Vladimir Malakhov es –desde sus presentaciones en 2013– uno de los mitos de Holguín. El célebre bailarín ucraniano nacido en 1968 y considerado una figura clave del ballet mundial de todos los tiempos, se inscribe, desde aquí, en la monumental historia viva de la danza en el país, luego de bailar en más de una ocasión ante el asombro cotidiano de quienes miran cada día al mundo desde esta provincia del universo. Pero no solo bailar, la permanencia de Malakhov ocupa otros sitios más fructíferos, e incluso fomenta la creación coreográfica y danzaria en los jóvenes de la isla.
La primera vez que en el escenario del Complejo Teatral Eddy Suñol bailó Vladimir Malakhov fue en 2013, cuando hizo suyas las coreografías La muerte del cisne, de Mauro Di Candia, y Voyague, de Renato Zanella, y cuando, además, los holguineros entregaron “Un regalo a Malakhov de bailarines cubanos”; momentos estos que, al decir de la maestra Maricel Godoy, coreógrafa y directora de la Compañía de Danza Contemporánea Codanza, resultó “piedra fundacional, la primera piedra de un templo mayor, ese templo que hemos ido construyendo”, y que se ha consolidado en el importante y necesario Concurso de Danza del Atlántico Norte y Grand Prix Vladimir Malakhov.
“Hace varios años –cuenta Maricel Godoy– tuve un encuentro en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso con Paul Seaquist, mánager de Vladimir Malakhov, uno de los más grandes bailarines del siglo XX. Lo invité a una temporada que 10 días después tenía Codanza en Holguín. Él quedó fascinado con la compañía y le propuso a Malakhov que, como regalo a Cuba, se concretaría en Holguín, en diciembre del 2013, un concurso para la promoción de jóvenes bailarines y coreógrafos cubanos y del mundo”.
Esa fue la semilla, el génesis de un evento, realizado por el Consejo Provincial de las Artes Escénicas, cuyo objetivo es estimular el trabajo de los jóvenes bailarines cubanos y latinoamericanos, y además, llevar la danza como vía de comunicación y expresión al público interesado en esta manifestación artística. Desde 2014 es auspiciado por la compañía Codanza y patrocinado por el bailarín ucraniano, considerado por la revista Dance Magazine como el mejor del mundo en cinco ocasiones. “Solo la presencia de esta célebre figura, desde que se fundó el festival, es un incentivo para que la convocatoria crezca cada año. Sus clases magistrales sirven para desarrollar y perfeccionar el nivel técnico de los bailarines. El diálogo cotidiano sobre la interpretación en las obras que ha bailado es fuente de inspiración para todos”, añade Maricel.
Con carácter bienal desde 2018, el Malakhov ha permitido la confluencia en Holguín de jóvenes bailarines y coreógrafos de reconocidas compañías del país y de México, Estados Unidos, Uruguay, España, Japón, República Dominicana… De Cuba, además de la anfitriona Codanza, han participado Médula, Malpaso, Endedans, Danza Espiral, Ballet de Cámara de Holguín, Compañía de Irene Rodríguez, Danza del Alma, Retazos, Danza Libre, Danza Fragmentada, Ballet de Camagüey, Prodanza, ISA Danza, Proyecto Other Side, Rosario Cárdenas… En la interacción, en el diálogo con los maestros de la danza, crece el evento, fructifican sus bases. Por lo que, además de las clases magistrales impartidas por el propio Malakhov y otros maestros a los participantes y a los estudiantes de la Escuela Vocacional de Arte, se realizan talleres y conferencias, como parte del programa teórico que sostiene, también, esta cita. Rubén Rodríguez, Regina Balaguer, Liliam Padrón, Guillermo Horta, Andrés D´Abreu, María del Carmen Mena, Maricarmen Rodríguez, Noel Bonilla, Mercedes Borges, Toni Piñera, Bárbara Balbuena, entre otros, han acompañado, en diferentes ediciones, la realización del mismo.
Los participantes –luego de concursar en las modalidades Ballet Clásico, Ballet Neoclásico y Ballet Contemporáneo– optan por los premios Grand Prix de Interpretación, Prix de Interpretación, Grand Prix de Coreografía, Prix de Coreografía, Grand Prix de Mejor Puesta en Escena de Compañía, Prix de Mejor Puesta en Escena de Compañía y el Premio del Público. En 2016, Yoel González, director de la compañía Médula, de Guantánamo, obtuvo un Premio Extraordinario que le permitió crear una coreografía expresamente para Vladimir Malakhov. Así, al año siguiente, vimos a Vladimir interpretar El hombre detrás de la estrella, obra en la que el joven coreógrafo no desestimó la oportunidad de hacernos recorrer –como lo indica el nombre de la pieza– la cotidianidad de un hombre que ha trascendido como “el mejor bailarín del mundo”: sus interioridades, conflictos, instantes cotidianos, aquello que lo hace un ser humano sobre todas las cosas, aunque sabemos que en este caso el hombre, Vladimir, es, además, Malakhov, uno de los grandes representantes del arte danzario de todos los tiempos.
En esa ocasión, Vladimir Malakhov expresó: “Hace cinco años por primera vez vine a este escenario y bailé para ustedes, ahora el tiempo ha pasado y una vez más me encuentro aquí bailando para ustedes. La competición no ha envejecido y con ella yo también he rejuvenecido y una vez más me voy a cargar de energías de tantos bailarines, coreógrafos y compañías que vienen a demostrar sus talentos. Ustedes me dan energía y yo haré lo mejor que pueda hacer para convertir a Holguín en la capital de la danza”.
Este año, cuando se debía celebrar la VI edición, la situación de excepcionalidad epidemiológica causada por la Covid-19 en el país impidió que se realizara el Concurso de Danza y Grand Prix Vladimir Malakhov. En su lugar, del 21 al 25 de este mes, se realiza “Memorias de un Festival”, un recuento de lo vivido en estas cinco ediciones a través de diversas plataformas digitales, incluida la trasmisión en vivo desde Facebook Live, y el apoyo en la prensa escrita y programas nacionales y provinciales de radio y televisión. De la misma manera, este recordatorio posibilitará el lanzamiento de la convocatoria para encontrarnos en septiembre de 2021 en este evento presidido por el propio Malakhov, Maricel Godoy, y el empresario internacional del ballet, Paul Seaquist.
Para Maricel, este necesario evento es “un templo para la danza que le hemos regalado a esta ciudad y a este país. Dependerá de nosotros y de la fuerza con que podamos asirnos a sus columnas, su permanencia, su progresiva construcción. Lo estamos logrando y al menos durante esos siete días Holguín se convertirá en capital de la danza”. Desde ese deseo, consolidado en cada cita con trabajo, el evento crece y se posiciona, sobre todo, como plataforma para el desarrollo de los jóvenes artistas de la danza.
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