La relación entre nación y socialismo tiene en Cuba una historia rica y no exenta de contradicciones. En la cohesión entre el proyecto nacionalista, donde la tradición liberal burguesa juega un papel importante, y el carácter internacionalista del socialismo, donde los aciertos y errores emanados de la experiencia soviética tienen también su peso, se ha conformado el ideal de soberanía e independencia nacional.
Para reflexionar y debatir sobre los límites de esta imbricación, sobre el proyecto socialista cubano y sus especificidades, sobre las formas en que se ha entendido este socialismo, sobre el significado que deben tener en un proyecto nacional socialista conceptos como democracia o soberanía nacional, sobre la relación de esta práctica con la herencia liberal y libertaria que nos legara el siglo XIX y mucho más, estaremos dialogando este martes 5 de mayo a partir de las 10:00 am en el Forodebate Nación y socialismo. Márgenes, dinámicas e imaginarios.
Contaremos con la presencia de dos destacados investigadores: Frank José Soler (UO) y Daniel Rafulls (UH), así como miembros de la sección de crítica de la AHS en todo el país.
DEMOCRACIA SOCIALISTA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN CUBA. TRES DESAFIOS PARA CUBA
Por Daniel Rafuls Pineda
Parecería que, con la tradición, ha sido probado que las categorías Democracia y Socialismo son mutuamente excluyentes.
El Socialismo ha tenido una historia tortuosa de avances y retrocesos, marcado por experiencias iniciales efímeras como la Comuna de París (1871), los Consejos de Baviera (1918) o la Revolución Húngara (1919) de Bela Kun, hasta los actuales desafíos conceptuales y prácticos a los que se enfrentan países como Cuba, China, Vietnam y Corea del Norte, que fueron precedidos por la etapa del llamado derrumbe -cuando se hicieron explotar, y sobre todo implosionaron, las experiencias del denominado “socialismo real”- y, en particular, la desaparición de la URSS; el primer derrotero duradero que intentó superar el capital.
El capitalismo por su parte, “derramando sangre y lodo” por todos sus poros sigue vivo, polarizando al mundo, cada vez más, en ricos y pobres pero, curiosamente, con un respaldo consciente e inconsciente de las grandes masas, sutilmente excluidas, que no logran definir por qué no llegan a convertirse en media, quién se lo impide, ni cómo organizarse para alcanzar sus propósitos.
Toda esta historia, sin embargo, se ha ido articulando alrededor del término DEMOCRACIA que, a contrapelo de sus orígenes etimológicos (cuando se entendía como la forma de gobierno a través de la cual un grupo selecto de no más de 20 mil hombres imponía su poder de decisión sobre otro grupo de 80 mil personas, conformadas por mujeres, extranjeros y esclavos), se sigue empleando para dividir los estados en democráticos y no democráticos, o con distintos grados de “democraticidad”, asumiendo, sobre todo, la existencia de varios partidos políticos, como punto de partida, para la elección de los representantes populares.
Pero más allá de la retórica, exigiendo la DEMOCRACIA o algo conceptualmente distinto, lo cierto es que, a los efectos de cualquier sistema político y en particular del socialismo, la verdadera PARTICIPACIÓN CIUDADANA no está en la competencia entre múltiples fracciones políticas -diseñados tradicionalmente para la confrontación- ni en la existencia de una sola organización partidista que centralice todos los cargos y las más diversas decisiones políticas, lo que ha sido probado por la historia universal.
La verdadera PARTICIPACION CIUDADANA, al menos en el caso específico de nuestro país, radica en la posibilidad de elegir, libremente, de manera directa o indirecta, los principales cargos estatales, de gobierno y de las organizaciones de masas y sociales, en evitar la interferencia entre sus funciones específicas y las del Partido Comunista como órgano de dirección política y en el más amplio proceso de discusión pública, desde las extremas bases sociales, que determine sus principales problemas y decida soluciones responsables y mayormente consensuadas a los distintos niveles. De ahí se derivan los principales desafíos del sistema político cubano.
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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE NACIÓN Y SOCIALISMO
Frank Josué Solar Cabrales
La revolución cubana viene de una historia de más de un siglo de luchas de su pueblo por la liberación nacional y por la justicia social. Ese proceso de luchas fue demostrando la imposibilidad de realizar una revolución de liberación nacional que no se planteara como tarea inmediata la ruptura con el sistema capitalista, que creaba las dependencias al imperialismo norteamericano. El paso a una economía planificada y socialista vino como una necesidad del devenir histórico cubano: tanto para lograr la independencia de Cuba, su realización plena como nación soberana, como para alcanzar la emancipación social y acabar con la explotación y la miseria. Por eso la cubana fue una revolución socialista de liberación nacional.
Sólo la expropiación del imperialismo y de los capitalistas cubanos permitió el avance de la revolución después de 1959. Esta era precisamente la lección más importante que podía deducirse de la experiencia viva: sin una economía nacionalizada y planificada, la revolución cubana nunca podría haber alcanzado sus extraordinarias conquistas sociales y la instauración de un nuevo modo de vida más justo y humano. La llamada burguesía nacional en Cuba había sido incapaz de jugar un papel progresista, y lo mismo era aplicable al resto del continente. Por eso afirmaba Fidel en los años 60: «Hoy para el mundo subdesarrollado el socialismo es condición del desarrollo.»
A su modo, en sentido inverso, las experiencias latinoamericanas conducen a la misma conclusión. El capitalismo ha fracasado en América Latina. Lo denota no sólo la situación actual, también los modelos económicos que uno tras otro se han ensayado a lo largo de décadas y no han hecho más que acentuar la dependencia y el subdesarrollo. Incluso las experiencias de desarrollo nacionalista autónomo que pretendieron romper los nexos con los imperialismos centrales se hallaron con la imposibilidad real de hacer viable su proyecto y al final resultaron fallidas o se les hizo fracasar. El sino y el destino manifiesto del capitalismo americano es la dependencia; y el desarrollo es incompatible con la dependencia. Precisamente durante décadas se pensó que las reminiscencias feudales y las atrasadas estructuras latinoamericanas eran la causa de nuestro subdesarrollo. Entonces, sólo bastaba con industrializar, modernizar la economía, implementar los avances tecnológicos para alcanzar los niveles del Primer Mundo. Pero el desarrollismo latinoamericano no solamente no dio los resultados esperados sino que empeoró y complejizó aún más la situación. Para explicar el desastre surgía en la década de los 60 en nuestras universidades la Teoría de la Dependencia, que planteaba la imposibilidad de un desarrollo capitalista autónomo en los países de América Latina, y señalaba la dependencia como el principal obstáculo al crecimiento latinoamericano.
La revolución cubana nació siendo una herejía en el concierto de una izquierda oficial pro soviética cuyo planteamiento era la coexistencia pacífica y que en buena medida había abandonado el camino de la revolución. Otra teoría reaccionaria del dogmatismo soviético fue la de la revolución por etapas, según la cual las sociedades atrasadas del Tercer Mundo, que estarían todavía en el feudalismo, debían pasar primero por el capitalismo antes de llegar al socialismo. Por tanto, les correspondía realizar revoluciones democrático-burguesas y cumplir tareas de liberación nacional y desarrollo económico capitalista antes de pensar siquiera en el socialismo. A los revolucionarios y sectores populares les tocaba entonces apoyar a las burguesías nacionales en sus objetivos progresistas.
Frente al reformismo y el etapismo, siempre cogidos de la mano, la revolución cubana defendía una alternativa socialista. A partir de la teoría de la dependencia, del desarrollo desigual y combinado, de las características de la dominación imperialista, y de su propia experiencia práctica, la herejía cubana se resumía en este punto en la siguiente afirmación del Che: «las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo -si alguna vez la tuvieron- y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución».
El nacionalismo nunca existe en abstracto, siempre tiene un contenido de clase. Hay varios proyectos de nación para Cuba, de distinto signo. Algunos de ellos mutuamente excluyentes. La restauración capitalista más peligrosa podría venir a caballo de un discurso dizque revolucionario que hablara de mantener todas nuestras conquistas sociales, pero dejando de ser testarudos en materia económica, modernizarnos, adaptarnos a lo que hay, aceptar lo inevitable, abrirnos al mundo y al mercado con todas sus fuerzas, contradicciones y consecuencias. La guinda del pastel de semejante línea argumentativa sería la reconciliación nacional, la idea de que todos somos cubanos, que basta ya de pelearnos entre nosotros, que podemos ser capaces de construir un proyecto de país en el que quepamos todos, poniéndonos de acuerdo pacíficamente, en una sociedad plural donde no falte nadie. Claro, con libertad de empresa. Una nación construida sobre esas bases sólo serviría para disfrazar la dominación de élites económicas poderosas, nuevas y viejas. La contrarrevolución burguesa tiene un diseño de futuro radicalmente distinto al nuestro, y es imposible hacerlos coincidir. La Revolución deberá seguir siendo con todos y para el bien de todos, pero manteniendo el poder en manos de la mayoría trabajadora y defendiéndose de quienes pretendan derrocarla. Como diría Mella: “¡Cuba Libre!…. para los trabajadores”.
El socialismo al que aspiramos, aquí y en todo el mundo, es uno de libertad, igualdad y desarrollo pleno, que apunte a una sociedad de trabajadores libres asociados, donde el libre desenvolvimiento de cada uno sea la condición para el libre desenvolvimiento de todos, donde el poder y la propiedad pertenezcan a todos. Un mundo nuevo, sin César ni burgués.
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Celebro esta iniciativa de la AHS para debatir sobre temas que tanto nos conciernen hoy.
En aras de la síntesis, dejo algunos comentarios a las provocaciones de Rafuls y Frank Josué:
La tesis que maneja Rafuls sobre la mutua exclusión entre democracia y socialismo es problemática en varios sentidos. Como si se tratara de una democracia sin más, que llevara el sello de la exclusión desde sus orígenes griegos.
Parece soslayar que las conquistas democráticas han sido, en términos generales, resultado de reivindicaciones y luchas de oprimidos y excluidos. Durante el siglo XIX e inicios del XX, era una de las banderas de los movimientos socialistas por hacer realmente efectiva la soberanía del pueblo.
La resolución de esta relación entre democracia y socialismo en el contexto y resultados de la revolución bolchevique, amerita un análisis contextualizado, más que una generalización. La distinción entre el “mundo libre” y el mundo comunista en torno a la cortina de hierro, plagada de ideologemas de ambas partes, no amerita una identificación, sin más, entre democracia (abstracta, “sin apellidos”) y sistema capitalista.
Esta identidad, que Rafuls parece avalar, es más reciente de lo que su empleo hegemónico permite suponer. Bastaría repasar la “historia democrática” de los principales Estados capitalistas para comprobarlo.
Otra cosa es el empleo que la ideología neoliberal ha hecho de la democracia, en particular con el descrédito del “socialismo realmente existente”, aún antes de la caída del muro de Berlín.
La instrumentalización de mecanismos y procedimientos “democráticos”, el empleo de los llamados derechos y libertades civiles, pretende ocultar justamente la incompatibilidad entre capitalismo y democracia. Reducir la democracia a una esfera política, a una discusión sobre “lo político”, es, actualmente, la vía por antonomasia para eludir el reto fundamental: la transformación de las relaciones y condiciones mediante las que producimos y reproducimos nuestra vida social.
Todo este continente que Marx analizó bajo el rótulo de relaciones sociales de producción y que permanece para tales usos como “apolítico” es lo que debemos politizar, democratizar, socializar. Es donde se juega la reproducción del sistema, a todos los niveles.
La idea de Rafuls de “participación ciudadana” (que, a juzgar por la pertinencia con nuestro contexto, sería diferente a democrática) parece dejar fuera de la determinación de los problemas y soluciones por consenso mayoritario la existencia, naturaleza y funciones del Partido Comunista de Cuba. ¿Es así?
Concuerdo en lo fundamental con la propuesta de Frank Josué. Sin embargo, su identificación entre socialismo o alternativa anticapitalista y economía planificada, como necesidad histórica, deja sin dilucidar si el único modo de entender la planificación es la centralización estatal, o el que esta planificación (tal como ha existido entre nosotros) no sólo no se circunscribe a la vida económica, sino que es un límite (y, según la experiencia histórica, una amenaza) para esa meta de asociación de trabajadores libres.
Si, como de hecho sucede, llevamos tres décadas coexistiendo con la ampliación de relaciones mercantiles (consideradas además igual de “necesarias” por un ahora difuso), se trata entonces de cómo regular estas relaciones de mercado en nuestra sociedad. Una vez más, el debate parece que concierne a la dicotomía Estado/mercado (y bajo la misma, de Estado centralizado y libre mercado), sin reparar en las posibilidades de un rediseño institucional y de prácticas sociales que promuevan el control social, de trabajadores y ciudadanos, desde las organizaciones y empresas a las comunidades.
Un saludo para todos los foristas. Es un gusto enorme poder estar compartiendo entre todos reflexiones sobre nación y socialismo. Creo es uno de los mejores regalos que podemos estar haciendo hoy desde Cuba al aniversario 202 del nacimiento de Marx. En cuanto a las cuestiones tan pertinentes que plantea Wilder, opino que la economía planificada, en manos del control democrático de los trabajadores y el pueblo, es el medio para alcanzar esa meta de trabajadores libres asociados, y no tiene nada que ver son esa sociedad gris, monocorde, donde la vida social e individual está milimétricamente planificada, acotada por férreos límites y reglamentaciones, con la que muchas veces se ha intentado caricaturizar al socialismo. Una economía planificada de acuerdo con las necesidades sociales y no regida por la ganancia y el afán de lucro es la vía para alcanzar la libertad más plena.
En cuanto a las relaciones mercantiles en el socialismo cubano de hoy las considero un retroceso dictado por circunstancias adversas, una necesidad impuesta por la realidad, pero nunca un modo de avanzar en el proyecto socialista, una herramienta útil para su profundización. Como decía el Che, la planificación y el mercado son dos polos contradictorios en la transición que no se pueden armonizar coherentemente. Es decir, en mi opinión, el mercado no se puede regular y usar a favor del socialismo. Servirá para sobrevivir, pero no para el avance del socialismo en la transición.
Coincido totalmente con no recluir la democracia al ámbito de lo político, estrechamente entendido. La cuestión de la democracia en el socialismo debe estar integrada al problema de las relaciones de producción y las relaciones de propiedad. Cada día se va extendiendo más en nuestro país un antiestatismo con bandera de democracia que tiene fuentes en los déficits democráticos de nuestro Estado, pero tiene serias fallas en su horizonte. Pareciera como si fuera posible obtener la democracia sin importar si la economía es capitalista, perdiendo de vista que esto ultimo es el principal obstáculo para la democracia en el mundo
¿El Modelo que se construye en Cuba es el socialismo que queremos o el Socialismo que podemos construir?
¿Transita Cuba al capitalismo o hacia un socialismo diferente?
En cuanto a la primera pregunta, evidentemente el que tenemos es el que hemos podido construir, en medio de un contexto muy hostil y en medio de mil dificultades, pero la maravillas que aún así hemos alcanzado entre todos se deben a que siempre hemos apuntado a la utopía, a lo que parece imposible, a toda la justicia. Si nos conformamos solo con lo que parece posible, con lo poco que parece permitirnos la realidad, estaremos condenados a quedarnos con un socialismo muy pequeño, en el mejor de los casos.
La respuesta a la segunda no está determinada de antemano, depende en primer lugar de nosotros, de lo que seamos capaces de hacer. El resultado de la transición nunca está definido, depende de la dinámica viva de la lucha de clases, a nivel nacional e internacional. «Se puede salir al socialismo, y no llegar».
Exacto, esta frase de «no hemos hecho el socialismo que quisimos, sino el que pudimos» siempre me ha parecido una justificación mayúscula, quizás la manera más eficaz de contentarnos con nosotros mismos. Es como hacer de la obviedad una claridad estratégica. Lo que quiero decir es que los sueños de los sujetos revolucionarios nunca se realizan del todo en el terreno histórico. Puede que el punto de partida sean estas construcciones ideales, pero nunca son el punto de llegada, a no ser como ideales enriquecidos por la praxis. Esto es obvio, por tanto, tales frases solo sirven para atenuar nuestra capacidad crítica, e inhabilitar esa capacidad de tensionar las posibilidades históricas a partir de nuestros ideales, de la que habla Frank Josué
El modelo cubano de desarrollo presenta características propias que lo distinguen del socialismo tradicional sovietizante que se entronizo en varios países del mundo. En la actualidad está inmerso en un profundo proceso de actualización y reconfiguración que determina su esencia más legítima.
El concepto de modelo de socialismo tomó auge en Polonia y otros países socialistas en los años 50-60 del siglo XX. Fue excomulgado del diccionario soviético por considerarlo subversivo, una herejía alevosa, contraria a la uniformidad del sistema socialista de entonces.
Se aceptaba solo un tipo de socialismo, el Socialismo Real soviético, con una visión ortodoxa del mismo, para todos los países a partir de las Regularidades establecidas de forma universal, que definían sí se era socialista en dependencia de lo que consideraba Moscú. Esta visión primó hasta los años 90 del pasado siglo, que se nutría de la ideología estalinista predominante en el movimiento comunista internacional.
En los inicios del siglo XXI, es cada vez más evidente que se debe transitar hacia un modelo de socialismo que no sea ni «socialismo real» ni «socialismo ideal», sino «socialismo sustentable y próspero permita la «superación positiva de la propiedad privada», al decir de Marx, la lógica del capital; ello es, materializar la socialización real de la propiedad y del poder.
El modelo cubano de socialismo se ha construido en medio del subdesarrollo y de un país bloqueado por la mayor potencia de la historia y una hostilidad extrema. Ello signa sus particularidades.
El objetivo estratégico del Modelo es impulsar y consolidar la construcción de una sociedad socialista próspera y sostenible en lo económico, social y medioambiental, comprometido con el fortalecimiento de los valores éticos, culturales y políticos forjados por la Revolución, en un país soberano, independiente, socialista, democrático, próspero y sostenible .A diferencia de otras experiencias de modernización que ocurren en el mundo, en Cuba no se transita hacia un proceso de privatización a ultranza de los bienes públicos lo que atentaría contra los principios sustentadores del sistema social en construcción.
EL GRAN DESAFÍO ESTRATÉGICO DEL SOCIALISMO CUBANO ES ASEGURAR UN MODELO DE DESARROLLO QUE DE RESPUESTA A LOS PROYECTOS DE VIDA SOCIALES, TERRITORIALES, GRUPALES, FAMILIARES E INDIVIDUALES DE LOS CUBANOS-SOBRE TODO LAS NUEVAS GENERACIONES, EN SU TIERRA Y CON SUS PROPIOS ESFUERZOS.
TESIS I.- El socialismo no puede reprimir los instintos, no puede ser contranatura, no puede ser gris.
TESIS II.- Tenemos que optar entre el socialismo deseado y el socialismo posible.
EN CUBA NO ESTÁ EN MARCHA UN PROCESO DE PRIVATIZACIÓN SINO DE CAMBIO EN LA GESTIÓN DE LAS FORMAS ECONÓMICAS.
En Cuba se asiste a un complejo proceso de resignificación de valores, a la construcción de una nueva arquitectura ideológica y ética con una profunda y creciente impronta transnacionalizada contaminante que moldea el ser nacional.
Es menester entender definitivamente que se está en presencia de la actualización del socialismo en Cuba y no sólo de algunos de sus elementos constitutivos.
En el imaginario colectivo de una parte significativa de los cubanos, se ha identificado el socialismo con homogeneidad social, igualitarismo, papel paternalista del estado, asistencialismo , derechos por encima de los deberes, acceso a las oportunidades de políticas públicas y sociales de amplia protección colectiva e individual. Ello generó incluso, que no pocos se acostumbraron a vivir sin necesidad de aportar a la sociedad, sin trabajar; lo que propició que surgiera hasta los inicios de la década de los 90, una sensación de seguridad social elevada, que cayó de bruces durante la década cuando la severa crisis definida como ―Periodo especial en tiempos de paz‖ se acompañó de una alta prevalencia de incertidumbres unido a un sostenido consenso alrededor del proyecto emancipador- éste último hasta la actualidad. Se habla de una singular expresión de las complejas mediaciones dialécticas que conectan ―política – economía‖, las que sólo se podrán comprender si se aprecia en toda su riqueza, también dialéctica – compleja, la noción de Lenin de la política como expresión concentrada de la economía.
Ello generó incluso, que no pocos se acostumbraron a vivir sin necesidad de aportar a la sociedad, sin trabajar; lo que propició que surgiera hasta los inicios de la década de los 90, una sensación de seguridad social elevada, que cayó de bruces durante la década cuando la severa crisis definida como ―Periodo especial en tiempos de paz se acompañó de una alta prevalencia de incertidumbres unido a un sostenido consenso alrededor del proyecto emancipador- éste último hasta la actualidad.
Claro que pueden existir distintas apreciaciones sobre una pequeña propuesta que sirva de pretexto para un debate. Pero mi idea es esa. Si el debate se centra en la palabra democracia y en su percepción de que haya cabida para todos, pues debo aclarar que no surgió con tal propósito. Fue excluyente. Otra cosa es que se emplee en el sentido de habilitar espacios para que todos tengan la posibilidad de expresarse, de determinar cuáles son sus problemas más importantes y como darles solución con su participación directa. En este sentido, lo de soluciones consensuadas no tiene por qué excluir al Partido. Este es solo el órgano político que transvelizando toda la sociedad, horizontal y verticalmente, se encargar de marcar los derroteros políticos estratégicos de la sociedad que se expresan en transformaciones culturales, economicas y sociales que instrumental jurídica y técnicamente otros.
Igual, Bárbara, me parece muy interesante lo que planteas, y comparto yo también parte de lo que dices: hoy en Cuba aún la lógica fundamental del porceso social es socialista en el sentido de que el ser humano está al centro de la cuestión en primer lugar (el manejo de la pandemia lo demuestra con demasiada elocuencia). Pero en la sociedad cubana a todos sus niveles también existe un debate de sentido, una disputa en el plano de la hegemonía entre el capitalismo y el socialismo. Y eso va desde los patrones de consumo de las personas de una cuadra, hasta como decía Josué lúcidamente, «las soluciones de mercado», las lógicas de mercado, que al más alto nivel pueden ser pormovidas en ocasiones sin el correspondiente correlato crítico que haga visibilizarse su coyunturalidad, su carácter contingente. Y eso también es muy peligroso, pq si bien es imprescindible comer, ya el Che advertía que hemos de cuidarnos de que los árboles no nos permitan ver el bosque.
Exacto, sumo a lo que has dicho el fenómeno de la corrupción estatal. Es decir, la lógica privatizadora que pudiera estarnos amenazando no está solo en el sector no estatal, sino también al interior del mismo Estado. No pudiera ser de otra manera porque esta es la forma de propiedad preponderante, y la lógica capitalista siempre intentará ocupar el metabolismo de la sociedad. La corrupción estatal no es otra cosa que una privatización de facto de los recursos colectivos, un sabotaje permanente de la propiedad social. En este sentido es util diferenciar el asunto importante del diseño del modelo, de otro asunto igualmente importante, que es lo que sucede en la práctica con ese modelo
La comprensión del Estado nación como un espacio en el que se solventan las necesidades espirituales y economicas de grupos que comparten origen étnico, características culturales y de socialización que los distingue de otros grupos humanos fue un punto clave para que la humanidad diera el salto del feudalismo a la modernidad. Los estados nación son hasta hoy probablemente uno de los elementos más controvertidos en cuanto a la relación de las sociedades civiles y el poder, y se puede catalogar de controvertido este término en tanto la sobrevaloración de la condición nacional llevó a múltiples conflagraciones, entre ellas dos de carácter mundial.
Los elementos antes mencionados sirven de antecedente para comprender entonces por qué la mesura debe ser uno de los elementos que prime en la percepción y autopercepción de la conciencia nacional. El socialismo tiene como formación económico social una amplia gama de concepciones que van desde la socialdemocracia hasta la visión marxista lo que supone que asumir al socialismo como un elemento positivo en sí mismo es cuando menos infantil e ingenuo. Es por ello que el texto del primer autor motiva a posicionarse, no en los términos términos que lo definen sinon en los modos de concebirlo. De ahí que haga énfasis en elementos como democracia y participación.
Sobre estos dos es bueno establecer una mirada objetiva que permita ver su utilidad para cualquier nación que se empeña en la construcción del socialismo como alternativa. Comenzando por la democracia, es válido llamar la atención que occidente el «mundo libre» se ha hecho con todos los significantes posibles que emanan del término, y en esa apropiación ha habido una intención pragmalinguistica que en principio vacía de contenido todo intento de democracia que no tenga en cuenta sus indicadores para medir gestión democrática. Lo peligroso de esto es que el discurso como elemento constitutivo es a la vez constituyente y por tanto incorpora a los imaginarios sociales la asunción acrítica de verdades no verificadas: el capitalismo es democrático vs el socialismo es autoritario, aunque la experiencia demuestre con creces en América Latina, por ejemplo, que las dictaduras han devenido siempre de estados capitalistas y han sido apoyadas por Estados Unidos «la meca de la democracia».
Comenzamos este análisis por acá porque parecería que en una visión marxista, quizás la más ortodoxa, los problemas de los desposeídos se resolveriam con planes quinquenales y economía planificada, y la complejidad que entraña el abordaje del socialismo actualmente tiene en el terreno simbólico su batalla más grande. En tanto hay que desterrar importantes estigmas que se han incorporado a las comprensiones de la democracia como un privilegio exclusivo del capitalismo.
Creo que uno de los grandes retos del socialismo se encuentra precisamente en demostrar su esencia democrática. Lo cual no es tan difícil si se entiende que la democracia es consustancial al socialismo, en tanto supone la incorporación de sujetos concientes a la deliberación constante sobre sus modos de vida. Por ello la participación el otro elemento señalado por el primer autor es fundamental en el socialismo, por ello hay que promoverla como un valor que garantiza la existencia del sistema, pues en la medida que los sujetos participan en la concepción de país a diferentes niveles también se puede advertir un sentido de apropiación de lo nacional ligado a un sistema social que garantiza relaciones entre los sujetos y de estos con el estado, en las que son elementos activos de la toma de decisiones. Por ello habría que volver siempre a una teórica del socialismo muchas veces soslayada pero que dio claves que son vitales para la existencia del socialismo, Rosa Luxemburgo quien entendió la democracia como una necesidad inmanente del socialismo.
Por otro lado la participación tiene que necesariamente ser promovida sobre la base de la incorporación de todos los sujetos de la nación, sería suicida y antimartiano negar la incorporación al debate de lo nacional a los cubanos que piensan diferente. Una visión de buenos y malos resulta maniquea en la medida que la diversidad que signa el panorama cubano es superior a una visión binaria, en tanto en la construcción del país participan los cubanos de dentro y los de afuera, muchos de los cuales siguen entendiendo que el socialismo es la vía acertada para la satisfacción de las necesidades de los cubanos, tienen históricamente un peso económico considerable en la solucion de las tensas condiciones que se ha desempeñado el país producto del subdesarrollo, de ahí que su contribución debería considerarse más allá del elemento económico.
En este sentido habría que precisar la necesidad de entender la diversidad de actores antes planteada puesto que si bien en Cuba parecería que está resuelto el problema de identificar un enemigo de clase -la burguesía nacional- expulsada hace seis décadas. Pues la realidad es que en el contexto nacional quedan otros actores que se pueden identificar cómo posibles enemigos como la burocracia que a su vez ha generado una nueva burguesía a que muchas veces es difícil de identificar en tanto discursivamente defienden los mismos intereses de la nación, se consideran conciudadanos y cuentan muchas veces con la anuencia de sus compatriotas para la consolidación de sus modos de actuación. Por lo que socialismo y nación son elementos que el debate de lo identitario incorpora numerosos actores a los cuales es importante atender para una comprensión armónica de la realidad cubana en el siglo XXI y su devenir con el socialismo como sentido vital devla existencia de la nación.
Hasta aquí algunos elementos creo que serían útiles para complejizar el debate en torno a nación y socialismo.
Coincido en varios puntos. En primer lugar, que los problemas de los desposeídos no se resuelven solo con planes quinquenales y economía planificada, aunque es una parte importante. Como decía Rosa, el socialismo «no es un asunto de cuchillo y tenedor», sino en primer lugar y sobre todo, una profunda transformación cultural, un nuevo modo de vida, nuevas relaciones sociales emancipadas en las que se van forjando un nuevo tipo de seres humanos.
El socialismo es democrático o no es. Necesita la democracia para funcionar, para ser de verdad, para avanzar. El socialismo significa socialización creciente de la propiedad y el poder. Es el único que puede garantizar una democracia verdadera donde las mayorías deciden, mandan, y controlan en todos los aspectos de la vida social. Además de Rosa, también Lenin y los bolcheviques desarrollaron experiencias muy democráticas, tanto en los debates al interior del partido, como en el poder soviético, hasta 1924.
Uno de los principales peligros para la transición socialista es la burocracia, conservadora y eventualmente restauracionista, que ha sido la principal sepulturera de las experiencias socialistas del siglo XX. En esos casos nunca dudó en aliarse con la burguesía y el imperialismo, y convertirse ella misma en una nueva clase burguesa.
Hola a todos y buenos días. Aprovechando el pie de los comentarios que se han hecho quiero apuntar algunas consideraciones personales sobre el tema Nación y socialismo para el caso cubano.
1-En mi opinión la conjunción entre proyecto nacionalista y socialismo en Cuba se ha dado violentada siempre por lógicas exteriores. A pesar de una tradición fértil desde el punto de vista intelectual, el socialismo no fue nunca un proyecto de masas en la Cuba neocolonial ni el joven partido comunista cubano, aún en su momento de esplendor, fue un partido de gran empuje popular. Además, la presión puesta desde la URSS a los partidos comunistas afiliados a la 3ra Internacional, con la política de frente popular y el hecho de tener que insertarse y dialogar con una tradición decimonónica de corte democrático liberal, determinaron que, salvo excepciones brillantes, el proyecto político del partido fuera más bien confuso. Y sus alianzas políticas lo hacían más confuso aún. Entonces el desarrollo del pensamiento marxista verdaderamente creativo tuvo un carácter accidentado durante sus primeras décadas de existencia, al menos hasta el triunfo de la Revolución, q rescata efectivamente la herencia marxista revolucionaria de un Mella o un Villena, q el PSP tenía bastante relegados, aunque les tributara un reconocimiento formal.
2-A este carácter accidentado del desarrollo del marxismo y de su adalid, el PSP, se suman las propias contradicciones de un país semicolonial y monoproductor. Entonces, al triunfo de la Revolución, el socialismo se asumió casi como una teoría del desarrollo, como una forma de sacar al país del subdesarrollado alevoso en que estaba, lo que lastro y deformo muchas de las lógicas fundamentales del socialismo. Sumado a esto, se verificó a mayor escala el mismo difícil proceso de casar el socialismo como proyecto de emancipación universal (baste recordar el desprecio de Marx y Engels o de Rosa Luxemburgo al chovinismo nacionalista alemán y polaco), con la tradición nacional de proceres en su mayor parte liberales y con el nacionalismo que se sustentaba sobre esta tradición, especialmente justificado por el carácter todavía incompleto de la identidad nacional y por el acoso y la intromisión extranjera q han sido parte de toda la historia cubana.
En fin, algunas consideraciones para debatir.
Una pregunta y una reflexión
La pregunta cuál es la diferencia entre el Capitalismo de Estado y el Socialismos?
La refexión:
El triunfo de 1959, desde su gestación, debió transcurrir apagado a circunstancias específicas. El intento fallido de atacar los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en el ’53 redireccionó los escenarios de lucha de la ciudad al la montaña, como esta, puenden contarse otras tantas veces donde el curso de los acontecimientos, cambió completamente «el plan» y estableció un curso inesperado, pero bien aporovechado por los hombres y mujeres que intervinieron en las luchas. Y es que la Historia de la Revolución del 59 a la fecha , sus reivindicaciones han exigido siempre de la autenticidad y la autoctonia de quienes la piensan, las ejecutan y la experimentan. El Socialismo es una muestras mas de esta constante en la historia nacional, las principales lesiones a su realización en la isla provinen del intento de imponer dogmas o referencias mecanicamente importadas. De modo que la que el Socialismos sera mas sólido en tanto se corresponda mejor con la cultura del pais, en tanto sepa captar y articularse con la cultura popular tradicional cubana. Bien decia Joel James » la cotidianidad creadora esta ajena a todo inmovilismo burocrático, a toda rigidez administrativa, a toda negativa mecánica y previa.» Elementos escenciales de los que debe apropiarse nuestro Socialismo, en tanto busqueda insesante de la libertad elemento guia en la construcción de la Nación.
Qué bueno traer a Yoel James a colación, un hombre que entendió las lógicas populares y la identidad del cubano, y qué bueno que lo cites refiriéndose a la burocracia. Creo que es de los imprescindibles en un debate de esta naturaleza????????
me encanta que hayas cerrado con la palabra Libertad, otro concepto que debemos recuperar cuando hablamos de socialismo y comunismo, y de nación, otro concepto que nos hemos dejado quitar por el enemigo, el enemigo de distintas pieles
Y a esa libertad, sumo además, la igualdad (igualdad de oportunidades); el derecho y
La Participación Ciudadana y Comunitaria, esta ultima vista como una forma de fortalecer la Sociedad Civil, ejercer la democracia, construir ciudadanía y promover el desarrollo integral para mejorar la calidad de vida, apoyados en las políticas sociales participativas
Hola. Yo quería referirme al problema de cuál concepto de democracia, cuál referente o modelo debemos tener. La democracia como acto formal, de participación formal, simbólica, la democracia estrictamente en «lo político» (como si esto fuera esfera autónoma), o la democracia como proceso sustacial, que tiende a la equidad, a profundización del socialismo, a la ampliación del acceso democrático, no solo al poder, sino al resto de la riqueza de la sociedad (conocimiento, arte, deporte, bienes, recursos, trabajo…), sentido este último en el que los socialismos históricos han tenido luces, también sombras, pero luces.
El fenómeno de la participación ciudadana en los asuntos del Estado se relaciona estrechamente con la democracia y la gobernabilidad de los sistemas políticos.
La pretensión de alcanzar un socialismo más democrático, sustentable y próspero (para todos) solo es posible de materializar con la participación protagónica de todo el pueblo cubano, aprovechando todo el capital social y humano generado por la Revolución. La participación ha de verse como “meta” solo cuando se trata de conquistarla, pues una vez conquistado ese derecho, ha de convertirse en una herramienta para la transformación social emancipadora.
Tratar el tema de la participación puede hacer suponer que es para postularla como un derecho de alta jerarquía en beneficio de los individuos y grupos sociales, sin embargo, la participación es de mayor relevancia para la sociedad toda, que para individuos o grupos por lo que aporta a la integración social, a la legitimación del orden existente. Aporta base social al régimen imperante, implicación y compromiso con las políticas que se adopten; respeto y sentido de pertenencia respecto a sus símbolos.
Es para la sociedad y el bien común que debemos comprender el requerimiento de participación en todos los procesos sociales, aun cuando también los individuos y grupos se beneficien.
También me centro en otra idea. En un contexto de tanta tradicion democratico- liberal, donde los esquemas predominantes electorales y participativos, son los que le convienen a los centros hegemónicos de poder, una propuesta como la que hacemos en Cuba que, más allá de nuestras múltiples insuficiencias y errores, intenta abrir mayores espacios de discusión y a la participación directa de la gente, se nos hace en extremo dificil, por la propia hostilidad a que son sometidas toda nuestras ideas y acciones.
A diferencia de la gran mayoría de las experiencias nacionales tenemos una sociedad civil que, más allá de la creada desde afuera, fue fundandose al calor de los hechos, con el apoyo del mismo estado, no para buscarse oposición a si mismo, sino para ser complemendo en la solución de los problemas que atañan a las mujeres, los barrios, los jóvenes, y otras muchas representaciones populares, que, lamentablemente, por poca cultura y prejuicios siguen siendo discriminados. Problemáticas que, sin dudas, requieren inmediata solución.
Coincido con lo planteado por Bárbara, la participación debe ser a la vez fin y medio, objetivo y método
Muchas gracias por este espacio de debate. Me gustaría rescatar algunas idea del texto del compañero Frank Josué:
– las tareas democrático-nacionales, de liberación nacional, pendientes en el continente, no se pueden completar dentro del marco del capitalismo, solamente la abolición del capitalismo permite una auténtica liberación nacional
A lo que yo añadiría que la tarea tampoco se puede limitar al marco de un solo país, la liberación final de la dominación imperialista pasa por la construcción del socialismo a nivel internacional. Y esto me lleva a otro punto, las lecciones de la revolución cubana en esta cuestión son extensibles a los demás países de América Latina como afirma Frank, y eso hay que ponerlo en práctica. En Venezuela por ejemplo, dónde se puso en el tapete la superación del capitalismo pero no se llevó a cabo.
– La restauración capitalista más peligrosa podría venir a caballo de un discurso dizque revolucionario que hablara de mantener todas nuestras conquistas sociales, pero dejando de ser testarudos en materia económica, modernizarnos, adaptarnos a lo que hay, aceptar lo inevitable, abrirnos al mundo y al mercado con todas sus fuerzas, contradicciones y consecuencias.
Totalmente de acuerdo. Eso en realidad es lo que ha pasado en China y en gran medida en Vietnam. Un proceso de ese tipo en Cuba sería un desastre, no solo porque se destruirían las conquistas sociales, sino porque Cuba volvería a ser una nación dominada.
En relación a la cuestión de la democracia y el socialismo, no se puede hablar de democracia en abstracto. Está la democracia burguesa, en la que el pobre y el rico son igualmente libres de vivir bajo un puente, es decir, uno puede votar por uno u otro partido cada cuatro o cinco años, pero al final los que tienen el poder real son los capitalistas, banqueros y terratenientes. Y está la democracia obrera, dónde son los propios productores los que tienen el poder político Y ECONÓMICO y la propiedad de los medios de producción es colectiva y se administra mediante control obrero. En la Unión Soviética no existía tal democracia obrera, sino que una burocracia había expropiado el poder político a la clase trabajadora. La ausencia de democracia obrera fue justamente lo que llevó a la restauración del capitalismo, dirigida por la misma burocracia. Cabe preguntarse qué lecciones hay que extraer de esa experiencia para Cuba, puesto que la relación tan estrecha que existió con ese país tuvo un impacto también en las formas de hacer política en la isla.
un saludo
Gracias a Jorge por rescatar la idea del internacionalismo y el proyecto comunista para el mundo, no para un solo país. Justo hoy se cumple un aniversario de Marx, y pienso ahora que tal vez este foro se debió llamar «Socialismo, nación, humanidad»
Luis Emilio! en serio ???? quieres un mundo comunista?
Que raro resulta ver personas haciendo este tipo de comentarios a esta alturas!
Eso no funciona, pregúntale a los Rusos!
Otro elemento que hace de la participación popular una pieza indispensable del proceso de tránsito es el hecho de que sólo en la participación el pueblo se auto contrstuye como sujeto de cambio. Si se hace un socialismo «para el pueblo», el sujeto revolucionario es otro, que el pueblo sea sujeto de su propia transformación es vital en el proceso de su toma de conciencia y en asegurar la irreversibilidad del proceso.
La noción de democracia es sumamente engañosa y más en un contexto como el actual donde el término ha sido fuertemente politizado. Casi siempre que se usa el término se piensa sólo en participación política, pero lo cierto es que también el grado de democracia de una sociedad viene dado por el acceso a los servicios básicos. La democracia burguesa lo enfoca todo en el plano del multipartidismo y las elecciones, pero estas son sólo formas de participación formal, no real. Sobre esta base y aterrizando el análisis en la sociedad cubana, creo q el socialismo ha representado por una parte un grado alto de democracia, al incluir masivamente a toda la población en el acceso a los servicios básicos, pero por otro lado de ha descuidado el frente de la participación política. Las difíciles condiciones de desarrollo de nuestra experiencia socialista y la asunción a partir de la década del setenta de lógicas directivas soviéticas, muchas de las cuales sobreviven hasta hoy, explican este descuido. Creo q uno de los retos necesarios en la actualización del modelo pasa por asumir y crear espacios de participación política real, que no es crear muchos partidos, esto sólo fragmenta y nos arrastraria al reniego partidista donde cambiamos regularmente la figura en la silla presidencial sin tocar los verdaderos intereses que gobiernan el país. Al interior de nuestro partido de deben crear las estructuras democráticas. La experiencia bolchevique y la forma en que Lenin lidiaba con las posturas divergentes al interior del partido nos pueden dar las claves.
Saludos a todos los foristas y provocadores. Dos palabras entre tantas que quisiera expresar: a mi entender Rafuls situó el problema un tanto más allá de lo que se pide en el que convoca, pero es válido porque allí es qué hay que llegar. Democracia “entre cubanos” o democracia clasista? Democracia para que gane quién? Ciertamente, la burguesía fue expulsada del panorama, pero el mercado la trae constantemente. Sea por vía de la conversión de la burocracia, sea por vía de las inversiones de capital que viene del exterior. Por eso es que veo la necesidad de un partido que mantenga la visión de clase y sea garante de que no vuelva a regir el capitalismo en Cuba, a la vez que promueva una dinamiza Ivón de la economía frenando a la burocracia. Cuánto haya podido avanzar en esto nuestro PCC es harina de otro costal. Muchas gracias, Rafael Pla
Pla, que bueno verte por acá. Concuerdo contigo. El problema fundamental, creo, es abordar la relación entre Nación y socialismo no desde el deber ser, sino desde las particularidades y contradicciones del proyecto cubano
@joséErnesto creo que el profe sitúa un puto clave en tanto el avance de la sociedad socialista a de tener una guía que promueva el desarrollo de prácticas democráticas de nuevo tipo en la consecución del socialismo. Y creo que esta discusión sobre socialismo y nación falta teoría, creo que una de las grandes deudas que tenemos es la de la sistematización de experiencias que permitan reconocer el camino andado, si buen en la etapa inicial de la revolución es comprensible la utilización del método ensayo error como resultado de la efebizacion del proceso en el que muchas veces prima el entusiasmo antes que la racionalidad cuando las revoluciones maduran deben ser capaces de sistematizar lo que ha devenido de su quehacer, de la misma manera que recurrimos a la historia para asegurarnos que estamos construyendoo un anhelo de miles de cubanos es también fundamental no repetir errores ni encontrarnos redescubriendo el agua tibia constantemente.
En una alusión a la participación como elemento central del socialismo deberíamos entenderla como una apelación a la inteligencia colectiva para la asunción de los desafíos que plantea la construcción de un régimen de relaciones de nuevo tipo en el que la igualdad de los hombres y la satisfacción de sus necesidades sea el fin último.
Por ello, para llegar al punto por donde comenzamos, es vital la guía certera de una fuerza política que en su comprensión de la realidad y en la manera en que se posiciona ante la edificación de la nueva sociedad tenga en cuenta el saber de la ciudadanía y evite posicionarse desde el monopolio de la verdad absoluta,- todos sabemos que no existe- de ese modo la construcción del socialismo será el resultado del cubano como sujeto colectivo y a su vez permitirá una defensa coherente de los valores que promueve. Aprovecho acá para abrir una interrogante. En la actualización de la comprensión del socialismo como sociedad que procura una mejor relación entre los seres humanos ¿cuáles son hoy las nociones que rigen el vínculo del las personas con el ambiente?, creo que una carencia del socialismo en Cuba es que se sigue viendo a la naturaleza como un reservorio de recursos de los cuales servirse en los del desarrollo y no como un espacio único para el desarrollo de la vida sin el cual todo lo demás no puede existir
@joséErnesto creo que el profe sitúa un puto clave en tanto el avance de la sociedad socialista a de tener una guía que promueva el desarrollo de prácticas democráticas de nuevo tipo en la consecución del socialismo. Y creo que esta discusión sobre socialismo y nación falta teoría, creo que una de las grandes deudas que tenemos es la de la sistematización de experiencias que permitan reconocer el camino andado, si buen en la etapa inicial de la revolución es comprensible la utilización del método ensayo error como resultado de la efebizacion del proceso en el que muchas veces prima el entusiasmo antes que la racionalidad cuando las revoluciones maduran deben ser capaces de sistematizar lo que ha devenido de su quehacer, de la misma manera que recurrimos a la historia para asegurarnos que estamos construyendoo un anhelo de miles de cubanos es también fundamental no repetir errores ni encontrarnos redescubriendo el agua tibia constantemente.
En una alusión a la participación como elemento central del socialismo deberíamos entenderla como una apelación a la inteligencia colectiva para la asunción de los desafíos que plantea la construcción de un régimen de relaciones de nuevo tipo en el que la igualdad de los hombres y la satisfacción de sus necesidades sea el fin último.
Por ello, para llegar al punto por donde comenzamos, es vital la guía certera de una fuerza política que en su comprensión de la realidad y en la manera en que se posiciona ante la edificación de la nueva sociedad tenga en cuenta el saber de la ciudadanía y evite posicionarse desde el monopolio de la verdad absoluta,- todos sabemos que no existe- de ese modo la construcción del socialismo será el resultado del cubano como sujeto colectivo y a su vez permitirá una defensa coherente de los valores que promueve. Aprovecho acá para abrir una interrogante. En la actualización de la comprensión del socialismo como sociedad que procura una mejor relación entre los seres humanos ¿cuáles son hoy las nociones que rigen el vínculo del las personas con el ambiente?, creo que una carencia del socialismo en Cuba es que se sigue viendo a la naturaleza como un reservorio de recursos de los cuales servirse en los del desarrollo y no como un espacio único para el desarrollo de la vida sin el cual todo lo demás no puede existir.
Mi querido tutor, Pla. Es un gusto verle por acá. Me aprovecho frescamente de su reflexión para colocar la mía.
Ciertamente, la misión de nuestro partido es muy importante en el proceso de construcción de esa sociedad otra a la que aspiramos, pero no del PCC como un sujeto abstracto y supraterrenal, sino como una organización activa cuya vitalidad proviene de la militancia.
A esa militancia partidista le corresponde educar políticamente al pueblo no solo en la concepción Marxista Clásica, sino también en esas visiones que- desde Cuba, América Latina y el Caribe – han puesto el dedo en la llaga al imperialismo.
Acercar al pueblo, debatir con el pueblo el drama humano mundial pero también construir de conjunto las alternativas para existir de otra manera que no sea la capitalista. En fin, contribuir a la formación de una subjetividad descolonizada, antimperialista y antipatriarcal. Considero que esta es una tarea esencial y enorme desde la cual el Partido Comunista de Cuba debe tributar a que en nuestro país no haya regresión al capitalismo.
Buenos días. El tema de hoy es también una provocación al pensamiento. Yo he seguido a un Maestro de Juventudes indispensable para enfocar estos debates. Me refiero a Fernando Martínez Heredia. Él identificó problematizar y preguntar como los verbos de nuestro siglo.
Cubadebate es un reservorio de sus textos, que desde el título ofrecen claves en la búsqueda de ese futuro mejor, que ha de ser construido por nosotros. Nos dice mucho en Los símbolos nacionales y la guerra cultural, Siete retos para los jóvenes de América Latina, Cuba entre tres imperios y En Cuba tenemos que cambiar bien el realismo terco con la imaginación.
En ese sentido, pregunto: ¿hacia dónde se mueven la producción teórica y los referentes de los jóvenes cubanos desde que Martínez Heredia no está físicamente? Él sigue siendo vigente y vital, me lo confirma su legado:
“(…) Hoy es cuestión de vida o muerte para la Revolución que nosotros aprendamos a pensar, situarnos, valorar y asumir criterios propios; a comprender el movimiento en su conjunto”.
¿Es vital para ustedes?
Total Yanetsi, gracias por traernos a Fernando. En el Instituto Juan Marinello los miembros de la Cátedra Gramsci tratamos de llevar a la práctica sus lecciones todos los días, lecciones que no aprendimos desde la platea, sino conversando con él en los pasillos, conspirando para ser mejores intelectuales y revolucionarios cada día, susurrando los chistes más profundos. Y leyéndolo. Qué bueno saber que él se sembró también en muchos otros lugares de Cuba
Te quería agradecer también por mencionar a Fernando. Muchas de las ideas que defendemos se las debemos a su magisterio y a aprendizajes que tuvimos la suerte de hacer junto a él. Sus enseñanzas y ejemplo de vida son un compromiso constante para el combate revolucionario. La definición de la cubana como una revolución socialista de liberación nacional es una formulación que le debemos a él, que la defendió con pasión y rigor, durante muchos años, a contrapelo de otras interpretaciones.
De acuerdo completamente Yanetsy. Gracias por visibilizar a Fernando y fíjate que digo visibilizar porque realmente ha estado presente todo el tiempo. No tuve la oportunidad de compartir con él todo el tiempo que me habría gustado pero fue suficiente para que dejara en mi pensamiento una huella indeleble.
Creo en la utilidad del ejercicio de pensar crítica y contextualizadamente.
Definitivamente, si. Para mi también es vital
Es muy interesante el tema que se trae a debate. Realmente el socialismo ha sido uno de los elementos que ha definido al proyecto nacional cubano en los últimos sesenta años. También es uno de los aspectos más impugnados por la contrarrevolución histórica. La caída del Muro de Berlín parece darle la razón a los que postulan la imposibilidad histórico del socialismo. A lo cual se suma el ascenso del pensamiento conservador y ultrarreaccionario en el mundo entero.
Una gran pregunta que nos podríamos hacer es: ¿Sigue siendo el socialismo una opción para que una nación construya una sociedad más justa y plena?
Yo creo que el primer punto fuerte en favor de esta opción es constatar la imposibilidad de lograr esto desde el capitalismo, de manera especial para los países subdesarrollados. Por eso tiene un valor importante estudiar y exponer las barreras objetivas para que un país subdesarrollado pueda avanzar hacia el desarrollo dentro de los límites del capitalismo periférico.
Pero se abre una segunda pregunta igualmente importante, ¿puede llevarnos el socialismo hacia el desarrollo? En primer lugar habría que preguntarse, ¿cuál desarrollo? Di se concibe el desarrollo como garantizar un nivel de consumo para todos como el que existe en los países desarrollados, la respuesta parece ser negativa. Las experiencias de Vietnam y China aun están por mostrar sus últimos resultados, pero no parece muy emancipador desencadenar un proceso de acumulación capitalista. Además de que no parece posible sin la participación activa de los capitales extranjeros del mundo desarrollado.
Antes bien, parece evidente que los patrones de consumo y sistemas de necesidades que nos llegan del mundo desarrollado nos mantienen atados a los paradigmas técnicos de la modernidad capitalista, los cuales se convierten en un obstáculo para el despegue de una racionalidad económica socialista basada en la planificación democrática de la economía. Entonces lo que necesitamos es un nuevo concepto de desarrollo y una gran educación popular en dirección a modelos de consumo sustentables.
Pero eso no es lo que tenemos en Cuba. En ese sentido podemos decir que en materia económica el socialismo cubano está frente a contradicciones análogas a las que se encontró el socialismo real en el siglo XX. Un socialismo que en vano intenta competir con el capitalismo dentro del paradigma de eficiencia de este, lo cual lo hace ser endémicamente ineficiente.
Otro problema es el de la democracia. No se ha encontrado el sistema político que propicie la participación popular que se hace necesaria para la construcción socialista. Esto es así por la monopolización de las decisiones en manos de una vanguardia partidista. Si la competencia política de los partidos es enajenante, también es enajenante la marginalización de la diferencia en un sistema sin espacio para la crítica o impugnación de la élite dirigente.
Son solo algunas ideas para contribuir al debate.
Coincido en que debemos apuntar a un paradigma distinto de desarrollo, cuyo objetivo no sea la producción indiscriminada de bienes materiales sino la satisfacción de las necesidades de las personas, su crecimiento cultural y espiritual, y una existencia humana plena y emancipada, en una relación armónica con la naturaleza.
En cuanto a la democracia y la participación en el socialismo creo firmemente que dentro de la Revolución hay varios proyectos y caminos, que comparten como objetivo el socialismo y la liberación, y ellos deben gozar de espacio en igualdad de condiciones. Algunos pudieran alegar que eso debilitaría la unidad y le haría el juego a los propósitos del enemigo. Una unidad consciente como resultado del consenso entre distintas posiciones revolucionarias después de un debate libre y abierto será siempre más sólida que la obtenida a través de la obediencia y el unanimismo. En el clima asfixiante de esta última lo único que se fomenta es la doble moral, el oportunismo y el arribismo. La mejor formación de un revolucionario es el debate y la lucha ideológica constantes.
Buenos días. Quiero comenzar agradeciendo a quienes seleccionaron esta temática para debatir el día de hoy, precisamente ,cuando conmemoramos el 202 aniversario del natalicio de Carlos Marx. No hubieramos podido pensar un mejor homenaje.
He leído los textos motivadores y cada uno de los comentarios y me alegra mucho que estemos debatiendo con esa profundidad.
Me han llamado mucho la atención los desafíos propuestos por Rafuls para el logro de una verdadera PARTICIPACIÓN CIUDADANA. En ese sentido me gustaría incluir algunos otros tomando como base el concepto de democracia que Iramís ha asumido en este mismo foro.
A mi juicio son desafíos de gran trascendencia los siguientes:
1. Comprender el papel de la cultura como eje transversal de la totalidad de los procesos y las relaciones sociales. O sea, asumir su condición de producción simbólica. De esta suerte el ejercicio del gobierno se convierte en una constante producción de símbolos y significados que bien pueden afianzar la dominación imperialista en la subjetividad de las personas o puede estimular sus capacidades reflexivas en función de la verdadera emancipación.
2. Que los cuadros políticos y administrativos, sobre todo lo de los de nivel intermedio y de base, internalicen la importancia estratégica de su preparación teórica y de conocer – no solo desde el punto de vista empírico- «los factores del país» como enunciara José Martí.
3. Garantizar los mecanismos para que las personas realmente tengan una participación protagónica en la toma de decisiones, especialmente desde lo local. Y no solo de esas decisiones que requieren plebicito, esos ya estan engrazados. Se trata de esas vías que hagan efectiva la desición popular sobre las políticas públicas a implementar en todos los niveles.
Una vez más muchas, a la AHS, gracias por la oportunidad de dialogar y por no dejarse vencer por la COVID 19.
Sin dudas el tema de las libertades es apasionante. Imagino el regocijo de los fraceses y norteamericanos cuando pudieron plasmar en sus constituciones la obligación de poner límites a las monarquías o a los estados ante los derechos de los nacientes ciudadanos. Pero el capitalismo, bien entendido el asunto, lo dejo ahí, en la letra, o es que vamos a olvidar que la opulencia del Primer Mundo se ha basado justamente en lo contrario: limitar la libertad de opinión, de expresión y de organizacion de los asiáticos, los africanos, los latinos, de las grandes mayorías inconscientes de que apenas son utilizados para respaldar el voto de candidatos que proponen otros? Es que más allá de nuestras limitaciones internas y perjuicios la libertad puede existir así en abstracto, solo bajo determinadas condiciones??? Es un tema para pensar
Bueno los comentarios y las provocaciones de los foristas comienzan a teñir el debate. Saludo esta iniciativa cuarentenaria. Pienso que una de las estrategias más saludables a escala social, en este momento, debe corresponderse con el esfuerzo por repensar críticamente en contexto en que se desarrolla nuestra vida social. Probablemente todos crememos que la Covid-19 ha cambiado determinantemente las reglas del juego. Hay que detenerse a meditar más en serio. Tal vez todo esto es el resultado de la degradación de múltiples entornos, incluidas las estructuras políticas, los modelos nacionales y las narrativas más generales de la sociedad contemporánea. En efecto todo estaba cambiando desde hace décadas. Ha sido el estado vegetante de muchas áreas de nuestro pensamiento social lonque no nos ha permitido advertir esa transformación, interpretarla con coherencia y plantearnos diseños intelectuales, políticos y económicos más coherentes.
Esta reflexión se inserta en el núcleo de algunas de las tesis que ya están colocadas en este debate. Hablamos de socialismo y Nación, partimos de la reflexión histórica que tenemos a la mano, el problema sería ahora, la interrogante más arriesgada radicaría en el hecho de comprender, adelantarnos incluso a ¿ cuáles serán los rasgos que incorporarán ambas categorías en el futuro inmediato?
En mi opinión una sesgo archi repetido en nuestros análisis coloca la visión rígida de un socialismo, el del modelo de signo soviético, enfrentando a las iniciativas ideológicas en varias etapas y una Nacion en construcción lineal e invariable que avanza durante tres siglos en Cuba. Ambas tesis, lo sabemos, son falsas. Carecen de un andamiaje cultural, capaz de establecer perspectivas más integradoras y holisticas que solo pueden debatirse en el ámbito de la construcción de sentidos, imaginarios y proyectos individuales y colectivos.
Es probable, lo planteo como interrogante, que el desafío mayor que tengamos sea sobreponernos a la reflexión sobre la experiencia soviética y avanzar e los resagos de esa cultura que sobreviven en nuestras prácticas cotidianas. El problema principal de nuestro pensamiento crítico no radica en el hecho de no pensar, sino en el asunto de no hacerlo con las bases correctas. El tema de la democracia, el mercado, las relaciones económicas, las relaciones sociales, el partido, la sociedad civil, la participación ciudadana, pueden entenderse a la usanza de un mundo como el del siglo XX cuando apenas iniciaba la corporatibizacion del Estado, la guerra fría invisibilzaba contradicciones muy profundas en varias regiones del.mundo y los intelectuales actúabamos cual conciencia critica de la sociedad. Ahora se trata de resemantizar esa categorías desde un plano de enriquecimiento teórico que pretenda ir más allá de las «armas selladas del capitalismo» y claro también sobreponernos a las «armas melladas del sociaslimo» que se vuelven en su contra.
En efecto hay que rescatar, creo yo, la indagación procesal, compleja, que vuelva sobre el devenir de los problemas. No se si coincidamos pero nuestra urgencia no radica en cómo actuaban los pesepistas, juzgar la NEP, leer los archivos de los juicios de Moscú, o retornar como un bucle a la «acumulación democrática del capitalismo» frente a «la vocación totalitaria del socialismo» que nos ha presentado el flanco enemigo y han respaldado muchos de los tropiezos de la izquierda. Tenemos que volver sobre estos errores pero con la.pretensión de comprender las reglas contemporáneas de la única cultura orgánica que ha existido, articular la contrahegemonia y partir de los procesos culturales contemporáneos como la forma principal de apostar a la emancipación. Lo otro son viñetas, nos entretiene pero son fórmulas no definitivas.
Para el socialismo y la Nación posCovid serán determinantes la negociaciones sobre la base de nuevos pactos sociales, capacidad práctica de las instituciones, hegemonía de la comunicación, nuevas relaciones productivas y reconfiguración delos límites socioculturales de la nación que incluye, claro está, la vocación de muchos actores comprometidos con el proyecto de liberación nacional. Por ahí van algunas investigaciones a pensar que se me ocurren. Abrazos a todos.
Hola me sumo al debate y pues la contínua
La contínua consolidación de nuestro socialismo requiere continuar retroalimentándose de los principios de equidad social tomando en cuenta y respetando la esencia propia de cada individuo .Atravesando así desde el elemento más particular_local hasta el más general.Sobre todo trasladando el énfasis en una mayor equidad en los resultados , pues como apunta Marx la verdadera igualdad consiste en el tratamiento desigualdad a situaciones desiguales.
Excelente acotación Yudenys. Precisamente Marx nos muestra que, aún en el socialismo construimos con los conceptos burgueses. De ahí que plantee la necesidad de hacer estallar todos los modos de apropiación anteriormente existentes. Ello resalta la importancia de la lucha teórica.
Saludos y muchas gracias a la AHS por propiciar este debate. Abro fuego contra mi querido profe Rafuls con el siguiente comentario: ¿son realmente excluyentes democracia y socialismo? Yo me situaría en que una de las causas históricas de los movimientos socialistas ha sido precisamente la extensión y profundización de la democracia, no solo entendida en su faceta pública (partidos, voto, prensa, que les fueron negados a los trabajadores y otros sujetos oprimidos) sino la democracia también en sus aspectos económicos, en la capacidad del trabajo asociado de regular y controlar. Pero la democracia ha adquirido tintes y tonos tan particulares, al volverse parte de esa Vulgata planetaria neoliberal z que ya nos resulta difícil imaginarla de otra forma que la democracia liberal, acotada, restringida y vacía de contenido. Sucede entonces que la lucha socialista no puede no ser democrática, extendiéndola a todos los aspectos de.la vida, públicos y privados, la familia,la empresa, el Estado. No solo porque el triunfo total de la política permite rehacer el mundo a la medida de lo humano, sino porque en el propio proceso de democratización, de transición socialista, es también el proceso dónde las masas consiguen su autodeterminación, donde la soberanía popular se ejerce como capacidad autónoma. El pensamiento reaccionario de hoy rechaza la democracia y, a diferencia de sus epígonos de la guerra fría o el reciclaje light del Fukuyama de los noventa, cada vez han llegado a desconfiar más de la democracia como concepto y realidad, por ser está incompatible con el capitalismo. Los ejemplos de restricciones de derechos al voto son múltiples, por mencionar un ejemplo como podrían ser la exclusión racista, la xenofobia, a lo largo y ancho del mundo y en particular en EE.UU., «baluarte» de la «democracia liberal». Los enemigos de la democracia prefieren al consumidor soberano que al ciudadano, y al Estado modelado como una empresa que la acción colectiva en el espacio público, la privatización a lo común. La democratización no es el horizonte último de la lucha socialista, pero es indispensable para la constitución de sujetos críticos, para la autodeterminación de las masas que aprenden el arte de asociarse y producir juntos.
El socialismo (y cuando digo socialismo no me refiero a los experimentos donde se han aplicado recetas socialistas sobre un sistema de producción capitalista, sino al escenario donde se ha establecido un sistema socialista desde la constitución misma) ha mostrado gran incapacidad para mirarse a sí mismo y señalar sus errores, lo que ha traido como consecuencia una degeneración reflejada en el nivel de vida social a mediano y largo plazo.
Un sistema demuestra ser muy débil cuando es incapaz de tolerar la crítica y prueba de ello es el inevitable empeño en el control de la prensa, la cual en muchos casos termina sucumbiendo ante el poder político
Cierto es que el tema sugiere incorporar no pocos elementos y aspectos que inevitablemente se tornan complejos.Sin embargo nos permite acercarnos o repensar un grupo de cuestiones que en fin de cuentas son necesarias para continuar estimulando la conciencia crítica así como la participación,esta última entendida como uno de los valores fundamentales concebidos para el desarrollo democrático y social aspirado por nuestro Socialismo.
Quiero agradecer a tod@s por este debate necesario. Antes de que haya leído en detalle cada comentario -estaba publicando en La Tizza un texto para celebrar el 202 natalicio de nuestro Carlos- puedo adelantar que la soberanía de los pueblos no es equivalente a la soberanía de los Estados-nación. La burguesía, en cuanto clase dominante, hace pasar sus intereses particulares por «el interés general» y es capaz de vertebrar un patriotismo y nacionalismo que les han dado y les dan muchos brazos y piernas a las guerras del capital. La extirpación de los apellidos políticos es una de las operaciones culturales que con más cuidado realiza la burguesía. La «Nación», la «Patria», la «Libertad», la «Democracia», con mayúsculas e instituidos como principios universales son en realidad la nación, la patria, la libertad y la democracia burguesas. «Lo nacional» es un velo de las luchas de clases y un dispositivo inhibidor de las rebeldías. Todo atentado contra la dominación burguesa se presenta como un atentado contra la «Unidad de la Nación». La academia ha sofisticado en la última década los secuestros del lenguaje y de las nociones; la ONU es un actor institucional clave para los equilibrios de las naciones burguesas; esa es en realidad su función: mediar para balancear los contrapesos de las burguesías «nacionales» que detentan la conducción de los Estados. Con ese «santo y seña» internacionalizado queda poco espacio o ninguno para concertaciones de los pueblos (ALBA-TCP, CELAC, CARICOM, etc.). En Cuba, la noción de soberanía está tendiendo a desligarse peligrosamente de la noción de socialismo, cuando fue este último el que nos la ganó. En algunos sectores, parece comenzar a formar parte de una lógica de administración o arbitraje “propio” de las relaciones capitalistas que se van instalando en la sociedad. La soberanía comienza a ser defendida tácitamente como un arnés que decidimos poner “sin injerencias” a la bestia capitalista para conducirla y no como el cerco que le hacemos para asfixiarla. Si la soberanía es un valor político del socialismo cubano, no puede ser, por tanto, el signo de una “autodeterminación” sobre elementos que nos alejen de él. Anoto aquí que también la idea de unidad, o una parte de ella, está sirviendo de manto para la conciliación de intereses diferentes y contrarios. Esto quizás explicaría el que se refrende la sindicalización tanto de dueños de negocios como de sus empleados en el vigente Código del Trabajo (“El Estado reconoce y estimula a las organizaciones sindicales que agrupan en su seno a los trabajadores de los diferentes sectores y ramas de la economía y representan sus derechos e intereses específicos, con independencia de la naturaleza o características de su relación de trabajo”, ver capítulo II, artículo 12 del Código del Trabajo, en Gaceta Oficial Extraordinaria, La Habana, 17 de junio de 2014, p.455., disponible en http://www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2014/06/codigo-del-trabajo-de-la-republica-de-cuba.pdf.)
Hay una contradicción que me parece ha resultado insuperable para la democracia socialista, que parece se puede resumir así: ¿cómo ser socialista sin dejar de ser democracia?
Me explico. Cuando se le intenta poner cortapisas a priori a lo que es aceptable y lo que no dentro del arco de ideas políticas que puede haber en una comunidad, se está impidiendo el proceso de autoformación del sujeto popular. Se está incurriendo, si se quiere, en una pedagogía autoritaria. Que lo que genera es un sujeto popular pasivo, eterno menor de edad que solo espera por las orientaciones de la vanguardia.
Yo creo que debe haber una organización de la vanguardia. Pero creo que su intervención en la formación del sujeto popular debe ser mucho más dialógica, como facilitadora. También creo que se debe generar un marco para que la democracia, en sus manifestaciones políticas, pueda encauzarse de un modo no enajenante hacia los verdaderos intereses de las clases populares.
Pero creo que la dura pedagogía de la intolerancia, y la cultura del monolitismo que desgraciadamente se han desarrollado en el socialismo cubano, también por la imposición del permanente estado de sitio, va en contra de la existencia de un paradigma real de participación.
Saludos a todos.
Nuestro país cuenta con una experiencia acumulada sobre la implementación o aplicación del socialismo tanto fuera como dentro de nuestras fronteras nacionales suficientes como para formular un proyecto de modelo socialista contextualizado al cual, a mi criterio, se deben integrar entre otros aspectos: En primer lugar los principios fundamentales del socialismo como sistema. 2- El ideario y pensamiento nacional como resultado ineludible de los valores de nuestra historia patria. 3- Potencialidades e insuficiencias actuales en lo económico, político, social, cultural y educativo, entre otras esferas, en aras de proyectar soluciones que contribuyan al desarrollo de cada una de estas. 4- Perfeccionamiento en las relaciones exteriores. 5- Apertura a las comunicaciones y al desarrollo científico-técnico teniendo en cuenta las propuestas surgidas fundamentalemnte en nuestros centros de investigación. 6- Pensar en el bien común e igualdad de derechos y deberes para todos los ciudadanos.
Reitero, son algunas cuestiones. No obstante esto debe estar acompañando de la concientización ciudadana de pensar como país, o sea, de actuar en correspondencia con nuestros principios, sentido de colectividad y bien común. Desarraigar de las mentes la exaltación de la individualidad y afianzar el paradigma de que, solo unidos crecemos y alcanzamos metas superiores.
Quería sumar otro tema al debate, muy relacionado con el nexo entre nación y socialismo, y es la necesidad del internacionalismo para las experiencias socialistas nacionales y las luchas populares de liberación. Cuba es una isla socialista rodeada de un océano capitalista, y mientras siga aislada en ese mar de relaciones capitalistas, estará en peligro. Por lo tanto ninguna victoria será total o definitiva mientras exista imperialismo, mientras exista capitalismo. Por eso entendemos que la revolución no puede enclaustrarse en fronteras nacionales. Actualmente el mejor internacionalismo que puede brindar la revolución cubana es resistir, seguir existiendo como faro, como ejemplo, además de continuar prestando siempre su ayuda, su concurso, su experiencia a todos los revolucionarios del orbe. De la misma forma, la mejor solidaridad que se le puede brindar a la Revolución Cubana, además de estar vigilantes y prestos a defenderla ante cualquier ataque imperialista, además de difundir sus verdades y realidades, falseadas por la propaganda de los poderosos, es desatar procesos revolucionarios y socialistas en el resto del mundo. A la revolución cubana la amenaza no sólo el imperialismo sino las posibilidades reales de restauración capitalista que hoy coexisten en su seno. Para conjurarla y que sigan predominando en Cuba las relaciones sociales solidarias, el humanismo, la justicia, será indispensable la extensión de la revolución socialista mundial a otros países de América y de los demás continentes.
Siento un enorme placer haber compartido este rato. He disfrutado de un debate enormemente enriquecedor. Nadie nunca dejare aprender.
Gracias a los foristas y a la AHS. Un gran homenaje a Marx
Ha sido una muy buena iniciativa el debatir sobre un tema tan polémico en la cuba de.hoy. Gracias a la AHS por este espacio.
Luego del derrumbe del socialismo en la URSS se pensó que este había sido un fracaso. Algunos piensan que el capitalismos venció sobre el socialismo y este se desvaneció como un castillo de naipes. Sin embargo otras experiencias han denotado que el socialismo continúa vivo lo que se tiene q adaptar a las condiciones existentes de cada país.
El socialismo en la URSS se desploma por contradicciones internas, pero eso no quiere decir que el socialismo en sí este deformado y no sirva. Fidel mismo en un discurso nos anuncio el desplome del socialismo en la URSS y debíamos estar preparado por si ocurriera y no caer como efecto dominó
La revolución cubana está construyendo un socialismo propio en el.cual a lo.largo del tiempo ha tenido contratiempos pero ha sabido reconocer sus errores y los ha solucionado para seguir adelante. La revolución cubana es un ejemplo para los pueblos de América que si se puede construir un sistema contrario al capitalismo, el cual cada vez se deteriora mas, no es tarea fácil, pero tampoco es imposible. Lo que se necesita es voluntad de crear esa sociedad justa con todos y para el bien de todos. Cuba no está construyendo un socialismo al estilo de la URSS ni al estilo chino ni vietnamkta, el socialismo que estamos construyendo es un socialismo cubano, con nuestra ideosincracia y ha sido referente para que la América Latina despirte y quiera construir sistemas sociales justos y equita
Justos y equitativos. El socialismo aún continúa aunque algunos piensen q se desplomó en el 1990 y fue un fracaso.
buenos días,
Primero agradecer tal espacio de discusión y aprendizaje comprometido.
Parece cuanto menos problemático excluir antagónicamente democracia y socialismo cuando este último parece valer solo si entendido como ejercicio constante de socializar los modos de vivir. Como Lenin decía la democracia siempre va asociada al poder se sujetos específicos, no obstante hasta en la Grecia antigua es un avance esta idea de poder que supone socializar el ejercicio político aunque siempre implica la exclusión de elementos sociales específicos. Más allá de una discusión histórico-filosófica lo cierto es que hoy una alternativa al capitalismo implica articular una ideología y un proyecto de emancipación dentro de este significante. Pues es el valor regulador de la subjetividad política en la contemporaneidad. Los procesos de democratización siempre han sido resultado de profundas pugnas de los más oprimidos, desde el sufragio universal hasta la redemocratización en América Latina. En el caso nuestro debemos verla como el espacio para reconfigurar la hegemonía socialista, no podemos regalar el significante más importante de la lucha política actual al discurso liberal y capitalista. Esto no tiene que ver con que sea evidente para nosotros su falsedad representativa, si no con el hecho de que es el código desde el que millones de personas juzgan lo sistemas políticos. Recuerdo como un pobre morador de calle de Porto Alegre, un día al saber que yo vivía en Cuba y yo decirle que en mi país atendíamos a todos los que viven en esa condición me dijo: “pero tu no eliges al presidente” (a lo que claro sobrevino mi explicación). No podemos recusar ese debate y ese espacio porque es el lugar desde donde millones determinan sus afectos políticos. La democracia liberal -representativa excluye el debate de las condiciones materiales de posibilidad de la participación política. Nuestra sociedad ha construido un portentoso modelo de socialización de la riqueza social a partir de la distribución del gasto público y la construcción de un sistema de relaciones de trabajo que protegen al trabajador, base de un ejercicio ciudadano real. Mas esto no niega que las condiciones de guerra del socialismo cubano, la herencia centralista de nuestra historia subdesarrollada y el marco de significación del socialismo han permeado un modelo institucional de desarrollo de este proceso caracterizado por el centralismo estatal. Centralismo que en otras palabras implica la concentración de decisiones y de la evaluación de las mismas y sus actores, en estamentos sociales profesionalizados (cuadros administrativos y políticos) así como en la escala nacional por encima de lo local-municipal-comunitario. Nuestro diseño democrático ha estado sustentado en fuertes consensos nacionales que son encausados por una dirección política que aglutina la legitimación aprobación de la sociedad civil algo así como una democracia plebiscitaria. Lo que en los últimos años venimos ensayando en diversos procesos es la construcción de otro modelo institucional de dirección más colegiada, de redistribución y acercamiento de las decisiones a la escala local y municipal. Son esos pasos en un proceso que debe fortalecer las instancias de control del estado frente a las administrativas y gubernamentales, el control sobre los procesos empresariales d ellos trabajadores y las comunidades donde están ubicadas, así como la promoción de una cultura política basada en el respeto al otro y la corresponsabilidad. Mas creo que es importante saber que estas no son opciones políticas son imperativos de la realidad. Pues en el contexto extremadamente agresivo donde se desarrolla el socialismo cubano generar proceso de legitimación afectividad política y en consecuencia reproducir una subjetividad socialista pasa por una profundización de los procesos de participación protagónica. Toda vez que las actuales condiciones de las comunicaciones, la globalización del consumo informacional y cultural, la relación con los procesos de emigración hacen muy difícil la satisfacción de las demandas de la sociedad desde medios de decisión y reproducción ideológica centralizados. Ello implica un profundo proceso de cambios en las instituciones (dentro del estado se observa la intención en el diseño de la nueva constitución, que en tiempo de pandemia ha permitido observar una dirección más colegiada) fundamentalmente las estructuras del partido y las organizaciones de masas para que puedan representar las demandas, valores, significantes de la sociedad civil , cuando hoy dan claras muestras de déficit en su capacidad de expresar esos nuevos espacios y códigos. Reflejo de sus estructuras centralizadas de selección de cuadros y reproducción y control de sus dinámicas de funcionamiento. Si la realización material de las expectativa de consumo y calidad de vida no parecen que vayan a mejorar en el corto plazo dado que el Imperio sigue allí, solo nos queda como salida profundizar la democratización de nuestra acción política para crear otros espacios de realización subjetiva, cohesión social y solidaridad humanista (digo humanista porque el capital es también solidario e internacionalista entre los propietarios).
Amigos, estoy muy contento con el nivel de las ideas que se han manejado en Forodebate y por la seriedad y respeto de todas las intervenciones.
Quiero invitarlos a continuar este intercambio de ideas sobre el tema Nación y socialismo en forma de un dossier especial de la revista ZONA CRÍTICA.
Si están interesados en colaborar por favor dirijan los trabajos a jenovaez1990@gmail.com. ***Es importante que el correo incluya también los datos del autor para el correspondiente pago.
Además del dossier los textos de divulgaran por nuestro canal de Telegram @zonacritica.
Colaboren con nosotros y contribuyamos a ampliar este debate.
Lo otro que quería decir es que la sostenibilidad de la liberación nacional que es ganada por el socialismo la provee el internacionalismo, entendido este no solo como proyección desde un ámbito nacional hacia fuera de ese ámbito, sino sobre todo, hacia dentro. Me explico mejor, no son solo internacionalistas los revolucionarios que salen a pelear a otras tierras sino que entiendo hoy como internacionalistas a todos aquellos que luchan en sus países por derrocar al capitalismo, pues esa es la contribución más efectiva que puede hacerse al debilitamiento de la hidra capitalista. Es decir, el internacionalismo implica no solo un desplazamiento afuera, sino una cualificación adentro. Hay compañeros que viven pregonándolo, hacen «donaciones» para endulzar la conciencia pero no son capaces de alentar, compartir y encabezar tareas revolucionarias anticapitalistas en sus países.
Ha sido un placer compartir con todos este espacio de aprendizaje colectivo. Muchas gracias a la AHS por hacerlo posible. Ojalá sigamos encontrándonos para profundizar en estos temas, que son vitales para nuestra existencia. Quería recomendar esta antología sobre el pensamiento de Fernando Martínez Heredia http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20180524041744/Antologia_Fernando_Martinez_Heredia.pdf, y este artículo de Néstor Kohan sobre el marxismo y la cuestión nacional http://latinoamericanos.posgrado.unam.mx/publicaciones/deraizdiversa/no.5/5._Marxismo_y_cuestion_nacional_Nestor_Kohan.pdf. Gracias a todos por sus comentarios.
Las transformaciones que se desarrollan no
transcurren sobre un lecho de rosas ni existe un
criterio unánime de aprobación de las mismas. A
priori se desdibujan cuatro visiones en el país sobre
los procesos de reformas en marcha. Para algunos, los
actuales cambios económicos significan un paso atrás
en la dirección de la introducción de mecanismos de
mercado y la dejación de las vías “socialistas” que se
entronizaron con la tradición y la ortodoxia ideológica. Otros, los aprueban como un mal
necesario, con reconocimiento de algunas de sus
partes. Un tercer grupo sostiene la concepción de que
las actuales transformaciones son medidas tácticas
transitorias que en un determinado momento se harán
reversibles y se volverá al añorado modelo ortodoxo
anterior, paternalista e ineficiente en algunos de sus
elementos decisorios pero sin los lastres lacerantes del
mercado. Para la mayoría, entre los que me
incluyo, se está en presencia de pasos hacia adelante
en el camino de alcanzar la imprescindible
socialización de la propiedad en su necesaria
diferenciación de la estatización y la consolidación del
poder popular real, como vía para realizar los grandes
objetivos de justica social del socialismo, no exento de
riesgos y acechanzas para la nación en el futuro.
Tal vez, los retos sociales sean los mayores que le
imponga el cambio del modelo a la tradición
socialista, convertida en modo existencial de la
población en Cuba por más de cinco décadas Ya Lenin había alertado: No podemos dar una
definición de socialismo; cómo será el socialismo
cuando alcance sus formas definitivas, no lo
sabemos, no podemos decirlo7
Los principales ejes para definir el socialismo han
girado alrededor del sistema económico, el tipo de
propiedad y las formas de estructurar y ejercer el
poder político. Hasta hoy las discusiones científicas
continúan. Paradójicamente las diferencias en la
izquierda se ahondan sobre este tema con el paso del
tiempo.
Ya en el 2005 Fidel Castro había alertado “Una
conclusión que he sacado al cabo de muchos años:
entre los muchos errores que hemos cometido todos,
el más importante error era creer que alguien sabía
de socialismo o que alguien sabía cómo se construye
el socialismo”.
La dirección de la Revolución ha llamado a una
construcción sin prisa pero sin pausa, que evite el
inmovilismo y a la vez las improvisaciones mutilante
del experimento social. Se transita por el fio de la
navaja, donde los errores pueden llevar al abismo y
colapsar irreversiblemente las mejores ideas y sueños.
En debate se centra entre el socialismo deseado y el
socialismo posible, las brechas sistémicas y los modos de alcanzar los objetivos. A diferencia de otras etapas,
los márgenes para los posibles errores en la
concepción e instrumentación de las estrategias
modernizadoras son muchos menores y pueden
provocar peligros potencialmente aniquiladores para el
sistema, a partir de fragilidades internas y acechanzas
externas. Se transita por el filo de una navaja al borde
del abismo.
En Cuba, se pueden encontrar seis modelos ideales de
socialismo y capitalismo en la discursividad cotidiana
y muchas más combinaciones de unos y otros, que
demuestran la riqueza en el pensamiento de la nación
y a la vez las contradicciones subyacentes en la
policromía ideológica existente en el mundo
académico, político y habitual. Se debe señalar, que el
sentimiento nacional predominante concuerda con las
ideas socialistas mientras que las alternativas
capitalistas se centran en relativamente pequeños
grupos de nostálgicos de prácticas pasadas, personas
que perdieron la fe en la realidad socialista acumulada
u otros deslumbrados por las representaciones del
capitalismo globalizado y las luces enceguecedoras para algunos, que emergen de los centros de poder.
Otro tema que quisera acotar es sobre el de democracia. La democracia se ha catalogado como «poder del pueblo» es el pueblo el que debe establecer las leyes que se efectúen en el país. Sin embargo esto entra en contradicción con países capitalistas que se creen democráticos por excelencia y las leyes solo recae en un grupo de personas que pueden recibir el nombre de Senado o congreso que en la mayoría de los casos no responde a los intereses de la mayoría de la población. Sin embargo en el socialismo y aquí me centro en el caso de cuba socialismo y democracia van de la manos. Todas las leyes absolutamente todas se someten a consulta popular de la poblacion, esa población plantea sus inquietudes y luego se lleva a cabo por expertos de la meteria. Claro se necesita de expertos que vean la viabilidad de los panteamientos y ellos verán si es si es factible o no ya que si se les da absoluta libertad al pueblo para que hagan las leyes la verdad que sería un caos porque por muy culto que sea el pueblo hay temas que requieren el visto bueno de especialistas en la materia. Pero por ello no vamos a decir la democracia no tiene cabida aqui en el sistema socialista la democracia y el socialismo son sinónimos en ambos el pueblo, la masa trabajadora son escuchados los planteamientos y se tiene en cuenta, muy diferente al sistema capitalista donde se banaglorean diciendo que son democráticos por excelencia y las leyes solo las promueven unas mayoría y en la mayoría de los casos solo beneficia a es capital a esa minoría rica beneficiada por el capitalismo
El ejs central que convocó este debate es Nación y Socialismo. Como pudieron apreciar, un tema que nos toca a diario. Muchas son las apreciaciones y puntos de vistas entorno a ello, pero debemos considerar que cuando se habla de Nacion y/o Socialismo, hay que hacer referencia obligatoria a otras categorías, mychas de ellas aqui aludidas, por ejemplo: democracia, libertad, derecho, desarrollo, política, igualdad, estado, gobernanza, participación popular o ciudadana, entre otras. Y es que aun nos falta mucho por construir ese socialismo del Siglo XXI
Hola. Gracias por la oportunidad. Creo que más que la pregunta entre la mutua exclusión entre socialismo y democracia, que creo ya está superada por el mero planteamiento ideológico de la historia del pensamiento socialista. Lukács y Luxemburgo son de los más grandes exponentes del socialismo libertario y democrático que surgió como respuesta al totalitarismo stalinista del que el modelo soviético no logró desembarazarse del todo. Una cuestión de vital importancia ha de ser el reconocer que nación y socialismo no son términos equivalentes en ningún caso a menos que se quiera negar la propia historia que no estuvo signada por tal movimiento hasta 1961 o la existencia de una nación emigrada que independientemente del actuar histórico de su sector más radical de derechas pertenece a nuestro concierto nacional. Otro asunto inevitable en este debate debe ser el de las profundas contradicciones que en la praxis socialista ha generado el reconocimiento de los derechos humanos de primera y segunda generación y el principio de socialización de los medios fundamentales de producción. La propiedad privada ni es un constructo, ni puede ser negada. Los derechos humanos son inherentes a la persona; sin embargo en la búsqueda de una sociedad más justa (que es uno de los principios que mueven hacia la democracia) ha de ser limitada para garantizar el derecho a una vivienda digna o a un salario justo, etcétera. Cabría preguntarse entonces si la estatalización de los medios de producción equivale a su socialización y si aquella no debe ser mesurada en aras del bien común. Buen día.