluciónâ€, expresó el Comandante en Jefe en uno de los momentos de los enérgicos diálogos.
Nació de esa forma un ejercicio crÃtico sin precedentes porque con humildad y franqueza se desnudó públicamente un contexto con sombras y luces, como toda obra humana. De ahà que cada palabra se alió a la confrontación y contradicción como procesos vitales en búsqueda constante de acercarse mucho más a los otros y dejar atrás el tan dañino “yoâ€.
“En realidad, ¿qué sabemos nosotros? En realidad, nosotros todos estamos aprendiendo. En realidad, nosotros todos tenemos mucho que aprenderâ€, acotó.
En esa convocatoria de unidad y pensamiento se habla de la creación para las mayorÃas, de la necesidad de revolucionar cuanto espacio exista como fórmula exacta para desterrar el desconocimiento, la desigualdad en los públicos y posibles nuevos actores del venidero contexto que posteriormente se gestaron. “Creo que cuando al hombre se le pretende truncar la capacidad de pensar y razonar lo conviertes, de un ser humano, en un animal domesticadoâ€, también dijo Fidel Castro en aquellos acalorados dÃas en que esta isla aún sentÃa fresco el dolor de Playa Girón; se lloraba la partida de cada infante mediante la Operación Peter Pan y eran sistemáticos los actos terroristas contra objetivos económicos y sociales.
En medio de tanta turbulencia fue necesario el diálogo con esos hombres y mujeres, en cuyas condiciones de vida y posibilidades de creación también se pensó, para moldear anhelos, limar asperezas, poner sobre la mesa las cartas de presentación mediante el respeto, consensuar los próximos pasos y sumar.
“La Revolución no puede renunciar a que todos los hombres y mujeres honestos, sean o no escritores o artistas, marchen junto a ella. (…) La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios…â€
Se trata de un sugerente llamado a volver siempre a Palabras a los intelectuales, desde la visión crÃtica y contextualizada, como sucedió en aquellos dÃas de junio de 1961, cuando se fundaron, abrazaron nuevas ideas y conceptos, asà como se crearon los sedimentos de un mejor paÃs.
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