Jennifer nunca había visto a una viejita desnuda. Degar desconocía el mundo de un asilo. Leinier no imaginaba tanta tragedia encajada en la memoria de las personas. Solo un poeta como César Vallejo creó la palabra que contiene la vivencia más “trilce” de sus vidas.
Todavía sienten esa mezcla de triste con dulce, el sabor fijado al pecho por la estancia en el hogar Manuel Ramón Silva, donde ayudaron a cuidar durante 15 días a 246 ancianos de Camagüey. En la sexta provincia más envejecida de Cuba, uno de cada cinco habitantes sobrepasa los 60 años de edad.
Los jóvenes llegaron en plena cuarentena como parte del grupo de 13 artistas en nombre de Golpe a Golpe, el proyecto sociocultural que en diciembre cumplirá 14 años de búsqueda y de abrazo al alma de comunidades vulnerables. Celebrará 20 si se cuentan sus antecedentes como Pista Abierta, también concebido y dirigido por el promotor cultural Yunielkis Naranjo Guerra.
Jennifer Collymore Torres, la cantante de pop con ocho meses en la agrupación, quedó en trance cuando le dijeron “ey, ven a acá, debes ayudar a secarlas y a vestirlas”. La lista fue honda como las urgencias de aquellos rostros con miradas perdidas y encontradas.
Degar Humberto Puentes Hernández se impactó desde el primer pie dentro del amplio edificio de 1878. La beca para él equivalía al recuerdo del servicio militar. Otra vez dejaría de ver a los suyos por un tiempo bien finito, pero aun hoy, ya en su casa, sigue angustiado. Se imaginó en el espejo de ejecutantes del saxofón y de la percusión que conoció: “Nadie quiere estar lejos de la familia”.
Leinier Paredes Rosales sí llevaba en el equipaje de cantante y humorista claves contra la desolación. Por sus ocho años en Golpe a Golpe pudo colaborar durante 15 días en el Esmeralda devastado por el ciclón Irma en 2017. Con sus colegas de entonces limpió el pueblo bajo el sol y ganó aplausos en noches de apagón. Para todo había remedio allá, pero no para las historias topadas aquí de muerte de hijos y de padres abandonados.
Otro guion construyeron para la dinámica del grupo: madrugar, cargar el agua para el baño, alimentar, escuchar y comprender. En las tardes, a eso de las tres, una sala rompía la rutina como escenario para el arte de los muchachos. Se sabían con talento para la magia, la danza, el humor y la música. Durante la estancia probaron su capacidad para ser buenas personas.
El doctor Yuri Emilio Copa Ruiz, director del hogar, calificó de maravilloso el trabajo de los jóvenes artistas. Se infiere el alivio por entretener a los aptos, como identifica a los ancianitos que solían pasear por la ciudad y llevan tres meses sin poder salir. El 28 de mayo entró el segundo grupo de jóvenes, del proyecto Abriendo brechas, extensión de Golpe a Golpe en la célula de la Asociación Hermanos Saíz en Florida. Ese relevo de 14 sumó a la oferta la proyección de audiovisuales y una peña danzonera.
En cuanto a los primeros, Jennifer hasta ganó el nombre de Agustina. Así la llamaba una señora con sed de permanente compañía. La chica nerviosa de 18 años logró un estado de bienestar. Con Degar, tres años mayor, cantaba a dúo para calmar a quien echaba a llorar por contar sus penas. Ella se despidió con estilo de pop y él con su rap titulado El amor es fuerte.
A sus 29 años, Leinier tiene una coraza con zonas sin blindaje. Lo comprobó con el alud de tantos relatos, aunque dio con la cura en los poemas, los chistes y el cantar de los propios ancianos en una instalación de salud donde varios están cerca de cumplir el centenario: “Echo de menos a esas viejitas…”
La imagen de arrugas queribles afianza el sentido de la vida para ese grupo de jóvenes. Mayo significó una inmersión cada vez más profunda a la raíz de un proyecto de creación fundado para andar del golpe al verso.
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