Muchas veces de estudiante escuché que el Taller y Concurso Nacional Antonio Lloga in memoriam, era un evento prestigioso en el país. Años después descubrí la validez de esta sentencia. Jóvenes realizadores de todas las provincias mostraban en las radioescuchas obras de un alto valor artístico y alejado totalmente de lo que se publicaba en los medios tradicionales.
Los radiodocumentales tienen una fuerte presencia y experimentar es casi «una cuestión de ley». Sin embargo, algo que ha caracterizado al «Lloga» son los encarnizados debates. Quien creía tener la obra maestra debía prepararse muy bien para encontrar los pedazos por doquier en el recinto. Las críticas a cualquier trabajo lo minimizaban o mejoraban con argumentos sólidos y polémicos.
Años han pasado de buenos y no tan buenos eventos. Ya en la trigésima edición que se celebrará del 17 al 20 de septiembre en Santiago de Cuba, este concurso tendrá una dinámica diferente. La COVID-19 ha llevado a que se tenga previsto dos programas, uno online y otro presencial. Yasmany Herrera Borrero, coordinador de su comité organizador, nos adelanta cómo se realizará el evento en estas difíciles circunstancias.
«Lo primero es que el “Lloga” cumple 30 años y eso significa que esta edición ha sido al menos en su preparación diferente. Diferente en cuanto a concepción de espacios, en cuanto a interacción con el espacio físico, el virtual; justamente, porque las condiciones de la pandemia han modificado las maneras de vivir y el “Lloga” se ha adecuado a eso.
«De las obras aun no te puedo hablar, porque el jurado no ha entrado a deliberar, pero te puedo decir que como resultado de la poca producción radial que ha habido, ya que los sistemas de producción del ICRT se han modificado, tenemos inusualmente un número pequeño de obras, que oscila entre los 25 y los 30 materiales.
«Si bien consideramos que es un número pequeño, ya que estamos acostumbrados a tener entre 80 hasta casi un centenar de obras en concurso, en esta ocasión, que tengamos un número más reducido, no significa que no esté en decadencia, sino que responde a unas condiciones contextuales determinadas».
¿Cómo han logrado pese a las condiciones difíciles estructurar los horarios programados de cada actividad?
Tenemos dos programas, uno online y otro presencial. La idea es poder cumplir con los requerimientos a partir de un trabajo sistemático que implica haber desarrollado comités organizadores durante más de dos meses. Entonces, hay un trabajo previo y hasta ahora todo va saliendo en tiempo.
El programa presencial incluye una videoconferencia inicial, pues por cuestión de la COVID-19, no vendrán los conferencistas invitados desde La Habana, pero tenemos los videos para realizar la videoconferencia.
A partir de esta edición tiene peculiaridades en el hecho de que se potenciará el espacio de taller. Como está dedicado a la experimentación radial, al 505 de la Fundación de la Villa de Santiago de Cuba y al aniversario 90 de la emisora provincial CMKC Radio Revolución, fomentaremos el taller como una de las actividades más importantes.
Los realizadores trabajarán en la mañana del viernes 18 y la tarde del sábado 19 en la creación del proyecto de radio experimental, que será expuesto la propia tarde del sábado en una comunidad de este territorio.
Por otro lado, en la tarde de ese propio sábado, se realizarán las habituales radioescuchas y la Peña Antena Este, donde se entregará la distinción “30 Aniversario” a un grupo de personas e instituciones que han contribuido al desarrollo del mismo.
Además, tendremos un espacio el viernes en la noche que se había perdido y ahora intentamos recuperarlo que es la visita a la familia Lloga a su comunidad. Se estrenará una serie de cápsulas con el nombre de Antena Este, porque trabajamos en un concepto de franquicia; con una cápsula, una peña, y queremos próximamente presentar un programa de radio que será un podcast.
En el caso del programa online, todos los días a las 10:00 A.M. se dará a conocer una cápsula, y asimismo se incluye un forodebate con los videos de los profesores de La Habana.
Será de mucha importancia la publicación diaria del noticiero del “Lloga” en nuestro canal de YouTube de la AHS en Santiago de Cuba, de manera que se transmitirán las cápsulas por la mañana y los noticieros en la tarde.
El sábado, en la jornada vespertina, tendremos una radioescucha online, con una selección de los materiales en concurso para su publicación. De modo que los participantes que enviaron trabajos y no puedan estar accedan a algunos de los momentos importantes: las videoconferencias y radioescuchas, espacios más tradicionales del evento, así como los noticieros, lo que nos permitirá mantener a las personas informadas de lo que acontece.
En esta edición se incorpora como elemento fundamental la experimentación y el trabajo de los realizadores en las comunidades. Esto se hace en la Vueltabajo que organiza la AHS en Pinar del Río y lo desarrolló Punto Cero de Guantánamo en 2019. El Lloga se caracteriza por las radioescuchas y los debates. ¿Se pierde identidad o crece con la incorporación de esta nueva modalidad?
Creo que todo lo que dinamice un evento, le aporta. Otros eventos tenían la modalidad incorporada y nosotros valoramos la oportunidad de hacerlo. Si analizamos el criterio de personas que participan en estos eventos a nivel de país, a veces el “Lloga” se hacía un poco aburrido.
El invitado traía algo y, más allá de la experiencia, no te llevabas nada. Creo que aporta justamente el poder crear el espacio sin perder elementos identitarios, porque nos pasa que aprendemos mucho pero nos cuesta incorporar lo que aprendemos cuando llegamos a nuestros medios, pues en esos contextos no siempre hay luz verde para la creación. Y, en este caso, la experimentación es un leitmotiv que cada tres o cuatro años le dedica el “Lloga”.
Poder experimentar y que esa experimentación se pueda concretar en el propio espacio del evento es un aporte. Además, ahora que hablamos de identidad, nosotros le aportamos el hecho de que llegamos a la comunidad y no a través de los canales tradicionales. A nosotros nos interesa mucho ver cómo las personas recepcionan el producto radial por el sentido experimental que tiene. No es la radio tradicional aunque parezca; si modificas las formas de hacer radio, usted tiene que saber cómo las personas asumen esa modificación. Por lo tanto, es bueno ver el ejercicio del consumo del producto radial in situ y saber si ese producto radial nos va a servir para otras ediciones o no. Eso tiene que ver con cerrar el ciclo del consumo que incluye la investigación, la producción y el consumo de un producto mediático.
¿La experimentación solo se está probando en la 30 edición o puede quedarse en las siguientes?
Hay cosas que no puedo asegurar pero de todas formas tenemos una estrategia de comunicación, una estrategia de organización de eventos y se evalúa el resultado del trabajo.
Si es funcional, probablemente se quede, si no funciona, entonces lo hacemos como se ha hecho hasta ahora. Yo creo que 30 años después, experimentar y tomar lo mejor de ese experimento, es lo que le corresponde al “Lloga” hacer, para seguir siendo el evento más viejo y más prestigioso de la radio joven en Cuba.
Precisamente he escuchado que algunos realizadores que han venido al “Lloga” han cuestionado ese calificativo. ¿Cómo ese cuestionamiento pierde valor en esta 30 edición?
Lo que nosotros hemos hecho es tomar en cuenta lo que se ha dicho en otras ediciones, la propia relación en términos personales que tenemos con otros realizadores, e incorporar esas preocupaciones a nuestra manera de desarrollar el evento.
Lo otro que debe mirarse es que no siempre vienen los mismos realizadores y lo que puede ser habitual para uno, es una novedad total para otros. Pero de todas formas, nosotros seguimos pensando que un evento de esta naturaleza le corresponde renovarse.
Renovarse implica tener presencia en varias plataformas, preguntarse qué piensan nuestros realizadores santiagueros, que son a los que tenemos acceso y, además, hacer público eso que piensan. Por eso hicimos la serie de cápsulas.
Creo que todo eso le da un valor extraordinario a un evento de esta naturaleza y poder posicionarlo como lo que es, el más viejo y prestigioso de la radio joven, que no tiene la intención de dejar de serlo.
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En el parque de Plaza de Marte, en Santiago de Cuba, donde sonidos disímiles colonizaron cada espacio, llevamos a cabo este intercambio. Sonidos que se pierden en la inmensidad del tiempo y que muchas veces llegan al Taller y Concurso Antonio Lloga in memoriam bautizados por las manos de un creador. Así, próximamente, disfrutaremos de un evento que rompe esquemas y nos hace mirarnos por dentro. ¿Qué radio hacemos? ¿Qué radio queremos hacer y cómo hacerla? Son incógnitas que sobrevuelan el escenario de un evento que se renueva y busca como aprendimos del maestro Juan Carlos Roque García, «contar historias con sonidos».
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