Centro Provincial de las Artes Plásticas de Holguín: 30 años en la memoria visual

Desde el 2 de marzo de 1991, enclavado en una de las más céntricas esquinas de la ciudad cubana de los parques, el Centro Provincial de Artes Plásticas se yergue, imponente, exhibiendo las más valiosas aportaciones de los creadores visuales holguineros y del país.

tomada del perfil de facebook de Yuricel Moreno Zaldivar.

Experimentados artistas junto a noveles creadores han llevado el resultado de sus musas a las distintas salas del centro en estos 30 años, y no menos notable ha sido la gestión de los profesionales que en ellas han dado vida a proyectos, y han movilizado la plástica en el territorio desde la promoción y gestión cultural, así como desde la investigación.

Y como no se puede entender a la galería únicamente como el espacio arquitectónico donde se muestran las obras de arte sino por su interacción con la comunidad, Yuricel Moreno, directora del Centro de Arte, comenta:

“Aunque el centro se fundó en 1991 tuvo una fase de preparación que comenzó en 1988. Desde su surgimiento se propuso entre, sus principales líneas de acción, promover el desarrollo de un movimiento de artistas visuales que era muy fuerte porque venía recogiéndose el resultado de un proceso continuo de formación artística que comenzó en Holguín con la fundación de la academia de artes plásticas El Alba, en 1961.

“Ello se enriqueció en la medida que los graduados de esa escuela fueron entrando a la ENA, transitando al ISA y regresando. Además, los 80 fueron una década muy efervescente en el ámbito cultural en la que se fundaron muchas instituciones, donde se instituyeron eventos muy importantes como el Premio de la Ciudad, en los que las artes plásticas estaban aparejadas con la poesía.

“Era un momento de competencia armónica entre los propios artistas, de ver qué estaba haciendo el otro, de presentarse en esos espacios, de mostrar lo que estaban haciendo, sobre todo la experimentación en técnicas y soportes.”

¿En qué circunstancias surge el Centro?

Los 90 fueron una época en que los jóvenes egresados del ISA regresaron a la ciudad, entre ellos Ronald Guillén, Magalys Reyes, Néstor Arena.

Ese movimiento con tantas inquietudes se vio favorecido con la inauguración de una institución como esta que ayudó a impulsar sus carreras, ayudó a los artistas que tenían una trayectoria, Cosme Proenza, Ramiro Ricardo, Eduardo Leyva, Jorge Hidalgo.”

¿Cómo influyó esta institución en el ambiente cultural de la provincia?

“El Centro contribuyó a organizar proyectos muy bien pensados con un respaldo teórico, conceptual muy a tono con lo que pasaba en el orden nacional e internacional en ese momento y que, por supuesto, ayudó a visibilizar y eso fue posible porque los especialistas que tuvo la institución en ese momento

“Ramiro Ricardo fue el primer director, artista y docente con un sentido muy elevado de la creación, del papel del artista, cómo debe prepararse y de la gestión cultural.

“Luego le sucedieron personas que mantuvieron su rigor y dieron continuidad a este modo de hacer y gestionar las artes visuales. Por ejemplo, Tatiana Zúñiga estuvo por más tiempo y junto a ella trabajaron jóvenes egresados de Historia del Arte y Filología que confluyeron aquí con los que venían del ISA y generaron proyectos.

“Esos jóvenes con todas sus inquietudes veían en este espacio la posibilidad de concretarlas, y eso llevó a que el Centro fuera muy reconocido sobre todo a lo largo de los 90, pese a todas las dificultades materiales de la etapa se logró posicionar la plástica holguinera en un lugar de prestigio a nivel nacional.

“El nombre de Gabinete del doctor Caligary, como lo llamamos sencillamente Caligary, como lo conoce la mayoría, se lo puso Magalys Reyes porque tenían un boletín y allí se reunían, en la azotea de la institución.

“La institución siempre se nutrió de propuestas nacionales. Hay que recordar que, desde la segunda edición de Babel, el centro comenzó a coauspiciarla y a ser organizadores generales, o sea, una idea que nació de la academia, del ingenio de Ramón Legón, fue acompañada rápidamente por el Centro y también por la AHS, de la cual Legón era jefe de la sección de Artes Plásticas.

“Babel abrió la posibilidad de establecer ese puente que nos permite traer las propuestas más experimentales y osadas de lo que pasa en las artes visuales en Cuba, los maestros, y ponerlos a dialogar con los artistas del territorio, por ejemplo, la primera antología de Cosme fue en unas Romerías, y eso perfiló un modo de actuar en los proyectos curatoriales, de relacionarse con otras provincias, y hasta hoy se tratado de mantener.”

¿Qué otros roles tiene el Centro?

“La institución además tiene la responsabilidad metodológica de asesorar las demás galerías de la provincia. Aunque es un sistema que tiene muchas fisuras, pudo sortear dificultades para llevar salones provinciales por ejemplo a Moa, Mayarí u otros lugares en los que hoy se hace difícil sostener el trabajo especializado, pero es una de las misiones que conservamos.”

¿Cómo está compuesto el capital humano que trabaja hoy aquí?

“El capital humano es más estable en estos tiempos en los que hemos logrado armonía entre especialistas de mucha experiencia como Martín Garrido y personas más jóvenes, de ellos he visto como algunos que entraron con otras experiencias laborales, han crecido justamente con el trabajo que nos hemos propuesto hacer aquí. Son personas muy jóvenes que como aquellos de los 90 llegaron, gente muy apasionada.”

En el centro expone lo mismo el estudiante de la academia que el gran maestro, ¿por qué?

“Para algunos puede ser equivocado pero nosotros hemos tratado de verlo de una manera en que siempre salga ganando la obra, mas allá de las firmas, porque puedes encontrar un artista de mucha trayectoria y experiencia, sin embargo, su obra quedó en una etapa y eso sucede en todas las épocas, y no tiene cosas novedosas que decir; pero puedes encontrarte un artista muy joven pero con una capacidad creativa que te habla de valores y cuestiones filosóficas, estéticas, que te sitúan en otro nivel con su obra, por eso no desestimamos nunca la creación de los estudiantes, así como los recién graduados junto a los experimentados.

“En todo caso lo que tratamos de buscar es que la obra que estamos mostrando tenga valores que aportar, así es como hemos intentado de equilibrar la balanza, sin dejar de reconocer la existencia de una jerarquía y que esta se mantenga como un medidor.

“Por eso, al cierre de cada año, desde 2017, terminamos con una muestra antológica de un artista, de esos de los que llamamos consagrados, por lo general, porque ya tienen un reconocimiento, porque son resultados de una vida de esfuerzos, y testimonio de otras etapas de la historia del arte holguinero que hoy son poco conocidas, o valoradas. El objetivo es volver a poner en contacto con el público el trabajo de estos creadores. Lo cual puede ser una revelación para un segmento del público.”

¿Cuál es el legado del centro en estos 30 años?

“Una de las huellas más importantes que está legando este sitio es preocuparse por dejar constancia y recopilar esa memoria de las artes visuales desde el Centro de Información, que es atípico, ahí podemos encontrar la mayoría de las exposiciones, proyectos que se han gestado no solo desde esta institución, sino en la mayoría de las que se han relacionado con la promoción de las artes plásticas en la provincia.

“Archivos de artistas, recortes de prensa, catálogos, lo que se ha recopilado no solo con la voluntad institucional, sino también con la ayuda de muchos colaboradores que tenemos encabezados por Martín.

“Haber logrado que este espacio tenga más de tres mil títulos, ejemplares, es un aporte fundamental.

“En esa misma línea está la pequeña pero significativa colección de obras de arte, el acervo con el que contamos, conformado por las donaciones que los artistas han hecho, que legitiman a la institución con ese gesto.

“Una institución como esta es importante no solo para visibilizar la obra de los artistas, sino también para atesorar y sopesar lo que tenemos en el presente.”

¿Qué momento vive el Centro?

“Desde 2015 amplió sus funciones, cuando asumimos las respectivas al Consejo de las Artes Plásticas, porque todo su capital humano pasó a la Empresa de Servicios al Arte. Eso significa que acogimos al Registro del Creador, así como al Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumental y Ambiental (CODEMA), y somos rectores de la política cultural sobre la manifestación en el territorio lo cual nos permite incidir en los diferentes procesos que se gestan en la provincia.”

¿Cuáles son las principales líneas de trabajo que se han pautado?

“Si piensas que la institución ha de funcionar solo para los artistas, y los estudiantes, es una visión limitada.

“Consideramos que el diálogo con los creadores es fundamental y el Centro lo ha mantenido, con altibajos en estos 30 años, pero es ahí hacia donde van nuestros principales esfuerzos, a retroalimentarnos de sus preocupaciones, necesidades, y definir así cómo orientar nuestro trabajo.

“Las instituciones tenemos muchas limitaciones. Una deuda de estos años es ayudar a que los artistas logren la visibilidad de otros tiempos, fuera de nuestro circuito galérico. Más allá de nuestra provincia o la capital.

“También es necesario potenciar el trabajo que acerca al público a través de convenios, visitas dirigidas, proyectos. Hay otras acciones de reanimación cultural que unen la plástica a otras manifestaciones y abren las posibilidades.

“Además, las redes sociales son muy importantes, aunque no hemos llegado a Twitter o Instagram, ha sido fundamental mantener las que tenemos porque estamos en contacto con públicos y otro espacio de promoción, así como con artistas y especialistas que apoyan nuestra labor.

“Estamos tratando de sistematizar este espacio ahora por el aniversario proyectamos todo un año de acciones presenciales y virtuales. Estamos rescatando materiales audiovisuales sobre la plástica holguinera, nos lanzamos a la aventura de grabar pequeñas cápsulas, entrevistas, a un grupo importante de creadores y promotores que han formado parte de la historia de la institución, se realizarán homenajes a proyectos trascendentes, exposiciones virtuales.

“Nos estamos insertando en la plataforma Ciudad Nuestra como una manera de socializar nuestra colección de arte, que comenzamos a digitalizar.”

Mucho queda por ver en este centro que sueña con su renovación y modernizar no solo su apariencia sino su modo de mostrar a las audiencias lo más raigal y genuino de la plástica holguinera.

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