Este 16 de noviembre de 2020 se cumplieron 501 años de la fundación de San Cristóbal de La Habana. Ciudad de leyendas, enigmas, religión, mestizaje y cubanÃa, que conoció los pasos del Maestro de Juventudes Eusebio Leal Spengler. Para departir sobre esta ciudad maravilla, debemos fecundar y evocar las figura del eterno y querido historiador de La Habana; Leal es un ente vivo que nos acompaña en las obras urbanÃsticas, históricas, sociales, culturales que conocieron sus manos, su intelecto y tiempo de vigilia a la conservación del patrimonio histórico de la nación cubana.
Al cubano más útil de su tiempo, le debemos la monumental obra de restauración de las obras del centro histórico de La Habana, declarado por la UNESCO en 1982 Patrimonio de la Humanidad. Aunque su sencillez formada en los duros avatares de su vida de infante, que esbozo en el libro Fiñes, dedicado a su amor verdadero, su madre Silvia, lo conducen a no prevalecer sus méritos sobre su llaneza, reconociéndose como un servidor público que cumplÃa con el deber impostergable de defender la obra de la revolución desde su puesto de trabajo.
Hombre de enseñanza empÃrica, autodidacta, fue soñando y señalando su camino con el valor de la perseverancia, acompañado con horas de estudio y desvelo que lo consagraron de un conocimiento vasto que hacia germinar a disposición de su pueblo habanero y cubano.Â
En una entrevista que le realizo Ãngel Calcines, Eusebio expreso: “Tuve que superar mis grandes limitaciones intelectuales, pues escribÃa con faltas de ortografÃas y me veÃa obligado a buscar soluciones alternativas para intentar suplir esa deficiencia, priorizando la palabra oral. Tuve que llenar grandes vacÃos porque leÃa y estudiaba lo que me gustaba.â€Â
Lo importante de estas afirmaciones es que reconocÃa que su abnegación y superación a todaacosta le permitieron ir evolucionando en su peregrinaje.
Qué decir de su oratoria elocuente, sensible, tierna, ferviente e inflamable, que hacia enamorar y enarbolar la conciencia histórica y revolucionaria de nuestra población. DisÃmiles fueron sus reconocimientos internacionales y nacionales en toda su vida, premios que son el reflejo de año de energÃa, atrevimiento y unidad colectiva para hacer prevalecer la historia.
Como apasionado martiano, Eusebio rememoró las enseñanzas de Martà y las trasmitió en su oratoria, escritos y acciones. Como fiel estudiante del legado del nuestro Héroe Nacional, llevo en su pecho una máxima martiana: “En la cruz murió el hombre un dÃa; pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los dÃas. Todas las grandes ideas tienen su nazareno.â€
Las grandes ideas de restauración del patrimonio histórico tenÃan su nazareno, y el de La Habana, era Eusebio Leal. Por eso nuestro pueblo reconoce fielmente lo pulcro de sus actos, de su obra al servicio de la Historia.
¿Pero cómo juzgará la historia y las nuevas generaciones a Eusebio Leal Spengler?
La propia respuesta fue dibujada en la entrevista: “Un dÃa en la historia con Eusebio Leal Spengler.â€
- “Siempre será una incógnita el cómo seremos enjuiciados por las futuras generaciones. ¿Sobre qué fundamentos establecerán su juicio? ¿Mirarán hacia su pasado con la suficiente amplitud de matices para entender que cada cual es hijo de su tiempo y, como tal, sucumbe a sus contradicciones y desvelos?â€
Temo afirmar que las nuevas generaciones y la historia lo juzgarán por sus obras. Verba volant, opra manent*.
Nota:
*Las palabras vuelan, pero la obra permanece
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