La danza es efímera, trabaja una y otra vez desde un espacio y un tiempo, con insistencia, para ser vista en un instante. Para presentar cuerpos, que históricamente tienen este espacio como diálogo. La danza contemporánea toma como pretexto cierta irreverencia en el aquí y el ahora. En ocasiones viaja al pasado pero es para disentir o fijar su memoria histórica.
La danza contemporánea es un acto de resistencia desde el cuerpo.
El pasado fin de semana Danza Contemporánea de Cuba (DCC), contó en el Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso con dos fines de semana consecutivos, en memoria a los 60 años de su debut como Conjunto Nacional de Danza Moderna. Dónde eran los inicios de un movimiento, de una técnica, de una manera de intervenir en la danza cubana.
Para este homenaje tuvieron espacio obras como: La Ecuación (2004), Mambo 3XXI (2009) de George Céspedes, Cenit (2016) de Laura Domingo, Equilux de Fleur Darkin (2017) y Coil (2017) de Julio Cesar Iglesias.
En este viaje por el cuerpo que propuso DCC, intentaré dialogar con las intenciones y necesidades, que estuvieron presentes. ¿Para qué la etiqueta, lo impuro, lo carnavalesco, lo negro y lo blanco, el color? ¿Cómo llevar esta energía de un sitio a otro?
Coil
Un blanco desde lo impuro, desde lo inocente. Una voz, indica el cambio, se vuelve una pauta, es la guía para satanizar al cuerpo. La colectividad invoca desde su inconsciente, se torna irreal. Cuerpos poseídos de una energía viciada, que buscan redimirse. Incluso Coil pregunta por el pecado de ser negro, hay dolor.
Coil: rollo, vuelta, espiral, bobina, DIU, enrollar. Estos son los pretextos del movimiento. El coreógrafo recurre a los dúos, como vuelta a la irreverencia de lo fértil, lo estéril, no existe reproducción. Los cuerpos son descarnados, revueltos, dopados.
Este creador se despoja de todo virtuosismo, de trucajes posible en el espacio, para apelar al estar en el mundo. Nos llega, para experimentar una sensación de futuro, no despojado del orden, ni del poder. En busca de vaciar el cuerpo de nombres, de sentidos, de fuerzas y de identidad.
Equilux
Para Fleur Darkin la forma es importante. Sus diseños se ubican del centro a la dispersión. Los cuerpos se reconocen desde una extrañeza notable, cuerpos robotizados, mecánicos. Una especie de agujero negro en el espacio, dónde la concentración es infinita y elevada.
El diseño de vestuario por parte de Vladimir Cuenca y las luces por Emma Jones nos permiten agujerear los sentidos, las esferas de estos cuerpos indescifrables, pero que apelan a tal virtuosismo sensual, de reto, de disidencia fashionista. Ahuecar el vacío espectacular de la moda, las contradicciones de una estética singular, como sentido de revelación.
Un cuerpo auténtico es liberador, pero puede ser un problema.
Mambo 3XXI
Desde su estreno en 2009 fue una de las obras más relevante de la compañía y de la trilogía, que para ese entonces dejó archivada George Céspedes entre obras como Matria Etnocentra e Identidad a la -1.
Sí el 10 de marzo de 1973 esta compañía contaba con el estreno de Panorama de la música y la danza cubanas, por el coreógrafo Víctor Cuellar. En tiempos donde este creador ya se preocupaba por nuestros valores populares sin caer en términos peyorativos para un recorrido temático, llegando hasta la década del 50 en el pasado siglo.
En Mambo 3XXI nos encontramos en una desidentificación de lo popular, de lo carnavalesco, hay necesidad de interrogar hacia dónde hemos dejado llevar nuestras zonas populares-tradicionales, en contextos, que responden al cubano del siglo XXI.
¿Qué es lo popular?
George se apropia del mambo, el chachachá, el mozambique, el diseño de cajón, las posturas de nuestros bailes populares tradicionales, el vacunao, del guaguancó, algunas gestualidades de nuestras danzas folclóricas como la meta de Changó, los hombros del Arará.
Le interesa contrastar de una escena a otra. En una contención del cuerpo, donde originalmente se pierde la fuerza de cadera, la sonrisa, la belleza de los brazos. Y otra donde el color y la media luz invitan al divertimento, a lo coqueto, a la locura, a la descarga de las noches cubanas.
Popular: relativo al pueblo, incluye lo realizado para el pueblo y por el pueblo. Lo popularizado, que está en gustó por un tiempo determinado. El arte comercial que acecha estos espacios como venta turística. Lo que se dice de ser cubano.
¿Realmente los cuerpos en Cuba responden a todos estas etiquetas, “lo que se vende”? Mambo 3XXI llama la atención de nuestras fronteras culturales. Nos obliga a estar pendiente de cada elemento para cuestionar hacia qué cuerpos estamos deparando hoy.
DCC cuenta con una calidad de bailarines muy jóvenes que asumen estos discursos con especial responsabilidad y alto nivel. Son estos los cuerpos que se entrenan, los que juntan energías, los que se vuelven el centro de experimentación para ser captados en un instante.
Llegar a 60 años de creación no es cosa fácil, estas son nuestras memorias de la danza.
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Una crítica muy sabia y llena de matices pintorescos que abarcan un sentir del grandioso y amplio repertorio de una compañía que siempre ha prestigiado a la Cultura Cubana. Excelente argumentaciones dada por esta joven periodista al abordar las obras.