Apuntes sobre la obra fotográfica de Rubén Aja Garí
IV
Los desafíos contemporáneos para un fotógrafo transitan por definir un sistema de significación que demande un lenguaje desarmador por medio de la crítica. Ante la cámara el acontecimiento es por sí mismo problemático y problematizante. En esa ruptura que producen las lógicas miradas introspectivas del fotógrafo, hay una poética de la verdad, donde no se busca eludir la realidad sino presentarla.
El paisaje de la propaganda política de la nación cubana posee distintos tipos de lecturas. Los carteles, letreros e imágenes están condicionados por el contexto y la transformación constante de los elementos intervenidos para establecer el discurso. En esa multiplicidad de significados que aparecen tras el paso del tiempo, o la errada selección de espacios y conexiones simbólicas en la imagen propagandista, Rubén ha encontrado un lenguaje que también habla de nuestra identidad y civismo.
La imagen de fondo permite que el fotógrafo construya un lenguaje urbano que contextualiza, lo que a primera vista parece evitar lo político.
¿Es Rubén Aja un artista político?
Todo arte (el verdadero), es político.
Los proyectos utópicos de los hombres se sustentan en lo político como como eje centrar de su manifestación. La foto de la niña que pasa frente a la bandera, es una excavación en fragmentos emblemáticos de la imagen de Cuba. En esa voluntad por describir la realidad circundante y cambiarla mediante el arte, la fotografía de Rubén se resiste a la sola clasificación y evaluación de sus temas. Procura de manera consciente desafiar y subvertir la realidad desde los propios elementos que la integran.
El tratamiento de los símbolos captados por Aja es menos aleatorio de lo que se pudiera ver en la obra de otros fotógrafos. Ironiza con los símbolos y permite democratizar su empleo, trasformando la historia en una mera acumulación de extravagancias.
El descontento con la realidad en la sociedad moderna suele expresarse con violencia. Digamos que el fotógrafo es más persuasivo en el anhelo de reproducir este mundo. Que encuentra belleza en todos los elementos que existen ante su ojo. Al contrario de la vida, la fotografía consiste en detalles significativos iluminados por el destello de la cámara. La mirada ultradinámica de la fotografía sobre un objeto complace al espectador creándole falsas sensaciones. Como si sólo por mirar la realidad en la forma de un objeto, la fotografía fuera de veras real, es decir, surreal. Una característica que invade la experiencia del expectante y condiciona su mirada.
En esa disyuntiva pudiera parecer más fácil crear significados a partir de arquetipos políticos o publicitarios. Pero esos significantes son dispositivos de la realidad misma de los hombres y funcionan fuera del arte para marcar líneas de comportamientos. El artista debe llegar a ellos y desenmascararlos. Hacer de un lugar común y violento una imagen poética. Un signo de la belleza aun en la miseria material del hombre.
V
La ambivalencia como acción artística que es la fotografía no ha impedido que Rubén encuentre las historias que necesita contar. Aquella que reúnen a los individuos con sus posesiones, sus miserias, angustias y sus deseos.
En medio de la catástrofe el fotógrafo pone la mira sobre el sujeto. Nos muestra cómo definir la naturaleza de las cosas. Un cuerpo camina entre las aguas y carga todo lo que le queda, y tras la imagen el riesgo del artista que llegó hasta la tormenta e hizo la foto.
La imagen muestra al hombre bajo circunstancias que lo superan. El mar es una figura de poder, que en esta ocasión profana el reino de un hombre derrotado. Una similitud pudiéramos encontrar en la siguiente imagen, donde la bandera de la nación ondea rota en su hasta frente al poderoso mar.
El fotógrafo hace un paralelismo entre el poder del mar y toda una nación. Son muchos los significados que pudiéramos encontrar en una fotografía tan contundente como esta. Aquí lo casual, lo probable y lo posible entran en el juego. Las dos fotos terminan por mostrarnos una síntesis de la investigación del fotógrafo: el hombre, el símbolo y las circunstancias dadas de ambos. Todo esto referenciado en el contexto social y cultural cubano.
Algunos pudieran hablar del carácter social de la obra de Rubén Aja Garí, un componente siempre perceptible en su búsqueda. La narrativa de sus fotos tiene como eje esencial a la gente. El artista se empeña en no transitar por una visión pop, vulgar o kitsch. Se concentra en fragmentos, desechos y rarezas de la cotidianeidad, sin excluir nada. Esta naturalización de los propósitos prácticos y simbólicos de la existencia humana, pone en valor la pluralidad de situaciones captadas por su lente.
VI
Otra área de exploración de Aja ha sido la naturaleza como imagen no subvertida por el accionar del hombre. Estas imágenes captadas en el mundo natural, poseen otros riegos que resaltan al interés casual de un amateur. Todas las fotografías de Rubén nacen de sus temas nominales, y configuran un corpus identitario que no renuncia a su coherencia estilística. Algo que podemos apreciar en su serie Verdades esenciales.
La búsqueda de la belleza desde la selección sublime del sujeto/objeto muestran como resultado las imágenes anteriores. Su predilección por los pequeños instantes y la búsqueda de la perfección del mundo componen un territorio que se muestra a través de atributos muy singulares: flores, pájaros.
Hay en estas fotografías una intención por capturar lo incapturable. Por mostrarle al ojo humano aquello que no podrían ver sin la cámara de por medio. Aquello que no es perceptible a simple vista por condiciones biológicas. Un zunzún captado en pleno vuelo y mostrado en una imagen fija es una resolución imposible para la vista humana.
Rubén se desplaza entre distintos márgenes de la realidad inmediata para recordarnos todo lo que nos rodea. Todo lo que nos hace seres complejos y dichosos.
VII
Las relaciones que ofrecen las imágenes entre sí permite la interpretación de la realidad a través de ellas. De hecho, la importancia de las imágenes radica en que son un medio para incorporar acontecimientos a nuestra experiencia. Saberes que son suministrados a quien observa la foto, tras su vivencia. Ese material que llega a nuestro cerebro (personas, cosas y acontecimientos) que por lo general penetran inadvertidamente, a través de la gestus de fotógrafo concluye en acción emotiva y referencial.
La fotografía de Rubén Aja Garí con el pasar del tiempo ha adquirido un sentido crítico más profundo. Uno que requiere otros niveles de percepción ante las búsquedas complejas con que aborda la realidad.
Tras la percepción mermada de la vida contemporánea, Aja busca una transfusión para desdoblarse en nuevas experiencias creativas y motivacionales. Su versión de nuestra existencia es una búsqueda constante de la movilidad. Su obra es una práctica a prueba de crisis en un conflicto mediado por la luz.
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.