Por Yasel Toledo Garnache
Como parte de la edición 44 de la Jornada de la Canción Política, que por primera vez tiene como escenario principal las redes sociales, convocamos al forodebate “Nuevas formas de promover el arte”, el cual tendrá como invitados al periodista santiaguero Reinaldo Cedeño, y a los escritores Elaine Vilar Madruga, ganadora del Premio Calendario de la Asociación Hermanos Saíz (2020), y a Yunier Riquenes, quien además es uno de los líderes del proyecto Claustrofobias Promociones Literarias, con una labor reconocida en el panorama digital.
¿Cuánto más se puede aprovechar las redes sociales y otras plataformas hipermediales para la promoción del arte, la literatura y la cultura en general? ¿Cómo se podrían lograr mayores alianzas entre los medios tradicionales y los creadores o sus organizaciones, a fin de llegar a mayor cantidad de personas? ¿Cuánto más podrían hacer los escritores y artistas favor de su propia promoción? ¿Cómo los podrían apoyar más las instituciones? ¿Qué es lo nuevo en verdad? ¿Cuán importante es lo comercial en este contexto? ¿Se necesitan solo mayor conectividad y modernización de las tecnologías o también cambios en el pensamiento y los modos de hacer? ¿Por qué solemos asociar lo nuevo en promoción solo a las redes? ¿Cuánto más y diferente podemos hacer también en los espacios físicos?
Estas son apenas algunas de las interrogantes que pudieran motivar el intercambio.
Ya nos puedes dejar tus preguntas y opiniones en la parte de los comentarios.
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Una generación se define —también, aunque no exclusivamente— por los modos de comunicar
Por: Elaine Vilar Madruga
Vivimos en la aldea global, en una cápsula que nos (in)comunica, una cápsula con miles de posibilidades que obligan a que la recepción del arte se vivencie con mayor inmediatez y celeridad. Las relaciones de producción se han desplazado, han mutado. Hacer arte incluye no solo al que lo produce sino también al que lo recibe y lo comercializa. Existen ventajas en la cápsula global, y muchas desventajas también (que no se cubra el sol con un dedo de ignorancia). Como país, como artistas, los cubanos hemos llegado con cierto retraso a este conocimiento que, en materia productiva, significa que vamos a la saga en relación con una estructura continental. Salvar nuestros valores como nación artística, proteger nuestro patrimonio no nos exime de entender las nuevas formas en que el arte se produce, se comunica, se comercializa. Es hora de desterrar de nuestro vocabulario la idea de comercialización como producto banal, producto clase B, seudoarte.
Las nuevas maneras de promover nuestro trabajo creativo abarcan el conocimiento de las plataformas y redes sociales. Las limitaciones de conectividad en nuestro país son frenos, sin dudas, para conseguir una adecuada promoción artística. El rol del creador como autopromotor y muchas veces, incluso, autoproductor de su obra no debe ser obviado. Se necesita una mayor conectividad, no solo en las redes que circunvalan el mundo digital, sino entre nuestras propias redes de contactos creativos, entre el autor y las instituciones que lo respaldan, entre las instituciones y la idea de nuevos tipos de producción.
Son retos y necesidades que ya no pueden posponerse ni obviarse: una generación, una promoción de artistas se define —también, aunque no exclusivamente— por los modos en que llegan a comunicar su producto. La presencia de nuestro trabajo en las redes sociales y el mundo virtual sigue siendo una deuda pendiente, aunque el esfuerzo de algunos —tanto creadores como instituciones— comienza a saldar, no sin cierta morosidad, ese agujero de sentido, ese agujero de presencia, que no solo visibiliza productos individuales sino productos generacionales, y el arte presente y futuro de nuestro país.
Se hace necesario que las redes sociales, el mundo de la media y sus infinitas posibilidades se encuentren al acceso de los artistas cubanos; esto conllevará, también, a la disponibilidad y la democratización de la cultura para aquellos receptores que, dentro y fuera de nuestra isla, quieren conocer más del arte que se hace en casa.
Pensar en la medialidad y la hipermedia, en nuevas formas de producción y gestión de obras, en el arte digital en todos sus registros, en la presencia online de los creadores, en la potenciación de los mejores valores de nuestra cultura joven a través de registros novedosos, son cartas de triunfo que aún, y por desgracia, no acabamos de jugar a nuestro favor.
Vivimos ya en un mundo otro, un mundo online que existía mucho antes de la aparición de la pandemia, un mundo al que en ocasiones pretendimos dar la espalda y que ahora, más que nunca, nos muestra sombras y luces. ¿Qué es necesario?: entender que en este claroscuro de posibilidades, el esfuerzo individual puede ser un excelente detonante; es preciso igual que nuestras instituciones comprendan que no pueden quedarse a la saga, necesitan incorporarse a este movimiento global, modernizarse en sus estructuras de producción y pensamiento.
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¿Nuevas formas de promoción del arte?
Por: Yunier Riquenes
La mejor manera de promover el arte es aquella que pueda ser más efectiva. La que permita la mejor cercanía a los públicos, la que permita desarrollo y crecimiento de la obra y los artistas. ¿En qué soporte? No importa el soporte. Lo que importa es el resultado, la creatividad que se ponga a disposición para seducir al espectador, al lector, al oyente. Pero no podemos ignorar que en el siglo XXI la pantalla domina el cerebro del hombre, la pantalla cambió los modos de comportarse e interactuar con sus semejantes. ¿Entonces cómo llega la información a los receptores?
Los desconectados siguen escuchando la radio tradicional, leyendo el periódico y los libros impresos, leyendo los programas de mano y las palabras del catálogo. Sin embargo, otros prefieren leer la prensa en el teléfono, ver la televisión, una película o una serie, disfrutar de la obra de un artista. Ambos públicos son importantes, el desconectado y el conectado. ¿Qué necesita el arte para promoverse bien? Respuesta sencilla y difícil de ejecutar: una buena estrategia de comunicación que incluya diagnóstico, estudio de público, propuesta novedosa y atractiva. Y la diferencia radicará en lo que vamos a promover y a quién, en qué momento. Hay que saber la narrativa que va a usarse para conectar bien.
¿Qué elementos lleva la promoción de nuestro evento, libro, concierto, exposición, puesta en escena? Cada uno de ellos tendrá su forma particular. Lo importante es ejecutar una estrategia coherente. Si hablamos del universo digital, hasta hace muy poco aceptado en nuestro país, podría compartir algunas interrogantes que Naskicet Domínguez, coordinador de Claustrofobias, diseñador y amante de la comunicación comparte.
Él se pregunta si nuestras publicaciones tienen sus perfiles bien caracterizados, cómo se brinda un seguimiento noticioso a un evento, cómo se invita a participar en una actividad, cómo se diseñan las carteleras impresas y digitales, cuáles son las diferencias entre cada una de las redes sociales, y entre las redes y el portal oficial del artista, la organización o la institución; cuál es el lenguaje que se usa en cada una de ellas, cómo se mide el alcance de la publicación, y la necesidad de que la promoción efectiva genere posibles ingresos.
La promoción, por supuesto, requiere recursos humanos y materiales, hay que comprender que la comunicación en cualquier parte del mundo se paga, y que no hay fórmulas fijas.
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VITRINA Y EXÉGESIS
Por: Reinaldo Cedeño Pineda
Siempre he dicho que no vamos a la cultura, que vivimos dentro de ella. Así le respondí quienes me preguntaron : ¿y ahora que hacen los que trabajan en la cultura? La cultura no es un teatro, un trazo de pincel, un pentagrama; no es un festival ni un concurso: es más. La cultura es un espíritu. La cultura, es ante todo, el creador. Bajo ese pensamiento he cobijado mi trabajo de casi treinta años en el periodismo cultural.
Las circunstancias de los últimos meses, sometidos a esta pandemia y al aislamiento social, ha demostrado que el arte y los artistas ―como esencia que son de la sociedad―, no quedan de brazos cruzados. No pueden hacerlo. La poesía trasciende el verso y se instala en el quehacer cotidiano, en la esperanza. Para muchos, ha sido un descanso fecundo que les ha permitido rememorar, recuperar, proyectar y reencontrar caminos.
La internet, las redes sociales, las plataformas digitales han demostrado ser vías de comunicación excelentes para visibilizar obras, soportes para hacer pan común el acto creativo. No hay que olvidar que al fin y al cabo, la posibilidad de comunicarnos con diferentes lenguajes y la existencia misma de esas redes, son parte de esa heredad cultural creada por el hombre.
Hace ya un tiempo se pueden recorrer virtualmente en el mundo museos, galerías, bibliotecas… pero estos tiempos de confinamiento han convertido esa opción en vía expedita, en autopista. Ha sido refugio y ha sido vitrina. Ha sido un redescubrimiento.
Habrá que ver, eso sí, con qué aspectos nos quedaremos como ganancia para “tiempos normales”, cuáles son los momentos claramente coyunturales y cuanto nos hemos podido exceder en el afán de no perder ningún espacio.
Soy partidario de los abrazos cercanos, nada pueden sustituirlos; pero también, soy un asiduo del mundo virtual. El equilibrio, el difícil equilibrio. Una exégesis cuidadosa se impone, para que no haya extravíos, para valorar cada cosa en su justa valía. Al modo martiano: el arte como la sal, preserva a las naciones.
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La promoción suele ser preocupación o interés permanente de los creadores y otras personas. Alrededor del fenómeno gravitan muchos factores. Algunos artistas prefieren quedarse a esperar que otros asuman esa labor, vital para que se conozca más su obra. La mayoría aspira permanentemente a estar en los medios tradicionales de comunicación, pero la verdad es que hoy existen múltiples oportunidades para llegar a públicos diversos.
Un ejemplo ineludible de eso es que ciertas propuestas suelen hasta evitarse en la televisión o la radio, pero son ampliamente consumidas circulan en memorias flash, chats, grupos de wapsap y telegram, alcanzan miles de reproducciones en canales de youtube… y hasta son tarareadas en la calle.
Teóricamente en Internet, millones de personas están a la distancia de un clic, un “me gusta”, una especie de comunidad global interconectada. Solamente en Facebook, la red social de más uso en el mundo, suelen conectarse más de 2 mil 500 millones de internautas; en youtube más de dos mil millones, en wapsap más de mil 600 millones, Instagram más de mil millones.
Cuba también ha dado pasos, y según estadísticas divulgadas en varios sitios oficiales, ya más de siete millones de personas aquí acceden a las plataformas digitales, aunque no debemos desconocer que muchas lo hacen con bajos niveles de conexión o a un precio alto que les exige ahorrar casi hasta el extremo.
Aquí todavía no logran fuerza fenómenos como el de los youtuberes, más allá de algunos esfuerzos. Los perfiles de organizaciones e instituciones de la Cultura, con funciones también de promoción tampoco alcanzan grandes cantidades de usuarios. En Cuba ninguna página o perfil en redes llega, por ejemplo, al millón de seguidores. Son poco todavía los creadores que tienen cuentas en Instagram y en youtube, ubicadas entre las redes preferidas a nivel global. Y algunos no las pueden actualizar con frecuencia por diferentes razones.
A eso sumamos que esos contenidos tienen muy poco alcance en otras regiones, y son consumidos casi totalmente por el público cubano. Necesitamos diseñar más campañas comunicacionales también para el exterior, realizar más alianzas con artistas y organizaciones de otras partes del mundo que nos permitan llegar más lejos. En lo adelante cada evento deberá tener una programación digital, con la aspiración de ir más allá de los límites de nuestra geografía nacional, atraer y enamorar.
Debemos compartir más contenidos en otros idiomas, además del Español, analizar estadísticas y readaptar el trabajo en función de lo que queremos, tener en cuenta los horarios más pertinentes para publicar según la hora a la que acceden nuestros públicos… En función de nuestros objetivos se pueden tener en cuenta otros elementos como sus edades, sexo, ciudad donde residen…, información que brindan con facilidad las administraciones de páginas en las redes.
Otra de las desventajas que se suele enfrentar es que el posicionamiento de nuestros sitios webs y perfiles es solamente natural, o sea fruto del trabajo, mientras que otros pagan por lugares privilegiados en buscadores o llegar a más internautas en redes con facilidad direccionando incluso hacia otros países o grupos de edades.
En la situación de Cuba influyen muchos aspectos, incluida la infraestructura y organización existente para la promoción, y la preparación humana para desarrollarla. Como expresan nuestros invitados es fundamental comprender mejor las dinámicas de las plataformas digitales, conocer su funcionamiento y las maneras de llegar a sectores de internautas más diversos. No se trata de inundar nuestros sitios de contenidos, sino de brindarlos de una manera creativa y sugerente.
Fenómenos como la comercialización digital del arte deben ser aprovechados en mayor medida. No se trata únicamente de tener, por ejemplo, una plataforma para la música, sino de hacerla atractiva y crear múltiples canales que lleven a ella. Los propios creadores también deben ser más protagonistas en todo esto. Deberían existir muchas más multimedias, exposiciones virtuales y posibilidades de visitas virtuales a nuestros principales centros de arte, muesos y otros lugares.
Es pertinente un mayor ejercicio de la crítica artística y cultural en general en espacios que verdaderamente tengan gran impacto mediático y contribuyan a la jerarquización de las mejores opciones. Lo ideal sería que quienes tienen entre sus funciones la promoción desde las instituciones y los medios también sean coherentes con eso.
Lo realizado en esta etapa de coronavirus demuestra que teníamos muchas potencialidades sin aprovechar, y a pesar de la complejidad de las circunstancias se han redimensionado varias de las propuestas artísticas en el país.
Escribimos esto siendo críticos sobre todo con uno mismo. Es fácil escribir, saber lo que se debe mejorar, pero lo verdaderamente complicado es conseguir lo que se quiere.
Necesitamos superación de las personas encargadas de la promoción y también de los propios autores que deben ser cada vez más protagonistas en función de que se conozca lo que hacen. Son fundamentales las alianzas entre las instituciones, entre ellas y los artistas, y con algunas de las personas o grupos creativos que mejores experiencias tienen.
Debemos estar conscientes de que más allá de lo hipermedia y los medios tradicionales, los espacios físicos siempre serán un escenario importante de promoción. Lo más importante seguirá siendo la obra como tal, pero cada vez resulta más vital presentarla de la mejor manera posible y según las características de cada plataforma.
Es importante resaltar también los pasos que se han dado en el país y especialmente en el sector de la Cultura, a favor de la promoción y la comunicación en general, con transmisiones en vivo, conciertos on-line y otras iniciativas, que han mantenido el arte muy vivo en esta etapa de pandemia.
En todo esto tampoco hay reglas fijas. Lo aparentemente incorrecto puede ser lo que mejor funcione para algunos. En esto como en el arte y la vida es muy favorable tener siempre un estilo propio. El límite es la creatividad.
Se suele hablar mucho de la promoción. ¿Cómo es posible que propuestas con muy poco valor artístico sean tan conocidas en el público y hasta con aceptación? ¿Cómo podemos lograr que lo mejor sea lo más gustado por el público? ¿Eso es posible?
Telegram como herramienta de promoción en Cuba
Autor: José Antonio García Pérez
Las tardías horas en que, respecto al mundo, llegamos a la World Wide Web, nos impone el pie forzado de ir al corriente, a la vez que estudiamos sus inicios para entender por completo el funcionamiento del ciber espacio. En el ámbito cultural, las llamadas redes sociales cumplen al día de hoy un papel fundamental en la promoción y crecimiento para la industria en su faceta mediática.
Conocemos los cubanos, más que todos, lo que significa ahorrar los datos, y en esta competencia, la herramienta multiplataforma Telegram se transforma en la aplicación de mensajería móvil más eficiente para la promoción. Con la implementación de canales, al estilo combinado de YouTube, Vimeo y las páginas de Facebook; este novato representa un competente, avanzado y ambicioso proyecto, para su mayor contrincante, el campeón WhatsApp. Es que Telegram trae en su estructura algo más que un simple buzón.
¿Por qué Telegram y no otras? En su actual implementación se hace evidente su eficiencia con el uso de una de sus herramientas para objetivos promocionales. Con tan solo crear un canal, ponerle un nombre y agregarle par de contactos, aunque admite infinitos; ya estamos listos para hacer llegar una ilimitada cantidad de contenido multimedia a los usuarios llamados seguidores. En el entorno nacional, en nuestra realidad y no otra, se muestra superior a YouTube, Facebook y Vimeo, en el bajo consumo de datos en su uso.
¿Qué son los canales en Telegram y para qué sirven? Los canales son una vía para compartir la información de forma dirigida, notifica como mensaje no leído al igual que un chat y a diferencia de este, solo puede publicar su administrador; dicha información puede pesar hasta 1,5 gigabytes, la misma puede ser de cualquier tipo (imágenes, audio, video o archivos) y su calidad no disminuye como si pasa con WhatsApp. Los canales pueden ser públicos o privados, estos últimos solo permiten el acceso mediante invitación, mientras que los primeros, con solo escribir su @ysuNombre en el buscador de la aplicación, basta. Telegram, usado como una app de mensajería, sus usuarios la acceden reiteradamente, lo que permite que la información compartida sea vista en un corto periodo de tiempo luego de su publicación.
La utilidad no encuentra aún su fin, pues a estos canales se les adhiere la posibilidad de tener una Sala de Chat asociada, llamadas Grupos, con 200 capacidades o Super grupos con 200 000, donde se genera una copia del contenido publicado, y permite la interacción de seguidores entre ellos, la publicación y el administrador. Es en esta sección donde se puede recopilar información trascendental de utilidad, aplicando minería de datos, para el futuro uso de la misma, siguiendo el gusto y las tendencias del público.
Como si ya poco fuese lo contado, Telegram, como ninguna otra plataforma hasta el momento, gracias a que su interfaz de programación es de código abierto, permite el uso e implementación de los llamados bots, herramientas programables para cumplir funciones dentro de la aplicación como la publicación de contenido automático desde otras redes, asociándoles la dirección y otorgando algunos permisos; así como la creación de cajas de textos que permitan agregar comentarios. Existen hoy, muchos artículos en la www, guías para su uso.
El uso de bots permite, entre infinitas funciones, la creación de tareas programadas o pequeñas aplicaciones según sus necesidades. Teniendo la posibilidad, por ejemplo, de generar interactividad con los seguidores agregando emoticonos, a gusto, al contenido publicado; para que los usuarios puedan reaccionar como el banner de reacciones de Facebook, solo que esta vez, usted podrá brindarle al espectador el emoticono que desees y no solo (Me gusta, encanta, entristece, enfada o divierte) otros serían qué aburrido o incitaciones a bailar.
En comparación con WhatsApp, Telegram toma ventaja en la ganancia de usuarios-seguidores, gracias a que estos, no tiene necesariamente que aparecer en tus contactos, solo con obtener su pseudónimo en la red, se puede establecer comunicación con el mismo. De igual forma se puede obtener el acceso a los distintos canales públicos, contados en miles, con los que cuenta hoy la plataforma.
En fin, no es un llamado a que deseche usted el resto de herramientas útiles para el asunto, pues quede claro, abarcar todas opciones a su disposición en la WWW e interrelacionarlas, no cabe dudas, le proporcionará un mayor alcance a la información que genere. Solo que Telegram es un instrumento más eficiente para la promoción en el entorno contemporáneo cubano.
En estos tiempos de confinamiento se han logrado alianzas entre las instituciones y artistas con los conciertos online que se han trasmitido en la televisión! Sería bueno afianzar más esa estrategia y lograr espacios fijos dentro del medio audiovisual, para que nuestros artistas más jóvenes tengan la posibilidad de promover su obra no sólo en las redes, sino en la televisión, en donde hoy tiene mayor alcance, debido a la poca conectividad que tenemos en nuestro país!
Yunier es cierto que como dices debe haber un crecimiento por parte del artista para promover y crear en este nuevo medio digital. Ese es un camino que Claustrofobias tiene adelantado desde hace varios años y que pudieras pensar en algún curso, taller, clases online, donde preparen y enseñen esa estrategia de comunicación a los jóvenes artistas para que aprendan a crear perfiles, invitar a eventos, el lenguaje que se debe utilizar…
Debemos aprender y ayudar a crear en estas nuevas plataformas, para poder insertar nuestro arte y cultura cubana en el mundo, con mayor calidad y seriedad en lo que se haga!