Cada academia potencia sus pautas, sus concepciones docentes, sus formas de ver, crear y pensar el hecho artístico; que, aunque se asemejen a otras, le permite irradiar cierto fulgor propio. Distintas miradas, rasgos y criterios, unifican la obra de sus egresados. Y al mismo tiempo –en esa especie de sello, de paradigmas asumidos y trasmitidos, de fragua a fuego lento–, cada escuela es un vórtice a la multiplicidad, un espacio abierto no solo a la experimentación sino a la divergencia, a la dialéctica, a la creación.
Esto lo comprobamos al recorrer la amplia muestra virtual Homenaje, a propósito del aniversario 60 de la holguinera Academia Regional de Artes Plásticas El Alba, dedicada a los artistas y profesores Lauro Hechavarría y José Aguilar, y que, expuesta en el perfil de Facebook de esta institución, reúne piezas de los docentes y de egresados de la misma.
¿Podemos hablar, entonces, de un cuerpo visible o, al menos, caracterizable en la obra de los egresados de El Alba en las seis décadas transcurridas desde su fundación en 1961? Muchos de ellos reconocidas firmas de las artes visuales cubanas, radicados en la isla y fuera de ella. Ellos –asegura el profesor e investigador Fernando Almaguer Rodríguez en las palabras del catálogo de esta muestra– “se distinguen por un aspecto en su esencia, heredan partículas espirituales de sus consagrados profesores”, docentes entre los que se encuentran Fausto Cristo, Ramiro Ricardo, Miguel Mayan, Argelio Cobiellas, Fernando Bacallao, Lauro Hechavarría, Fernando Gómez y José Aguilar.
Estas prácticas –subraya– se caracterizan “por la búsqueda inquisitiva de estéticas que sondean la realidad social. Se advierte en sus obras –aun en la de aquellos que optaron por la abstracción–, un mordaz análisis comprometido con una entrega consensuada de criterios, no simplemente estéticos o artísticos, sino que se perciben posturas éticas disfrazadas de estéticas visuales; iluminados vestíbulos para comprender fenómenos cotidianos o culturalmente trascendentes. Esto indica algo muy importante, las generaciones de artistas plásticos que se formaron en El Alba entre las décadas de los 80-90 estuvo marcada por la necesidad de ese discurso, un arma estética para designar posturas, un ethos del decir desde la imagen plástica, una imagen plástica deontológica”.
Esta generación, más entrada a los 90, se formó en una academia que “re-semantizó su doxología, asumió técnicas y procedimientos de hacer el arte que enriquecían el discurso estético y ponía a tono nuestra visualidad con la del resto del mundo creacional”, y que “sustituyó materiales tradicionales por artesanales, mientras que, se incluía la fotografía, la documentalística y el video-arte, como argumentos procedimentales urgentes y necesarios para administrar los nuevos códigos de la visualidad”.
Ronald Guillén, Miguel Ángel Salvó, Alejandro Aguilera, Alexander Lobaina, Freddy García Azze, Rubén Hechevarría, Elsa Mora, José Ángel Vincench, Magalis Reyes, Néstor Arenas, entre otros, cuyas piezas integran Homenaje, forman parte de esta oleada de creadores que demuestra –como subraya Fernando Almaguer– que el enfoque social y antropológico fue ganando espacio y que los artistas de El Alba inician, o vienen a consolidar, un proceso de búsqueda y reflejo de lo otro, a través de prismas que van desde lo religioso y lo popular, hasta lo étnico y la identidad de género. “Sin embargo, semejantes transformaciones no hubiesen todo posibles sin la ductilidad de un proyecto pedagógico que reorientara la dinámica de los debates estéticos, todo sin abandonar los componentes neurálgicos de una academia”, destaca.
De esta manera, Homenaje agrupa, en esa especie de crisol abierto a concomitancias y múltiples “senderos bifurcables”, pero que parten de una misma génesis, un punto en común, obras, además de los ya mencionados, de artistas reconocidos como Cosme Proenza Almaguer, Alexis Pantoja, Eduardo Leyva Cabrera, Ernesto Blanco Sanciprián, José Emilio Leyva Azze, María del Pilar Reyes y Rosa Leticia Leyva Azze; y de otros, en perfecto diálogo y al mismo tiempo confrontación fructífera, más jóvenes, graduados recientemente, como Liz Mailys González, Alejandro Ortiz, Emilsy Pérez y Hennier Delgado.
Con coordinación de Guillermo Batista del Toro y curaduría de Ronald Guillén y Freddy García Azze, esta muestra refleja las potencialidades del “espacio cultural y pedagógico” que es El Alba, uno de los principales centros de la enseñanza artística en la región. Tanto así que “encontrar estrategias didácticas para encausar la diversidad creativa ante la inercia del discurso posmoderno, es uno de los mayores retos de nuestro colectivo pedagógico. Sin embargo, en medio de tanta confusión, se declara potencialmente útil y fértil, el ejercicio cultural que germina desde El Alba. Si algún propósito enaltecedor junta el alma humana, si alguna sensibilidad artística es capaz de redimir el dolor, encuentra en nuestras paredes hoy día, espacio para abrigar la esperanza”. La exposición Homenaje, a propósito del aniversario 60 de la fundación de la Academia Regional de Artes Plásticas El Alba, es una pieza más para continuar dándole cuerpo a esa esperanza, que es contribuir a darle cuerpo al arte holguinero y cubano.
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