Cuando este 15 de mayo se estrene en plataformas digitales Endémico de Carlos Paz, no solo asistiremos al álbum debut de este joven cantautor, sino también a un divertimento sonoro que combina acertadamente la elaboración y reflexión de los textos con un abanico musical marcado por una instrumentación de excelencia. Perteneciente a la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, EGREM, la placa es el resultado de la Beca de interpretación «Ignacio Villa», convocada por la Asociación Hermanos SaÃz (AHS) en 2016.
Carlos Paz Mauli, santaclareño devenido trinitario, estudió percusión en la Escuela Vocacional de Arte Olga Alonso de Santa Clara y a los 17 años comenzó a familiarizarse con la guitarra, la trova y la composición. Formó parte como tresero del cuarteto Ãcana en Trinidad y luego, como guitarrista suplente, del septeto Manacanabo, sin dudas, su primera gran escuela. Graduado como instructor de arte en la especialidad de Música, fundó junto algunos de sus compañeros de estudio el cuarteto Isla, donde se desempeñó como director, compositor, vocalista, guitarrista y arreglista, que bajo el influjo del dúo CofradÃa y la AHS, dio a conocer su música en varios escenarios y eventos del paÃs. Ya en La Habana desde 2015, ha formado su proyecto Carlos Paz y Mestizo en el que agrupa a varios jóvenes de diferentes tendencias musicales como el jazz, el flamenco, la timba, la música urbana, para conformar una banda de WorldMusic.
Endémico es la declaración de una naturaleza diversa. Los diez cortes del álbum (todos de la autorÃa de Carlos Paz —labor que comparte con Wilfredo Pomares en el tema que da tÃtulo —, excepto en «Encuentros», musicalizado a partir de un texto de Carilda Oliver Labra) logran registrar una amalgama de sonoridades que lo marcan muy especialmente dentro del contexto de la canción de autor en Cuba, de cuya tradición bebe de modo consecuente. Es notable cómo la presencia de géneros tradicionales como el son y el bolero se fortalecen y se complejizan en perfecta combinación con el rock and roll, el góspel, el rap o el guaguancó, con temáticas que revelan su realidad, que es la de muchos jóvenes de su tiempo, arropadas de una noción crÃtica y lÃrica. La música tradicional y la trova perviven como fuente nutricia en armónica cohesión con el blues, el funk y el country. Se trata de un disco concebido desde las raÃces donde se hilvanan, como tejido múltiple, lo tradicional y lo contemporáneo; pero donde la diversidad se hace más auténtica cuanto más arraigada dentro del concepto musical que nos propone su autor.
El disco cuenta con la presencia de varios de los más prestigiosos instrumentistas cubanos del momento: Gastón Joya (contrabajo), Ruly Herrera (drums), Oliver Valdés (drums), Lino Lores (tres), Nam San Fong (guitarras eléctrica y acústica), Andy Rubal (piano y teclados), Eduardo Ramos (timbal), Eduardo Sandoval (trombón), Alejandro MartÃnez (chelo), William Roblejo (violÃn), Emir Santa Cruz y Jamil Schery (saxofones), Alejandro González y Tonatiut Isidrón (trompetas), Josué Borges (flauta),  entre muchos otros músicos de primera lÃnea que otorgan a esta placa un altÃsimo estándar en la interpretación. Además de las figuras mencionadas participan también con carácter de invitados: Alain Pérez en el tema «Canciones», David Torrens en «Arena y mar», Etian Brebaje Man en «Endémico», el trÃo Los Embajadores en «Te espero» y Sady Cruz como voz solista en «Ãmame». Bajo la producción musical de Justo Rafael Aboy (quien, además, hace el bajo eléctrico en la mayorÃa de los temas), destacan también los coros de Florana Padilla, Yara Castle y Ariel Roig (los dos últimos, responsables de las deleitosas voces del góspel en el tema «FilosofÃa de Juan»); la grabación de Marvin Mustelier; la mezcla y masterización del binomio Daelsis Pena y José Raúl Varona; la fotografÃa de Alexei Hernández y VÃctor Manuel EchenagusÃa; y el diseño de Emilio GarcÃa y Leidy Conde.
Tomado de Cubarte
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