Cada vez más cerca es una exposición con una visualidad poderosamente arborescente y barroca. No me refiero al perÃodo de la historia del arte, claro, sino a “lo barroco†como espacio portador de un sentido estético “transhistóricoâ€, en alternancia con lo clásico. Nueve poetas –nueve poéticas engarzadas en una especie de organicidad visual y sensitiva– acompañan igual cantidad de imágenes “atrapadas†por el ojo sensible y entrenado de Wilker López.
Wilker, adiestrado en las lides del fotoperiodismo y la realización audiovisual, atrapa la fuerza de Imaginem et Similitudinem, coreografÃa que Yoel González RodrÃguez realizó para la holguinera CompañÃa de Danza Contemporánea Codanza, dirigida por la maestra Maricel Godoy. Si Yoel parte de varios conceptos platónicos –“lo bello en sÃâ€, “lo bueno en sÃâ€, “lo múltipleâ€, “la unidadâ€, “la idea únicaâ€, reciclando, de alguna manera, el clásico mito de la caverna, para acercarnos a la “naturaleza que somos†(también la naturaleza del cuerpo) y al “parentesco de lo que el hombre declara como perfección y exactitudâ€â€“, Wilker se apodera también de ellos, para transmitirnos, “atrapando los misterios†de la obra, los cuerpos animalizados, metamorfoseándose como si transitaran por el ciclo histórico de la vida, la obsesión por la exploración, la precisión y la exactitud (incluso geométrica, equidistante, lÃrica).
Esta misma exploración hace que el “trÃptico barroco†de Cada vez más cerca se expanda en sus posibilidades: la coreografÃa en el cuerpo –y la mente– de los bailarines, la mirada fotográfica de Wilker, y los versos de DelfÃn Prats, Lourdes González, Luis Yuseff, Gilberto González Seik, José Luis Serrano, Ronel González, Zulema Gutiérrez, Elizabeth Soto y Moisés Mayán, cargan el sentido referencial de una muestra que crece al ocupar espacios públicos destinados a la polisémica mirada colectiva (una iluminación tenebrista, como escapada de un cuadro de Caravaggio, hasta ciertas reminiscencias –inconscientes, pueden ser, todo depende del receptor, por eso la multiplicidad y singularidad de la experiencia artÃstica– como salidas de filmes del director Terrence Malick; por ejemplo, los atardeceres de Days of Heaven).
“Todo texto se construye como un mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro textoâ€, escribió Julia Kristeva refiriéndose a MijaÃl BajtÃn. Y la danza, sabemos, es un texto cargado de posibilidades, de sentidos encontrados, sugiriendo. Como lo es la fotografÃa. Si hago énfasis en lo del barroco “transhistóricoâ€, en su contraposición natural y complementaria con el clasicismo, dos formas de “sensibilidad eternasâ€, es porque este es –nos recuerda Eugenio d’Ors– irracional, femenino y dionisÃaco; musical y abundante; atraÃdo por las formas redondeadas y ascendentes. En ambas, en las formas de Yoel González en Imaginem et Similitudinem, y en las fotografÃas de Wilker López, que dependen de estas pero viven como creación en sÃ, como signos independientes de la poiesis, existe esta mirada barroca, que nos reafirma que, desbordando los espacios, el hecho artÃstico está “cada vez más cercaâ€. Â
En HolguÃn, julio 3 y 2020
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