Un trébol joven le dio suerte tras volar con Alas Buenas por un tiempo, pero fue entre marionetas donde encontró su verdadera casa.
Su contagioso carisma, histrionismo y desdoblamiento escénico se ganaron rápidamente la preferencia del exigente público infantil, asà como el respeto y admiración de sus compañeros del Guiñol, a los que hace apenas un año comenzó a dirigir, tras mudarse a la capital cubana su anterior guÃa Dania Agüero.
Con la misma entrega que asimila e interioriza cada personaje, Karelia (Karel Fernández) aceptó acercarnos a una de sus mayores pasiones: el teatro.
“Siempre soñé con ser actriz. Recuerdo que veÃa los muñequitos en la televisión y me ponÃa a imitar sus voces y a actuar como ellos, y lo mismo hacÃa con las pelÃculas del cine. Con 9 o 10 años me vinculé a Alas Buenas, que tenÃa en ese momento una compañÃa de teatro infantil y aprendà mucho. Un dÃa me dijeron que estaban haciendo pruebas de aptitud para las escuelas de arte, me presenté y aprobé.
“Durante los cuatro años que cursé estudios en la Academia de las Artes «Vicentina de la Torre» , de Camagüey, pude aprender de excelentes profesores como Freddy Núñez Estenoz, director general y artÃstico de Teatro del Viento; del teatrólogo Nelson Acevedo, que fue durante 10 años el director artÃstico del Festival Nacional de Teatro, y de Jesús Rueda Infante, creador y director de la compañÃa Teatro de Luz, entre muchos otros a los cuales siempre le estaré agradecidaâ€.
Holguinera al fin, fue más fuerte el arraigo por su tierra que la propuesta de quedarse dando clases de actuación en la provincia de Camagüey vinculada a un grupo junto a Rosa MarÃa, que también era holguinera y se graduaba con ella. “Las dos dijimos que regresábamos a HolguÃn a hacer el Servicio Social, aun cuando Camagüey era una mejor plaza teatral. Nos insertamos en la compañÃa Alas Buenas, donde se hacÃa teatro para niños y jóvenes con una estética especÃfica y empezamos a trabajar acorde a eso.
“Luego conocà al actor y dramaturgo Yunior GarcÃa, quien me enamoró de sus proyectos y propuestas escénicas y asà surgió Trébol Teatro, un grupo dramático conformado por jóvenes egresados de las escuelas de arte, en el cual estrenamos dos obras: Cierra la boca y Asco. Con esta última nos profesionalizamos como talâ€.
Trébol le dio suerte y muchas alegrÃas durante cuatro años, pero casi todas las presentaciones eran de noche y, tras convertirse en madre, no podÃa dedicarle tiempo a su hijo, por lo que decidió abandonar el grupo y vincularse al Guiñol, que le facilitaba más los horarios de trabajo.
«Subestimaba un poco el teatro de tÃteres por ese ego de saber que el que va a brillar es el muñeco, que no me voy a ver yo o que no se va a apreciar mi desdoblamiento actoral. Al principio me fue difÃcil cerrarme un poco y que ese muñeco fuera el que tuviera vida, se expresara e hiciera sentir a los niños y a los adultos, pero luego me enamoré perdidamente, tanto que quisiera hacer teatro dramático, cine y televisión, pero no quisiera dejar nunca de trabajar para los pequeños y los adultos con los muñecosâ€.
La doña jicotea de la obra Ruandy, la MarÃa de La calle de los fantasmas, y muchos personajes más han cobrado vida gracias a su interpretación y entrega. No obstante, Karelia se siente insatisfecha con que se subestime el teatro de tÃteres en las propias escuelas de arte y con que no existan varias propuestas de trabajo para los actores.
“Se le debe dar un poco más de importancia a la enseñanza para que los actores lo conozcan y al menos lo respeten si no lo van a ejercer, para que lo vean como un arte mayor porque no está solo el teatro dramático y ya. En el trabajo con los tÃteres tienes que desdoblarte en distintas aristas porque debes saber cantar, bailar, aprenderte muchas coreografÃas, recitar y tener una preparación fÃsica importante para poder manipular los muñecos grandes y pequeños, en ocasiones estando agachados o en una posición incómoda durante un perÃodo largo. Darle vida a una cosa inanimada y que la gente se rÃa o llore es algo muy especial.
“Siento un amor muy grande por mi ciudad, pero aquà no te dan muchas posibilidades de hacer otras cosas, como por ejemplo sà lo hace La Habana, donde existe una agencia Actuar, se hacen castings y hay más posibilidades de trabajo. Aquà prácticamente tienes que estar mendigando para poder hacer algo que no sea lo que estás haciendo.
“Los artistas quieren que su trabajo se vea, poder desenvolverse, y en el caso de nosotros que tenemos una televisión, aun cuando lleve presupuesto y recursos, se pueden crear espacios dramatizados. También tenemos un estudio de animación del ICAIC que no nos emplea para doblar voces y no entiendo por qué no van a Alas Buenas, a Palabras al Viento o al Guiñol. Son cuestiones que deberÃan valorar las instituciones para que el talento de aquà no se vaya para otros lugares debido a la falta de propuestas de trabajoâ€.
Además de la actuación, otra de sus pasiones es dar clases y enseñar a los niños, que son seguidores fieles de esta manifestación y se forman en la Academia La Escalera, perteneciente a la CompañÃa.
“La mayorÃa eran admiradores de nuestro trabajo que no se perdÃan una presentación y ahora están con nosotros y tienen muchas ganas de aprender. De esta forma además de enseñarlos creamos una cantera para que se presenten dentro de tres o cuatro años a las escuelas de teatro y a la de tÃteres –que se abrió recientemente en Bayamo– y luego retornen a la provinciaâ€.
Al preguntarle sobre la responsabilidad de dirigir con 31 años a un grupo tan prestigioso de casi cinco décadas, reconoció que es otro personaje más que asumir, aunque “resulta un poco extraño porque hasta hace nada eran mis compañeros y esta posición te obliga a no dar tanta confianzaâ€.
“En ocasiones quisiera tener un gesto de amistad con alguien y me siento limitada porque lo pueden ver como un favoritismo. A veces los regaño y me miran con mala cara. Creo que lo más complicado es dejar de ser un poco la Karelia amiga y compañera para ser la Karelia directora. No obstante, todos estamos trabajando para salir adelante, para estar en la avanzada siempre y hacer obras nuevas tanto para el público infantil como el adultoâ€.
Aunque su rol de directora le roba un poco de tiempo, sigue viendo la vida como un cuento, el ser actriz como su razón de ser y la ciudad de HolguÃn como la casa por donde desanda regalando alegrÃas y contando historias, ya que ella piensa, actúa y luego existe.
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