Spin off de una entrevista o cómo conocí al artista
La oficina de la presidencia de la filial provincial de la Asociación Hermanos Saíz en Santiago de Cuba es normalmente un lugar alegre, un sitio para la cofradía y cocinar buenas ideas. Pocas veces ves allí gente ansiosa; pero aquel día había una carga de estrés notable en el ambiente; cuando llegué con el desenfado habitual, en el centro de aquella salita estaba Yuri Seoane con sus gafas, su cabello hirsuto y sus manos en la cintura. Hablaba rápido y se quejaba de las pocas posibilidades de los artistas jóvenes de alcanzar espacios estelares en los informativos cubanos. Aclaró que creía que era un problema que había en Santiago porque veía en el Noticiero Cultural la vida de otras provincias.
Le habría gustado que supieran de él en esos días que preparaba su primera expo en la Casa del Joven Creador, en la pequeña galería que estaba cruzando la puerta. Hacía rato que me había acomodado en uno de los llamativos asientos que adornan el lugar que, para ser honesto, puede que con su rojo brillante alteren un poco a los presentes. Lo comprendí, le comenté que no tenía acceso al Noticiero Cultural, pero que podía ayudarlo haciéndole una entrevista para que lo vieran en Internet. Imagino que fue frustrante porque todos quieren el “vidrio”, pero parece que se resignó y pensó que algo es algo.
El diálogo con Yuri comenzó con la búsqueda de sus motivaciones para crear la muestra que llevaría a la expo Mundo Interior, que pronto se inauguraría. El diálogo fluyó, y como esas cosas que suceden, sin saber cómo, ni cuándo, la conversación llegó a un punto de giro. Derivó en sus concepciones sobre el panorama de las artes visuales en Santiago de Cuba y las posibilidades o imposibilidades que tienen los jóvenes para mostrar su obra en la ciudad.
Artes visuales, entre la imposibilidad y la voluntad para existir
¿Cómo valoras la promoción de los artistas jóvenes en el campo de las artes visuales en Santiago de Cuba?
De manera general hay muy poca promoción para los artistas noveles. También debo decir que muy pocos artistas se atreven a incursionar en las artes visuales actualmente, por lo general los artistas se van más por los formatos convencionales, los dibujos, la pintura o el grabado. He visto poca incursión en las artes visuales que reúnen muchas manifestaciones como el video arte y el performance. El arte en esta ciudad sufre de la imposibilidad de mostrar cosas nuevas más allá de lo que ya se conoce.
Si no hay lugares para ver artes visuales, nos vamos a quedar muy atrás, no van a morir pero van a quedar desactualizadas respecto a lo que sucede en un mundo que cambia constantemente. Creo que hay una responsabilidad institucional importante y creo que las entidades de la cultura, que son las que tienen los recursos, deberían analizar el fenómeno de la poca existencia de las artes visuales porque falta apoyo, no hay salones, y hay baja promoción.
Cuáles crees que podrían ser las causas de lo que expresas, ¿tendrá que ver con las ausencias? ¿Con toda la gente que se ha ido a La Habana o del país? Porque si por un lado hay poca promoción también hay que entender que ella depende de la calidad de la obra que se produzca.
Hay muchas maneras de buscarle una explicación al fenómeno, hace muchos años Santiago era una potencia en el campo de las artes plásticas, la pintura, las instalaciones, el grabado. Pero se han perdido muchos espacios vitales para la existencia del arte. Te puedo mencionar los salones 30 de Noviembre, los festivales del Caribe, donde había mucha calidad en las obras, existían muchos eventos que refrendaban la calidad.
En mi visión, muchas de las personas que eran protagonistas de esa vida cultural, especialmente en los 90, que era un peor momento en lo económico que el actual, ya están asentadas, su obra les trajo beneficios. Ahí comenzó una decadencia de esos espacios tan importantes para hacer visible las propuestas artísticas hasta su desaparición. Con ese panorama muchos jóvenes emigran para poder hacer su obra, para poder desarrollarse como artistas, lo que ha traído consigo que no haya un desarrollo de las artes visuales en la ciudad.
¿Cómo crees que esté impactando ese éxodo en la visión que se puede tener en la ciudad sobre las artes visuales y en la posible actualización a nivel conceptual de los artistas para crearlas y de los públicos para apreciarlas?
Para ilustrarte sobre lo valiosa que puede ser la incidencia institucional te pongo el ejemplo del SAVE (Santiago Artes Visuales y Experimentales); es una voluntad del Consejo Provincial de las Artes Plásticas con muy buenos resultados en la visibilización de los artistas jóvenes. Sin embargo, el SAVE es una vez cada dos años, pasa mucho tiempo para que los artistas muestren su obra, además, es competitivo, o sea, que no aseguran la participación porque las obras son sometidas a un proceso de curaduría y de selección.
Sin ánimos de comparar, a veces yo mismo me sorprendo de que en Guantánamo haya tantas posibilidades, a ellos los felicito porque deberíamos aprender de su experiencia, tienen muchos eventos: Salón de la Uneac, Salón del Centro de Artes Visuales, hay salones en Baracoa. Me sorprendo cuando artistas de otras provincias me llaman para decirme que hay salones y espacios para mostrar su arte. Santiago es Santiago, esta no es cualquier provincia, es el eje de Oriente en todos los sentidos, no necesitamos decir la historia de Santiago para entender lo que estoy queriendo decir.
Al escuchar a Seoane me percaté de lo importante que es mostrar a la ciudad como espacio para la creación, para la satisfacción de las necesidades espirituales de los artistas, ese es el único modo de propiciar un desarrollo efectivo de la producción cultural en la provincia. Alegra –¡y mucho!– que los artistas estén preocupados por la promoción, que busquen soluciones a los problemas, que generen interrogantes, que se cuestionen el alcance de su trabajo y, sobre todo, que defiendan desde el arraigo el deseo de quedarse, pero también es importante hacerles saber que quedarse no debe ser un sacrificio a toda costa.
Con Yuri Seoane he seguido conversando, he visto su obra, he escrito sobre él, y aquí va otro pequeño esfuerzo por darlo a conocer, aunque no sea en el “vidrio”, pero algo es algo.
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