Este mes de mayo no vamos a las Romerías, pero de alguna forma recorreremos las calles de Holguín, debatiremos sobre cultura y sociedad, cantaremos, bailaremos, llenaremos de estatuas y lienzos los alrededores… la Ciudad de los Parques descansará, pero las redes sociales serán el nuevo escenario para todo aquel que desee revivir el espíritu del Festival de Juventudes Artísticas mediante la creación online y el compartir entre amigos.
Carlos Urgellés es de esos apasionados que, aunque lamentan en esta ocasión la suspensión del evento por la circunstancia de la Covid-19, será de los primeros en sumarse a ese carnaval cultural que se anuncia del 2 al 8 de mayo, las Romerías desde casa, símbolo de esperanza y vida al que están convidados escritores, artistas, investigadores, promotores, voluntarios, Maestros de Juventudes, Miembros de Honor…
Sobre las razones que lo convidan a esa militancia y fidelidad para con un espacio que se realiza fuera de Guantánamo, su provincia natal, dialogamos con Carlos, vía telefónica, y así nacieron estas memorias muy personales del joven crítico e historiador.
Del temor a la admiración
Lo que más sorprende y enamora de las Romerías, según Carlos, es la amplitud, variedad y profundidad de las actividades que promueve cada año.
“Es un imán que agrupa a creadores noveles y estudiosos de toda Cuba, y claro que los guantanameros hemos asistido. Yo en lo personal fui desde 2012 y hasta el 2014 como participante del evento Memoria Nuestra, devenido Congreso de Pensamiento pues reúne a investigadores, científicos sociales y promotores culturales en torno a dos líneas de trabajo: la investigación y los proyectos socioculturales.
“Para mí ese espacio es la médula de las Romerías pues allí están los pensadores, se gestan los procesos de investigación, de interpretación y análisis de los fenómenos artísticos. Además sirve de manera espontánea a la promoción de saberes nuevos, del quehacer de los investigadores jóvenes y nos pone en contacto con personalidades como Olga Portuondo, Fernando Martínez Heredia, Carmen Almodóvar, Carlos Lloga, quienes convierten el congreso en aulas para disertar y compartir con la Asociación Hermanos Saíz.
“Cuando llegué por primera vez, me impresioné mucho porque en un día habían decenas de actividades y en todas yo sabía que podía aprender algo, pero el tiempo resulta corto, incluso si vas con una agenda, claro de tus objetivos.
Participar, investigar, aprender
El Memoria Nuestra constituye un reservorio único de investigaciones novedosas, pertinentes, atinadas, bien concebidas en el ámbito social, cultural nacional e internacional, así lo considera Carlos Urgellés, quien rememora como ayer aquellas primeras propuestas que llevó al congreso.
“En una ocasión el eje temático estuvo dedicado a la figura del Che, y llevé un ensayo sobre el pensamiento político de esa figura, aplicada al siglo XXI, luego propuse una investigación sobre la masonería en el ámbito oriental, y la conservación del patrimonio construido en Baracoa a partir de trabajo de las logias masónicas, este último fue agasajado por la Casa de Iberoamérica de Holguín con el premio colateral.
“Para mí asistir al Memoria… es una oportunidad de lujo, pues te da la oportunidad de conocer fenómenos y teorías sociales a las que uno está ajeno por lo limitada que es la circulación de las investigaciones científicas, además con el jurado del evento uno logra mucha familiaridad, tanto así que por ejemplo allí yo pude invitar a Fernando Martínez Heredia a Baracoa.
“Además, uno encuentra el trampolín para nuevas líneas de estudio, crea alianzas para realizar investigaciones paralelas, colaborativas y definir incluso otras formas de abordar temáticas. Sin embargo, creo que aún hay que buscar otras formas de socializar el contenido de las valiosas obras que se ven y exponen en el Congreso de Pensamiento.
Impresiones y recuerdos
“El encuentro con Fernando Martínez Heredia, ese aprendizaje constante, el interactuar cotidiano con figuras excelsas de la Cultura, profesoras de Historia del Arte de la Universidad de Oriente, con Armando Hart., la programación sin límites… son recuerdos que siempre conservaré de las Romerías, que podría considerarse el mejor Festival de Juventudes Artística que se realiza en el país”, agrega Carlos Urgellés, mientras evoca detalles de sus últimas Romerías.
“La música es un componente esencial de esos días, el que va allí se queda encantado por ese himno, esa oda a la alegría, que te recibe y despide desde la mañana a la tarde, hay quienes la graban y se lo llevan como tesoro, porque si hay algo que han logrado los holguineros es dotar de identidad propia ese evento.
“Aunque hay ediciones a las que no asistí, sí creo que ha crecido mucho como acontecimiento cultural, gracias a la promoción y pasión con que la AHS lo ha acogido, ahora incluso con participación del sector universitario que acude allí ansioso de conocer esos aportes sustanciales que traen los centros de estudios, por ejemplo, sobre la primera computadora hecha en Cuba, las comunidades, el género… socializados en el Memoria Nuestra, que para mí es (o debería ser) una segunda universidad para los teóricos del país.
“Realmente es una pena que este año no hayan Romerías, como las que estamos acostumbrados, sé que muchos aún les pesa desempacarlas mochilas y esperan que en algún momento digan que todo fue un mal sueño, que sí habrá Festival, pero creo que este tiempo sería bueno aprovecharlo para dialogar online, para repensar el evento y guardar las energías para el próximo año hacerlo como merecemos los cubanos todos”.
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